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RESUMEN
DEL
ARCHIVO PÚBLICO DEL COMANDANTE CLOMRO 
HISTORIA Y PREHISTORIA PERSONAL
    Lo que ahora y lo que el día de mañana se pueda saber de mí, de mi forma de ser, de pensar y de actuar, es y habrá de ser producto de un proceso de experiencias que han ido definiendo y seguirán dando definición a mi marcha por la vida. Es obvio, pero vale para muchos explicar que mi mensaje y mi propuesta no fueron siempre así como se los conoce. Hubo diversas instancias que fueron determinando pasos y orientaciones.
    Mi historia se subdivide en dos historias: la de quien estuvo y la de quien está en este cuerpo. Sin reparar en la brecha de salida del uno y entrada del otro, hablando en forma lineal sobre lo que ha sido la conformación de esta mente que utilizo, veamos algunos de los factores claves para darle el actual rumbo.

    LO HEREDITARIO. Nacimiento con genes paternos potencialmente influyentes (junto con el marco familiar) en el estudio, la investigación y la divulgación científica, el dibujo y la escritura, lo futbolístico, la política y cierto grado de arreligiosidad. Todas estas cosas irían a manifestarse a distintas edades.
    LO BIBLIOGRÁFICO. Una biblioteca con libros en abundancia sobre todo tipo de temas, influyó en mi lectura, preferentemente orientada a las ciencias naturales.
    LO NATURAL. Un terreno con muchas plantas, fue propicio para ir coleccionando flores, mariposas, coleópteros y demás especies de insectos. Piedras, cactus.
    LO INUSUAL. La excavación de pozos en el terreno, gusto por los dinosaurios, lecturas y fantasías de montañismo, coleccionismo de balas, inventos raros y experimentos con sustancias queriendo descubrir alguna fórmula, eran algunas entre otras poco comunes cosas que marcaban distancias con los chicos comunes. Las diferencias incluían el rechazo a las fiestas, bailes, fútbol y demás actividades grupales y sociales, compensando la timidez y la resultante dificultad de relación, con el hecho de no carecer de amigos con los cuales compartir algunos de los hobbies inusuales, salidas y aventuras. Esto se fue tornando más problemático en la adolescencia, a la vez que incorporé la pintura, la astronáutica y los ovnis a mi quehacer diario, bajando enormemente el rendimiento en el colegio.
    LO VULGAR. Luego, el fútbol y el ajedrez agregaron mayor falta de dedicación al estudio. Pero en compensación, el fanatismo deportivo me fue convirtiendo en una persona con la cual se podía hablar, polemizar, bromear e iniciar un diálogo hasta entonces imposible. Podía hablar de algo de lo cual hablaban los otros, y a lo cual yo había sido ajeno y no integrable.
    LO SOCIAL. La elección de una carrera universitaria se inclinó al periodismo, para darle salida profesional al interés en lo extraterrestre y el fútbol, y para cumplir una actividad que permitiera comunicarse y relacionarse socialmente.
    LO CÓSMICO. Finalizados los estudios, pasando por grupos de investigación ovni, la búsqueda concluyó en un grupo contactista de orientación mística. La vida pasó a girar en torno de expectativas de futuro en otro mundo, sin importar el destino de la Tierra. El fútbol perdió gravitación en este contexto, pasando el fanatismo a desplazarse a la doctrina a la cual adhería al integrar la agrupación contactista.
    LO ARTÍSTICO. Pinturas y exposiciones sobre temas extraterrestres, conciliaron mi vocación de pintor con la de comunicador, utilizando el lenguaje pictórico para difundir el mensaje cósmico. La vocación de escritor fue perfilándose para ser un futuro oficio. El arte de la palabra escrita terminaría siendo mi principal arma en mi lucha.
    LO TERRENAL. Una tentativa de negocios con piedras semipreciosas me sacó de la órbita del grupo contactista, reintegrándome a la sociedad como persona más abierta y desfanatizada.
    LO ESPIRITUAL. Si bien lo místico de aquella agrupación proyectaba la mente hacia lo cósmico, pretendiendo un mejoramiento interior, las enseñanzas terminaban por empobrecer espiritualmente a los adeptos. Al egresar del grupo por una vía materialista como parecía serlo el negocio de las gemas, ellas terminaron influyendo en el enriquecimiento interior. Las piedras me elevaron a las montañas de mis fantasías de montañista de mi infancia, conectándome con la naturaleza y la esencia de las cosas. Las piedras me acercaron a libros, personas, grupos y entidades cuya dedicación a usarlas energéticamente, generaron un campo de experiencia que aportó espiritualidad a mi existencia. La New Age, con sus prédicas, maestros y adeptos, tuvo influencia en esta etapa.
    LO RACIONAL. Nuevos desengaños con gente y conocimientos cósmicos, me indujeron a replantear conceptos en los que creía y otros que había rechazado. Una etapa neutra de no identificación con ningún movimiento pragmático doctrinario, sin demasiado idealismo para pretender acciones importantes en alguna dirección que "salvara al mundo" o cosas tales. La denuncia de las grandes mentiras, la difusión de un mensaje que dice por qué todo ha fallado en la evolución del mundo y del Universo, la hice sin contenidos místicos que indujeran a comportamientos pseudorreligiosos. Latente la amenaza de que doctrinas y grupos fanatizaran a los incautos, mi mensaje debía apuntar al estímulo de una actitud racional en la gente.
    LO IDEOLÓGICO. Propuse una rebelión liberadora mediante la búsqueda y difusión de información que desenmascarara históricas mentiras, contra la injusticia y en favor de la unidad en el amor y la paz, aunque para esto se tuviera que emplear acciones por la fuerza, antes que vivir esclavos en la resignación. No propuse lo espiritual como fin en sí mismo, ni con la meditación, ni con el viaje astral, sino como lo resultante de las acciones concretas que debemos cumplir en el campo tridimensional en que nos movemos. Una ideología de fuente cósmica, pero con vertiente social, con la cual hacer algo en concreto en el plano en que nos movemos, en vez de trascender demasiado a lo cósmico y lo metafísico, y no comportarnos lo operativamente necesario en el plano físico.
    LO SENTIMENTAL. Hubo un momento breve en el cual toda la lucha personal por el mundo pareció carecer de sentido, y empecé a pensar más en mi futuro junto a alguien a quien amar, cuya aparición pareció significar que había aprendido la lección pendiente: tal vez mi prueba mayor consistía en dejar de ser independiente y no comprometible con nadie, así como la prueba de los dependientes y comprometidos debe ser la de iniciar una nueva vida solos, lograr independizarse y vivir sin compromisos ni lazos afectivos que atan. Cuando asumí la responsabilidad de comprometerme con alguien que había aparecido, comprendí que la etapa del independiente solitario había terminado. Pasada esta prueba, no tardó en desdibujarse la historia sentimental que había permitido este paso evolutivo. Como que la situación sentimental vivida había sido sólo una experiencia de aprendizaje más virtual que real. Así quedé en un estado de equilibrio mental y afectivo, por el cual ya no necesitaba ser ni independiente ni comprometido. Y fue así que otra persona que había aparecido para esta última instancia, fue la compañera ideal, con la cual llevar adelante toda la lucha en aquellos pragmáticos ideales cósmicos y sociales, a la vez que las cosas personales y sentimentales.
 

