-
Aquí
no tendrás problemas... espero – dijo Hitomi, abriendo la ventana de su
recámara. Merle entró por ahí. -
Pero
qué lugar tan extraño – dijo Merle, moviendo la nariz, olfateando el
ambiente – pero huele bien, al menos. -
Si
no es de tu agrado, entonces vete... -
¡No,
no lo dije en serio, me encanta tu pocilga, de verdad! – una pequeña
gota de sudor rodó por la sien de Merle cuando sintió que tendría que
volver a vivir lo mismo. Unos
golpes en la puerta de la recámara anunciaron a la madre de Hitomi. -
¡Hitomi!
– su madre abrió la puerta. Hitomi no supo que hacer; tan sólo volteó
hacia donde estaba Merle, pero ésta había desaparecido. - ¿Por qué
saliste sin avisarme a ésta hora? ¡Me preocupaste mucho! -
Perdón,
mamá... es que... olvidé recoger el regalo de Yukari y... si cerraban la
tienda no me harían valido el apartado... -
¿Regalo
para Yukari? ¿Es que no cumple años en 8 meses, Hitomi? – le preguntó
su madre, incrédula. -
Aaahhh,
pero... es que ella y el superior Amano festejan su noviazgo mañana, je,
je... -
Mmmhhh...
bueno, pero no vuelvas a hacer eso... y mucho menos salir en pijama al
centro comercial... – su madre se retiró. Merle
se asomó por debajo de la cama. -
¿Quién
es esa fea mujer? -
¡Es
mi mamá! -
¡Miau!...
S Hitomi
se recostó; Merle miraba por la ventana, algo extrañada. -
¿Cómo
dices que se llama ese gusano hueco que nos trajo hasta acá? -
Tren
urbano... -
No
sé por qué la gente de éste planeta se sorprende y se asusta al ver a
alguien como yo... -
Será
porque no están acostumbrados a ver niñas con pelo en la cara y cola
esponjada tratando de morderlos en el tren urbano... -
Ellos
tuvieron la culpa... me veían como un fenómeno... -
S...
Pero pudiste meterme en un problema... lo mejor será que no te dejes ver
hasta que regresemos a Gaea... -
¿Queeeé?
¿De verdad, volveremos a Gaea? - Merle
comenzó a saltar en la cama, entusiasmada. -
Por
supuesto... pero deja de molestar y duérmete ya, si no quieres pasar la
noche en el suelo. -
El
suelo de éste cuarto está helado (mosaico) – pensó Merle – no se
compara con el tapete del salón en el castillo... – no le quedó más
remedio que acurrucarse a un lado de Hitomi, quien se quedó pensativa... Fanelia.
El salón principal del castillo se encuentra abierto. Una gran roca
levita por encima del centro de la habitación. Van tiene en sus manos un
Energist rosado (aquel que retiró de Escaflowne después de la batalla).
A cierta distancia de él están sus 4 soldados: Megnon, Sutton, Amenfis y
Zircon. -
¿Está
seguro que necesita despertarlo de nuevo, Maestro Van? -
No
hay alternativa, tengo que ir por ellas a la Luna Fantasma... -
¿A
la... Luna Fantasma? – dijeron los 4 soldados, asombrados. -
Pero...
¿Porqué a la Luna Fantasma? Es un lugar maldito... – le dijo Amenfis. -
¡No
te atrevas a decir eso! – le contestó Van, algo indignado. -
Lo...
lo siento. -
No
hay tiempo que perder, debo traerlas pronto. -
¿Traerlas?
– pensó Megnon - ¿Qué no es únicamente la niña gato? -
Le
prometí a Hitomi no volver a hacer un pacto de sangre con Escaflowne,
pero... – Pensó Van, mirando el Energist. De pronto, el mecanismo
giratorio en el salón comenzó a funcionar, sin razón aparente,
liberando la energía necesaria para disgregar la roca levitante. -
¿Pero...
qué sucede? – Van no entendía por qué pasaba esto; los 4 jóvenes que
lo acompañaban ni siquiera conocían el rito, así que estaban
impresionados. Las ráfagas de energía quebrantaron la roca, y Escaflowne
fue liberado de nuevo. El imponente Guymelf se posó justo frente a Van, y
su corazón brillaba con un extraño resplandor verde. -
No
entiendo... ¿Porqué funciona sin el Energist? La
cabina de Escaflowne se abrió por sí sola. Van saltó a la pierna del
Guymelf, asomándose con extrañeza a la cabina, que se veía sin cambio
alguno. -
¡Maestro
Van! Piénselo bien antes de viajar a la Luna Fantasma. -
No
tengo opción... – dijo Van, introduciéndose en la cabina, que se cerró
de nuevo. -
¡Maestro
Van! Escaflowne
comenzó a moverse, y salió del salón, donde se convirtió en Dragón
volador, volando en dirección a la
Luna Fantasma. -
No
pudimos detenerlo... – dijo Zircón. -
Me
parece que lo hicimos bien... – dijo Amenfis. -
¿Pero...
por qué dices eso? -
Hay
algo que impulsa al Rey a viajar allá... y no es la niña gato, eso puedo
asegurarlo... -
¡Merle!
