CORREO SEMANAL

Señor Director:

Los manjoles llegan a ser verdaderas trampas y cementerios. En el vecindario del mercado conté cuatro destapados. ¡Cuántos más habrá en la ciudad! Algunos ya han cobrado sus víctimas. Hace unos dos o tres años una muchacha regresaba de noche a su vivienda, en una calle sin iluminación pública, cayó en uno y se ahogó.

Su cuerpo solo se encontró cuando estaba descomponiéndose.

Hace un mes Juan David Castro Cuesta, un padre joven y ciego cayó en uno, sufrió gra

vísimas heridas y tuvo que ser hospitalizado. Los manjoles destapados representan un peligro enorme para niños pequeños. ¿No hay nada que se pueda hacer por evitar futuras tragedias?

De la Fundación Sanemos un corazón

Señor Director:

La Fundación Sanemos un Corazón (Funsacor) obtuvo la personería jurídica 056 el 31 de enero de 1996. En estos ocho años ha ayudado a 42 niños, hemos visitado a Condoto, Istmina, Tadó, Nuquí, Boraudo, pero no poseemos sede en Quibdó.

Tenemos la confianza que el gerente de la Lotería del Chocó nos ofrezca positiva respuesta a nuestra solicitud.

Funsacor posee un terreno para construir una casa de paso para los niños que no viven en Quibdó. Ojalá nos ayuden a cristalizar este propósito.

En el 2004 tenemos nuevas socias: Josly Rosa Blandón Perea, Vanesa Baldosea, Aurea Ledezma, Wiston Cuesta y Sirlenis Palacios Rivas.

Atte.,

Quibdó