    La base científica, cultural en general, de los años de infancia, formó a la mente del que sería un estudioso y divulgador de revelaciones cósmicas.
    La dedicación a lo futbolístico estimuló el desarrollo de cierto grado de lucha por un ideal, tan bajo y vulgar como lo es un club de fútbol, pero que trasladado a una causa más trascendente, se traduciría en una militancia en la que ser un combatiente al servicio del ideal, llegó a niveles de alto compromiso y acción.
    La profesión de comunicador social, acorde con la vocación de investigar y difundir información, exigía momentos de racionalidad para evaluar lo doctrinario de lo cual estaba demasiado convencido para pensar. La responsabilidad de ser un comunicador profesional requería una actitud crítica que contrarrestara la tendencia a la credulidad, propia y de la gente.
    La convicción de saberse conocedor de verdades cósmicas, reveladoras de grandes mentiras cósmicas y terrenales, debía llevar a acciones concretas en el plano físico. Si una lucha era necesaria en la Tierra, en la guerra cósmica entre las fuerzas de las dos polaridades, debía ser en el frente social. Porque los poderes cósmicos negativos aquí operantes, se manifestarían por los grandes poderes políticos y corporativos. Por lo que el sistema, la sociedad de consumo, debe ser el campo de batalla del combate que debemos librar. Y los conceptos cósmicos de lucha y evolución del ser, sólo pueden traducirse en algo concreto si cumplimos con lo que nos toca en medio de la civilización.
    Haber llegado a ser un combatiente en esta rebelión liberadora inspirada por revelaciones cósmicas, necesitaba un poco de las ciencias naturales, de las piedras, de las balas, de la pintura, de la astronáutica, del fútbol, del periodismo, de lo literario, de lo sectario, de lo racional, de lo sentimental... todo un poco. Porque puede haber muchos divulgadores de mensajes extraterrestres, pero pocos que sean periodistas, o escritores, o pintores, o ex miembros de sectas ovni, o rebeldes con causa o sin ella, buscadores de la verdad y cuestionadores de la mentira. Pero muy pocos son todo eso a la vez. Por lo que debo considerar que mi caso ha sido producto de la combinación de variables inusualmente convergentes. Cuyo producto final es "típicamente atípico". Y como tal, sólo es explicable a partir de las variables que determinaron la psiquis que utilizo en este plano. Que me es útil a los fines de llevar adelante un mensaje movilizador de una revolución a escala mundial. Quizá con alcances extraplanetarios. Quizá extragalácticos.
    Pero para esas instancias ya extraterrenas, no estaría empleando ni esta mente ni este modo de actuar... Estaría siendo YO MISMO, y no obrando como producto genético y cultural de una circunstancia que vine a cumplir en un cuerpo que ya estaba demasiado crecido y con una mente demasiado definida para que pudiera manifestar mi individualidad, que quedó amoldada a una personalidad hecha por y para un ser que no soy yo. Yo NO SOY ASÏ: nosotros no somos esto que mostramos. Nosotros somos los que mostramos estas personalidades que creemos ser. Invisibles, inconscientes de cómo somos realmente fuera de la materia; de ésta y de otras materias que hemos tenido cuando no nos parecíamos en todo, o en mucho, o en nada según el caso, a lo que ahora es nuestro modo de actuar, de pensar, de sentir.
    Más que un mensajero de otro mundo, soy un sintetizador de vivencias terrenales y de información y naturaleza cósmica. Un fenómeno espiritual, mental y social que se da entre millones y millones. Un logro propuesto o un accidente imprevisto, del cual, cualquiera sea el caso, se puede sacar partido. Enviado o aparecido fortuitamente, dadas las condiciones que determinaron esta mente, surgen variables que pueden afectar las vidas de muchos, en una lucha cuyos ideales pueden hacer de cada nuevo combatiente, un escritor de páginas para un nuevo capítulo en la historia del Universo.
 


