Con este chico de mirada fría, calculadora e
indiferente, no es aconsejable practicar el calentamiento
rápido o de fricción. Se debe empezar el deshielo con
ardientes miradas, cálidas sonrisas, chispazos de humor,
fogosos recibimientos que penetren el muro de hielo que
lo recubre. Casi siempre esta terapia surte efecto porque
en el fondo es muy ardiente.
Pero si te encuentras con un tipo que después de este
tratamiento no reacciona, es hora de que abandones el
caso. A lo mejor se trata del abominable hombre de las
nieves.
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