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Carta a Diego Luis Córdoba

José Fredys Rivas Quinto

Estimado Diego: Se que no podrás leer estas líneas, pero las envío interesado en que la lean los que dicen representar tu legado.

Esta vez voy a referirme al imaginario colectivo, cultura y competencias de los estudiantes del Alma Mater que lleva tu nombre. Dudo que tu legado vaya a perdurar con la altura y brillantez que caracterizó tu vida, si esta institución no reformula su quehacer académico, se cambian los imaginarios, se desaprenden sagas y costumbres retrógradas y evolucionen por lo menos a los niveles de la educación superior de la década de los noventa. Me gustaría que diseñaras los mecanismos de admisión para el ingreso a la Universidad, porque aquí cualquiera ingresa a cualquier programa con unos exámenes y entrevistas que los ganaría un alumno de quinto de primaria de tu época. Hay una queja generalizada de profesores que hablan de una cultura del folclorismo, el facilismo y el tropicalismo. Les molesta el rigor metodológico y conceptual, no quieren saber nada que cueste esfuerzos, les incomoda todo aquello que temple el intelecto y haga crecer las potencias del alma; en toda labor universitaria perciben demasiado esfuerzo, siguen el curso de los fluidos, es decir deslizarse por la pendiente más fácil.

No tienen cultura universitaria activa-proactiva, a saber, una actitud/aptitud crítico-constructiva y creadora. Parecen loros que solo aprenden de memoria. A algunos se les puede llamar "habilimpis académico", aspirantes a profesionales que no saben redactar ni en el nivel elemental, ni saben hacer un resumen.

Lo único rescatable son algunos grupos de investigación de la Universidad que avanzan de manera positiva. Pero nuestros graduados no tienen valor agregado, solo regurgitan conocimientos y repiten dogmas y teorías, algo impropio de universitarios de vanguardia.

Diego, ¿qué pasó aquí? Creías que por la educación se asciende a la libertad, pero continúan altos niveles de servidumbre mental. ¿Será que la fórmula funciona según el sistema educación y el tipo de sociedad? Lo que tenemos es una comunidad académica perezosa, pasiva y cuando menos reactiva.

¿Por qué en tanto tiempo la educación superior no nos ha librado de la esclavitud mental? ¿Por qué no ha habido transformación que impacte el desarrollo regional y en su lugar vemos retroceso?

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