RESUMEN
DEL
INFORME CLOMRO-1

Sección II
HISTORIA PERSONAL
Capítulo I
ANTECEDENTES LEJANOS DE MI PRESENTACIÓN COMO EXTRATERRESTRE
Parte  I
ENTRE MI REALIDAD Y LA FICCIÓN

Lo que puede una cerveza

    1987, mes de agosto, día 15, primeras horas de la madrugada. Ciudad de Santo Ángelo, Río Grande Do Sul, Brasil. Espera en un bar frente a la terminal de ómnibus. Charla con tres o cuatro personas, entre cerveza y cerveza. Sale el tema de los extraterrestres. Me preguntan a qué vienen. Se me ocurre -y no sé cómo- hacer una personificación de un extraterrestre que llega y responde a la pregunta. En vez de decir a qué vienen, hago como que yo soy uno de los que vienen, hablando en primera persona, en una mini-teatralización que se me ocurre que será más impactante que el "ellos vienen para...", que no dejaría de ser tomado como una opinión más.
    El personaje extraterrestre inventado en ese momento, subiéndose a una silla (¡lo que puede una cerveza!, ¿eh?) y saludando con una mano hacia arriba y quieta, está -según ubica imaginariamente a la gente- en su plato volador que aterriza. La puerta se abre, el extraterrestre baja de la nave (la silla), y cuenta los secretos del Universo. Un poema con un mensaje cósmico, bien recitado en portugués y con excelente expresividad, arranca aplausos de un viejo, que me mira y me oye con una concentración como pocas veces he visto. Aplaude otra vez ante una de mis revelaciones que entró en su lógica o en su sentir.
    Llego al final de mi primera actuación; termina mi ficción y continúa mi realidad: soy un ser cósmico que hace dieciséis meses que está en un cuerpo humano, sin plato volador ni nada espectacular que convenza a la gente de lo que pueda decirle. Guardo entonces mi misterio, y cuando hablo de extraterrestres, lo hago como estudioso del tema y no como uno de ellos. Horas después me voy del bar, llevándome una nueva experiencia, una nueva idea de cómo darme el gusto de ser lo que soy, al menos representándolo teatralmente. Hacer el papel de lo que uno mismo es y que en la vida cotidiana se oculta bajo esta apariencia humana...¡qué realidad para una ficción!

Divulgación

    Insinuación radial
    1988, enero y mayo. Hablo en radios de la costa atlántica bonaerense, como divulgador de enseñanzas extraterrestres, atestiguando haber presenciado comunicaciones con seres cósmicos. En algunas de las radios se genera interés y expectativa por mi regreso para seguir con el tema. Preparo entonces un programa con un compañero de misión, con grabaciones experimentales que nunca llegaríamos a poner en el aire.
    Surge un viaje: mes de agosto, días finales. En un lugar del oeste de la provincia de Buenos Aires. Con nombre y apellido, salgo al aire por una radio. Hablo como divulgador del tema extraterrestres. Propongo a los muchachos del programa que no hagamos demasiado seria la charla. Con mucha audiencia juvenil, la idea mía es ser entretenido para evitar que a muchos les caiga pesado (serio y pesado, es lo mismo para muchos jovencitos). Y si surge la burla, uno ya lleva la iniciativa: propongo antes del programa, que me digan "el extraterrestre". No que yo me hago llamar así, sino que surja como si fuera cosa espontánea de los muchachos del programa. Así se hace. Puede que algunos que están escuchando esperen que yo reaccione ante eso que parece una "cargada". Pero todos comprueban que no me ofendo, que lo tomo como algo natural que se puede pensar de mí. Soy interrogado sobre si soy en realidad un extraterrestre. Mi respuesta, insinuante, deja una duda intencional. La duda flotará en la ciudad durante los dos meses en que permaneceré allí. Duda, claro está, para los pocos que creen en algo de lo que digo.
    Un hombre aparece en la radio al término del programa. Es astrólogo y profesor de música. Mi mensaje le parece interesante y verdadero. Nos veremos cada tanto; él se entera instantáneamente toda vez que reaparezco en la radio, y lo veo esperándome a la salida como si algo nos comunicara, como si algo me lo trajera, como si algo le llevara la información sobre mi presencia. Y me deja una enseñanza de músico que es, de espiritual que es, de cósmico y de humano que es: "somos música; sonamos en instrumentos que están desafinados, y por eso no podemos sonar bien". Así explica lo que a nuestras almas les pasa en estos cuerpos; cuerpos, en su concepto, mal hechos. En concordancia conmigo, cuerpos que fueron creados con un fin que nunca podría ser la música, sino el ruido. Una creación, por lo tanto, no atribuible a lo Divino.

