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1. Portada. - - - - - - - 2. Un año bajo la guerra.----------------- 3. La degenaración humana.----------------- 4. Burla negra . - ---- 5. ¿Por que hay hambrunas en África?- 6. Etiopía muere de hambre. - - ---------- - 7. El eje del mal. ----- 8. De pie apesar del bloqueo de EE.UU.- - 9. Nueva banca social. 10. Un genocida menos

 

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Contra La Ley Orgánica de Universidades

¡ LSSI NO !

¡¡ OTAN ASESINA !!

 

 

DE PIE A PESAR DEL BLOQUEO DE EE.UU.


La revolución cubana cumplió 44 años
En febrero de 1962 Washington estableció el bloqueo total contra Cuba y el coro proestadounidense en Latinoamérica pronosticó que Fidel Castro no duraría tres meses más. Casi treinta años después, al compás de la caída del Muro de Berlín y la desaparición del bloque socialista de Europa oriental, aquellos pronosticadores aseguraron de nuevo que la caída de Castro era inminente. Sin embargo la revolución cubana cumplió ayer 44 lozanos años y su comandante en jefe se dio el gusto de viajar a Brasilia para asistir al acto de asunción de su amigo Luiz Inacio “Lula” da Silva en el presidencial Palacio del Planalto.
VIVITA Y COLEANDO
A Cuba la dieron por muerta mil veces y mil veces desmintió a sus ansiosos sepultureros, demostrando estar viva y coleando. Apenas instalado en La Habana el gobierno revolucionario el 1 de enero de 1959, Washington creyó que éste se vendría abajo con solo cortarle la cuota de azúcar que compraba cada año. Luego creyó que tal resultado se lograría si también le negaba la refinación de petróleo. Pero la revolución seguía en su lugar, impertérrita.
La agresividad del poderoso vecino no hizo más que inclinar a los noveles gobernantes –ex “barbudos” bajados de la guerrilla de la Sierra Maestra- a adoptar medidas soberanas cada vez más radicales. Reforma agraria, reforma urbana, nacionalización de los bancos e ingenios, etc.
Llegado ese punto, la CIA impuso su punto de vista entre los funcionarios del imperio. Y se lanzó la agresión militar de abril de 1961, combinando dólares, aviones, armas y entrenamiento provistos por EE.UU. y la mano de obra de los cubanos ex propietarios exiliados en Miami. El resultado fue desastroso para los agresores porque además de perder la partida en 72 horas, terminaron empujando al incipiente proceso en dirección al socialismo. Su castigo fue Playa Girón, visto por los revolucionarios cubanos como una especie de asalto al Cuartel Moncada, de 1952, pero victorioso.
Desde entonces la Casa Blanca probó de todo: bloqueo total en febrero de 1962, incluídas las medicinas y los alimentos; amenazas de bombardeos durante la crisis de los misiles en 1962, expulsión de Cuba de la OEA, decenas de intentos de asesinato del líder Castro; atentados terroristas, organización de grupos contrarrevolucionarios disfrazados como “disidentes”, propagación de enfermedades como el dengue hemorrágico, persecución contra el níquel y el azúcar cubano en los mercados del mundo, inversión millonaria en radios y televisión de la gusanería de Miami, intento de sobornos a funcionarios y deportistas, etc. En 1996 se aprobó la “ley Helms-Burton” para acrecentar el bloqueo, llevándolo a su enésima potencia. Y hasta secuestraron niños como Elián González, debiendo reintegrarlo luego de perder la batalla política- judicial.
Pese a semejante cruzada, la pequeña Cuba pudo festejar este 1 de enero sus 44 revolucionarios años.
2002 POSITIVO
Sin entrar en consideraciones detallistas, a simple vista se puede apreciar que 2002 fue positivo para los cubanos, sin perder de vista lo doloroso del “período especial” caracterizado por el bloqueo. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) ha reconocido que “las pérdidas directas e indirectas sufridas por la economía y la sociedad cubana desde el momento que se impusieron hasta 1998 ascendían a 67 mil millones de dólares”.
Sin embargo, trabajando duro, la mayoría de la población logró este año mejores objetivos económico-sociales. Por ejemplo, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Alfredo Morales Cartaya, informó en diciembre a la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento) que el país “terminará el año con una tasa de desempleo del 3,3 por ciento, una de las más bajas del mundo”. El funcionario aseguró que desde 1995, en que comenzó la recuperación económica, se han creado 712 mil puestos laborales.
Morales Cartaya contrastó esos resultados cubanos con el panorama mundial, donde “EE.UU. y Japón finalizarán 2002 con tasas del 6 y 5,4 por ciento respectivamente, y la Unión Europea espera un 8,6 por ciento”.
Una vez que ese ministro completó su informe, reivindicando que se dedica 11 por ciento de su Producto Interno Bruto a la seguridad social y la asistencia, se alternaron en el uso de la palabra Ulises Rosales del Toro y Alejandro Roca, ministros de la Agroindustria Azucarera y la Industria Alimenticia. Roca dijo que su cartera tiene por principal objetivo de 2003 asegurar “la producción con calidad y distribución de todos los productos, especialmente los destinados a la canasta básica de la población”.
Leyendo esos informes, a los argentinos nos surge una sana envidia. ¿Alguna vez recibimos rendiciones de cuentas como esas?. No, por la sencilla razón de que aquí no hubo ministros ni gobiernos de ese tipo.
RELACIONES INTERNACIONALES
Desde la disolución de la URSS en diciembre de 1991, la situación internacional de Cuba se tornó compleja. Se habían terminado relaciones económicas de mucho tiempo, con las que el país tenía amarrado el 75 por ciento de su comercio exterior. Eso, sumado al bloqueo de origen norteamericano, dio inicio al “período especial de tiempos de paz” (algo así como período de guerra sin guerra propiamente dicha).
