Capitulo 11
* Encuentros.
Lo único que resonaba en los oídos de cada uno era el
continuo trote de los cascos de una vieja mula sobre la nieve y la roca.
Aquella criatura mágica miraba hacia el cielo de un modo
casi autista, notando la diferencia de aquel cielo despejado que había sobre su
cabeza mientras que en otra dirección se encontraba de un color grisáceo y
hasta algo lúgubre. No sabía demasiado del mundo de los humanos, pero aquel
anciano quien llevaba las riendas de la mula había explicado que en aquella
dirección una gran tormenta debía de estar por caer, tal vez males presagios.
Sanosuke estiró ampliamente sus extremidades sobre la tibia
paja en la cual él junto con sus compañeros de viaje iban sentados- Ah, me
alegra mucho que esta vez nos haya sonreído la suerte- comentó al permanecer
recostado tranquilamente sobre la paja- Creo que si fue bueno ir al templo y
pedirle a los dioses una mano.
Yahiko: Si claro... e imagino que de paso también pediste
suerte para el juego, siempre es lo mismo contigo.
Sanosuke: Ya me conoces- dijo sarcástico.
El viaje de aquel grupo tan disparejo comenzó sin mucho que
decir, Pelea iba adelante de ellos guiando mientras que los hombres iban atrás
a varios metros de distancia entre ambos. Corrieron con suerte que la tormenta
no hubiese alcanzado aun esa región, y mas aun que hubiese pasado un anciano
quien llevaba dirigiendo una sencilla y humilde carreta en la cual llevaba
suave heno, muy difícil de conseguir en aquella época del año, quien iba a un
rumbo similar hacia donde ellos se dirigían; aquel noble anciano les ofreció
llevarlos hasta donde pudiese sin desviarse demasiado, y Sanosuke acepto
gustoso primero que todos, Yahiko se sintió apenado al no querer abusar de un
pobre viejo y Pelea pues... ella tuvo que seguirlos, después de todo su amo le
había dejado bien en claro que debería cooperar lo más que pudiese con ellos.
había pasado varias horas desde que había subido a aquella
carreta y comenzando a ascender por caminos altos, por lo que el frío se volvía
mas presente. La criatura creía que con el tiempo invertido en este transporte
tan lento, a pie hubiese sido equivalente a el doble o triple de camino
recorrido. El ser una criatura mágica, no significaba que al estar en su forma
física no sintiese esos cambios de temperatura, es verdad no resentían tanto
esos detalles, pero no pudo evitar llevar sus manos a abrazarse a si misma para
intentar resguardar su calor.
Yahiko lo notó, él tampoco llevaba demasiado abrigo, pero en
un acto de generosidad, desató la bufanda que llevaba alrededor de su cuello y
se la extendió.
Yahiko: Tómala...- dijo con amabilidad, atrayendo la mirada
indiferente de la criatura, una que aun solía ponerlo nervioso y que el sonrojo
de sus mejillas no pudiese detenerse- ... Tal vez no sea mucho pero... tómala,
anda- dijo nervioso.
Pelea miró con serenidad al jovencito, con quien en solo
apariencias tal vez compartían una misma edad, ¿por qué es que su rostro se
volvía colorado cuando lo miraba?... En fin, creyó que el no aceptar sería una
grosería, por lo que con su mano la tomo aunque... no sabía para qué servía,
pero las cartas pueden ser listas, y recordó que él se la había quitado del
cuello así que hizo lo mismo, un poco torpe pero al final la bufanda azul
oscuro se encontraba alrededor de su cuello.
Sanosuke: Yahiko-chan, ¿crees que ese pedazo de tela la
ayudara a cubrirse?- preguntó al sentarse nuevamente- Pero todo esto ocurre por
creerte una chica ruda y venir desprotegida- añadió al quitarse el abrigo y
colocarlo sobre los hombros de la criatura quien miraba con cierta incredulidad
tales amabilidades de parte de humanos que ni conocía... Tal parece que no solo
su amo Clow podía ser amable con ellos...- No sé cómo es que ustedes fueron
creadas, pero creo que deberías haber tenido un poco de sentido común para
traer algo más de ropa.
Pelea sostuvo la mirada de Sanosuke, era muy amable y cálida
pese a que la estuviese criticando a ella y a las suyas, pero su sonrisa
lograba que ella pudiese tratar de confiar en él e incluso soportar sus
comentarios...
Sanosuke: Y al parecer ese Clow tampoco les enseña nada de
modales- añadió al no haber recibido un agradecimiento o algo similar de parte
de ella.
Yahiko: Sanosuke
Sanosuke: Eres demasiado silenciosa incluso para dar las
'gracias'?
Yahiko: Ya déjala en paz.
Sanosuke: Déjame en paz Yahiko-chan, es solo que no me
agradan aquellos que son tan silenciosos, quien sabe lo que pudiesen estar
pensando o planeando.
Yahiko: Ah, entonces ya veo el porque no soportas a Saito...
Y no me digas CHAN!!
Sanosuke: puedo decirte como se me pegue la gana ><!-
dijo antes de que ambos se trenzaran en una llave doble.
Pelea sonrió levemente al ver aquel espectáculo, algo que
sus labios no están acostumbrados a lograr, pero le parecía tan gracioso, que
no pudo evitar reír casi en un murmuro, y aquella ligera risa fue por lo que
ambos se detuvieron pues la miraron con extrañeza, tal vez no la conocieran de
toda la vida pero era evidente que ella no estuviese acostumbrada a realizar
tales actos... Pero al ver esos ojos sobre ella al hacerlo, lograron que
volviese a su habitual gesto.