    En el cielo, no sólo las estrellas
    Una aparición masiva de ovnis en distintos puntos del país, activa más aún la atención de mucha gente hacia mi presencia. Justo sobre esta localidad se registra uno de los avistamientos, lo cual aumenta la atención hacia el tema. Vuelvo a estar en la radio, donde hacemos contacto telefónico con Luis Burgos, director de la Fundación Argentina de Ovnilogía, reportándole el caso local, que no trascendió a Buenos Aires. Por esos días, hay un apagón. Veo tanto brillo en el cielo, que se nota más la luz estelar, que el azul. Da que pensar en los ovnis, pero la razón es otra. Soy de mirar al cielo poco seguido, porque no me obsesiona la idea de ver algo extraño. No ya.
    Pero una noche me siento un poco solo, y hasta falto de ayuda cósmica. Porque hace cuatro años y medio, ya desde los tiempos del anterior ocupante de este cuerpo que uso, esta mente que él tuvo y que moldeó la mía, vive con la idea de que "Ellos" están presentes. Y más presentes, cuanto más esté yendo por buen camino. Pero estoy alejado geográficamente del grupo, estoy jugando al extraterrestre por radio, y tengo algunas dudas de que mis pasos sean los debidos. Mis compañeros ("hermanos" en la jerga interna), no me llaman por teléfono ni me escriben. ¿Estaré apartándome un tanto de lo que cósmicamente se espera de mí? ¿Estaré siendo observado y ayudado desde otro plano, si mis acciones, en cambio, son útiles a los fines?
    La soledad a 500 kilómetros de Buenos Aires, en este pueblito aburrido, me deprime a veces. Salgo una de esas noches a mirar el cielo. Pido una prueba de que ellos están, que me observan y acompañan. Y la pido en un lugar del cielo; no donde ellos quieran, en cualquiera de los puntos cardinales, sino en lo que sería S-SO, a 45º sobre el horizonte. Imaginando a la bóveda celeste como si fuera el hemisferio norte de la Tierra, mi petición equivaldría a que, estando yo en el eje sobre el ecuador, la aparición se produjera en un área de unos 2.000 km. por 2.000 km., que sería como un cuadrado cuyos vértices fueran Irlanda, Portugal, Italia y Polonia, área ésta ubicada con respecto al ecuador y al centro de la Tierra, más o menos como mi sector elegido del cielo con respecto a mi situación.  Siendo tan grande la mitad del mundo, van a aparecer justo sobre el sector de Europa que a mí se me canta; ni en África, ni en Asia, ni en América, ni en los océanos; tiene que ser ahí, en ese cuadradito de los cuatro cuadraditos que forma el cruce de tres meridianos con tres paralelos. Más o menos dos centésimas de la superficie del hemisferio; un 2 % de espacio celeste les estoy dando para que se presenten. El 98 % de la "pista" no está habilitada: aparezcan donde estoy mirando. Más o menos así sería la cosa.
    Me fue enseñado a tener paciencia para estas apariciones; esperar minutos, horas, lo que sea. Miro al cielo, a ese punto del cielo...pasan diez o quince segundos...y bajo la vista. He comprendido rápidamente mi egocentrismo y falta de respeto a la inteligencia cósmica (como si yo les importara a ellos para que tengan que aparecer, y encima, donde a mí se me ocurra pedirlo). Hace menos de dos o tres segundos que bajé la vista. Sigo tan solo y olvidado como hasta poco más de quince segundos atrás, cuando hice el pedido mental. Solo y olvidado como debo estar mereciéndolo.
    ¡¿Qué?!... ¡No puede ser!... (hace dos o tres segundos que bajé la vista, y dentro de mi campo visual, creo percibir una luz pulsante apareciendo de la nada, apenas arriba y a la izquierda del punto donde miraba; levanto rápidamente la vista, unos 60º al Sur, y ahí está, viajando  de E-NE a O-SO. Desaparece.).
    ¿Podría ser de nuevo? (pedido de señal pulsante). La blanca luz intermitente vuelve a pulsar; ha recorrido muy poco y está ingresando al lugar donde estaba focalizando la vista. Desaparece.
    ¿Otra vez? (la insistencia es sólo para confirmar que la señal fue para mí). Aparece otra vez, ya dentro del área solicitada para que aparecieran. Allí se apaga otra vez. No vuelvo a efectuar un pedido de señal (siento que ya está, siento que la señal fue para mí, no hay nada más que pedir. No insistiré. "Mensaje recibido", estoy diciéndoles con mi pensamiento. Mantengo atenta mi observación por las dudas. Está despejado; no hay una nube que pueda haber ocultado el desplazamiento. Como apareció, se desvaneció. No llegó a cubrir el cuadrante Sur - Sudoeste. No estuvo por más de diez segundos. Sé bastante de satélites y algo sobre aviones. No estoy solo. No estoy equivocando mis pasos.

