Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!
Inicio

 
www.tiemposdereflexion.com Anúnciate con nosotros
   ¿El fin de la impunidad? Charles Taylor al Tribunal de La Haya

El 29 de marzo de este año se inició un proceso largamente esperado por la comunidad internacional, en general, por el África Occidental y los sufridos pueblos de Liberia y Sierra Leona, en particular. El despótico ex presidente liberiano Charles Taylor fue finalmente capturado en Nigeria (evitando un nuevo intento de fuga a Camerún) y trasladado, vía Monrovia, a la ciudad de Freetown en Sierra Leona para ponerlo a disposición del Tribunal Especial para Crímenes de Guerra de ese país. La lista de acusaciones abarca once puntos, entre los que se cuentan crímenes contra la humanidad, asesinatos, torturas, violaciones y otras formas de violencia sexual, esclavitud sexual, mutilación, reclutamiento militar de niños menores de 15 años, secuestro de personas para trabajos forzados y enriquecimiento ilícito. Todos ello se refieren al papel decisivo que Taylor desempeñó apoyando a la feroz guerrilla RUF de Sierra Leona durante los años de la guerra civil en ese país (1991-2002), y que costó, junto con las víctimas de Liberia, cerca de 400,000 vidas humanas.

En estos días, el 20 de junio, Charles Taylor acaba de ser trasladado a la ciudad holandesa de La Haya, donde funcionarios del Tribunal Internacional de esa ciudad confirmaron que por razones de seguridad, el ex "señor de la guerra" (warlord) liberiano sería juzgado por ese organismo jurídico, instaurado por las Naciones Unidas. La presencia de Charles Taylor se considera, aún hoy, desestabilizadora para las recientes y aún frágiles instituciones democráticas de los países del Africa Occidental.

El camino al poder

Ghankay Charles MacArthur Dapkana Taylor nació en el suburbio de Arthington, Monrovia, el 29 de enero de 1948. Según algunas versiones, fue hijo de un maestro y magistrado de religión bautista pertenciente al grupo privilegiado de américo-liberianos, descendientes de los antiguos esclavos convertidos en libertos por las sociedades abolicionistas de los Estados Unidos, y quienes fundaron Liberia en 1847 como la primera república negra de África. Luego de un tiempo como estudiante de economía en el Bentley College de Boston, Estados Unidos, Taylor regresa a Liberia en 1980 para participar como funcionario en el gobierno de Samuel Doe, quien había llegado al poder a través de un brutal golpe de estado. Tres años después, Taylor, que había escalado al puesto de Viceministro de Comercio, huye repentinamente a los Estados Unidos. Doe lo acusaría inmediatamente de apropiarse ilegalmente de 900,000 dólares de los fondos públicos.

En 1984, las autoridades americanas, respondiendo a una demanda de extradición del gobierno liberiano, logran capturar a Taylor en Sommerville, Massachussets, y encerrarlo en una prisión de alta seguridad en el condado de Plymouth. Antes de que la extradicción se concretara, el astuto liberiano logra fugarse junto con otros reclusos, en circunstancias muy confusas. Sospechosamente todos los fugados son detenidos menos Taylor. Así da comienzo a un itinerario de fuga que finalmente lo llevaría hasta Ghana, vía México, España y Francia.

Se desconoce el paradero de Charles Taylor durante los años 1985-1989, pero se considera probable que haya transcurrido ese período en Libia, acogido a la protección de Muammar al-Gaddafi y recibiendo allí adiestramiento como guerrillero. Es en Libia que, según algunas fuentes, conocería a Foday Sankoh, quien luego se transformaría en cabecilla de la sanguinaria guerrilla RUF que azotaría Sierra Leona y a la cual Taylor apoyaría sin reparos.

Irrupción en el escenario liberiano

En la nochebuena de 1989, Taylor reaparece en Liberia al frente de un comando armado que, ingresando desde Costa de Marfil, ataca el puesto fronterizo de Butuo y tiene como objetivo ocupar Monrovia y derrocar al dictador Samuel Doe. El grupo armado era pequeño (apenas 200 hombres) pero entrenados profesionalmente para el combate. En otras circunstancias hubieran sido fácilmente desarmados por la policía, pero el asalto se produjo en medio de un período de caos, a raíz de la violencia creciente producida por los enfrentamientos cada vez más sangrientos entre las tribus gío y mano y los partidarios de Doe, pertenecientes a la tribu krahn. Taylor funda entonces el NPFL (Frente Nacional Patriótico de Liberia) y atrae a un sinnúmero de gíos y manos, quienes, deseosos de revancha, se unen a Taylor en su acometida contra el régimen de Doe.

