Tokio, Japón.
Han pasado
solo un par de estaciones, desde que el problema que el fantasma del gobierno
Meiji, Shishio Makoto, fuese al fin vencido por el legendario Hitokiri en
Kyoto.
En el Dojo Kamiya, se ha intentado recuperar el mismo carisma y ritmo de vida
que sus habitantes solían reflejar antes de que aquellos eventos desastrosos
que comenzaron con la venida del antiguo Capitán Shinsen, Hajime Saito,
comenzaron a desatarse.
Había sido algo difícil, pero todas las heridas se curan con
el tiempo.
La entrada del invierno era inminente, los arboles habían perdido todo rastro de vida que sus hojas manifestaban, sin embargo su vitalidad volverá en la próxima primavera, de eso no quedaba duda alguna, las estaciones siempre tienen que seguir su ciclo.
En el
dojo Kamiya, era un día normal como cualquier otro.
El joven estudiante del estilo Kamiya Kashin, se encontraba encerando el piso
mientras que su estricta, ruda pero bella sensei lo vigilaba, mientras que
se escuchaban leves toquidos en todo el lugar, como si alguien estuviese martillando.
La joven Kaoru Kamiya se encaminó fuera del edificio lo suficiente
para poder divisar la silueta de su amado Rurouni sobre el tejado.
Kaoru: Kenshin! Asegúrate de terminar antes del atardecer, no me gustaría
que llegase la primera nevada y el techo no se encuentre listo!- exclamó
agitando su flexible brazo para llamar su atención.
El joven
pelirrojo de ojos claros, volteo un momento al escuchar los llamados de la
joven de cabellos oscuros.
Kenshin: Tranquila Kaoru- dono, ya estamos por finalizar!- respondió
volviendo al martilleo de los tabiques que había subido consigo al
tejado.
- "Es una locura que esa mujer nos ponga a trabajar un día tan
frío como este"- se quejó el joven que apareció
del otro lado del tejado mientras que aire gélido emergía de
su boca al hablar.
Kaoru: Sanosuke, más vale que esas tablillas estén bien colocadas!
Sanosuke: Sí, sí, hice lo mejor que pude! Si tanta es tu mortificación
¿por qué no lo hiciste tu misma? o mejor aun ¿por que
rayos no pediste un carpintero?- exclamo.
Kaoru: Sabes perfectamente que contratar a uno cuesta dinero, y como tengo
que mantener tres bocas, contando la tuya, no me alcanza para nada más
>o<. No deberías ser tan malagradecido!
Sanosuke: No soy ningún malagradecido! Además ¿como esperas
que pueda hacer alguna manualidad con esta mano inservible mía? Deberías
ser mas considerada y dulce conmigo.
Kenshin: Tranquilos, tranquilos por favor, ¿por que no tratan de comportarse
como lo adultos que son?- intentó intervenir el pelirrojo.
- "Que típico de ustedes llevarse de esa manera"- dijo una
voz detrás de la joven Kaoru.
Kaoru: Megumi ¿qué haces aquí?!
Kenshin: Ohayo* Megumi- san- saludo desde el tejado a la joven de cabello
largo oscuro que venía muy bien abrigada.
Megumi: Ohayo Ken- san- saludo alegremente- También me alegra verte
Kaoru- dijo sarcástica ante la falta de cortesía de la joven
al no saludar como se debía- Solo vine de visita ¿que acaso
es demasiado extraño?
Kaoru: No, por supuesto que no, es solo que apareciste de pronto, para serte
sincera me asustaste- se disculpo.
Megumi: Mmm eso indica que tu conciencia no se encuentra tranquila pequeña.
Kaoru: ¿Qué quieres decir?! .
Megumi: Nada, nada, no me hagas caso. Bien, como no me gusta llegar con las
manos vacías a una visita social traje algunas dulces conmigo.
Sanosuke: Que bien! Llegaste como caída del cielo, me estoy muriendo
de hambre.
Kaoru: ¿Cuándo no lo estas? .- murmuró.
Sanosuke: Te escuche!!
Megumi: Ken- san ¿por que no bajas y compartes con nosotros?
Kenshin: En un momento Megumi- san, solo debo terminar con el techo y enseguida
bajo.
Megumi: Esta bien, pero no tardes. Kaoru me ayudas a preparar té.
Kaoru: Claro, vamos. Y ustedes dos apresúrense que el frío arrecia
y no me gustaría que enfermasen.
Megumi: Descuida Kaoru, si Ken se enfermara te aseguro que yo lo cuidaría
con todo mi amor- dijo con un par de orejas de zorro creciendo de su cabeza.
Sanosuke: ¿También me cuidarías a mi Megumi?- dijo en
tono de broma.
Megumi: Preferiría besar a Notaro*.- añadió sarcástica
al encaminarse al interior del dojo.
Kaoru: Si fuese tú, yo no hubiese dicho eso...
Megumi: ¿Y por qué no?- rápida fue su respuesta al momento
en que sintió una pequeñas patitas que se posaban sobre sus
piernas. La doctora simplemente dio un respingo al percatarse de quién
se trataba.