    El extraterrestre se revela y se rebela
    Llega el aniversario de la radio municipal. No falta comida, ni bebida para los brindis, ni faltan los invitados. Y entre los no invitados, tampoco falta "el extraterrestre" a la celebración. El ex intendente, de la anterior administración, me dice que me escuchó en el programa, y que estuve muy ofensivo en los temas religiosos. Un concejal, interesado en los ovnis y padre de la chica que integra el trío conductor del programa, afirma sobre mí que "este muchacho tiene que ser  extraterrestre; las cosas que dice, solamente las puede decir alguien que sea extraterrestre". No digo ni que sí, ni que no. Para casi todos los demás, soy un simple fanático investigador de estas cosas.
    Cierta gente de Iglesia reacciona ante algunas de mis declaraciones en la radio. El comisario me manda a buscar. El agente que viene a avisarme, me da la mano expresando un "mucho gusto" que denota esa fascinación que ejercen los personajes "importantes" en gente de pueblo donde nunca pasa nada. No hay apuro en que yo vaya, puede ser más tarde, pero le digo que voy ya mismo. Lo acompaño a la comisaría. El comisario finge ignorar todo sobre mí, excepto algún comentario que dice haber oído por ahí. Tocado el tema de los extraterrestres, me pregunta si existen, y le contesto con tono desafiante: "¿y qué pasa si le digo que yo soy extraterrestre?" Se queda mirando con una cara simuladamente ingenua, quizá pensando que le hablo en broma y, en tal caso, con una irrespetuosidad que él no debería permitirme, porque el interrogado soy yo y no él, y ante esa falta de respeto mía en tono provocador, él debería reaccionar con autoridad. Pero se ha dado cuenta de que ha perdido el control de la situación, que la cosa ahora está bajo control de mi discurso autoritario. Calla, me mira, y deriva la charla hacia otro lado; pronto termina todo sin problema, y salgo de la comisaría planeando una contraofensiva dirigida a la iglesia. La rebelión ha comenzado: ahora estoy dispuesto a revelar lo que soy, lo que venía insinuando sin afirmar ni negar, lo que de ahora en más aumentará la fuerza de mi discurso, porque no estaré hablando de otros cuando hable de extraterrestres, sino que hablaré de nosotros, de mí. Y cuando tenga que discutir sobre extraterrestres, que no me vengan a discutir cosas lejanas: que me discutan a mí, que me refuten si tienen cómo. Yo soy ahora el eje de mi discusión: ya no situamos el eje fuera de la Tierra, sino en su propia superficie y en este cuerpo que ocupo. Se acabó esto de que uno, por más que sea lo que es, deba ocultarlo, o tan sólo sugerirlo o insinuarlo por si alguien está con las antenas paradas y capta la onda. Se acabó esto de los extraterrestres moviéndonos silenciosos como sectarios de un secreto inconfesable al mundo. Ahora soy un extraterrestre revelado, con la "v" de verdad, y rebelado, con la "b" de batalla, que es lo único que se puede presentar a una sociedad tramada para que ni las verdades se revelen, ni los oprimidos se rebelen.
    Pasa un par de horas. En la puerta de la iglesia hay gente que me ve y me oye entrar furioso. Pido hablar con el cura. Todo empieza cordialmente por su parte. Pero yo salgo al ataque, sin rodeos, haciendo obvio que no puede simular que no sabe quién soy y que yo no sé lo que él anda diciendo de mí. "No te metas con mi gente", me advierte dibujando su cerco imaginario sobre las libertades de quienes pretende como "fieles", y que para mí son libres oyentes de radio. La discusión entra en terreno metafísico. Ya no alcanza con sostener que soy testigo de comunicaciones con extraterrestres: ¡el extraterrestre soy yo, y se acabó! Le digo entonces al cura lo que soy verdaderamente, y él lo pone tan en duda como yo a sus creencias bíblicas, pero ya está, ya está dicho, ya lo podrá comentar a sus fieles, ya se comentará por la calle, ya se me hará fama de loco. Pero no me importa. Que mi verdad se diga, que amigos, indiferentes y enemigos sean el efecto de mi transparencia. Por lo pronto, con el cura todo termina amistosamente, y quedamos en que otro día vuelvo. Llegado el día, en la puerta de la iglesia, un conocido me pregunta cómo es que voy a hablar con el cura después de lo que pasó. Otra gente mira y me escucha: "Que seamos enemigos en el plano de las ideas, no significa que no podamos ser amigos fuera de eso". Y tuvimos varias charlas amistosas.
    Una conferencia prevista para hacerse en un club, es impedida por gente del directorio. El periódico local publica un comentario sobre mi conferencia no hecha. Convoco a conferencia en la plaza central. Pocos se enteran y va sólo un par de muchachos. A esas alturas, todos los que se han interesado en hablar conmigo, no necesitan una conferencia; saben dónde y cuándo charlar conmigo. Hay un bombero con interés, y algunos más estarían también interesados. Doy una charla para los bomberos en su salón. Ya está, ya es bastante lo que se pudo hacer; no se puede pretender mucho más.

