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   Atrapado en Texas

Estados Unidos de América es el país que pone de manifiesto su cada vez más amplia supremacía económica y militar. Esto se deja ver particularmente durante administraciones como la de Reagan o las de los Bush. Ha sido durante estos periodos en que esta supremacía se tiñe más de prepotencia que de diplomacia en la comunidad internacional, teniendo en cuenta, claro, que la prepotencia internacional existe siempre en toda administración estadounidense.

Al mismo tiempo, EUA es el maestro en la creación y difusión de imágenes e ideas. Tiene frente al resto del mundo el estigma del espectáculo de Hollywood, la mercadotecnia de Coca-Cola, los billboards y el McDonald's. No poco le debe la supremacía americana a este talento para promover el consumismo y, dentro de sus propias fronteras, a la habilidad para mantener la imagen de su país y sus gobernantes en un extraño nivel de utopía en la opinión de sus propios ciudadanos. Estar dentro de EUA es exponerse a la sobredosis de sus medios de comunicación. Cuando éstos se lo proponen, pueden hacer soñar a la población con delirios de democracia y libertad o con pesadillas del terrorismo y del Anthrax. Sus figuras políticas repiten, si así lo requiere la propaganda, tantas veces como sea necesario, las imágenes de cómo cayeron las Torres Gemelas por televisión, desde las más diversas perspectivas, después del terrible 11 de septiembre de 2001. Pasado un poco el tiempo no es tan necesaria la aprobación del público en la "guerra contra el terrorismo", la cual parece diluirse en los noticieros. Por ahora han bajado los ratings televisivos, pero por desgracia no me cabe duda de que volverán a subir; se ha dicho abiertamente que la pregunta no es si sucederá o no, la cuestión es cúando y cómo. La "guerra" volverá a acaparar la atención mundial, en horario estelar, cuando comiencen los ataques contra Irak, si es que el conflicto Israel-Palestina no altera antes la programación de los noticieros.

Yo soy originario de la Cuidad de México, pero llevo 5 años viviendo en la ciudad de San Antonio. Texas es un estado en su gran mayoría Republicano y conservador, quizá de los más derechistas en EUA. Parece que su gente no tiene muy buena memoria, ya que no hace mucho el actual presidente era su gobernador, y durante su administración logró bajar los niveles de educación, deteriorar la estructura de los servicios de salud y hacer que Houston superara en contaminación ambiental a la ciudad de Los Angeles, California. Sin embargo, como todo buen republicano conservador sabe, cuestiones como el seguro social, educación básica y el medio ambiente nunca deben anteponerse como prioridades sobre de las que realmente importan, por ejemplo, el desarrollo del sector privado o el apoyo a la industria militar. La guerra contra el terrorismo será como el motor del más nuevo vehículo de la economía americana, según se oye de los propios republicanos, como lo fue en su momento la guerra del Golfo Pérsico. Muchos por aquí comentan que de tal padre, tal hijo 10 años después. También parece que la amnesia es un mal común a la mayoría de los americanos que no recuerdan las consecuencias de las medidas económicas aplicadas por Reagan, mismas que el buen Bush está retomando con entusiasmo, específicamente el subsidio a las grandes empresas a cambio del recorte a los programas sociales.

"We´re gonna get´em...! We´re gonna smoke´em out...! Make no mistake about it...", son el tipo de frases con las que el carismático George W. Bush se dirige a su pueblo para justificar operaciones como esta "Libertad Duradera". El vicepresidente Dick Cheney ha dicho que la guerra contra el terrorismo se podría perpetrar contra 40 o 50 países, y ha advertido que podría durar más de 50 años. Richard Perle, asesor de Bush, hizo hace poco la siguiente declaración: "This is total war. We are fighting a variety of enemies. There are lots of them out there... If we just let our vision of the world go forth, and we embrace it entirely, and we don´t try to piece together clever diplomacy but just wage a total war, our children will sing great songs about us years from now". (Tomado de la revista Zmag.) ("Esto es una guerra total. Estamos combatiendo una variedad de enemigos. Hay muchos de ellos allá afuera... Si dejamos que nuestra visión del mundo prevalezca, la adoptamos completamente, y no tratamos de elaborar una diplomacia astuta, sino nada más nos enfocamos en una guerra total, nuestros hijos nos cantarán grandes himnos en el futuro.")

Cualquier ciudadano del mundo con la más mínima conciencia social debería, cuando menos, sentir apremio al escuchar a funcionarios públicos expresarse de esta manera, sobre todo si se trata precisamente de representantes del gobierno más poderoso del mundo. Supongo que frases similares atemorizaron al mundo durante la guerra que declaró Adolfo Hitler en nombre de la supremacía nazi y la raza aria. Es sorprendente la efectividad de esta simple retórica. El problema quizá es que los ciudadanos norteamericanos son extraños pobladores del mundo a los que parece no aplicarles las reglas sociales e internacionales convencionales. Si su gobierno tiene un poder de veto jamás visto en este planeta ante el resto de la comunidad internacional, no resulta extraño que la gente en Texas considere a su país mucho mejor que "La Isla de la Fantasía".

Yo me encuentro en una situación muy incómoda, sobre todo entre mis compañeros de trabajo. Iniciada la guerra en Afganistán, no era raro oír comentarios como "Fuck them!" "Fuck them!" "We don´t give a shit!" Opiniones de alguien que se refería a las víctimas civiles de los bombardeos, de las cuales, la última vez que vi cifras, éstas ascendían a más de 4000. Cabe mencionar que las "soft-victims", producto del desplazamiento y la falta de ayuda médica y alimenticia durante los ataques y el invierno, ascenderán por arriba del millón. Respuestas como "Because we are a Super-Power, that's why!" A preguntas de por qué invadir un país entero para atrapar a unos cuantos terroristas, lo dejan a uno en dificultades para poder seguir argumentando. "Fucking communist Palestinians! They're like pigs!" fue lo que dijo un compañero de trabajo, mismo que comenzó hace poco a hacerse cargo de la importación de muchas piezas de nuestros subensambles, que a muy bajo costo se traen desde China. No poder rebatir a éstos y otros comentarios por temor hasta de perder el empleo es como tener problemas de gases en una reunión de altas esferas sociales. Sin embargo, estoy consciente también de que mis propios impuestos se están utilizando para patrocinar esta guerra y muchas otras atrocidades. Después de platicar al respecto, un amigo me llamó el mayor hipócrita que haya conocido. En un sistema tan globalizado, ¿será posible escapar a este dilema personal? La mayoría preferimos voltear la mirada y seguir procurando por nuestras propias necesidades. Esto por lo pronto lo seguiré haciendo por acá.

Réplica y comentarios al autor: merxin@yahoo.com




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