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BOCADILLOS DE PRENSA

“Aún estamos esperando”

  Semana, octubre 11/04

El párroco que vivió la masacre de Bojayá está en Europa para sensibilizar a la opinión sobre la tragedia.  SEMANA habló con él en París.

A sus 31 años Antún Ramos parece más un cantante de salsa que un sacerdote.  Hace dos años era el párroco de Bellavista, el centro urbano de Bojayá, en el Chocó.  A su Iglesia habían llegado en busca de refugio los feligreses, cuando el combate entre guerrilleros y paramilitares era inminente.  A pesar de la alarma temprana ante diferentes autoridades, ni el ejército ni la policía llegaron: El joven sacerdote les había rogado a los paramilitares –jóvenes también– que se alejaran, pero permanecieron detrás del templo, buscando la protección divina y material del edificio.  Murieron 120 personas cuando las Farc lanzaron un artefacto explosivo.

Hoy los hechos han quedado atrás, pero para Antún “Las secuelas de la guerra, por más de que uno se haga el valiente, te dejan marcado”. 

Actualmente en Europa, el sacerdote chocoano fue invitado a Francia por la ONG Secours Catholique (Caritas de Francia) para participar en la campaña Paza y Reconciliación que pretende “resaltar el papel de la sociedad civil en la construcción de la paz” y sensibilizar a la opinión sobre las poblaciones vulnerables.  Pero para Antún, más que la tragedia, se trata de mostrar “pequeños hechos que contribuyen a la paz”.

  Santa María la Antigua del Darién, un territorio por conquistar

  Detrás de Cristóbal Colón, hace más de 500 años, llegaron los conquistadores a este lugar olvidado por Antioquia y Chocó.

  Portafolio, oct. 11/04

Perdida en la selva, casi desaparecida del mapa e inexistente en la memoria colectiva del país permanece desde hace más de 500 años Santa María la Antigua del Darién, en el Urabá chocoano y en límites con Antioquia.

Este corregimiento del municipio de Unguía (Chocó) carece de casi todo menos de belleza e historia. En esas tierras los conquistadores que llegaron después de Colón, fundaron la primera ciudad del continente americano.

Sin embargo, para sus habitantes que no llegan a sumar 150 familias, ese ‘glorioso’ pasado poco mitiga la terrible realidad del presente que en silencio comparten con muchos pueblos de Colombia que están por conquistar... para el bienestar.

Y es que para los pobladores de la zona, «muy poco significa esa historia» dice el sacerdote Alberto García Isaza, misionero vicentino y párroco del templo San Pedro Apóstol. Esta parroquia pertenece a la Diócesis de Apartadó y comprende a los corregimientos de Santa María, Gilgal, Tanela y el Santuario de Santa María la Antigua del Darién.

«Aquí la gente no tiene tiempo para pensar en la historia. Para los de afuera, el tema sí es atractivo», dice el sacerdote tras explicar que por eso, el desaparecido monseñor Isaías Duarte Cancino, construyó en 1992 el Santuario para celebrar los 500 años de la Evangelización de América y empezar a reconstruir el tiempo perdido.

A principios de la década pasada, la región que siempre ha gozado de tierras fértiles donde se cultiva plátano, banano, yuca, café, cacao, frutales, fue agobiada con la presencia de grupos armados y poco a poco los pobladores las fueron abandonando.

Luego, la Diócesis trató de recuperar la actividad en torno a los cultivos de plátano, organizando las comunidades en unas tierras de la zona de Tanela donadas entonces a la Iglesia por Fidel Castaño, el desaparecido jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia.

  Colombia y Panamá logran acuerdo eléctrico

  El Panamá América

La interconexión eléctrica entre Panamá y Colombia es una realidad luego que se completaran las evaluaciones del proyecto de integración.

Juan M. Urriola T., gerente general de la Empresa de Transmisión Eléctrica (ETESA), confirmó la culminación del Diagnóstico Ambiental de Alternativas, los estudios eléctricos y energéticos.

ETESA por Panamá e Interconexión Eléctrica S.A (ISA) de Colombia, respectivamente, terminaron el diagnóstico.

Estos estudios permitieron definir la factibilidad ambiental y técnica del proyecto, y el potencial de la línea de interconexión.

El proyecto valorado en $220 millones permitirá importantes beneficios para los países de la Comunidad Andina y Centroamérica. Tan sólo en los estudios, ETESA e ISA han invertido unos $250,000. La obra unirá la subestación Cerromatoso, en el departamento de Córdoba, en Colombia, con la subestación Panamá II, para lo cual se tendría una capacidad de transporte de energía de 300 MW en dirección Colombia-Panamá, y de 200 MW, en sentido contrario.

Urriola explicó que entre los beneficios de la interconexión con Colombia, se encuentra la promoción de la competencia en la oferta y una reducción de los precios para el usuario final.

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