- Jovencitos, temo que hasta aquí es a donde puedo
llevarlos- habló el anciano al detener suavemente el avance de la mula- Yo debo
descender por aquí- dijo apuntando otro camino.
Sanosuke: ¿Hacia dónde es qué debemos ir?- preguntó al
volverse a Pelea, quien solo apunto a una dirección contraria a la del anciano,
una que continuaba un sendero elevado- Entiendo, bien, deberemos continuar a
pie- dijo al bajar de un salto del transporte, seguido por Yahiko y Pelea
quienes se acercaron hacia el anciano.
Sanosuke: Muchas gracias anciano, fuiste un gran golpe de
suerte en nuestro camino- agradeció el peleador.
- No fue nada, es mas, me sorprendió descubrir a tres
jóvenes como ustedes por estos senderos con estos tiempos. ¿Seguros que desean
ir en aquella dirección?
Sanosuke: Hay algo por lo que no deberíamos?
- No precisamente... pero se rumoran algunas cosas...
Yahiko: ¿qué clase de cosas?- preguntó interesado.
- Viejos rumores, se dice que una criatura ronda por aquel
sendero boscoso, pero no estoy seguro, es un viejo cuento que incluso yo eh
escuchado desde que tenia tu edad- refiriéndose a Yahiko- Pero cuidado, esos
senderos pueden ser peligrosos y engañosos.
Sanosuke: Tomaremos en cuenta su consejo.
- Les deseo suerte, cuídense- dijo después de haber logrado
que la mula comenzase a moverse nuevamente con un sacudimiento de las riendas
de cuero.
Yahiko: Muchas gracias!- exclamo el jovencito sacudiendo el
brazo en el aire despidiéndose del atento anciano.
Sanosuke: Bien 'sabueso' guíanos- dijo sarcástico al haber
colocado una corta pajilla de heno en su boca como común mente hacia.
Yahiko: Sanosuke - volvió a reprenderlo.
Pelea miró al luchador fríamente, para después ser la
primera quien remontase la marcha por la sendera empinada que había frente a
ellos.
Yahiko: Trata de ser amable Sanosuke- murmuró el niño.
Sanosuke: A mi no me digas cómo es que debo actuar enano-
dijo al comenzar el camino también.
Yahiko: Pero das una mala impresión, no es una chica
ordinaria, no sabes lo que muchos darán creo yo de poder estar cerca de alguien
de su clase.
Sanosuke: ¿Qué podría tener de extraordinario los seres
así?- dijo indiferente.
Yahiko: Osh, olvido con quien estoy tratando de llegar a
razone, a quien le teme subirse a un tren- dijo sarcástico- Deberías dejar de
ser tan supersticioso Sano, ella no te va a comer- murmuró al adelantar el paso
y poder ir al lado de la criatura.
Yahiko: Espera no camines tan de prisa- dijo al haber
llegado al lado de Pelea con quien le era difícil mantener el mismo ritmo. Solo
recibió una mirada de su parte- Al parecer tienes mucha prisa de que esto
termine cierto?- intento iniciar una conversación, pero tal parecía que seria
difícil sacarle palabra- Imagino que querrás regresar al lado de tu amo,
seguramente detestas la manera en la que Sanosuke te trata pero ignóralo ¿sí?-
hablaba.
Pelea: .... Tal parece que no le agradan las criaturas como
yo...- murmuró muy levemente, a lo que Yahiko sonrió por haberlo logrado.
Yahiko: Vaya, hasta que por fin escucho tu voz- dijo.
Pelea: No teníamos la necesidad de hablar nunca... por
eso... no estoy acostumbrada... Además, no me agradaría hacerlo y que... no me
tomasen en cuenta...- decía vacilante.
Yahiko: A veces es bueno hablar, y descuida, puedes hablar
conmigo abiertamente. Y dime por qué tu nombre es 'Pelea'?
La criatura se sintió ciertamente incomoda, era la primera
vez que un humano exceptuando a su creador le hablase o preguntase cosas...
Debía responder?... qué mas daba.
Pelea: ... Nuestro amo nos nombró a cada una de nosotros
deacuerdo a la habilidad que concedemos a un individuo, o depende de lo que
podamos hacer...
Yahiko: Oh, entiendo... Entonces tu eres una luchadora, como
Sano!
Sanosuke: ¿estas hablando de mí?- exclamó varios metros
atrás.
Yahiko: Paranoico!- contesto- Lo que sucede es que Sanosuke
es un luchador, no utiliza ninguna arma más que sus puños. Tal parece que
tienen algo en común por lo menos.
Pelea miró sobre su hombro al hombre, y ahora entendía en
parte del por qué se sentía tan familiarizada con él... por que compartían
aquellas cualidades de la lucha... Le parecía un hombre fuerte sin importar lo
delgado de sus proporciones musculares, y ella sabía mejor que nadie que la apariencia
no era con lo que debía medirse las habilidades de un luchador... Sencillamente
le agradaría ver qué tan bueno podría ser en un combate real.
El camino volvió a ser silencioso a partir de ese momento.
Si miraban hacia un costado del camino podían ver zonas repletas de blanca
nieve y montañas. Se encontraban en una zona muy elevada y poco a poco el
camino se volvía estrecho por aquella zona rocosa, ninguno deseaba caer. Solo
una pared rocosa los resguardaba, Sanosuke iba detrás de los 'pequeños' y ya
habían sido dos o tres veces de que salvaba a Yahiko de algún resbalón; fue
cuando el luchador sintió cómo es que unas minúsculas rocas se desprendieron de
la pared cayendo sobre su hombro después de haber sentido una ligera vibración
del suelo, eso provocó que mirase hacia arriba y sus ojos pueden contemplar lo
que estaba por cernirse sobre ellos.