Megumi: Sanosuke!! ¿Qué hace este perro nuevamente aquí?!-
preguntó exaltada al quitarse de encima al can de cabellos cafés
que daba la sensación de contar con facciones de un feroz león.
Kaoru: La misma pregunta le hice yo al haberlo traído esta mañana-
agregó.
Sanosuke bajó rápidamente del tejado con habilidades acrobáticas,
vistiendo el mismo atuendo blanco, pero con el frío se vio en la necesidad
de portar lo que parecía un chaqueta de mangas largas, parecía
ser muy abrigadora, pero se encontraba algo malgastada. Notaro rápidamente
se dejo ir sobre él para subirse a la espalda del peleador, quien como
ya estaba familiarizado con esos tratos, no objetó.
Sanosuke: Ha ha ha al parecer estaba deseoso de verte Megumi. Y ahora ¿que
decías sobre cuidarme?- dijo sarcástico.
Megumi: Cierra la boca. Ahora ¿qué es lo que hace ese perro
aquí? No me digas que lo robaste, ja aunque conociéndote y como
le tomaste demasiado cariño sería lo más probable.
Sanosuke: Yo no me robe nada! Para tu información, su dueño
me pidió si podía cuidarlo durante algunos días, al parecer
debía atender asuntos fuera de Tokio y no encontró a nadie más
para hacerse cargo de él. Y como yo y él nos hicimos buenos
amigos creo que fue la opción más sensata- explicó.
Megumi: Sí claro, son tal para cual, además a las bestias les
gustar estar rodeadas de más bestias- murmuró sarcástica.
Sanosuke: >< Grrrr.
- Oye Kaoru ¿crees que ya podría descansar un poco? No he parado
en toda la mañana, además que ese perro sigue haciendo de las
suyas en el tatami del lado sur del dojo- dijo el niño de cabello azabache.
Kaoru: Ya sabía yo que ese perro solo traería problemas ><
Sanosuke! más vale que se comporte o pondré a los dos patitas
en la calle.
Sanosuke: Vamos no sean tan exagerados es solo un perro, pero esta bien prometo
que no hará más de sus 'gracias' por aquí.
Kaoru: Mas te vale que así sea ..
Dentro del dojo.
Yahiko:
Yum esto esta delicioso! No se compara nada en lo que esta fea prepara- exclamó
el joven refiriéndose a su sensei, de quien recibió un fuerte
coscorrón en la cabeza.
Kaoru: Solo ocúpate de comer, grosero!
Kenshin: Y dime Megumi ¿cómo ha estado la clínica?- preguntó
intentando hacer caso omiso de la disputa entre el alumno y la maestra.
Megumi: Con mucho trabajo, como siempre, pero eso es bueno, me mantienen ocupada
y aprendo mucho más con cada paciente- respondió al sostener
la taza de té en sus finas manos.
Kenshin: Eso es muy bueno.
Sanosuke: ¿Y a habido casos especiales?
Megumi: No, lo de siempre.
Sanosuke: ¿Y qué me dices de la persona que llego ayer cuando
me atendías?- preguntó al comer uno de los dulces, y proporcionarle
uno a Notaro discretamente.
Megumi: Solo puedo decir que se trataba de un histérico sin remedio-
respondió indiferente.
Sanosuke: La verdad no le encuentro otra explicación. Entro como loco
asegurando que había visto al mismo diablo ha ha ha- rió al
recordar la escena.
Kenshin: ¿Es verdad eso?
Megumi: Sí. Pero el pobre sujeto se encontraba ebrio, seguramente alucinó.
Sanosuke: ¿Y las heridas también eran alucinaciones?
Megumi: Posiblemente en su estado se haya metido en algún problema.
Kenshin: ¿Qué clase de heridas?
Megumi: Tenía una herida en el cuello, pero nada grave.
Kaoru: ¿Y qué sucedió con él?- preguntó
intrigada al haber estado atenta.
Megumi: Después de que se le paso el sake, no recordaba nada y lo envíe
a su casa ¿qué mas podía hacer?
Yahiko: Cada día aparecen más y más locos- agregó
indiferente al dar un trago a su bebida.
Tokio,
Japón.
Estación de Trenes.
El bullicio
de aquel centro publico era enorme con cada llegada o salida de aquellos enormes
vagones que eran solo movilizados por vapor... algo aun increíble para
la gente común de Japón quienes pensaban que eran asuntos del
'demonio', pero si el sinónimo de 'Tecnología' fuese algo relativo
al demonio mismo, pues tendrían algo de razón.
