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   Homenaje a María Julia Hernández

Muere en El Salvador la incansable luchadora por los Derechos Humanos.

El pasado 30 de marzo, falleció en el Hospital Médico Quirúrgico de San Salvador, María Julia Hernández, a la edad de 68 años. Esta personalidad tan querida y respetada, tanto en El Salvador como en el extranjero, representó la lucha por el respeto a los derechos humanos y en contra de la impunidad, tanto durante los trágicos años de la guerra civil de ese país centroamericano, como después de la firma de los Acuerdos de Paz que pusieron punto final al conflicto armado.

María Julia Hernández nació el 30 de enero de 1939 en la localidad de San Francisco Morazán, en Honduras, hija de padres salvadoreños. Pocos días después de su nacimiento, se trasladó con su familia a El Salvador, donde ya desde niña se sintió atraída por las actividades sociales y de solidaridad de la Iglesia Católica. Se graduó en Filosofía en la Universidad Estatal de El Salvador. Inició su compromiso con la defensa de los derechos humanos y su apoyo a la sociedad civil salvadoreña junto al Arzobispo Arnulfo Romero. Trabajó en la Comisión de Justicia y Paz, creada por el religioso, desde 1977 hasta 1980, año en el que Monseñor Romero es asesinado por grupos paramilitares mientras oficiaba misa en la capilla de un Hospital de Oncología al noroeste de la capital. Sucedió el 24 de marzo de 1980. María Julia Hernández continúa su lucha, y entra en contacto, entre otros, con el Padre Jesuita Ignacio Ellacuría, quien también sería asesinado por el ejército en 1989, junto con otros cinco sacerdotes jesuitas y dos mujeres que trabajaban en el servicio doméstico.

Desde comienzos de los años ’80, quien fue llamada la "Madre Coraje" de El Salvador, se destacó por su valentía en el enfrentamiento y la denuncia de los delitos cometidos por los cuerpos de seguridad del ejército y los denominados Escuadrones de la Muerte. Nunca dudó, aún en medio del conflicto armado, de trasladarse a las zonas de guerra y constatar masacres, bombardeos y todo tipo de violaciones a los derechos humanos, que denunció abiertamente, tanto en el país como en el extranjero.

El 3 de mayo de 1983, por iniciativa de ya fallecido Arzobispo Arturo Rivera y Damas, que sucedió en el cargo a Monseñor Romero, se creó la organización Tutela Legal. María Julia Hernández fue designada directora y continuó con este trabajo hasta su fallecimiento. Tutela Legal fue creada para atender a las víctimas de las violaciones a los derechos humanos y registrar y documentar todos los casos de desapariciones y muertes cometidas por fuerzas del ejército o paramilitares. María Julia Hernández trabajó con pasión y coraje por la defensa de los derechos de la población civil, tanto durante los años de la guerra civil como después de los Acuerdos de Paz.

Entre los casos emblemáticos que esta luchadora llevó adelante, se puede contar la investigación judicial de la masacre de El Mozote (Morazán), a unos 200 km al noroeste de El Salvador, donde el ejército asesinó a más de mil personas, incluidos mujeres, niños y ancianos, entre el 11 y el 13 de diciembre de 1981. Cuando en 1993 se promulgó una ley de amnistía que perdonó a los culpables de estas atrocidades cometidas durante la guerra, María Julia Hernández llevó el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington. Otra tarea a la cual le dedicó mucho tiempo y energía fue al seguimiento de la repatriación de familias salvadoreñas refugiadas en Mesa Grande en Honduras. También investigó, documentó científicamente y abrió procesos judiciales por las masacres de El Sumpul, El Barrío, La Quesera y otras.

Además de su tarea de protección a los derechos humanos, María Julia Hernández llevó adelante otros trabajos meritorios, como la recopilación de los textos de las homilías de Monseñor Arnulfo Romero, consideradas hoy como un documento de gran valor. Fue también Directora de la Comisión Pro-Memoria Histórica. Entre los diversos galardones y premios recibidos por esta íntegra y valiente mujer, se destacan el Doctorado Honoris Causa otorgado por la Saint Josephs University de Filadelfia y el título de Doctor Honoris Causa en Derechos Humanos por la Universidad Jesuita Centroamericana José Simeón Cañas.

María Julia Hernández era profundamente creyente. Creía en Dios, pero también, con firmeza y valentía, en la verdad, la paz, la justicia y el respeto por los derechos humanos. Dedicó su vida al trabajo por la sociedad y por sus semejantes, sobre todo los más indefensos y los más necesitados, y el pueblo de El Salvador la llamó "la madre de las víctimas". Su vida es un ejemplo de consagración a una causa justa, y con la muerte de María Julia Hernández se pierde una figura única en la lucha por una sociedad mejor en América Central. Esperamos, no obstante, que el trabajo que Maria Julia inició sea continuado por sus sucesores, quienes, ante cada instante de adversidad, podrán recordar la figura de esta mujer que fue ejemplo para todas las mujeres y los hombres de El Salvador y de América Latina que luchan por un futuro mejor.

Réplica y comentarios al autor: lilian.hall@telia.com




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