– Hitomi movió a Merle para despertarla – tenemos que irnos ahora... -
Miaauuu...
deja de molestar... -
¿Es
que no quieres regresar a Gaea? – le replicó Hitomi, que tomaba su
bolsa deportiva. -
Sí...
¿Pero a ésta hora? – Merle estaba adormilada, pero tuvo que
levantarse. Por
una amplia y oscura avenida, las 2 jovencitas corrían a gran velocidad. -
¿A
dónde vamos? – gritó Merle, harta mientras corría tras Hitomi. -
Van
vendrá pronto... tenemos que llegar con él... -
¿Van
sama? -
Sí...
yo quiero verlo de nuevo... En
ese momento, el pendiente brilló con gran intensidad. Un pilar luminoso
las cubrió. -
¡No
otra vez! – chilló Merle, afianzándose del cuerpo de Hitomi, antes de
desaparecer. Un
resplandor cubrió la bóveda celeste sobre Fanelia. Escaflowne desapareció. -
Buena
suerte... Rey de Fanelia... – dijo Sutton, junto a los 3 soldados que le
acompañaban, mirando al cielo.
Una
extraña atmósfera se extendía por todo el panorama; ráfagas parecidas
a las auroras boreales se movían rápidamente en una extensión infinita,
obscura. -
¿En
donde estoy? – Van, montado en Escaflowne volaba por ese extraño sitio.
– esto no es la Luna Fantasma... ¿Qué haré ahora? – cerrando sus
ojos, trató de concentrarse – Hitomi, ¿En dónde te encuentras? La
figura del pendiente se dibujó en su mente, oscilando, tratando de
localizar el camino que le llevaría hasta la Luna Fantasma. El pendiente
se desplazó hacia adelante. - ¡Hacia allá! A
pesar de avanzar siempre, el entorno no cambiaba. -
Esto
no se acabará... Delante
suyo, algo comenzaba a tomar forma; algo grande, todavía lejano. -
¿Qué...? Una
nave gigantesca se veía frente a él; una nave extraña, pero familiar.
El corazón de Escaflowne brillaba cada vez más, a medida que se
acercaban al navío, en medio de la nada. De la cabeza del dragón
volador, se proyectó de repente, un rayo verdoso, pero muy brillante,
hacia un panel en la superficie de la nave, que se volvió líquido al
contacto con el rayo. Escaflowne pudo así, penetrar en la magna
construcción. Van se dio cuenta que Escaflowne se sentía más ligero.
Van soltó los controles, pero el Dragón seguía moviéndose, atraído
por una extraña fuerza hacia el interior. Por
un largo conducto, recubierto con relieves antiguos, el Dragón se dirigió
hasta una cámara gigantesca, pero que más bien parecería un hangar.
Pequeños focos se observaban a lo largo de la cámara, con una potencia
muy baja, manteniéndolo todo en penumbras. Escaflowne aterrizó
suavemente, y ya en el suelo, se transformó de nuevo en Guymelf. -
¿En
dónde estoy? – Van salió de Escaflowne, y desenfundó su espada real.
Saltó del Guymelf, cayendo al suelo en guardia. En ese momento, un extraño
y ensordecedor sonido se dejó escuchar, y las luces del hangar aumentaron
su potencia al máximo, dejando al descubierto numerosos Guymelfs en
construcción. -
Alto...
– una voz se escuchó en lo más alto del hangar, amplificada varias
veces, Van volteó hacia donde la voz provenía; una ventanilla en lo
alto, iluminada, y con pequeñas cabezas encapuchadas, lo observaban. –
Un solo movimiento y morirás. -
¿Quiénes
son ustedes? -
Dinos,
forastero... ¿Cómo pudiste entrar hasta aquí?- algunos reflectores
iluminaron a Van y a Escaflowne. – Pero si es... ¡Un Guymelf Ispano! De
inmediato, frente a Van, a lo lejos, se abrieron las compuertas del
hangar. Numerosos seres, de baja estatura, ocultos en las sombras,
entraron al hangar. -
¿Acaso
ese es el Guymelf Ispano, Escaflowne? -
Así
es, es el dios protector de mi país, Fanelia, del cual yo soy su nuevo
rey... -
Bienvenido,
Fanelia... Las
figuras se encaminaron hacia Van, y las luces del hangar los
desenmascararon; se trataba del Clan Ispano, y la nave en la que se
encontraban era la nave matriz de Ispano. Van bajó su guardia frente a
los cíclopes seres. -
¿Cuál
es el problema, Fanelia? – preguntó el comandante. -
En
realidad me dirigía hacia la Luna Fantasma, pero no me explico porqué
llegué aquí. -
Mmmhhh
– contestó el comandante, inexpresivo. Un
extraño temblor, de fracciones de segundo, sacudió la nave. La alarma
sonó de nuevo. -
2
intrusos se encuentran en la nave... Los
miembros del Clan Ispano se movilizaron de inmediato. 2 de ellos
amenazaron a Van con 2 lanzas de extraño modelo. El comandante le dijo: -
Lo
siento, Rey de Fanelia, pero es la primera vez que esto ocurre, y no
podemos desechar la idea de que usted esté planeando una conspiración en
nuestra contra. -
Pero...
yo... -
Escóltenlo. Van
fue dirigido por los Ispano hasta donde el resto del Clan se encontraba,
rodeando algo. -
Miauuu...