El fuerte sonido del vapor emerge de las maquinas resonó en toda la
estación, dando el aviso de que una de esas poderosas maquinas había
arribado a la estación. En cuanto esta se detuvo y se abrieron las
puertas, los cansados viajeros comenzaron a descender. Había niños,
jóvenes, adultos, ancianos que por ser periodo de festividades viajaban
desde diferentes partes del Japón para estar con sus familias, también
era tiempo en el que cierto turismo extranjero decidía visitar este
país del Oriente, tal vez porque era de los países con más
exóticas costumbres que aun permanecían fuera del alcance de
la Tecnología (comparada con países como Inglaterra o Francia,
Japón no tenía idea de lo avanzada que la ciencia era en esos
tiempos de evolución constante)
Rápidamente los enormes vagones comenzaban vaciarse, y rápidamente
las personas comenzaban a despejar los templetes.
Fue cuando una de las dos ultimas personas en bajar descendió.
- Así que este es Tokio, no es muy diferente a como yo creí
que sería- comentó un joven de cabellos platinos, de tez blanca
y semblante indiferente.
- Sigue exactamente igual a como la ultima vez que visite esta ciudad- agregó
un hombre de cabellos oscuros que miraba sonriente a través de las
pequeñas gafas que sostenían su nariz.
- ¿Y qué es lo que se supone que haremos en este lugar amo?
- Te he repetido muchas veces que no debes ser tan formal conmigo- dijo gentilmente.
- Lo siento, pero es que me resulta difícil no hacerlo- añadió
el joven de ojos claros.
- No te preocupes. Ahora debemos ir por nuestro equipaje... Seguramente nuestro
pequeño amigo se encontrara sumamente enfadado por haber tenido que
viajar en tales condiciones.
- Es lo más probable- concordó el joven.
- Ya encontrare la manera de compensarlo.
Dojo Kamiya.
Kaoru:
Entonces, se han reportado muchos robos?
Sanosuke: No leer el periódico es un problema...- murmuró.
Megumi: Eso es lo que he leído los últimos días en los
periódicos.
Kenshin: Si, me he enterado de ello. Todo indica que en diferentes partes
del Japón, allanan las casas de tesoreros u hombres ricos.
Yahiko: ¿Y qué es lo que se han robado?
Megumi: Por el momento se reportan solo un par de objetos, inclusive se ha
reportado que en ocasiones los dichosos ladrones entran a las casas durante
la noche y no se llevan absolutamente nada, solo dejan un gran desorden- explicó.
Yahiko: Como dije, son más los locos que rondan en estos días.
Entrar a casa de personas ricas y no llevarse nada? Ni siquiera por el esfuerzo?
Kaoru: ¿Y crees que se trate de una banda de ladrones?
Kenshin: Es lo que se cree. Los indicios en todos los lugares reportados muestran
las mismas escenas, un completo desorden en la escena de los crímenes
y ciertas marcas en el suelo y en las paredes, como si lo hubiesen hecho con
objeto afilados- añadió.
Kaoru: Por lo menos no es algo por el que debamos preocuparnos, no creo que
se lleguen a interesar en nosotros, somos gente común y corriente.
Yahiko: Por no decir pobres... .
Kaoru: Si ustedes trío de perezosos ayudaran trabajando no lo seriamos
..
Sanosuke: Volviendo a lo de los robos, sinceramente creo que es un desperdicio
que entren a casas tan bien vigiladas y no tomen nada de valor...
Kaoru: ¿Y qué es lo que se han llevado en esas ocasiones?
Megumi: Una estatuilla antigua y un anillo.
Kaoru: ¿Solo eso?
Megumi: Así es.
Yahiko: Pero que banda más extraña ><.
Sanosuke: A eso le llamaría yo no saber aprovecharse de la situación...
Megumi: Lo dices porque eres un vándalo de primera... Ay, pero que
horror, ya es tarde y el doctor Genzai me pidió que me encargara de
la clínica antes del almuerzo- dijo apresurada.
Kaoru: Eso indica que no te quedaras a comer con nosotros?
Megumi: Será en otra ocasión.
Sanosuke: Te acompañare.
Megumi: No necesitas hacer eso.
Sanosuke: No lo digo por ti, simple que voy para el mismo camino.
Megumi: Seguramente iras a fomentar tu vicio al juego ¿verdad?- preguntó
sarcástica al levantarse.
Sanosuke: Tu me conoces bien. Además, espero que Notaro me brinde algo
de suerte.
Kenshin: Con que no se te ocurra apostar al pobre de Notaro, Sano ^.^|.
Kaoru: Recuerda que no es tuyo, y lo ultimo que faltaría es que aumentes
tus deudas.
Megumi: Les aseguro que eso es lo que hubiese hecho de no habérselo
aclarado primero- añadió.
Sanosuke: >< Megumi, a veces puedes ser igual o más odiosa que
el mismo Saito.
Kyoto,
Japón.
Restaurante.
- A...
A.... ACHUUUUUUUUUUUUUUU! Snif- resonó un fuerte estornudo en todo
el establecimiento.
- Iack... Salud, no me lo tome a mal jefe pero, no vuelva a hacer eso cuando
estoy comiendo...- murmuró un hombre de cabello rubio extrañamente
parado, que se encontraba frente al hombre que estornudó mientras comía
tallarines.
- Lo siento Sho... snif. Seguramente alguien esta hablando de mí.