Igualmente Pelea y Yahiko sintieron como es que el suelo
vibró sobre bajo sus pies, levemente pero lo hicieron. Miraron hacia adelante y
se percataron del inminente peligro que se avecinaba... una blanca ola.
Yahiko: Avalancha!!
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Kyoto, Japón.
Aoiya
habían pasado un par de horas desde que los demás habían
partido a los 4 diferentes grupos del Japón. Aoshi Shinomori se disponía a
hacer lo mismo, pero como era característico de él, lo haría por su propia
cuenta... Por supuesto, con la ayuda que requirió.
Él fue libre de poder predecir aquella tormenta de nieve
antes de decidir partir, así como haber sido libre de poder esperar a que toda
ella pasase.
Espejo permaneció observando como es que cada copo de nieve
había terminado de caer en el patio trasero del Aoiya. Era inevitable, su amo
le había inculcado un gran amor por la naturaleza y encontrar el significado de
los cambios de las estaciones...
Era extraño el estar separado de sus hermanas y de su amo,
pero él mismo se lo había pedido... Sintió miedo debido a que no tenia
alentadoras referencias sobre los humanos que no poseían magia, aun recordaba
como es que los humanos habían tratado al guardián Yue hace años... Pero su amo
siempre tenia la convicción de que no todos los humanos eran como aquellos que
actuaron de esa forma, que había humanos sin magia bueno como él mismo... Su
amo jamás les había mentido y ella no iba a comenzar a hacerlo desde que le
pidió el acompañar a aquel joven humano...
Debía admitir que era agradable y él no la miraba diferente
incluso al saber lo que en verdad era, lo hacia con la misma mirada cálida con
la que su amo solía contemplarlas...
Aoshi no había hablado demasiado desde que la invitó a pasar
al Aoiya. Ambos eran seres serios que ciertamente disfrutaban más de la compañía
de otros cuando estos compartían en momentos de silencio...
Aoshi: ... Lo mejor que podríamos hacer es partir ahora, los
caminos podrían encontrarse un poco saturados por la nieve, pero te ayudare si
hace falta.
Espejo se volvió hacia él y negó con la cabeza refiriéndose
a que no habría necesidad de que él lo hiciera, ella podría hacerlo por su
cuenta, algo que él entendió perfectamente.
Aoshi: Esta bien, te entiendo. Entonces será mejor que
partamos ¿te parece bien?- a lo que ella había concordado.
Espejo había detectado una presencia justo en las afueras de
Kyoto, tal parece que no iban a caminar demasiado.
Aoshi: Antes de partir...- dijo- creo que deberías optar por
una apariencia menos llamativa... No me mal entiendas, pese a que posees una
apariencia humana no escapas fácilmente de la mirada de los demás, tal vez
podrías optar por una mas como yo- dijo.
Espejo lo miró con ojos interrogantes, incluso se dio un
vistazo a si misma, no se veía tan diferente a Pelea... pero ella era mucho más
practica y su podía pasara un poco mas desapercibida, en cambio ella y sus
vestimentas resultaba más llamativa, y se no estaba equivocada, debería pasar
por medio de la ciudad para llegar a las zonas fronterizas, su apariencia
definitivamente atraería muchos ojos curiosos y lograrían incomodarla, tal vez
incluso lograr que entrase en pánico, y eso lo sabía Aoshi, es por ello que
había intentado persuadirla de hacer lo que le pedía.
Espejo solo asintió al haber entendido la indirecta. Pero no
estaba segura de qué forma tomar... ella siempre copiaba la imagen de alguien
más, pero si optase por alguna de los que ella conocía podría traer
confusiones... Por lo que después de pensarlo detenidamente unos momentos...
Su imagen destelló solo por un instante mientras se silueta
tomaba complexiones y medidas de aquella imagen que siempre se encontraba en la
mente de su amo Clow...
Espejo: ... así esta mejor?- preguntó la criatura ahora con
la imagen de una esbelta y hermosa mujer, su cabello negro se encontraba
recogido por un delgado listón pero algunos de ellos recaían sobre su rostro,
sus ojos eran igual de oscuros que estos, y un sencillo kimono cubría su
cuerpo. Incluso su voz no se trataba de la propia, sino de la que le perteneció
a aquella mujer y que solo gracias a los recuerdos de su amo ella podía
conocerla.
Aoshi no hubiese sido capaz de reconocer de a quién alguna
vez fue aquella silueta que Espejo había tomado, pero seguramente si Kenshin o
Clow se encontrasen ahí el nombre hubiese escapado inconscientemente de sus
labios... 'Tomoe'.
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Aquella ola que traía consigo una muerte vestida de blanco
se acercaba con rapidez hacia donde ellos se encontraban.
No había a dónde correr, por un costado solo una enorme
pared de roca por donde la nieve que estaba cayendo incluso alcanzaba, por el
otro lado había una gran altura que los separaba del suelo... solo fuero
capaces de correr intuitivamente hacia atrás!.
Sanosuke: Corran!!- exclamó el luchador al persuadir a ambos
de que lo hicieran.
Pelea no lo dudo mucho y lo hizo, pero Yahiko parecía como
si sus pies se hubiesen pegado al suelo por el terror que aquel oleaje de nieve
le produjo al verla tan de cerca...
Al percatarse de ello, Sanosuke lo tomó del hombro y lo
trepó al propio para correr.
El espantoso estruendo de la nieve devorando el camino y las
rocas se escuchaba cada vez más cerca de ellos, sería imposible para ellos el
librarse de aquel persecutor.
