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 EDITORIAL

No bajar la guardia

Son incontables las notas editoriales, informaciones y comentarios que hemos formulado con tenacidad a lo largo de varios años, cuando identificamos y propusimos como propósito regional prioritario la lucha por la terminación de la vía al mar Ánimas-Nuquí.

Poco a poco el pueblo chocoano, permeado por las razones que hemos sostenido con indeclinables argumentos, se fue compenetrando con el logro de esta meta, hasta desembocar en la gran manifestación cívica de protesta del pasado 21 de octubre, ante el incumplimiento y la inseriedad del gobierno central que no respetó ni le hizo honor a lo acordado el 24 de abril, 177 días antes, en el consejo comunal de Quibdó.

Ese acuerdo preveía una partida de 25 mil millones inicial en el presupuesto racional de 2005, con incrementos anuales para culminar la magna obra antes de que se extinguiera el actual período del Presidente Uribe Vélez. Para no mencionar expectativas de reelección, que son solo eso: expectativas. Que pueden diluirse con el paso de los días, pese al alto índice actual de favorabilidad de las encuestas sobre su nombre.

El hecho es que estuvo a punto de consumarse la iniquidad de que no apareciera un solo centavo para la vía al mar en el presupuesto nacional 2005, si el pueblo del Chocó, orientado por el Comité Pro Vía al Mar, no hubiera organizado el paro cívico de protesta, en vísperas de que cerrara la oportunidad en el Congreso de que el gobierno tuviera en cuenta las aspiraciones de nuestras gentes y se repitiera una nueva frustración.

Pero la gente de Nuquí, Tadó, Condoto, Istmina, Pizarro, Carmen de Atrato, San José del Palmar y, por supuesto de Quibdó, los transportadores y comerciantes, la UTCH y los estudiantes, las colonias de chocoanos en Bogotá, Medellín, Armenia, las cámaras de comercio del Eje cafetero y sus gobernadores, tuvieron una espléndida solidaridad con nuestra causa, tal vez sin antecedentes en los últimos años.

Todo ello obligó a que el gobierno central modificara la posición recalcitrante de dejar en el olvido y sin recursos la vía al mar, y a última hora se introdujo como premio de consolación una partida de 10 mil millones, que están lejos de asegurar su culminación en un período de 10 años, al paso que vamos, según los propios estimativos oficiales.

Paralelo a estos escollos, está el que se ha erigido siempre en el ministerio del medio ambiente, igualmente emplazado y comprometido en el consejo comunal de Quibdó, a agilizar el trámite de la licencia ambiental, una vez agotados los estudios de rigor que reposan en su poder. A nuestros parlamentarios les sugerimos coordinar con las bancadas de senado y Cámara del Eje Cafetero o con raíces en el Chocó, un debate que le ponga punto final a esta tramitología, ostensiblemente contraria a los intereses del Chocó.

Así en la actualidad ostenten la calidad de suplentes, Mariano Moreno y Beznaida Córdoba, se trata de una oportunidad –no para hacer lobby en las antesalas ministeriales– sino para denunciar el maltrato al departamento, cuando de nuevo se erige la cuestión ambiental como obstáculo para invertir tan precarios recursos.

Como la asechanza y el desvío oficiales no cesan en su oscura conjura contra nuestros intereses, es por lo que hoy predicamos la consigna de que –como en el deporte de las narices chatas– no hay que bajar la guardia.

El paro cívico sirvió y de mucho, consideradas las circunstancias. Sobre todo mostró que los chocoanos podemos unirnos en torno a las grandes causas.

Pero esos 10 mil millones puede tragárselos la manigua implacable si antes, respaldados en la fuerza que otorga el poder popular no procuramos que las instancias oficiales le cumplan por fin al Chocó.

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