"No
se han presentando evidencias claras durante la presente evaluación
acerca de las características psicológicas, ni sobre
el desempeño de las funciones correspondientes a la asistencia
de la menor que reflejen que los progenitores no puedan ejercer
la guarda y custodia. (...)"
Paradójicamente,
más adelante en el mismo apartado de Conclusiones
del informe pericial, reconoce que:
"Se
revela una actitud de la madre contraria a los contactos de la
hija con su padre (...)".
Al parecer,
según juzga el perito, esta actitud obstruccionista de
la madre a los contactos paterno-filiales no es una carencia en
el "desempeño de sus funciones" de "asistencia
a la menor".
La recomendación
final, pese a haber reconocido el abuso y la actitud obstaculizadora
de la madre, es que:
"Debido
tanto a la adaptación y vinculación de la menor
al ámbito familiar materno" no "se recomienda
una modificación en cuanto al sistema de guarda y custodia".
Delante del
juez, durante la ratificación y aclaración
del informe, el perito volverá a reconocer que la menor
fue víctima de abusos pero manifestará, pese a todo,
la conveniencia de la custodia materna apelando a la "adaptación"
de la menor al entorno materno. De
especial interés resulta el análisis del comportamiento
del perito delante del juez. (Ver
vídeo).