En julio de 1990, el NPFL alcanza Monrovia y todo preveía una captura rápida de los puntos estratégicos del poder. Pero en lugar de emprender la acometida final, las fuerzas de Taylor se dedican al saqueo sistemático de lo que encontraban a su paso, sometiendo a la población civil a todo tipo de abusos y crímenes, que aumentaban así el sufrimiento de un pueblo ya muy afectado por las guerras tribales y la corrupción del gobierno en el poder. Estas acciones criminales fueron toleradas por Taylor, quien nunca se preocupó de otra cosa que de su enriquecimiento personal y la concentración del poder, sin llevar a la práctica las consignas de democracia y reconstrucción social con las que definía su movimiento. Aún peor: el pillaje se transformó rápidamente en una guerra de exterminio étnico, en que los gíos y manos de Taylor se enfrentaron a los kranhs y mandingas adictos a Doe en una sangrienta lucha de eliminación mutua. Estos hechos de violencia adquirieron un carácter especialmente aterrador con la irrupción de miles de niños y adolescentes provistos de armas automáticas, reclutados sin recato por los hombres del NPFL, quienes azuzaban a los jóvenes con amenazas, drogas estimulantes y elementos de brujería, a sumarse a esta "cruzada" étnica, dándoles carta blanca para cometer todo tipo de desmanes y delitos.

Durante este período, un cabecilla llamado Prince Johnson organiza una escición de las tropas de Taylor y funda una agrupación a la que denominaría INPFL (Frente Nacional Patriótico Independiente de Liberia), sin ningún perfil ideológico especial sino sólamente movido por las ambiciones personales y los reclamos en el reparto del botín. Son las tropas de Johnson quienes, el 9 de septiembre destituyen y asesinan al jefe de estado de facto Samuel Doe.

La participación del ECOMOG

Fue en este momento que ingresan al país las fuerzas pacificadoras de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAD), cuyo Grupo de Monitorización (ECOMOG) intentaría apelar a las partes para acordar una tregua y lograr un mínimo de estabilidad para iniciar el diálogo y salir del caos en el que se hallaba sumido el país. El ECOMOG logra instalar una suerte de gobierno provisional, pero Taylor no se contenta con un papel secundario, y decide instalar su cuartel general en la ciudad de Gbarnga, en el norte del país. Esta ubicación le permitía dominar una extensa área selvática y las rutas de aprovisionamiento con Sierra Leona, Guinea y Costa de Marfil. Para este entonces, las fuerzas de Taylor se calculan en unos 25,000 hombres, y su poder sigue aumentando. El caudillo sigue ampliando los territorios bajo su control y sus ingresos también se acrecentan con los rendidores negocios de la compraventa de armas y de productos naturales como el oro, los diamantes, el caucho y las maderas preciosas.

En octubre de 1992, Taylor lanza una ofensiva contra la costa, que logra ser rechazada por las fuerzas del ECOMOG. Varias agrupaciones, de distinta procedencia, se unen para combatir a las fuerzas de Taylor, quien, luego de mucho tiempo de negociaciones, finalmente se decide a aceptar uno de los tantos acuerdos propuestos por el Grupo de Monitorización. El 7 de marzo de 1994, se cuenta a Charles Taylor como uno de los integrantes del gobierno multipartidario apoyado por la CEDEAD, cuya meta es preparar el terreno para las elecciones de septiembre. Pero antes de llegar a eso había que lograr el desarme y la desmovilización de los 60,000 combatientes de las distintas fracciones y milicias, lo cual atrasó el proceso más de tres años.