   El misterio de otro "Rantés"
    Hay un trío de chicas con las que me encuentro a veces para conversar. Me creen, en especial dos de ellas. Las invito a un bar con video, para que vean Hombre mirando al sudeste. Tengo pedida la película en el videoclub, pero no aparece; alguien la tiene y no la devuelve. Llega la hora, las chicas están, y se suspende la función. Llega, como por arte de magia cósmica, el videocassette en el momento preciso. Sin que el que lo tenía sepa que está pedido y que hay gente esperando, justo se le ocurre pasar a devolverlo a la hora que habíamos fijado para el bar.  Del videoclub me lo alcanzan, nos ubicamos en una mesa, y empieza el filme de Eliseo Subiela.
    Ahí está para mis amigas un semejante a mí, versión cinematográfica. Lo que están viviendo conmigo, con un loco o extraterrestre en persona, lo ven ahora filmado en este mismo país, con un "Rantés" argentino como yo, en algunas cosas raro como yo. Esa ficción no difiere de mi realidad. En algún momento les comento a ellas que hace unos meses, en un debate a lleno total, donde terminaba de pasarse la película, fui el primero en pedir la palabra y ponerme de pie para hacer una advertencia. Los organizadores del debate sobre el filme, eran de un hospital neuropsiquiátrico. Anticipé para los doctores, que casos como el de Rantés empezarán a presentarse en lo sucesivo, y que hay que estar preparados para cuando esto suceda. Que haya personas que digan ser extraterrestres, deberá ser tomado como algo normal, porque esto es algo que a muchos les pasa y que van a salir a decirlo. Que esta película refleja una realidad que pronto estará a la vista, y que ante esto no se puede seguir pensando que sólo se trata de gente con problemas mentales. Nadie se adhirió, ni contradijo lo que expuse. Una chica me había esperado a la salida. Le confesé -ella lo suponía- que yo era uno de esos que irían a aparecer. Con ella hubo cartas y alguna visita hasta mi desaparición cuyos motivos no recuerdo. Tal vez sus estudios de psicología terminaran por limpiarle la mente de mis, en principio, para ella creíbles argumentos.
    Lo que Subiela tal vez ignoraba cuando hizo la película, es que ya se había producido un caso similar al que él ideó para el papel de Hugo Soto. Supe del asunto antes de que se estrenara el filme; quizá antes de que se rodara. Estaba en el número 7 de la revista argentina Cerdos & Peces, de diciembre de 1986. La nota titulada "Confesiones de un extraterrestre" (con la volanta "esquizofrenia") reproducía un reportaje recientemente publicado en el diario El País, de España. El personaje en cuestión era el español Joaquín Lastra (de 43 años por entonces) que recluido en un neuropsiquiátrico casi voluntariamente, afirmaba ser extraterrestre y, estando allí, no necesitaba trabajar y podía dar conferencias y enviar artículos a los diarios.     Médico, experto en psicología, matemática y lingüística, "enloqueció" a la edad de 35 años. Su "delirio erudito" lo llevó a escribir "El origen del pecado original", libro en que expuso su explicación del origen del hombre y la caída de los extraterrestres que se degradaron al ocupar cuerpos físicos (por otros detalles, ver INFORME CLOMRO 3).
    Estamos en el bar y se acerca el final de la historia. El desenlace trágico de la película puede ser un anuncio de mi propio final, si sucumbiere ante la incomprensión del mundo. No sé si las chicas se quedarán pensando en algo así. No sé si lo supondrán. Pero saben que ellas son importantes para mí. Que son de lo poco que en dos meses he podido cosechar luego de tanta siembra. Que están evitando que me sienta del todo solo con mi misterio. Que por lo menos en ellas he encontrado oídos y amistad.
    Llega mi hora de partir. Quedará atrás un pueblo que no supo develar lo que le estaba ofreciendo, lo que de mí le estaba mostrando. Y refiriéndome a ese pueblo que dejaré atrás con sus dudas sobre mí, me despido de una de las chicas pronunciando una frase de Charles de Gaulle, al dejar la presidencia de Francia:  "Me voy, y me llevo mi misterio". Los ojos de la chica se agrandan impresionados: "¡¿Misterio?!..." exclama en tono de sorpresa y con una sonrisa. El ómnibus recorre los primeros kilómetros de mi regreso. Abro la cartita hermosa que la chica me dio en la despedida. Termina con una frase que me hace comprender la reacción que ella tuvo ante "mi" frase de De Gaulle:

"Misterio es él, misterio digo.
No es para tanto: es .......,
tan sólo un amigo".

    Me llevé en esas palabras el resultado de mi paso desafiante, que me demostró que todo puede ser dicho, todo puede ser resistido, y todo puede ser aceptado. Y entre mil posibilidades de ser resistido, una sola de ser aceptado justifica el esfuerzo y el riesgo, y compensa las consecuencias desfavorables. Un astrólogo y músico, un concejal, su hija y otras chicas y algunos muchachos... ¿qué podía importar un pueblo indiferente y algunas voces en mi contra, si había encontrado ese puñado de seres tan especiales para mí? El cierre del año 88 me tendría mandándoles cartas, intentando mantener lo que estaba en mis manos alimentar o dejar apagarse. Pero mi destino se encaminaría por otros rumbos, perdiendo contacto con todos definitivamente. O al menos por unos años, hasta que mi reaparición como Clomro, pudiera revivirles algo en la memoria cuando me vieran y reconocieran. Un pasamontañas y un nombre extraño, cosa incomprensible para millones, sí les resultaría absolutamente comprensible a ellos: aquel extraterrestre humano de nueve años atrás, no cometería aquel mismo error de exponerse demasiado.
 

