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 EDITORIAL

Coyuntura crítica en la Lotería

Conocemos solo fragmentos del acto administrativo con los cuales la Lotería del Chocó revocó unilateralmente la polémica adjudicación del chance a la empresa Apuestas Unidas del Pacífico.

Se aduce incumplimientos de más del 80 por ciento de las cláusulas del contrato, la inobservancia de las transferencias destinadas al sector salud, el no pago de premios, etc.

Al parecer, la decisión no está conectada con el trámite de adjudicación de la licitación –objeto de revisión por la autoridad judicial y sobre la cual existen fundadas reservas– sino sobre mecanismos de operación que el nuevo concesionario tenía que observar con arreglo a la ley y a lo pactado.

La cuestión a que estamos abocados es que por una defectuosa e irregular contratación, hoy se cierne sobre el futuro empresarial de la lotería otro interrogante amenazante que, de no haber sido analizado con sapiencia y cabeza fria, puede conducirla al colapso final.

La resolución permite operar el chance a las competidoras Apuestas Unidas y a Seapch, hasta tanto se realice un nuevo proceso licitatorio. Pero de todos es conocido el hecho de que Seapch tiene incoada una demanda contra la adjudicación de la licitación que favoreció a Apuestas Unidas.

Es previsible que si en la anunciada próxima licitación, ésta última no salga favorecida, haga lo mismo en defensa de sus intereses ofendidos, con lo cual la Lotería del Chocó tendrá que responder de alguna manera.

Todo por una tendencia ligera de administrar lo que es patrimonio común, en donde se involucra el interés general, que poco le importa a los depredadores del erario público, si ello conlleva un beneficio particular,

La coyuntura no es fácil. Interpretamos que la actual gerencia adoptó la solución salomónica de conciliar los intereses comerciales contrapuestos de las dos empresas contendientes, para que siguieran operando sin inconvenientes en la actual coyuntura.

Empero, en el fondo el problema subsiste como una espada de Damocles, si no existe un arreglo inteligente, que se ha podido evitar con un manejo correcto, tal como antecedió desde siempre, la adjudicación de los juegos de suerte y azar, cuando gerentes de la lotería conscientes y responsables, no dieron lugar a esta coyuntura crítica.

Lo que importa ahora es poner a salvo la responsabilidad de la Lotería del Chocó, juzgar y sancionar a los culpables de cualquier despropósito, y regularizar en el futuro las acciones tendientes a asegurar su correcta administración.

Hay que cruzar los dedos para que la decisión de la actual gerencia no derive en otros males graves para su supervivencia.

Y rogarle al gobernador Julio Ibargüen, de tan comprobada vocación de servicio y voluntad de acertar, que en su condición de presidente de la directiva de la empresa y nominador discrecional, ajeno a las demandas que tanto han distorsionado su transcurrir, ejerza una severa supervisión sobre todo lo que está por venir.

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