Sanosuke: Yahiko, deberías de dejar de comer tantos panes!
Al cargarte es como si cargase tres barriles de arroz!
Yahiko: .... No es momento de decir esas cosas!!! ><
ahí viene, corre mas rápido, corre mas rápido!!- decía al ser quien podría ver
sin problemas lo rápido que aquello se acercaba.
Sanosuke: Oye tú!- refiriéndose a Pelea quien iba mas
adelante- No hay algo que puedas hacer?!! alguna habilidad rara que tengas?!!!
Ojala su amo la hubiese dotado para la habilidad para volar
o controlar la nieve, de ser así eso los sacaría de este aprieto... Sin duda
alguna, cada una podrá tener una habilidad única y diferente... pero solo eran
realmente fuertes cuando se encontraban todas juntas.
La criatura miró hacia la pared de roca, y observo como es
que muy arriba se encontraba un lugar plano en donde pudiesen pisar y si
estaban de suerte se encontraba lo suficientemente alto para que la marejada
pasase debajo de ellos. Pero si iba a hacer algo rápido, era ahora o nunca ya
que estaba por llegar al punto en donde sería única la oportunidad de saltar.
Pelea dio una seña hacia arriba, para su fortuna Sanosuke
fue lo suficientemente rápido para captar la idea.
Pelea contaba con
habilidades extrahumanas, que le permitieron dar aquel enorme salto y llegar al
punto de su salvación.
Sanosuke tenia aquella habilidad de Kenshin de saltar tan
alto como él, por lo que lo puso en practica en aquel momento, con sobrepeso
claro, pero debía intentarlo.
Pelea se encontraba lista en el caso de que necesitaran
ayuda. Todo indicaba que lo lograría, pero algunas rocas se habían desprendido
de las paredes por los movimientos vibratorios en esta, las cuales empujarían
de regreso a ambos.
Con un reflejo rápido y sin dudarlo demasiado, Sanosuke
sujetó a Yahiko por el hombro y utilizando toda la fuerza que su brazo pudiese
ejercer logró impulsar a Yahiko hacia donde Pelea pudiese interceptarlo.
Yahiko: Aaaaaah! Sanosuke!!- Pelea se sujetó de la orilla de
la roca saliente para poder sujetar justo a tiempo a Yahiko por las ropas que
cubrían su espalda. Ambos miraron como es que el luchador caía nuevamente, pese
a que logró aferrarse momentáneamente de la pared rocosa.
Pelea subió a Yahiko, y sin pensarlo demasiado dejo que su
cuerpo se resbalase por la pared hasta llegar a donde Sanosuke se encontraba,
logrando sujetándose de la pared y extendiendo su brazo logrando sujetar la del
luchador.
Sanosuke: ¿Pero qué estas haciendo?!! Nos llevara a los
dos!!
Ambos pese a encontrarse a una gran altura, la nieve logró
alcanzar las piernas del luchador, la fuera era demasiada para que Pelea
pudiese seguir sujetándolo al estar siendo arrastrado.
Sanosuke: No seas una tonta! Suéltame!- exclamaba entre los
estruendos de la nieve.
Pero Pelea no lo hizo, y a cambio fueron ambos los que
fueron arrastrados por la nieve ante los ojos incrédulos de Yahiko.
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Kyoto, Japón.
Comandancia.
Aquel día era normal
como cualquier otro en la Comandancia de la Ciudad de Kyoto. Saito se
encontraba checando el papeleo como siempre en sus horas oficiales de trabajo
como buen jefe que era, no le agradaba llevar el trabajo a su hogar, ya que su
tiempo con su esposa siempre era muy reducido y no le agradaba que en esos
momentos el trabajo se interpusiera.
Tenía mucho papeleo ese día, y más debido a los reportes de
acontecimientos extraños o sobrenaturales en la región; pero sabiendo lo que
sucedía en verdad debía encubrirlo a como su intelecto se las ingeniase...
En aquel momento en que llevo la boquilla de su cigarro a
sus labios es cuando su mente viajó un poco al pasado, recordando lo que era
durante la era Tokugawa y cómo era ahora en la Meiji, si que había sido un
tiempo de transición que cambió su vida. Pensar que hace mucho luchaba para
conservar el antiguo Shogunato, un periodo en el que secretamente había sido
tan infeliz... si hubiese sabido que el Meiji le hubiese traído cosas tan
buenas a su vida seguramente hubiese estado luchado al lado de las filas de
Battousai y no en su contra. había pasado mucho tiempo desde entonces, no
extrañaba su vida pasada (bueno, exceptuando las numerosas batallas en las que
se enrolaba siempre) aunque le resultase extraño de una persona como él
valoraba mucho su presente más que su futuro. Su mujer lo había cambiado tanto
y era quien encaminaba su futuro y jamás dejaría que el pasado se la
arrebatase, es por ello que había encubierto su nombre por el que todos conocen
ahora como Goro Fujita, pero no importaba que nombre llevase, un lobo de Mibu
será un Lobo de Mibu hasta la muerte...
Un golpeteo a su puerta lo sacó de todo pensamiento al
momento de dar la pasada a quien fuese que estuviese afuera.
- Disculpe Fujita-sama- dijo al realizar el saludo debido de
un oficial a un superior- Nos llegaron nuevos reportes señor- dijo al
extenderle mas papeleo que Saito tomó con cierto fastidio.
Saito: Otros lunáticos estuvieron tomando demasiado?-
preguntó con el cigarrillo en la boca al echarle un ligero vistazo.
- No señor, esta vez es diferente. Se reporta un amasacre en
una poblado cerca de la ciudad- dijo.
Ante esto Saito rápidamente comenzó a leer a conciencia el
reporte.