– un maullido miedoso salió del centro de la multitud. -
¿Me...
Merle? – Van preguntó, al escuchar eso. La
cabeza de Merle se asomó por encima del Clan Ispano; Hitomi hizo lo
mismo. -
¡Van! -
¡Van
sama! -
¡Hitomi,
Merle! – preguntó Van, asombrado, - ¿Cómo llegaron aquí? -
¿Las
conoce, Fanelia? -
Sí...
me dirigía a la Luna Fantasma para regresarlas a Gaea... -
Sabía
que irías por nosotras – dijo Hitomi, tomando su pendiente – el
pendiente me lo dijo. Entre
el Clan se escucharon algunos murmullos. -
Parecen
inofensivas... bajen armas – los Ispano dejaron de apuntar a Merle y a
Hitomi con las lanzas. -
Fanelia,
puede tomarlas... -
¡Van
sama! – Merle corrió a abrazarlo. Hitomi se acercó lentamente. Van se
despegó de Merle, a quien no le pareció que Hitomi lo abrazara con tanta
emoción. -
Pensé
que no volvería a verte jamás... – dijo Hitomi; unas pequeñas lágrimas
rodaron por sus mejillas. -
Todo
está bien... no pienses en eso. -
¿Qué
es esto, dónde estamos? – Merle comenzó a olfatear. -
No
deberían de estar aquí... – dijo uno de ellos – debe de haber algún
desequilibrio entre Gaea y la Luna Fantasma, que haya provocado esta
distorsión en el espacio... -
¿Eh?
– dijo Merle, con cara de total incomprensión. -
En
fin... – dijo Van, - tenemos que regresar a Gaea... los 3 caminaron
hacia el hangar, seguidos por el Clan. Una
vez ahí, Van trepó a la cabina de Escaflowne, y lo transformó en Dragón
Volador. Hitomi y Merle subieron al lomo del dragón. -
Fanelia... -
¿Eh? -
Hay
algo extraño en el Guymelf... – dijo el comandante. – Ese brillo no
es común. -
Traté
de repetir el rito del pacto de sangre con un Energist, pero Escaflowne se
despertó por sí solo... -
Pero
el Guymelf no debería funcionar sin un Energist... – el comandante mandó
traer una especie de telescopio, que implantaron en el corazón de
Escaflowne. El comandante enfocó su único ojo biónico y lo instaló en
la abertura del telescopio. -
¿Qué
está haciendo? – preguntó Merle. -
Haces
muchas preguntas... – le reprochó Hitomi, ganándose una cara de pocos
amigos. El
comandante desinstaló su ojo del telescopio. -
El
Guymelf está trabajando con un Energist de naturaleza única. -
¿Un
Energist... distinto? – preguntó Van. El comandante proyectó su visión
a una de la paredes del hangar. Se podía observar una esfera de color
verde azulado, con algunas franjas brillantes, brillando a intervalos
regulares. -
¿Qué
es eso? – preguntó Van. Hitomi
miraba con extrañeza la proyección visual del comandante sobre la pared.
Le parecía conocida. En ese momento, una visión pasó por su mente: era
el rostro de la madre de Van, Varie. -
¿Que
sucede, Hitomi? – Van la observó algo confundida. -
Ehh,
no, no es nada... – posteriormente pensó: - ¿Qué tiene que ver la
madre de Van en esto? -
No
hay anomalías en el funcionamiento del Guymelf – prosiguió el
comandante – pero debes tener cuidado, Fanelia; no nos haremos
responsables por cualquier daño. -
Está
bien... Por
debajo de la gran nave se abrió un gigantesco portal; las nubes de Gaea
se veían desde ahí. -
El
portal se ha abierto, Fanelia... puedes retirarte... -
Gracias
por todo – Van, Hitomi y Merle salieron de la nave; Escaflowne voló en
dirección al portal, el cual brilló con una gran intensidad después de
haber sido atravesado por el Dragón, y desapareció. En
los cielos, la Luna Fantasma, majestuosa, acompañada de la Luna,
mostraron a Hitomi de nuevo a Gaea, el lugar que tanto extrañaba. | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 | 15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 | 21 | 22 | 23 | 24 | 25 | 26 | |