Tokio, Japón.
Sanosuke:
Bien Notaro escúchame bien. Espérame aquí mientras me
encargo de conseguir algunos yenes, que de verdad me hacen faltaba- murmuraba
al perro al haberlo colocado en el suelo, esperando que él le entendiese-
Sé que eres un buen perro, así que no te metas en problemas
¿esta bien?- dio una ultima caricia al lomo del animal de colores cafés
para después entrar a la humilde construcción, en donde lo esperaba
una tarde de juegos de azar, no sin antes haber pasado al templo más
cercano en donde pidió ayuda divina.
El gran perro permaneció unos minutos mirando la puerta por la cual
momentos antes había entrado su amigo.
Las calles estaban desoladas, y el sol ya pasaba de anunciar el medio día.
En ves de decidir reposar sobre el suelo, el sentido 'aventurero', 'metiche',
curioso del buen animal lo llevo a merodear por los alrededores, y aprovechando,
'marcar terreno'.
Paseaba alegremente moviendo el rabo, mientras que uno que otro niño
que se cruzaba en su camino se detenía para admirarlo y acariciar el
extraño pelaje, inclusive una que otra persona que lo encontraba 'tierno'
le proporcionaba alguna golosina o alimento que llevasen.
Sus cuatro patas lo llevó a desplazarse por un estrecho callejón,
que al momento de entrar, su agudo y bien desarrollado sentido del olfato
encontró cierto interés en el lugar. Levantando su hocico comenzaba
a olfatear, llevando a pasar su nariz por el suelo.
Se detuvo en cierto lugar, el cual examinó con cuidado, y cuando finalmente
estaba seguro de que era el lugar correcto, con sus cuartos delanteros comenzó
a buscar algo debajo de la tierra.
No tuvo que cavar mucho para encontrar lo que su nariz había detectado,
para la conciencia de un perro, solo era un objeto más que pudiese
enterrar el mismo, pero para el ojo humano se trataba de una especie de relicario,
que por su apariencia parecía muy valioso. Notaro lo tomo con su fino
hocico y se dispuso a buscar el lugar correcto en donde enterrar el objeto,
pero ¿donde sería el lugar correcto?
Megumi:
Listo, ahora no olvide, deberá tomar dos de estas, una en la mañana
después de desayunar y una en la noche antes de dormir- explicaba a
un anciano al momento de brindarle una medicina.
- Muchas gracias doctora, usted es muy amable- agradeció al anciano
amablemente.
Megumi: Si dentro de tres días no ve mejora, no dude en venir nuevamente.
- Por supuesto, que tenga una buena tarde doctora.
Megumi: Usted también. Bien, quién es el que sigue?- preguntó.
Al instante un hombre entro después de que el anciano saliera de la
habitación.
Megumi: Ah, es usted otra vez- dijo al reconocer al hombre- Dígame
señor cómo se siente después de lo de ayer? Mejor?
- Si, estoy bien doctora, solo quise pasar para disculparme, creo que se me
pasaron un poco las copas... Pero en fin, otro de mis motivos al venir es
preguntarle si no deje algo aquí ayer?
Megumi: ¿Qué es lo que exactamente busca?
- Es una antigua reliquia familiar, siempre la llevo conmigo, y cuando regrese
a mi casa me di cuenta que la había perdido. Y luego pense que posiblemente
la hubiese perdido en el trayecto de mi casa hasta aquí, por lo que
decidí seguir los pasos que di ayer.
Megumi: ¿Qué clase de reliquia era?
- Un relicario, le pertenecía a mi madre, es muy importante que lo
recupere, pense que posiblemente podría estar aquí.
Megumi: Me temo señor que aquí no encontrara lo que ha perdido.
- Maldición, bien en ese caso será mejor que siga buscando,
aunque aquí entre nos será difícil que recuerde los pasos
que di ayer antes de llegar con usted.
Megumi: Lamento no haber sido de ayuda.
- No se preocupe... Pero el dado caso que lo encuentre por aquí, le
agradecería que me lo hiciese saber. Esta es la dirección en
donde puede encontrarme- dijo al brindarle un pedazo de papel.
Megumi: No se preocupe, así lo haré.
Justo
en ese momento, en la parte trasera del consultorio. Una silueta canina entraba
al patio, en donde mucha ropa se encontraba recién lavada y tendida.
Notaro trató de recordar su lugar favorito para guardar cosas en este
lugar la ultima vez que lo visito, mientras algo colgaba de su hocico.
Cuando encontró el punto exacto comenzó a escarba con sus cuartos
delanteros, en donde al llegar al punto indicado, se divisaban varias cosas,
entre ellas un par de muñecas de trapo, posiblemente pertenecientes
a las dos pequeñas nietas del doctor Genzai. El can dejó caer
aquel objeto y rápidamente comenzó a cubrir el agujero nuevamente
con la tierra.
- Notaro!! Malvado perro!- exclamó una voz no muy amistosa.
