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¿Cómo ven los biógrafos de Lenin a Félix Dzerjinski?¿y sus Contemporáneos?
En 1919, las divisiones en el partido se hacen muy partentes. Según una historiadora francesa, es el único que muestra una
lealtad inquebrantable. Dzerjinski a Lenin es inquebrantable. Cree que Félix era un embaucador, que influía sobre Lenin y
usaba su parecido con su héroe Rajmetev.
En una sesión del Consejo para el Trabajo y la Defensa, en plena guerra civil, Lieberman propone que se suministrase algo
de pan y avena para los campesinos que suministrasen leña a las ciudades y al ferrocarril. Un comisario se opuso, alegando que
tal medida reduciría aún más la ya escasa ración de los obreros urbanos. Tomó la palabra entonces el vicepresidente del
Sovnarkom, Alexei Rikov, para manifestar."Gracias a Dios, somos capaces de acostumbrar a nuestros obreros a trabajar
incluso sin pan, a fuerza de pura tensión revolucionaria, pero por desgracia, no podemos acostumbrar a nuestros
caballos a hacer lo mismo; a éstos se les puede declarar contrarrevolucionarios si se quiere, pero los hechos son los
hechos, y hay que darles avena". Y volviéndose a Dzerjinski, remató.-"El propio Félix Edundonovich poco puede hacer
en esto. Aunque fusile a unos cuantos docenas de caballos.
No se que cara le puso Félix, pero la frase demuestra el descontento de su interlocutor por las actividades de la Cheka.
Dzerzhinski en 1919.
La descripción de David Shub, ciudadano ruso exiliado y contemporáneo suyo. En su biografía de Lenin, la cual ha realizado
de forma bastante objetiva, lo describe de esta forma tan...¿extraña?
Dzerjinski, hombre pulcro, rubio algo cargado de espaldas, de barba recortada y puntiaguda y ojos casi transparentes
de dilatadas pupilas. En algunos momentos, su habitual sonrisa amistosa daba paso a una glacial serenidad; en tales
ocasiones, su mirada y sus labios exagües y ascéticos revelaban un fanatismo diabólico.
Una rigurosa abnegación, una honradez a toda prueba y una gélida indiferencia, por las opiniones ajenas completaban
su caracterización, junto con su modestia natural, su aire modoso, ajeno a toda vanidad, y su carácter reservado, que
hacían de él un espécimen humano singular y aislado. Era un gran puritano, el "santo" de la subersión. De salud frágil
e inclinado a crisis ocasionales de melancolía, solían buscar el remedio en interminables jornadas de trabajo a puerta
cerrada, alejado de las multitudes lo mismo que sus camaradas de partido, con la mayoría de los cuales guardaba muy
pocos miramientos. Casi todos ellos llegaron a temerle; algunos, a desconfiar de él; sólo unos pocos, a llorar su
desaparición cuando la muerte fué a buscarle. Éstos pocos eran los que le llamaban "caballero sin miedo y sin tacha".
Nadie le igualaba en frío ascetismo, devoción completa a Lenin , desprendimiento personal, y la falta absoluta de
compasión por sus oponentes políticos.
De estudiante se afilió al partido socialdemócrata lituano; sufrió destierro a muy temprana edad, se adhirió luego a la
socialdemocracia polaca y se pasó la mayor parte de su vida entre rejas o en Siberia. La revolución de 1917 abrió los
cerrojos de su celda en la prisión moscovita de Taganka.
El propio Dzerjinski escogió el papel de Gran Inquisidor de la revolución bolquevique.
Otros líderes buscaron la luz del día y el palenque público;
Dzerjinski prefirió el aislamiento y la noche.
Me atrevería a decir que es una descripción es objetiva, pero la narración ...¡¡¡es poética!!!
Aquí se contradice Pastor Petit y David Shub, Según el espiólogo, Félix se encuentra en los campos de trabajo y según el
ruso está en Moscú. Lo mismo pasa con la Lubyanka, según Petit es la Oficina de Seguros Panrusos y según Shub la oficina de
seguros Rossia y en otra fuente, seguros Lloyd. No se si sería oficina de seguros pero puedo asegurar a todo el que lee esto,
que la Lubyanka es una cárcel, he visto el interior en televisión. Pero efectivamente, Dzerzhinski estaba en la cárcel zarista de
Moscú. ¡Dzerzhinsky dejó un diario!
Pero la relación que se establece entre sus compañeros y él es todavía más extraña a juzgar por las declaraciones de
Naglovki:
- No me acuerdo de que Dzerjinski estuviese presente, desde el comienzo hasta la clausura, en ninguna sesión completa
del Sounarkom; entraba, eso si, con frecuencia, se sentaba en silencio y también sin ruido, se levantaba y abandonaba
la sala en plena reunión. Alto, desaliñado, con sus enormes botas y su camisa sucia, Dzerjinski era poco estimado en las
altas esferas bolcheviques. Pero la gente se sentía ligada a él por el temor, temor que también llegaban a sentir los
Comisarios del Pueblo.
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