Saito: Heridos?
- Ninguno... Todos los involucrados muertos, señor. Dos eran
oficiales que patrullaban. Por la escena del crimen aunque hubo mucha
resistencia, posiblemente al asesino le tomo dos segundos en cada uno de ellos
para matarlos... Sin duda, fue obra de un hitokiri...
Saito: ... 23 hombres, incluso mujeres...- leyó en un
susurró.
- Se reporta que fue trabajo de un solo hombre.
Saito: Testigos, Sospechosos?- preguntó con rapidez sin
dejar de leer el reporte.
- Una mujer fue testigo del asesinato de los oficiales,
creemos que es el mismo quien atacó a los que se encontraban en el
establecimiento, su descripción y el testimonio de la testigo se encuentren en
el reporte. Muchos de los que murieron eran criminales, algunos buscados y
otros con sus antecedentes.
Saito guardó silencio un momento al llegar a la descripción
del sospechoso...
El joven oficial pudo darse cuenta del cambio de semblante
que su superior tuvo.
Saito: ... No lo creo...- murmuró al apagar su cigarro en el
cenicero- Puedes retirarte- dijo al levantarse de su asiento.
- ¿Cuáles son sus ordenes señor?
Saito: Quisiera revisar la escena del crimen... prepara todo
para salir de inmediato- dijo con rapidez.
El oficial realizo un ademán y salió.
Saito se volvió hacia un zona más clara de su oficina para
releer mejor el reporte, posiblemente sus ojos estaban cansados y no haya leído
bien... pero no importaba cuantas veces lo hiciese decía lo mismo.
Saito: ... un Joven... cabello pelirrojo, con una cicatriz
en la mejilla izquierda... No lo creo... será imposible?... oh tal vez lo que
espere y temí por mucho tiempo ocurrió?... Battousai esta de regreso?...
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Sanosuke abrió los ojos torpemente. Intentando levantarse de
golpe al recordar lo ultimo que a su mente vino, la avalancha, pero una de sus
costillas pareció reclamar el que aguardara un momento más al intentarlo,
cayéndosele una compresa de tela que tenia sobre la frente.
Se sentía adolorido, por lo que prefirió nuevamente volver a recostarse, solo para sentir que se
encontraba recostado sobre tibios tendidos.
- No deberías ponerte de pie todavía- le dijo una voz al
momento en que sintió nuevamente una compresa tibia sobre la frente.
Sanosuke: eh?... qué?...- dijo un poco atontado al sentir
como es que la cabeza le daba vueltas, y aunque su impaciencia lo hubiese
puesto de pie en ese momento, el solo tacto de aquella mano sobre su frente lo
tranquilizó.
- Tranquilo, ya todo paso- decía con una voz casi
arrulladora.
Sanosuke dejo de ver como es que todo giraba a su alrededor
y pudo encontrarse en la silueta frente a él.
Sanosuke: ... ¿quién eres?- preguntó a la mujer de piel
blanquecina que lograba resaltar sus ojos esmeralda junto con su cabello
castaño.
- Descuide Señor Sagara, esta entre amigos, pero si lo
tranquiliza, mi nombre es Yoko, sacerdotisa de este templo.
Sanosuke: ¿Templo?...- preguntó con tono desorientado- Pero
cómo es que...? Yahiko! ¿donde esta? ¿que paso?
Yoko: No tiene porque preocuparse, sus dos amigos están
bien. La pequeña se recuperó de una modo rápido y sin ningún rasguño, usted no
corrió con la misma suerte, pero algo de ella los ilumino este día después de
lo que pasaron, no cualquiera puede estar en medio de una avalancha y vivir
para contarlo- dijo.
Sanosuke: ... pero cómo...
Yoko: Tal vez no debería preguntar el cómo Señor Sagara,
sino agradecer el estar vivo- dijo al levantarse del tatami- Le suplico que
descanse, después podremos hablar, iré a decirle a sus amigos que ya se
encuentra mejor.
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Kyoto, Japón.
Era la primera vez que Espejo podía ver el mundo de los
humanos con los ojos de uno...
Se sentía temerosa, pero Aoshi Shinomori la animaba a
continuar y que no sé sintiese intimidada, con aquella imagen era alguien como
él y nadie podría haber detrás de ella a menos que tuviese habilidades
espirituales que se lo permitiesen.
Aquella presencia, la sentía muy cerca, era la misma que el
guardián Yue le había explicado, estaba cerca de aquí ¿cómo es que nadie la
había percibido antes?
Tuvieron que caminar de punta a punta por la ciudad, por lo
menos eso le servia a la criatura el conocer Kyoto como si se tratase de una
turista común cualquier otro. Aquellas escenas cotidianas, los edificios, solo
había sido capaz de contemplarlas a través de imágenes en libros o en
fotografías.
Ciertamente se encontraba muy contenta de poder ver todo
aquello y verse aceptada sin miedo, y se sentía mucho más segura al lado de
Aoshi Shinomori.
Espejo: ... Shinomori-sama...- lo llamó ella al continuar
caminando, él cual volteo hacia ella con toda su atención- ... Puedo preguntar
¿cómo es que usted sabe sobre criaturas como yo? Usted no parece temernos...
Aoshi: Digamos que... me críe alrededor de seres como tu-
respondió sonriendo muy levemente al venir sus recuerdos de la niñez- Desde que
tengo la capacidad de recordar, mi infancia la viví en un humilde templo
shintoista cerca de lo que ahora es Tokio. Viví ahí hasta haber cumplido 13
años, pero durante mi estadía, descubrí las habilidades espirituales que los
monjes pueden tener, incluso ellos me mostraron el como poder conseguirlo,
además de enseñarme artes con la espada, intentaron también instruirme en sus
técnicas espirituales pero en ese entonces la guerra en Japón comenzó, se
necesitaban guerreros y los monjes del templo estaban vinculados con el grupo
de los Oniwabanshu, incluso algunos eran miembros. Tuve que dejar mi
aprendizaje para enlistarme en las filas de los Oniwabanshu.