El pobre perro dio un rápido vistazo sobre su lomo para ver la silueta
de la mujer, a quien tanto le gustaba 'jugar' con él, mientras sujetaba
una escoba en las manos.
Megumi observo más de la mitad de la ropa recién lavada cubierta
con tierra.
Megumi: Largo de aquí! Definitivamente eres la versión canina
de Sanosuke, siempre causando problemas! Fuera de aquí!- amenazó
al perro con movimiento con la escoba.
Notaro, ante la expresión poco amable de la mujer, decidió utilizar
sus cuatro patitas para saber lo que mejor hacen, correr!
Restaurante Akabeko.
Las jóvenes
meseras se movían de un lado para otro haciendo lo que mejor sabían
hacer, atender a la clientela, la cual el día de hoy, como la mayoría
de los días, era mucha.
Vemos a Tae organizando bien a sus trabajadoras, quien en casos de tanta concurrencia
de clientes no pierde jamas la calma.
Tae: Vamos señoritas muévanse que no están sirviendo
en un día de campo. Tsubame, por favor linda, atiende rápido
a los señores que acaban de llegar esta bien? Vamos, movilícense
todas- ordenaba como toda una capataz.
La pequeña Tsubame se encamino entre el mismo trafico que las compañeras
de trabajo realizaban, teniendo que tener mucho cuidado de no golpearse unas
entre otras o evitar bloquear sus caminos.
La joven de cabello corto, se acercó a la ultima mesa de la hilera
de la derecha del lugar, la más retirada de todas, en donde sus clientes
aguardaban pacientemente.
Tsubame: Konichiwa señores ¿qué les podemos servir? Soy
Tsubame y los atenderé durante su estadía- dijo amablemente
la jovencita.
- Konichiwa señorita Tsubame- respondió el saludo el hombre
de gafas y cabello negro con una sincera y amable sonrisa.
Las mejillas de Tsubame mostraron un poco de color al observar a aquel gentil
hombre que le sonrió. Observó con detenimiento a sus clientes,
él era un hombre de tez blanca, ojos azules muy bellos que se miraban
a través de un par de gafas, su largo cabello negro se encontraba recogido,
y sin duda su sonrisa era muy cautivadora. Después la pequeña
miro al acompañante de este, un joven de tez muy pálida, ojos
claros como el agua, cabello blanquecino largo que estaba sujeto en forma
de coleta, su expresión era muy seria. Ambos vestían ropas tipo
occidental en combinación con ropas chinas según ella podía
intuir al verlos, definitivamente eran extranjeros.
Tsubame: No me gustaría que pensaran que soy indiscreta pero ¿ustedes
no son de Tokio verdad?- preguntó apenada, pero su curiosidad había
sido mucho más grande que su razón.
- No te preocupes, jamas pensaría eso de una jovencita tan bella- agregó
el hombre de gafas- Es verdad, nosotros no somos originarios de Tokio, hemos
viajado desde hace semanas y finalmente llegamos aquí, y me agradaría
mucho probar qué tal sabe la comida de este lugar en especial, he escuchado
mucho de él y dicen que es muy buena.
Tsubame: Se lo aseguro, es la mejor de toda la región- agregó
orgullosa.
- Bien, en ese caso ¿qué tal si para comenzar nos trae 3 ordenes
de tallarines- dijo.
Tsubame: ¿Tres?- preguntó extrañada.
- Sí, ¿algún problema?- preguntó sin quitar esa
sonrisa del rostro.
Tsubame: No no! Ninguna, enseguida los traeré- se apresuro a decir
al momento de retirarse por las ordenes. Aunque le pareció extraño
que pidiesen tres si solo eran dos personas...
- Qué niña más simpática- comentó el hombre
de gafas al volverse a su acompañante- ¿Qué te sucede?
Te he visto muy serio últimamente- preguntó al joven.
- Simplemente que no me acostumbro a estar rodeado de los humanos...- agregó.
- ¿Te molestan los humanos como yo?- preguntó de nuevo.
- No, no es eso... Es solo que... Es frustrante tener que esconder quien realmente
soy de todos ellos, no me agrada fingir que soy alguien como ellos porque
no lo soy- añadió.
- Te prometo que después de esto volveremos a casa.
- No sabe lo que me gustaría poder volver a mostrar mis alas y volar
amo- comentó el joven.
- ¿Qué te he dicho con respecto a lo de 'amo'?
- Lo siento, siempre lo olvido...
- Algún día te acostumbraras.
Tsubame:
Lamento la demora. Espero que disfruten de su comida.
La pequeña espero a que probaran lo pedido y dieran el visto bueno.
- Mmmm sabe muy bien!- dijo el hombre de cabello oscuro al probar el primer
bocado con los palillos.
Tsubame: ¿De verdad? Nos halaga que le haya gustado señor.
- Tenían razón, es la mejor comida de toda la región-
agregó.
Tsubame observó que el joven de cabellos blanquecinos simplemente se
quedó observando el plato de comida, por lo que pensó que posiblemente
le molestara que lo mirasen comer.