El acceso a la presidencia

Cómo fue posible que Charles Taylor, siendo un temido y por muchos aborrecido "señor de la guerra", pudiera ganar las elecciones de 1997 con el 75.3 % de los votos es difícil de entender para quienes gozan de una democracia en funcionamiento. Pero si se piensa en la situación caótica en que el país se encontraba desde ya hacía muchos decenios, y el grado de inexperiencia democrática de los ciudadanos habilitados para votar, no es tan extraño. Taylor contaba además con una enorme fortuna personal que puso al servicio de su campaña electoral -era dueño de emisoras de radio y canales de televisión- y muchos creyeron en sus promesas de trabajar por el desarrollo de la nación. Cuando esto no bastaba, Taylor, dueño de una innegable capacidad retórica, amenzaba veladamente continuar con la guerra si no era electo presidente. Y el anhelo más grande de los liberianos era acabar con la guerra. De esta manera, el 2 de agosto de 1997 Charles Taylor asume la presidencia de la república de Liberia, con un mandato de seis años.

La primera medida de Taylor es exigir la evacuación de las tropas del ECOMOG, aduciendo que el país ya se encarrilaba en la vía democrática, pero con la notoria intención de evitar todo tipo de control externo. Luego de una serie de conflictos y hostilidades, logra el retiro de los contingentes nigerianos y ghaneses del ECOMOG en enero de 1999.

Durante estos años, representantes de los EU como el líder bautista Jesse Jackson y el ex presidente Jimmy Carter, legitimaron la presencia de Taylor en el poder a través de sus numerosas visitas a Monrovia y sus reuniones con el presidente electo. Quizás con una un tanto ingenua intención de contribuir al asentamiento de una frágil democracia, pero cerrando los ojos a las masivas pruebas de corrupción, abuso de poder y entrometimiento en la política de los países vecinos, que convirtieron rápidamente a Charles Taylor en un hombre odiado y temido en toda el Africa Occidental.

Desfalcos estatales

Taylor, no contento con la magistratura de presidente, se titula a sí mismo "dahkpannah" o "jefe de jefes", en alusión al liderazgo simbólico sobre las 16 tribus indígenas de Liberia. Su ejercicio del poder democrático siguió impregnado de su mentalidad de "señor de la guerra", con su lógica de poder absoluto y de enriquecimiento personal a través del saqueo de recursos naturales del país. Se calcula que Taylor y sus allegados llegaron a controlar el 90% de la economía liberiana, a través de los monopolios de estado, las licencias de exportación, los derechos de aduana y los ingresos de los fletes marítimos bajo el denominado pabellón de conveniencia por el que Liberia se hizo tristemente famosa. Era simbólico que Liberia, un país prácticamente en la bancarrota, poseyera, debido a la enorme cantidad de matriculaciones de buques extranjeros, la segunda mayor flota marítima del mundo en términos de tonelaje.

Las tres cuartas partes del presupuesto nacional se destinaron a cuestiones de seguridad (una de las tropas paramilitares más temidas por sus excesos, la Unidad Antiterrorista, ATU, estuvo comandada por Chuckie Taylor, uno de los hijos del presidente) mientras que las Fuerzas Armadas seguían siendo férreamente controladas por hombres leales al presidente. A fines del milenio, el informe de Amnistía Internacional pintaba un panorama muy sombrío de los derechos humanos en Liberia: asesinatos, desapariciones, ejecuciones sumarias, hostigamiento a trabajadores sociales, periodistas y políticos críticos al régimen.

Apoyo a la guerrilla sierraleonesa

A pesar de todos los abusos y desfalcos de Taylor en Liberia, no fue su actuación a nivel nacional la que le valió la crítica internacional, sino su participación activa en el conflicto de Sierra Leona. Los Estados Unidos, el Reino Unido y la CEDEAO lo advirtieron, pero Taylor no cedió nunca a este tipo de presiones.

El presidente liberiano dió un apoyo fundamental a la guerrilla denominada RUF (Frente Unido Revolucionario), a cuyo líder, Foday Sankoh, había conocido en los campos de entrenamiento libios, que daban cabida a "revolucionarios" de todo el continente. El RUF, tristemente célebre por sus atroces violaciones a los derechos humanos y su ensañamiento con la población civil, especialmente mujeres y niños, inició su rebelión en contra del gobierno de Freetown en marzo de 1991, partiendo justamente del "taylorland" del noroeste de Liberia.

