Chocó 7 días
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EDITORIAL El iceberg de Bahía Solano El panorama que ofrece el sector salud en el Chocó es triste y deprimente. Pese a todos los diagnósticos coincidentes en la necesidad de darle a ella y a la educación un carácter prioritario, concordante con el mandato constitucional y las leyes que hacen énfasis categórico en la destinación de recursos públicos para su sostenimiento, las autoridades actúan con punible omisión o en abierta contravención con la Constitución y la ley. Pero el fenómeno es más grave. No solo se omite la obligada transferencia establecida hacia el sector salud, sino que de un tiempo a esta parte los organismos llamados a administrar tan vital servicio público, han sido permeados por la politiquería y la corrupción. Durante el consejo comunal que presidió el presidente Uribe Vélez en Quibdó se destaparon algunas ollas podridas en las ARS. Otro tanto se ha venido denunciando en el Sisben desde su creación, en el que las manos de gobernadores, alcaldes y secretarios, se han metido a fondo para procurar prosélitos, cuando no otros beneficios. La dirección de salud pública del Chocó, tal vez el botín más apetecido por la clase política, es la entidad que por los recursos estatales que maneja, ha concentrado en los últimos años el mayor número de escándalos y es vox populi que desde allí se financian las campañas electorales que interesan al régimen y se pagan favores que le dan vía y manos libres al corso. Como todos los que tienen el privilegio de acceder a este paisaje de corruptela tratan de "despacharse", es obvio que la suerte de nuestros institutos de salud no cuenta para nada. Es el caso del hospital de Bahía Solano, cerrado o en inminente estado de clausura. ¿Por qué? Porque está en ruinas. Sin equipos, sin luz eléctrica, sin agua potable, sin los más elementales utensilios necesarios para la atención de pacientes, con goteras y una edificación que se cae a pedazos. El hospital fue concebido como de primer nivel para atender, además, a las gentes de Nuquí y Juradó. Lo que quiere decir que hoy el Pacifico chocoano vuelve a estar desamparado en materia de salud, sin que nadie se sienta responsable del drama y de la tragedia que esto representa para nuestros coterráneos. Lo de Bahía Solano solo es la punta del iceberg de lo que nos depara el futuro con el resto de centros públicos de salud del Chocó, incluyendo el Hospital San Francisco de Quibdó, mientras no se modifiquen las conductas y tratamientos atinentes a la correcta administración de los recursos públicos del sector social. Lo que se impone de manera urgente es rescatar de la actual situación al hospital de Bahía Solano, el único en nuestro Pacífico, y restablecerlo en la plenitud de sus servicios, por encima de cualquier otra consideración. |
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