Tsubame: Bien, sino se les ofrece algo más, me retiro. Si necesitan
algo más no duden en llamarme.
- Descuida pequeña, estamos bien.
Tsubame: Con su permiso- se retiro después de una pequeña reverencia.
El hombre de gafas observó en todas direcciones, y como las personas
del lugar estaban entretenidas en sus propios asuntos, y se encontraban en
lo más recóndito del local, creyó que no habría
problemas de que su otro protegido saliese.
- Bien, ya puedes salir, no hay moros en la costa.
Sin que hubiera la necesidad de repetirlo una segunda vez, una pequeña
y extraña silueta emergió de entre una de las valijas que los
hombres llevaban.
- Ay ya era hora! No saben lo que es tener que estar dentro de esa valija
tantas horas!- se quejó la pequeña silueta dorada alada al postrarse
sobre la mesa.
- Baja la voz, no querrás atraer la atención ¿verdad?
De verdad lamento que hayas tenido que viajar bajos esas circunstancias- agregó
el hombre.
- Va a estar muy difícil que logre perdonarte- dijo al cruzarse de
brazos la pequeña criatura dorada.
- No sé porque haces tanto escándalo, no eres el único
que pasa momentos difíciles al viajar- añadió el joven.
- Claro, como no eres tú quien tiene que viajar con el equipaje no
me comprendes... Deberías sentirte afortunado de poder pasar como un
humano normal, no que el pobre de mí T.T snif Tiene que optar esta
patética forma para no llamar la atención...- aclaró
la bestia
- Ya, ya no peleen- intervino el hombre- Se que ha sido un viaje difícil
¿Por qué no mejor comemos?.
- Sí! Siempre he querido probar la comida de Tokio!- dijo al abalanzarse
sobre el tercer plato de comida y tomar los palillos, que comparados con él,
estaban enormes.
- ¿Y tú no piensas probar bocado?- preguntó el hombre
al joven.
- Sabe perfectamente que no necesito comer para tener energías...-
agregó el joven.
- Vamos, comer es uno de los placeres de la vida, mira a nuestro pequeño
amigo, el tampoco necesita comer, pero la disfruta mucho y no le hace ningún
daño- añadió el hombre.
- ... Esta bien, si eso lo hace feliz amo...- tomó los palillos con
sus delgadas manos y se dispuso a probar aquello que los humanos llaman comida
y que es tan indispensable para ellos.
- ¿Y bien? ¿verdad que sabe sabroso?- preguntó la criaturita
con la boca delineada por sobras de comida.
- ... Sabe bien- dijo indiferente.
- Yo quiero una orden más!! ^o^- exclamó el pequeño.
Tsubame
observó aquellos pilares de tazones vacíos en la mesa de sus
clientes 'extranjeros'.
Tsubame: Al parecer, les gusto mucho- comentó.
- Muchas gracias por la comida, fue estupenda- agregó el hombre de
gafas.
Tsubame: Al contrario, gracias a ustedes por su preferencia. ¿Desean
algo más antes de partir?
- Ahora que lo dices, sí, hay algo. De casualidad no sabe en donde
puedo localizar al Señor Kenshin Himura?
Sanosuke
salió de la edificación con una sonrisa victoriosa de punta
a punta en su rostro.
Sanosuke: Que bien! Hoy fue mi día de suerte, ya sabía yo que
me brindarías algo de suerte Notaro, pero no tanta!... Notaro?- no
veía al animal por ningún lado- Que extraño, ¿donde
se habrá metido?- preguntó al aire. Fue cuando finalmente se
dio cuenta de lo tarde que era ya, estaba por anochecer y debía regresar
a casa con el premio de una victoria en los juegos- Lo más probable
es que haya regresado a casa por si solo o tal vez fue al dojo...- se dijo
a si mismo al ponerse en marcha.
En la
clínica, Megumi ya no diviso ningún paciente. Era lógico,
era la hora en la que todas las personas comenzaban a regresar a sus hogares.
Eso indicaba que no tendría más visitas por el día de
hoy, podría terminar sus labores finalmente después de un día
ajetreado... Pero, aun debía lavar las ropas que Notaro había
ensuciado...
El doctor Genzai había estado fuera todo el día junto con sus
nietas, por lo que los esperaba para dentro de unos minutos más, imaginaba
que tendría suficiente tiempo para terminar el lavado y preparar algo
para la cena.
Se encaminó al patio, cuando escuchó ciertos sonidos, como si
alguien raspara la tierra. Rápidamente a su mente vino la idea de que
se trataba de su amigo canino que había vuelto a hacer de las suyas,
por lo que tomó nuevamente la escoba dispuesto a darle un buen escarmiento.
Caminó lentamente para tratar de tomarlo desprevenido, y súbitamente
aparecer frente a él.
Pero cual fue su sobresalto al no ver al canino sino a algo diferente, una
criatura que sus ojos no pudieron descifrar o darle nombre, sin mencionar
que el manto de la oscuridad ayudaba a que su apariencia se ocultase muy bien,
lo único que era claro eran varios puntos de color amarillentos muy
intensos.