El apoyo de Taylor al RUF continuó incluso durante los años de su presidencia, mientras los hombres de Sankoh intentaban repetidamente derrocar al presidente electo Ahmad Tejan Kabbah, y se enfrentaban sucesivamente a las tropas del ECOMOG, a los cascos azules de las Naciones Unidas, y a tropas expedicionarias británicas. Repetidos intentos de alcanzar un acuerdo diplomático entre las partes (en las que se contaba claramente a Taylor) fracasaron, por el desinterés de los implicados. Entretanto, la guerrilla continuaba con sus abusos y el presidente liberiano con su desgobierno. En este estado de cosas, la comunidad internacional finalmente reaccionó y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, teniendo en cuenta que el gobierno de Taylor contribuía a prolongar la guerra civil sierraleonesa al brindar entrenamiento en suelo liberiano a los combatientes del RUF, y al suministrarles armas a cambio de diamantes expoliados en las áreas que controlaba la guerrilla. Así se decide poner en vigencia una serie de severas sanciones en contra del régimen de Liberia. El paquete de sanciones, que entró en vigencia el 7 de mayo de 2001, comprendía: embargo reforzado de armas, boicot total a la exportación de diamantes liberianos, prohibición a Taylor y a sus colaboradores a desplazarse en el extranjero y desautorización de todo vuelo internacional de las líneas aéreas liberianas.

Paralelamente, toma cuerpo una agrupación rebelde antitayloriana denominada LURD (Liberianos Unidos por la Reconciliación y la Democracia) que exigen la renuncia del presidente. Se produce también la ruptura de relaciones diplomáticas con Guinea, a causa de la avalancha de refugiados liberianos y sierraleoneses que huían de las convulsiones de sus respectivos países. En resumen, el país vivía en una suerte de guerra civil. El 8 de febrero de 2002, Taylor declara el estado de emergencia. El 6 de mayo de 2003, el Consejo de Seguridad de la ONU endureció las sanciones con la extensión del embargo a la importación de madera liberiana.

Orden internacional de captura

A pesar de las sanciones y la presión internacional, Charles Taylor seguía creyéndose intocable. Revestido de su mandato presidencial, creía ser invulnerable a cualquier tipo de sanción. Pero lo que no lograron las Naciones Unidas ni los Estados Africanos lo logra otro organismo internacional: el Tribunal Especial de las Naciones Unidas para Sierra Leone -instancia independiente establecida en 1996 para procesar a los responsables de violaciones graves a las leyes humanitarias internacionales, compuesto por fiscales y jueces tanto locales como internacionales- lo acusa formalmente de "la mayor responsabilidad en los crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y serias violaciones de la ley humanitaria internacional" cometidos durante la guerra civil en ese país. El 4 de junio de 2003 el Tribunal da a conocer una orden internacional de captura. Charles Taylor, en lugar de ceder, se aferra desesperadamente al poder, creyendo que su investidura presidencial lo protegería del Tribunal.

Entretanto, los rebeldes avanzan camino a Monrovia mientras que representantes de la CEDEAO y el mismo presidente Bush reclaman abiertamente a Taylor y piden que abandone el poder. El LURD intensifica los combates y las víctimas civiles se cuentan en centenares. Kofi Annan, Secretario General de la ONU, solicita de urgencia al Consejo de Seguridad el permiso para que los EU desembarquen tropas como vanguardia de una fuerza internacional de la ONU.

A principios de julio, y para solucionar la crisis y ahorrar vidas humanas, el presidente nigeriano Olusegun Obansajo, en una visita relámpago a Monrovia, ofrece personalmente a Taylor un exilio seguro en su país, con la promesa de que no sería entregado al Tribunal de Sierra Leona, puesto que Nigeria no contaba con una legislación que permitiera ese tipo de extradicciones. Taylor acepta. El 1 de agosto de 2003, el Consejo de Seguridad de la ONU autoriza el despliegue de una Fuerza Multinacional en Liberia para vigilar el alto el fuego y supervisar la renuncia de Taylor que se produce finalmente el 11 de ese mes.

Antes de subirse al avión que lo conduciría a un exilio privilegiado en Nigeria (en un complejo habitacional de lujo en la ciudad de Calabar, donde residiría durante tres años con su esposa, sus dos hijas, familiares y numerosos miembros de un séquito que se calculó en casi cien personas), Taylor pronuncia un discurso provocador, donde se considera a sí mismo como "chivo expiatorio" y "cordero sacrifical" y advierte a los demás presidentes presentes en el acto, lo siguiente: "Cuidado, hoy es Taylor, pero mañana pueden ser ustedes". Acabó su discurso con un desafiante: "Volveré".