    Como humano, mejor...
    Yo podía ser tan humano o tan extraterrestre como quisiera, y no como las circunstancias me lo impusieran. Pero no sería lo mismo jugar al extraterrestre en un pueblito lejano que no me haría fama, que aparecer a jugar con fuego en una gran ciudad o en medios importantes a nivel nacional, que marcarían mi nombre y mi rostro. Tenía que moverme con astucia, no con la audacia de esa experiencia en el pueblo en que me puse a prueba. La apertura de un nuevo año, me plantearía experiencias nuevas.
    1989, enero, en un lugar de la costa atlántica bonaerense. Mi primera aparición televisiva, en un canal local, como aquel divulgador testigo de comunicaciones con seres del cosmos. Alguna que otra incursión en radio, que no sugiere nada sobre mi identidad cósmica, y me mantiene en la "normalidad" humana. Planeo lanzar mi personaje teatral extraterrestre y busco lugar para presentarme como tal.
    Lo siguiente, es parte de una carta que escribí por entonces, y que nunca envié y quedó entre mis papeles:
    Villa Gesell, 7 de enero de las primeras horas de la madrugada.
    Estoy en la playa, en un balneario donde hay un reflector, y aprovecho para escribir. Acaba de empezar el sábado. A 300 metros de aquí, en la Avenida 3, miles de personas pasean y se divierten. Yo estoy acá, solo.
    Estoy trabajando para subsistir y por ahora no tengo margen financiero para placeres.
    Y aquí estoy, queriendo empezar de cero. Entre gente extraña y moviéndome con cautela. Hoy, después de ocho días de estar aquí, recién inicié la apertura de mi estrategia para la difusión de las Verdades. Mi primera jugada fue entregar algo para publicar en el diario local. Saldrá el lunes o martes. Es un comentario sobre un "alguien" que está en Gesell y que hablará en carácter de extraterrestre "LO QUE TODO SER HUMANO TIENE EL DERECHO DE SABER Y QUE LA IGLESIA NO DICE". Otra vez, iré al choque y provocaré una polémica que pueda terminar en censura. Si la censura no viene, podré ir definiendo lo que será mi show: "REVELACIONES DE UN EXTRATERRESTRE", que espero poder hacerlo en alguna sala. No sé bien todavía cómo estructurar esta mezcla de teatro y realidad, de actor y de conferencista. Pero sin duda que esto será una forma diferente de decir lo que quiero. Porque haré el papel de un extraterrestre y nadie estará obligado a creer en lo que diga, porque será teatralizado. Pero quien sepa entender, sabrá que lo teatral es el disfraz que tapa una realidad igual al disfraz: un extraterrestre disfrazado de extraterrestre. Tal es el plan.

    Uno de aquellos días, conocí a una astróloga que de mí no sabía absolutamente nada. De pronto, ignorando yo que ella también era vidente, me dijo algo sobre mi futuro: Te veo como una persona importante, vas a trascender en algo... que puede ser político, científico o artístico". Yo no tuve la menor duda de que la cosa pasaba por la cuestión extraterrestre. Pero ignoraba cómo sucedería. Y cuándo. Lo que no ignoraba, era que en algún momento algo trascendente iría a pasar conmigo. Si bien esa trascendencia ya venía escalonándose desde hacía unos años, no sólo con planes, sino con logros cuya acumulación daría el subproducto de lo que iría a ser la trascendencia a mayor escala.

    Pasa el verano, sin haber llevado adelante el proyecto teatral, para el cual tenía pensado incluir dos poemas de mucha fuerza para mi argumento. Me voy de la costa, llevándome en la memoria el poema de Arturo Capdevila "Mi Oración", y el de Almafuerte, "Trémolo" (dos joyas de la poesía contra el Amo del mundo; ver INFORME CLOMRO-3), los cuales leía y recitaba en la playa hasta haberlas grabado a fuego; y con las cuales, años después, dejaría impactados a quienes me escucharían recitarlas.

    Es otoño, he andado sin equipo y con fiebre bajo el sol del desierto en Jujuy, y sin abrigo suficiente al llegar la noche en las montañas, y ninguna nave extraterrestre hubiera bajado a rescatarme de la muerte por hipotermia en las alturas nocturnas, ya que gendarmería hizo que un camionero me bajara hasta donde me dirigía, en Salta, evitando que "Allá Arriba" tuvieran que mandarme algún platillo salvavidas que, desde ya, nunca hubiera esperado. Aunque no faltará quien diga que "ellos" me mandaron un camión. He dormido en una mina de mineral de cobre abandonada, y allí he soñado que debía reproducir artísticamente la imagen del "astronauta de Palenque". A mi regreso de la aventura exploratoria, pintaría esa imagen de los mayas en cuadros que luego expondría.