Sin esperárselo, algo salto sobre ella embistiéndola pese a
ser una criatura no más grande de 60 centímetros de alto, pero
aun así logró tumbarla al suelo.
Megumi se disponía a levantarse cuando sintió un agudo dolor
en su hombro, sintiendo como si algo filoso que clavara en este, y algo tibio
comenzaba a fluir de ello.
Ante tal peligro, la mujer utilizo la escoba como punto de apoyo para quitarse
de encima sea lo que fuese que era esa criatura, funciono, llevando rápidamente
su mano a su hombro dolido en donde se percato se encontraba una herida sangrante.
Megumi se sobre salto al ver otro par de puntos amarillentos en la oscuridad,
presintiendo un gran peligro si se quedaba en ese lugar, por lo que tiro la
escoba hacia ellos para distraerlos un momento y aprovechar esos segundos
para correr, saliendo por la puerta trasera de la casa hacia la arboleda que
había detrás.
Corrió, corrió como jamas había corrido en su vida entre
aquella arboleda, escuchando espeluznantes sonidos que venían persiguiéndola
y que eran más claro conforme más rápido le daban alcance.
Su herida no era grave pero dejaba rastros en el suelo con la sustancia rojiza
que era su sangre.
La silueta de la mujer emergió de entre los arbustos a una de las calles
de Tokio, la cual para su infortunio estaba desolada y rodeada por altos muros
de concreto.
Su propio miedo le impidió pensar bien, pero se dio cuenta que se encontraba
cerca de donde el rurouni vivía, él fue su esperanza y lo único
lucido en lo que podía pensar en aquellos momentos.
De nuevo una embestida la llevo contra el suelo, levantándose ligeramente
lo suficiente para apoyar su espalda contra uno de los muros.
Como aquella calle contaba con algo de luminosidad, finalmente los ojos de
la mujer pudieron distinguir lo que eran aquello... Era una criatura, baja,
con una apariencia muy similar a un simio, pero en vez de contar con un pelaje,
su cuerpo estaba cubierto de nefastas escamas de colores verdes; su cráneo
no era totalmente lizo, extrañamente poseían un extraño
hueco en el cual había agua. Del hocico de uno de ellos, escurría
aun una sustancia rojiza y esperaba probar un poco más...
Eran repugnantes para la vista de la mujer, se vio contra la pared y muy asustada,
pudo haber gritado y pedir ayuda o levantarse e intentar correr de nuevo,
pero no logró hacer nada ya que dos de esas horribles criaturas saltaron
sobre ella, intentó interponer sus manos, pero las criaturas aferraron
sus dientes nuevamente a ella, esta vez en el cuello y el otro en el brazo.
Pese que la mujer intentaba resistirse, eran más fuertes que ella.
El tercero ya venía en camino para unirse al festín que habían
'atrapado'.
Pero antes de que pudiese llegar, se estrelló con lo que parecía
un muro invisible!
Las tres criaturas sintieron presencias que para sus sentidos resultaron 'deliciosas'.
Repentinamente el viento comenzó a soplar violentamente, y tal vez
Megumi se abría vuelto loca pero, le pareció observar venir
una silueta femenina volando, que rodeo a la criatura que estaba del otro
lado del muro 'invisible', envolviéndola en una corriente de aire fuertemente
como si fuese un listón, apretando cada vez más y más
hasta que el viento aplastó por completo la silueta escamosa, desvaneciéndose
en fuego verde!.
Las otras dos criaturas restantes se alarmaron, el muro parecía haberse
esfumado, por lo que se pusieron alertas.
Sin esperárselo, lo que parecían lanzas hechas de hielo se incrustaron
en una de ellas y al instante la criatura se desintegro en fuego verde.
La ultima de ellas, intentó huir, sin embargo, lo que parecía
una bola de fuego se impacto en su espalda, desintegrando al ultimo de los
nefastos monstruos.
Megumi
estaba desconcertada, anonadada ante lo que había visto... Se encontraba
adolorida y con justa razón, se observo por un momento y observó
las tres heridas sangrantes en su cuerpo, se sentía ciertamente débil
por la perdida de sangre...
Escuchaba ciertos pasos que se aproximaron a ella, ella levantó su
cabeza un poco para sostener la mirada gentil de un hombre que se había
inclinado hacia ella.
- No se preocupe, todo va a estar bien- murmuró él a la mujer,
quien su vista comenzaba a nublarse y caer inconsciente a los brazos de aquel
hombre de cabello negro.
- ¿Se encuentra bien?- preguntó una imponente criatura de colores
dorados con alas.
- Necesita cierta atención, pero estará bien- dijo.
- Todo indica, que esos Kappas* estaban en busca de esto- dijo el joven de
cabellos plateados al sostener en su mano un hermoso relicario, un poco sucio
con una sustancia transparente que posiblemente era la sangre de alguna de
las criaturas.