Camino a La Haya

En marzo de este año, después de tres años de resistir las presiones internacional para entregar a Taylor al Tribunal Especial de Sierra Leona, el gobierno de Nigeria finalmente capturó al ex magistrado, de 58 años. El presidente nigeriano Olusegun Obasanjo había puesto como condición para la entrega de Taylor el reestablecimiento de la democracia en Liberia y, cuando en el año 2005 Ellen Johson-Sirleaf es elegida presidenta y solicita la entrega del ex caudillo, ya no hay excusas. Charles Taylor es apresado (luego de un último y desesperado intento de huida) y puesto en manos del organismo internacional. El líder del RUF, Foday Sankoh, había recientemente fallecido en espera de su juicio.

El ex caudillo liberiano es transportado con medidas de extrema seguridad: en helicóptero de las Naciones Unidas, con chaleco antibalas, esposado y custodiado por soldados de las fuerzas de la ONU. Hace una escala de una hora en Monrovia antes de llegar a destino en Freetown. A principios de abril se inicia el juicio y Taylor niega rotundamente todos los puntos de los que se le acusa. Al poco tiempo, y a pesar de las medidas de seguridad, el Tribunal solicita trasladar el juicio al Tribunal Internacional de La Haya. La presencia de Taylor en el país es considerada como una amenaza a una estabilidad todavía muy frágil en el país. Holanda respondió aceptando en principio asumir esa responsabilidad, pero con la condición de saber de antemano en qué país el ex presidente cumpliría una eventual condena, de ser encontrado culpable.

Inmediatamente, el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, inicia una ronda de solicitudes ante una serie de países que podían considerarse dispuestos a aceptar a Taylor, entre ellos Austria y Suecia, país que ya ha aceptado otros prisioneros juzgados por ese Tribunal. La solicitud, incómoda para la mayoría de los países implicados, finalmente recibió una respuesta positiva de parte de la ministra de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Margaret Beckett, quien declaró que su país aceptaba tomar esta responsabilidad. El 20 de junio de 2006 se confirma en la prensa la noticia de que el temido "señor de la guerra" liberiano se encuentra en camino a La Haya, donde deberá rendir cuentas de los cruentos hechos de violencia de los que se lo hace responsable.

La comunidad internacional espera, y los pueblos de Liberia y de Sierra Leona se merecen que, de una manera civilizada, y siguiendo las reglas del derecho internacional, las personas que tan arbitrariamente se involucraron en un movimiento armado que costó tantas vidas humanas y ocasionó tantos daños -físicos, psíquicos y materiales- a pueblos y países enteros, sean juzgadas. Sierra Leona, con el apoyo de las Naciones Unidas, ha iniciado ya un proceso de revisión y reconciliación, juzgando a varios responsables de los crímenes de guerra y formando una Comisión de la Verdad que posibilita que las víctimas sean escuchadas, creídas y reivindicadas. Proceso que también espera lograr, a través de este ejemplo, que se eviten futuros abusos y crímenes amparados en el seno del poder. El juicio a Taylor es de enorme importancia, tanto a un nivel concreto en la región, para finalmente dejar atrás la "época Taylor"; pero también en un plano simbólico, para mostrar que la impunidad no es posible y para que quienes se crean protegidos por el poder y/o las apariencias de una investidura pseudodemocrática no se sientan nunca seguros. De completarse el juicio, Charles Taylor será el primer ex mandatario africano a quien se le haga responsable ante un Tribunal por los crímenes cometidos durante su período en el poder.

Réplica y comentarios al autor: lilian.hall@telia.com




*
Anúnciate con nosotros

Recibe nuestro boletín mensual
*
* Tu email:
*
*
*
*
*

Noticias
*

Archivo
*
* Consulta los boletines de ediciones pasadas. *
*

Panel de Opiniones
*
* Opina sobre este tema o sobre cualquier otro que tú consideres importante. ¡Déjanos tus comentarios! *
*

Escribe
*
* Envía tus ensayos y artículos. *
*
___
Logos de Tiempos de Reflexión cortesía de Matthew Nelson y Chago Design. Edición, diseño y actualización por Morgan y MASS Media
Resolución mínima de 800x600 ©Copyright pend. Acuerdo de uso, políticas de protección de información