Espejo: ¿Se arrepiente de haberlo hecho?
Aoshi: No me obligaron a hacerlo, fue mi decisión por lo que
no puedo decir que lo este... De lo que me arrepiento es que después de que
finalizaron los conflictos no hubiese regresado a terminar con lo que empecé...
Pero tengo el suficiente enfoque espiritual como para poder mirar a través de
esta imagen que tomaste y ver la bella criatura que en verdad eres- dijo, un
comentario que para la criatura resulto vergonzoso, el rubor en sus mejillas
era notorio. Aoshi sonrió levemente al darse cuenta. Aquella inocencia le
recordaba mucho a Misao... Esperaba que se encontrase bien y supiese manejar
cualquier situación que se le presentase.
Caminaron por algunos minutos más cuando ya se encontraban
en una zona fronteriza de la ciudad. El shintai se encontraba muy cerca, podía
sentirlo.
Aoshi se percató de algo, había muchos oficiales en aquella
zona y tal parecía que estaban tomando precauciones necesarias para que nadie
que pasase por su mirada escapara de su inspección.
Aoshi: Espera aquí, investigare lo que sucede- pidió a la
carta quien esperaría pacientemente alejada de aquel reten por aquel camino de
la montaña.
Espejo sentía la presencia del shintai muy cerca, y eso la
hacia sentir impaciente por llegar hasta el. Pero en esos momentos de soledad,
fue que sintió presencias extrañas a su alrededor... Y una se encontraba muy
cerca... demasiado, detrás de ella!
Espejo volteó con rapidez antes de que pudiesen tomarla por
sorpresa con ojos asustadizos por lo que había sentido, esperaba encontrarse
con algo más aterrador de lo que en verdad estaba ahí... se trataba de un
hombre quien la miraba con mucha dulzura sin razón aparente.
Ella y aquel hombre cruzaron miradas por algunos segundos,
Espejo ya no sintió la presencia que la había abrumado hace un minuto, la
mirada tan calidad que aquel hombre desprendía hacia ella la relajó por
completo.
- Lamento haberte asustado- habló él con una voz suave- Y
también lamento molestarte con mi presencia... pero solo deseaba ofrecerte algo
- dijo al instante en que su brazo que se escondía detrás de su espalda le
ofreciese una flor con pétalos de un color rojizo como la sangre misma- por tan
delicado gusto que posees.
Espejo miró con curiosidad a aquel hombre que portaba ropas
chinas, unos anteojos oscuros redondos recaían sobre su fina nariz, y su
cabello erizado le daba un estilo único al ser de color como de la nieve que
había a los pies de ambos. Aquel hombre se inclino un poco hacia ella acercando
aquella flor, permitiéndole a ella ver el color negro de sus ojos.
- En nombre de mi hermana, te agradezco este tributo que
haces al portar su imagen.
Espejo abrió sus ojos de par en par al percatarse de que
aquel hombre lo sabia... sabía lo que ella era...
- No temas, jamás me agradó ver esa mirada asustadiza en los
ojos de ella... Por favor, acepta esto como un agradecimiento de mi parte por
permitirme verla de nuevo en ti...- sonrió cálidamente.
Espejo intuitivamente se dispuso a tomar la flor, al
hacerlo, aquel hombre sujeto su delicada mano entre las suyas y la miró
fraternalmente.
- ... Gracias... el verle viva aunque sea nuevamente en ti,
me ha convencido de que lo que debo hacer es lo correcto...- murmuró al
instante en que beso su mano como comúnmente los ingleses hacían al despedirse
de una dama.
Espejo permaneció en silencio aun después de que aquel
hombre se marchase, dejando aquella flor entre sus manos. La miró, y sabía que
era algo imposible encontrar esta tipo de flor en esta época del año... además
él sabía que esta imagen ocultaba su verdadera forma... Sin duda alguna poseía
poderes espirituales, oh tal vez simplemente él había conocido a la mujer de
quien tomo su forma y por lo tanto descifró que no podía ser la original...
jamás sabría cual hubiese sido la razón exacta...
Ni tampoco, jamás sabría que con quién estuvo frente a
frente se trató del líder de la mafia de China, un personaje que proviene del
pasado de Kenshin Himura: Enishi Tsukishiro, quien se dirigía a Tokio en busca
de venganza...
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
- "Aquel... no era un hombre... era un demonio! se
trataba de un completo y verdadero demonio!"- aquellas habían sido las
palabras de la único testigo de los crímenes cometidos con los oficiales. Sus
palabras aun resonaban en la cabeza de Saito al encontrarse por entrar a otra
escena del crimen que pudiese estar conectada con la anterior. Aquella mujer se
encontraba en shock y era de lo poco que podía decir antes de que el pánico la
golpease nuevamente cuando se le interrogaba.
El pútrido olor de carne y sangre humana era abrumador
cuando se entraba a la escena del crimen. Muchos de los oficiales jóvenes
salían pálidos y con nauseas al tan solo entrar, pero para oficiales como Saito
que ya estaban acostumbrados a estos cuadros incluso antes de que ellos
nacieran, no resultaba nada aterrador.
