El uso de drogas es bastante común en los estratos marginales de la sociedad. Como las prohibiciones tienen elevado el precio, el consumo habitual u ocasional de estupefacientes solamente puede mantenerse por medios delictivos. Pocos adictos pueden pagar el precio sin recurrir al robo o a otros actividades criminales. A este respecto, la heroína es mucho menos conducente a la violencia que el alcohol. Algunos autores afirman que es la carencia de la droga y no su uso lo que guarda una relación mas directa con las actividades criminales de los toxicómanos. Al mismo tiempo, el consumo de drogas constituye una de las mejores formas de adaptación dentro de un ambiente de delincuencia. Muchos jóvenes que utilizan drogas y viven en los peores barrios urbanos han estado involucrados en actividades delictivas antes de probar la marihuana o la heroína. Han indicios de que aquellos cuyo habito de tomar drogas inicia al mismo tiempo que la delincuencia son psicológicamente mas estables que aquellos cuya conducta delictiva empezó después de contraer el habito de tomar drogas. Uno de los aspectos mas tristes de la drogadicción es que las primeras victimas de la violencia son los miembros de la familia, que soportan en silencio los malos tratos porque no se atreven a denunciarlos.