COLEGIOS PUBLICOS, EDUCACION DE CARIDAD

ATRAS

PAGINA PRINCIPAL

SIGUIENTE

 

 

 



Estudios demuestran que el 31 por ciento de los conocimientos se adquieren en la escuela. Lo restante depende de factores externos, como la familia o el acceso a la tecnología.

En Colombia, de cada 41 colegios con nivel ‘muy superior’, solo uno es oficial. No obstante, los oficiales son mayoría en las pruebas del Icfes, y habitualmente también mayoría en el nivel ‘muy inferior’.

Según los resultados del año pasado, entregados por el Icfes esta semana, únicamente el Instituto Alexander Von Humbolt (puesto 53), el Pedagógico Arturo Ramírez Montúfar (95) y el colegio El Rosario (113) estuvieron en la lista de los 124 mejores planteles.

Sin embargo, según el volumen, la posibilidad de figurar en este listado era más alta para los estatales: el año pasado presentaron la prueba 4.544 planteles oficiales y 3.618 privados.

Para Juana Díaz, directora de Corpoeducación, lo ocurrido “es una señal muy importante para el sector oficial”. Según esta especialista en educación, la forma de preguntar de la última prueba del Icfes –que hizo énfasis sobre el uso de los conocimientos– significó “una transición que pudo ser muy complicada para el sector oficial, que ha tenido un modelo muy centrado en información, pero muy poco en la aplicación”.

No es nuevo que la cima de la lista de resultados del Icfes esté ocupada por colegios privados. Pero la escasez de colegios oficiales en este listado enciende la alarma sobra la calidad de la educación en este sector.

En las pruebas de agosto de 1998 y marzo de 1999 hubo cuatro colegios oficiales en el nivel ‘muy superior’; en las de agosto de 1999, siete. Los últimos resultados solo muestran tres. Aunque no significativamente, la presencia oficial en este listado se ha reducido, y la brecha entre la calidad de uno y otro sector ha crecido.

Jorge Enrique Vargas, consultor internacional en temas de educación, encuentra un problema de origen. Para ilustrar, afirma que resulta imposible un verdadero compromiso con el sector público si los hijos de quienes lo administran se forman en colegios privados. Mientras en la mayoría de los países europeos cualquier crisis de la educación afecta directamente a los hijos de estos funcionarios, en Colombia estos problemas tienen menos relevancia porque son ajenos a sus intereses directos. “Da la impresión de que éste no es un problema de ellos –dice Vargas–. Por eso se termina asumiendo la educación pública como una cuestión de caridad”.

Competencia desigual

No obstante, también hay interpretaciones positivas del fenómeno. Eriberto Castro, consultor de la Fundación Volvamos a la Gente, especializada en temas de educación primaria, dice que a la hora de calificar hay que tener en cuenta factores que están por fuera de las aulas. Cita, por ejemplo, estudios del Banco Mundial, que revelan que solo el 31 por ciento de los conocimientos se adquieren en los salones de clase y lo restante, en la casa y ambientes diferentes.

Por tanto, sostiene que la escasa presencia de colegios oficiales en los primeros lugares de la prueba del Icfes no es una responsabilidad exclusiva de la escuela. “El apoyo de la familia, el acceso a los computadores y a otros medios, los viajes, todos esos factores inciden en la formación de un estudiante –afirma Castro–. Si se comparan las condiciones que tiene fuera del aula un estudiante de un colegio oficial con las de un muchacho de un colegio de elite, es evidente que los resultados favorecerán al segundo”.

Más allá, Luis Jaime Piñeros, asesor de calidad del Ministerio de Educación, dice que no debe perderse de vista que la crisis también es del sector privado, según parámetros internacionales. Para este especialista, los colegios que encabezan la lista del Icfes son como un Ferrari que va a cien kilómetros por hora y los públicos, como un Renault 4 que va a noventa. Así, el mejor piloto puede ser el del segundo automóvil. “Si comparamos los recursos con los resultados, creo que la conclusión es que en los colegios oficiales son menos malos de lo que se arguye”.


árticulo tomado del periodico EL TIEMPO del dia 6 de Mayo de 2001