- Tráelo contigo. Primero que nada debemos llevar a esta mujer a algún
lugar para darle atención, nos encontramos cerca según la dirección
que la jovencita nos proporciono, lo mejor será que vayamos ahí
primero.
- Será lo mejor, pero permíteme retomar esa pequeña forma
nuevamente- dijo el león dorado.
- Hazlo de prisa.
Dojo Kamiya.
Yahiko:
Brruuuuu que frío esta haciendo, siento como si me fuese a congelar-
se quejó el niño moreno en la mesa.
Kenshin: Tranquilo Yahiko, estoy seguro que con el Tofu que prepare para la
cena te calentaras un poco.
Sanosuke: Me alegra haber venido un día en los que Kenshin es quien
cocina! Gracias Notaro, definitivamente me traes mucha suerte- exclamó
al acariciar al animal, quien efectivamente lo había encontrado en
este lugar.
Kaoru: Son solo unos ingratos, eso es lo único que son ustedes dos
.
Kenshin: Tranquila Kaoru- dono algún día aprenderás a
cocinar.
Kauru: Incluso Kenshin... T.T son unos malagradecidos de mi hospitalidad.
Sanosuke: No lo tomes a mal Kaoru, pero te recomendaría aprender un
poco, deberías ir al Akabeko a estudiar su arte culinaria algunos días
haber si aprendes algo.
Rápidamente Notaro se levanto al haber estado echado, y se encaminó
hacia las afueras del dojo.
Kenshin: A donde ira?
Sanosuke: No te preocupes por él, posiblemente fue a hacer sus necesidades
por ahí.
Kaoru: Qué!? Con tal de que se le ocurre a hacerlo dentro de la casa!
Kenshin: Descuida Kaoru- dono iré a asegurarme que no lo haga- se comprometió
el rurouni.
Sanosuke: Es solo un perro ¿que podría hacer?- preguntó
al comenzar a comer del tofu.
Kenshin
siguió al animal para verificar que no hiciera de las suyas, no le
gustaba ver a Kaoru molesta ya que siempre quien pagaba los platos rotos era
él y el pobre de Yahiko.
La silueta de Notaro dio vuelta en una esquina, y cuando el pelirrojo iba
a hacer lo mismo, diviso dos siluetas en la entrada del dojo.
Gracias a la iluminación natural que la luna llena brindaba esa noche,
era clara la silueta de ambos. Kenshin se sorprendió, en parte por
observar que uno de ellos llevaba a Megumi a en brazos, pero también
se debía a que reconoció a uno de ellos...
- Kombanwa* Himura- san... Ha pasado mucho tiempo...- dijo el hombre de cabello
negro.
Kenshin: ... ¿Clow- san?...
- Fin del Capitulo 1 -
Ulti_SG:
Hola a todos! Bueno, primero que nada cabe señalar que este es el primer
fic en el que manejo al Kenshingumi O.o por lo que espero haberlos manejado
bien.
Seguramente a estas alturas ya saben quienes son los que llegaron a Tokio
en tren ^.^
Así es!! Este es un crossover entre Rurouni Kenshin y Sakura Card Captors,
pero esta vez, la protagonista representante de Sakura CC no es la linda Sakura
Kinomoto, sino el grandioso Mago Clow!! ^o^
La verdad desconozco (y eso que he buscado) los años exactos en los
que Clow vivió en Japón, si por alguno sabe exactamente los
años que vivió él y no son en los mismos años
en los que la serie de Rurouni Kenshin se lleva a cabo pues, lo siento mucho!
=p Este es un fic y me pareció una buena idea hacerlo.
La verdad espero que vaya a gustarles ^.^ Me esforzare para que sea interesante
para ustedes. La verdad yo sé que es muy costumbre utilizar palabras
japonesas en las fics de Rurouni Kenshin, yo no soy muy amante por lo que
ha veces las pondré y otras no =p.
Otra cosa más, existen dos versiones del nombre completo de Clow...
Uno es Reed Clow y el otro es Li Clow... YO pienso utilizarlo como LI CLOW,
así que espero que luego no me vengan con que es incorrecto...
¿Qué es lo que Clow y sus dos guardianes hacen en Tokio?
¿Cómo es que Clow y Kenshin se conocen?
¿Qué son los Kappas y qué buscan?
¿Qué sucederá con Megumi?
¿Sanosuke alguna vez pagara lo que debe en el Akabeko?
¿Notaro lograra superar su afán por enterrar cosas?
¿Por qué rayos estoy haciendo preguntas?
Algunas respuestas a estas preguntas se darán a conocer en los siguientes
capítulos. No se lo pierdan!
Ohayo=
Buenos días.
Notaro= Es el nombre que Sanosuke le puso al Perro Chow Chow (creo que era
de esa raza...) en uno de los capítulos después de la derrota
de Shishio y antes de lo de Shogo en la serie de TV.
Konichiwa= Buenas tardes.
Kappas= Una criatura de la mitología Japonesa (Dentro de los próximos
caps se hablara sobre ellas)
Kombanwa= Buenas Noches.