Saito debía verlo con sus propios ojos, en su carrera había
visto crímenes igual de atroces, pero había una diferencia, este podría ser el
trabajo de alguien que había jurado jamás volver a utilizar su espada para
fines tan atroces, ni siquiera para eliminar a algún enemigo del Japón... Las
heridas en los cuerpos de todos aquellos cuerpos, evidentemente también habían
sido obra de aquel que aquélla mujer había visto, y sin duda alguna se trataba
del trabajo de un destajador... cortes rápidos y precisos con una técnica que
fuese capaz de matar a un hombre de un solo tajo... solo alguien que había luchado
en los tiempos finales de Tokugawa podría hacerlo...
salió del lugar, solo para ver como es que había muchos ojos
curiosos tratando de averiguar lo que ocurría en verdad. Dio algunas
instrucciones sobre la sepultura de los cuerpo y pidió que trajesen su
transporte.
- ¿Qué es lo que opina comandante?- preguntó uno de los
oficiales.
Saito: No hay duda, se trato del mismo hombre...
- Sus ordenes señor?
Saito: Manden un aviso a todas las comandancias cercanas a
Kyoto, si algún oficial se topase con alguien que concuerde con la descripción
del sujeto arréstenlo inmediatamente, pero deben ser cuidadosos, no están
tratando con un criminal cualquiera- añadió.
- Tiene alguna idea de quién pudiese tratarse?- preguntó al
haber notado como es que posiblemente su superior lo supiese.
Saito: Tal vez...- dijo antes de que subiese al caballo-
Pero espero equivocarme, ya que de no ser así... el retorno de Battousai no
será algo agradable...- pensó al haber puesto en marcha hacia Kyoto... no sabía
la razón, pero sentía que algo ocurriría en aquella capital y debía estar
presente... Además, que al momento en que había visto el cuadro del crimen y la
posibilidad de que su teoría fuese cierta, la imagen de su esposa era lo
primero que vino a su mente...
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
La Sacerdotisa Yoko se había portado amable y servicial con
sus invitados, como toda sacerdotisa debe ser con los viajeros cansados que
necesitan de sus servicios. No le incomodaba la compañía, ni tampoco el hecho
de que la jovencita la mirara tan fijamente...
- "Sé lo que eres..."- le había dicho Pelea con
frialdad.
- "Igual yo"- pronuncio Yoko esa vez sin temor
alguno e incluso sonriendo despreocupadamente.
Yoko había preparado alimentos para sus invitados. Sanosuke
se encontraba muy repuesto y Yahiko comía despreocupado. Pelea recordaba haber
sido envuelta por la avalancha junto con Sanosuke, recordaba no haber perdido
la conciencia, sino que se aferraba fuertemente del brazo del luchador para no
perderlo, recordaba haber logrado sacar su brazo de la nieve buscando sujetarse
de algo que le sirviese de un apoyo fijo para salir.
Creyó que fallaría al dejar a aquel humano morir, había dado
su palabra de que los protegería... En el momento en que lo creía perdido
sintió como es que algo había tomado su brazo y en ese instante y cómo es que
la nieve dejo de moverse sobre ellos... Poco a poco, la nieve que se encontraba
a su alrededor comenzó a derretirse! dejándola libre junto con el humano que
por la falta de oxigeno, lo frío de la nieve y los movimientos bruscos quedo
inconsciente en ese momento, no pudo ver al igual que pelea lo que los había
salvado...
Sanosuke no preguntó más sobre lo ocurrido, Yoko no respondía
y mucho menos Pelea, por lo que aprendió a dejar de hacerlo durante la comida.
Yoko: Bien, creo que ya que se encuentran restablecidos de
lo ocurrido, me interesaría saber el por qué de su presencia en este
territorio? No es común ver a alguien por aquí, hay muchos derrumbes de por
medio...
Yahiko: No creo que haya problema en decírtelo, después de
todo este es el templo que buscamos desde que salimos del Aoiya, y seguramente
has de saber del tema.
Yoko: ¿Y qué clase de tema es ese?- preguntó sonriente.
Sanosuke: Sobre el Amano Nuboko...
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Aoshi y Espejo pasaron el reten sin dificultades. Pero no
habían caminado mucho desde aquel punto cuando se toparon con una puesto de
comida al pie de la montaña en donde señaló que deberían subir por un sendero
que se encontraba ya trazado por escalones.
Espejo había guardado silencio acerca de lo ocurrido hace
algunos momentos con ese hombre, guardando la flor que le obsequio en su
kimono, no deseaba que su acompañante preguntaba de dónde la había conseguido,
aunque Aoshi intuía que algo pasaba por su mente, se encontraba mas nerviosa y
distraída desde que se separó unos momentos de ella...
Ambos subieron por aquellas escaleras cubiertas de nieve,
hasta que estas llegaron a su fin justo en donde un pequeño altar de madera y
roca se encontraba.
Aoshi: Convencida de qué es aquí?- preguntó.
Espejo: No hay duda- dijo al momento de acuclillarse cerca
de altar y comenzar a quitar la nieve, esperanzada de encontrar algo y que no
se hubiese equivocado...
Para su beneplácito sus dedos se toparon con algo, lo cual
extrajo de la nieve... un reloj.
Espejo: ... esto es...- dijo ella al sujetarlo y
mostrándoselo a Aoshi quien lo miró.
Aoshi: Un reloj... se encuentra inservible, pero eso no
quiere decir que esto no sea lo que buscamos...
Espejo: Pero lo es... es un shintai representante de las
generaciones divinas, lo sé, lo siento... Los shintais son los cuerpos de los
kami... este shintai pudiese representar el tiempo, y a veces el tiempo es
visto con temor, y los kamis son espíritus a quienes se les son
respetados.. a veces por miedo...