Para sobrevivir en el adverso mundo de los ´90, la revolución isleña tuvo que simultáneamente mantener el apoyo de la población, en lo interno.
La adopción de políticas económicas flexibles, la ampliación del comercio, la apertura a las inversiones extranjeras, el impulso a las cooperativas en el campo, la despenalización de la tenencia de dólares, los microemprendimientos, la comercialización en los mercados rurales, etc, fueron sacando la economía de su varadura. Pero ninguna de esas tácticas y reformas podría haber tenido éxito sin el apoyo activo de la mayoría de los 11 millones de cubanos.
En política internacional al gobierno de Castro le fue bien. Su prédica en contra de la “ley Helms-Burton” concitó el acompañamiento de gran cantidad de países, desde la primera votación positiva en la Asamblea General de la ONU en 1992 en adelante. La última compulsa en ese ámbito, en noviembre de 2002, arrojó un resultado extraordinario, toda vez que 173 países instaron a terminar con ese bloqueo y solamente dos acompañaron a Washington (el genocida Israel y las ignotas Islas Marshall).
Junto con esa undécima votación consecutiva de la ONU, el país que considera su apóstol a José Martí recibió diplomas de la Unesco (Educación y Cultura) y la OPS-OMS (Salud). Sus atletas subieron a los podios en juegos caribeños, panamericanos y olímpicos. Como quedó dicho, el comercio se diversificó. En setiembre último se realizó en La Habana una Feria con empresas norteamericanas de 33 estados, anudándose negocios mutuamente convenientes por millones de dólares.
BATALLA DE IDEAS
La persistencia de la revolución cubana también chocó con traiciones en la arena mundial, como las de 2001 y 2002 en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra. Allí la superpotencia logró que se votara por apretada mayoría una moción condenatoria de la isla por supuestas violaciones a los derechos humanos. Los responsables directos de esa felonía fueron alternadamente la República Checa y Uruguay, apoyados por un pequeño lote de representantes de países definidos por el presidente cubano como “lamebotas yanquis”.
Castro debió enfrentar momentos difíciles en Monterrey, en marzo pasado, durante la Cumbre sobre Financiación para el Desarrollo. Dejó México tras pronunciar su discurso, como una especie de denuncia al complot entre el mal anfitrión Vicente Fox y George W. Bush.
En parte esas confrontaciones políticas e ideológicas afuera de casa tuvieron que ver con lo que los cubanos han llamado “Batalla de las ideas”, librada en el seno de propia gente. Se trata de un concepto bien amplio, que abarca desde las respuestas públicas de Castro a Bush en mitines multitudinarios, el reclamo de libertad de los cinco patriotas cubanos injustamente condenados en Miami, etc, hasta las reconvenciones a su población para que en las fiestas “no empine el codo” con ron.
Con métodos menos maximalistas que los “guardias rojos” de Shanghai durante la Revolución Cultural China (1966-1976), en la mayor de las Antillas también parece estar librándose una batalla educacional y cultural (que siempre es lucha política).
Esa lucha de ideas abarcó incluso a la medicina, donde el país logró sus mayores laureles. En diciembre último, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) entregó un reconocimiento al pueblo cubano y a Castro, por los extraordinarios logros. El doctor Patricio Yépez, representante ante la OPS-OMS fue portador del diploma para Castro, firmado por George Alleyne, director general de aquella entidad.
Se sabe que la mortalidad infantil en la isla es inferior al 7 por mil de los nacidos vivos, índice que mejora por tres al correspondiente a Argentina. Y que multiplicó por 20 los 3.000 médicos que quedaron tras la revolución de 1959 (el resto fue coptado por el exilio a La Florida). Y que tras los huracanes Georges y Mitch, que en 1998 devastaron toda la zona del Caribe, el gobierno de Castro decidió fundar la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, donde hoy estudian unos 5 mil alumnos llegados de 23 países latinoamericanos. La creación de esa facultad fue parte del Plan Integral de Salud para Centroamérica y el Caribe (PIS): casi 3 mil médic@s y enfermer@s cuban@s fueron a prestar atención en zonas inhóspitas de Haití, República Dominicana, Guatemala, Honduras, Venezuela, Belice, Granada, Trinidad Tobago, Barbados, etc.
Sin embargo, a pesar de tantos éxitos, las autoridades no se durmieron en los laureles. El 3 de diciembre, al recibir la distinción de la OPS, el presidente Castro metió el dedo en algunas llagas del sector salud: “Sí, aquí sabemos que algunos ganan mucho, ah, porque disponen de tal bien y ese bien les origina ingresos en viertud del crecimiento del turismo; o algunos que prestan algunos servicios por los cuales cobran diez y hasta veinte veces más de lo que deben cobrar. ¡Y cuidado con los que crean que los servicios médicos puedan servir para que algún pillín se beneficie!. Y hay pillines, pero hay antipillines también y también puede haber medidas antipillines eficaces, y esa plaga no surgirá aquí. Hemos demostrado ser perseverantes y tenaces y no descansaremos hasta que ésta sea la sociedad más humana, más justa y más honesta que se haya creado jamás”.
Una revolución que junto a sus méritos tiene esa valentía para la autocrítica, puede soplar muchas velas más. Andrés Oppenheimer, del Miami Herald, podrá seguir publicando libros como el fallido “La hora final de Castro” (1990) pero el proceso cubano le replicará con el consabido “los muertos que vos matais, gozan de buena salud”.


--------------------------------------------------------------- EMILIO MARÍN


Octubre Rojo, Revista Marxista en Internet. - Número: 8º