Más espíritu cívico en nuestros barrios

Por Omar Palacios M.

Civismo es aquel fuego de amor que llevamos por dentro y que nos impulsa a obrar activamente en bien de las causas nobles y de la comunidad en que nos desenvolvemos con la coraza de los valores como la paciencia, la alegría, la tenacidad, la honradez, la tolerancia, la constancia, la seriedad, el servicio desinteresado y hasta el mismo sacrificio, todo esto sin importar el qué dirán ni nada a cambio.

Con espíritu cívico entre todas las gentes es como se puede impulsar el progreso hogareño, barrial, escolar, pueblerino, citadino, regional y nacional.

Si somos personas celosas para reclamar hasta con bravura nuestros derechos, el espíritu cívico también nos ha de impulsar a cumplir con alegría y sin desmayos nuestros deberes.

El civismo riñe con la pereza, la negligencia, el chisme, la desconfianza, la apatía, la tacañería, el desánimo, la falta de participación, la irresponsabilidad y el espíritu destructivo.

Al conglomerado social en que vivimos algo le debemos, por eso en algo le debemos retribuir.

Retribuyámosle a nuestra comunidad barrial, local o nacional cívicamente y sin tacañería: izando las banderas en las ocasiones propicias, colaborando con las justas barriales manteniendo nuestras calles y esquinas aseadas, asistiendo puntualmente a los encuentros o reuniones que jalonan el progreso, respetando y ayudando a nuestros vecinos, a nuestros líderes cívicos y a las autoridades; también pagando oportunamente las deudas, los servicios públicos, las contribuciones, cuotas e impuestos.

Ojalá que la solidaridad que mostramos en los duelos, las místicas celebraciones religiosas, las alegres caravanas deportivas, políticas, de reinados y demás fiestas que realizamos los chocoanos nos lleven también a jalonar un verdadero espíritu cívico capaz de impulsar con colaboración sincera y decidida el progreso de nuestro barrio en todo certamen como antesala del progreso regional y nacional.