Aoshi: Entonces... esto es uno de los siete... Ahora que lo
poseemos, ese tal Gaho no puede hacer nada sin nosotros...
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Yoko: Les aconsejaría que regresasen y se olvidaran del
asunto- dictaminó con seriedad la sacerdotisa al haber escuchado el relato.
Sanosuke: Entonces si sabes de lo qué hablamos.
Yoko: Había pasado mucho tiempo desde que los últimos
viajeros que buscaban lo que ustedes pisaron este sitio... (por lo menos
'humanos')
Yahiko: Entonces el shintai esta aquí.
Yoko: No se encuentra precisamente en este lugar, se
encuentra mas allá de este templo, en un lugar inaccesible para algún ser
humano...
Sanosuke: Pero debe haber algún modo de llegar hasta él! No
vinimos hasta acá por nada.
Yoko: Existe un modo... pero no pienso arriesgar más vidas
humanas...
Yahiko: ¿a que te refieres?
Yoko: Ustedes no son los primeros que han llegado aquí con
intenciones de apoderarse del shintai que e protegido desde hace mucho tiempo.
Y aunque su intención es el de protegerlo, yo eh podido hacerlo por mi misma-
decía con cierta rabia- Les suplico que no se entrometan en la función de los
guardianes de los shintais.
Sanosuke: Y si nuestra intención fuese en la de continuar?-
dijo al ponerse de pie con cierto desafió.
Yoko: Entonces se llevarían una gran sorpresa... Como ya
dije, deberían pasar una prueba, una en la que si fallan morirán... como muchos
otros lo han hecho...
Yahiko: Esto no me gusta nada- agregó al atragantarse por la
noticia.
Sanosuke: Para ser una sacerdotisa que se comporta tan
caritativamente desde un inicio, ahora veo que esa imagen es solo una farsa de
lo que en verdad eres...
Yoko: ... No tienes idea...- murmuró sonriendo con cierta
malicia.
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Kyoto, Japón.
Residencia Fujita
Tokio se encontraba bordando tranquilamente en su
habitación. En su costurero había una gran variedad de telas, estambres de
muchos colores y diferentes estilos de hilo, sin mencionar que del interior de
este podían observarse pequeña ropita tejida, que Tokio debía esconder muy
bien... Es por ello que todos sus instrumentos de tejer se encontraban
escondidos en un lugar inhóspito de la casa para su esposo...
Miró hacia la ventana, y mirando la posición del sol se
percato que no faltaba mucho para que su marido regresase a casa y ella no
había preparado la cena para cuando arribase, sabía que a él le agradaba llegar
a casa y que se le recibiera con la comida lista. Por lo que guardo todo con
cuidado dentro de aquel sencillo costurero el cual guardó con cuidado.
Definitivamente no deseaba que Hajime lo encontrase y mirase su contenido... No
sabría como él iba a reaccionar...
Salió de su habitación y se encontró con el jovencito quien
ahora formaba parte de su familia.
Tokio: Eishi, creí que ya habías salido a tus clases de
kendo- dijo con cierta sorpresa.
Eishi: Y me disponía a hacerlo, pero en mi salida me tope
con un caballero que preguntaba por usted.
Tokio: ¿De verdad? De quién podrá tratarse- se preguntó al
encaminarse hacia el recibidor.
Eishi: Dice ser un viejo amigo de su familia...
Tokio se detuvo en ese momento... miró al niño con un rostro
sereno, para después sonreír de un modo fingido.
Tokio: Yo lo recibiré, gracias Eishi, ahora puedes irte a
tus clases.
Eishi: Segura que no desee que me quede?- preguntó.
Tokio: No, no quiero que pierdas el kendo, sé que te agrada
asistir, ya es tarde así que por qué no sales por la puerta trasera? llegaras
con mucha anticipación- aconsejó.
Eishi: De acuerdo- añadió el niño no muy convencido, pero
finalmente partió.
Cuando él se fue, el semblante de Tokio dejo de fingir, y se
volvió serio y decidido.
Se encaminó hacia el recibidor de su hogar, en donde su
invitado debía encontrarse esperando... Entró con sigilo, alcanzando a divisar
una silueta sentada cómodamente en uno de los sillones dándole la espalda..
Tokio se colocó justo detrás de él, con tranquilidad y sin
nada que decir.
- Siempre dije que tenias estilo Tokio... Linda decoración
la de tu... acogedor hogar- habló aquel visitante de forma arrogante- Veo que
ni el tiempo ah logrado marchitar tu belleza... Ni ah logrado que pierdas tu
estilo... No has cambiado en nada...
Tokio: ... Te equivocas- dijo con serenidad- el tiempo
siempre trae cambios... Incluso para hombres como tú... Gaho...
-Fin del Capitulo
11-
aquí esta un cap más de este fanfic.
Yo sé, yo sé que el 99% de los lectores esta esperando que
vuelva con Yue/Kaoru . y que les vale un cacahuete el saber qué esta pasando
con los demás, PERO tienen que esperar pacientemente amigos .
En el capitulo 13 volveremos con ellos lo prometo, pero el
12 será sobre Kenshin y Clow.
Como verán en este capitulo alguien que tiene muchos fans
por el mundo hizo una aparición especial, Enishi Tsukishiro! Sinceramente
intente idear una forma de la que pudiese darle cavidad a este personaje en la
trama, pero no encontré ninguna forma... así que por lo menos para conformarme
de algún modo hizo esta aparición especial ;) Si no concordó cronológicamente
con la serie/manga lo siento, pero esto es un fic a veces se puede torcer un
poco la realidad de los personajes ;)
Me despido, y nos vemos en el prox. capitulo.