    Estoy de vuelta, y se está proyectando en los cines Cocoon II El Regreso, y el mensaje de la primera, del año 85, ha sido cambiado por otro: la consigna ya no es irse del planeta, sino afrontar la realidad de esta vida; los viejitos regresan a la Tierra, y para el público queda redimido de su hasta allí estúpida actitud, aquel viejo que en la idea original fue el único que no quiso irse de la Tierra, y cuya frase "Is my World", lo definiera como apegado a este mundo, pero en la segunda parte esta pertenencia al mundo adquiere el sentido de responsabilidad. Cuatro años atrás, los preparativos de mucha gente para esperar los ovnis salvadores, eran un fenómeno mundial, y Cocoon parecía reflejarlo. Pasa el tiempo, y Cocoon II coincide con un panorama mundial que está cambiando últimamente: se sigue hablando de evacuación, pero por ahora parece que hay que quedarse. Para reforzar esto, llega Kim Bassinger en Mi novia es una extraterrestre, y viene un mensaje más dando a entender que, a pesar de todo, la vida en la Tierra vale la pena ser vivida, como titulaba un diario en una crítica sobre esta película y la segunda Cocoon.
    Pasa el otoño y estoy exponiendo pinturas con temas cósmicos. Es junio, el invierno está a las puertas, y se cumple un año y diez meses desde la idea del extraterrestre teatral. Durante todo este tiempo he estado a las órdenes de las jerarquías cósmicas que me hicieron venir a tomar este cuerpo. Mi estilo de divulgación del conocimiento que debíamos transmitir, era muy particular, pero no se apartaba demasiado de los lineamientos que debíamos observar. Podría seguir así. Pero mi idea del personaje extraterrestre podría ser para problemas con mis superiores.
    Pero una cosa ha cambiado: hace seis meses que me fui de viaje, luego de tres meses volví a casa, pero todavía no he resuelto reintegrarme activamente a la dinámica interna de la organización. Con esta distancia tomada, siento libertades que durante los últimos años no he tenido. He sido de los más rebeldes a esta obediencia que hemos observado durante los años en que participamos de esta misión. Mis disidencias habían marcado mi posición de insurgente en potencia. Las instrucciones venidas del cosmos, o de nuestras autoridades cósmicas viviendo en cuerpos humanos, en cuanto a lo que tenemos que hacer, han adolescido de fallas que me generaron desconfianza. He propuesto reiteradamente dar lugar a las iniciativas individuales de los miembros de la agrupación, en lugar de asignar tareas grupales. He asumido la responsabilidad de ir a las radios que quisiera, a decir lo que se me ocurriera. Nada de ir a donde fuera determinado desde arriba, o aprobado en reunión de consulta y deliberación, y a decir las cosas según el libreto que nos enseñaron. Así, he salido tanto del esquema de funcionamiento de la organización, que empecé a generar una dinámica paralela, cada vez más externa y desconectada del directorio, hasta quedar fuera de la órbita y del campo magnético de mis compañeros de misión y de la autoridad central. Ellos se quejan de Cocoon II. Yo les digo que me gusta. Eso marca una visible diferencia entre los que siguen pendientes de la hora de partida en la nave salvadora, y mi pérdida de interés en irme de acá. Se supone que para algo he venido hace tres años a este cuerpo, y que lo mío recién empieza; tengo mucho que hacer en este mundo, para estar pensando en irme.

Un extraterrestre en radio

    Imprevista aparición
    Es junio, he postergado demasiado mi idea del personaje extraterrestre, que para mí tiene que funcionar; seguro que va a dar que hablar. Y ahora, más liberado de las normas y restricciones de hasta unos meses atrás, decido hacer con esta idea algo ya mismo, la tomen como la tomen en la agrupación.
    Aquel compañero de grupo con el que un año atrás grabamos programas que no llegamos a transmitir, está en una FM. Voy a verlo minutos antes de su programa semanal nocturno. Mi propuesta es muy concreta y contundente: anunciar que va a estar aquí un ser extraterrestre, y decirle a los oyentes que llamen, que él contestará a sus preguntas. Yo hago el papel del extraterrestre, y en esa ficción decimos una verdad, que el que la quiera creer que la crea, y el que no, lo tomará como un juego que hacemos. Mi amigo no duda un instante; sonríe como intuyendo que esto va a ser una "bomba", y ya está saboreando lo que el sentido común le anuncia. Enciende la mecha, ya listos ambos frente al micrófono. El anuncio es hecho por su entusiasta voz. La expectativa de sus habituales y circunstanciales oyentes, es puesta en acción.
    Habla el supuesto extraterrestre: no tiene nombre; en el Universo no hay nombres para comunicarse donde no existen las palabras. Hay llamados telefónicos. El extraterrestre contesta hábilmente todas las preguntas. Hay interés, se ve que el juego marcha sensacionalmente. No parece creíble, pero cae simpático y aceptable como propuesta. No parezco extraterrestre, pero mis enseñanzas tienen valor propio, más allá de quien lo diga, y serán discutibles, pero pueden ser... Hay un conocimiento en transmisión, y si unos cuantos están recibiéndolo, es porque están atentos al juego del ET. Si yo hablaba como divulgador, en ese formal tono de "serio", dudo que lograra la misma atención en la audiencia. Dos chicas quedan en línea privada, y me piden verme. Les digo que soy físicamente como cualquiera, pero insisten. Las cito para días después a cierta hora en un lugar, y llegado el momento, veré que allí estarán puntualmente. Yo el extraterrestre en un cuerpo humano, haciendo el papel del personaje  extraterrestre en un cuerpo humano, compruebo que aquella noche de las cervezas se había encendido más que una chispa en mi mente. Y los dueños de la radio elogian el programa que hicimos con mi amigo. La idea estaba para más. Preparo un cartel con el título REVELACIONES DE UN EXTRATERRESTRE, en letra blanca sobre fondo negro; un cielo cósmico negro con galaxias y un ser luminoso saludando con una mano al costado del cuerpo, a la altura del cuello, bajo cuyos pies se lee: lo que todo ser humano tiene el derecho de saber y que la ciencia no dice...

  Cambio de planes
    Mando a imprimir como doscientas copias, que luego llevarán pegada una tira con el nombre, día y hora del programa en que me presentaría, y esa misma forma de publicidad valdría para todo lugar donde pudiera presentarme a dar una conferencia o algo así. Pero algo se interpone y todo se paraliza: a mi compañero de travesura, que sigue integrando activamente la agrupación, le dicen en ella que lo que hicimos no es serio, que desmerece los conocimientos que la agrupación transmite, porque si bien no digo las cosas de la misma manera, se nota que hablo de lo mismo. Presento una nota a la organización, calificándola como sectaria y restrictiva en su proceder, y manifestándole que es muy difícil que vuelva a ella en tanto continúe así. Es poco menos que una formal renuncia, y nada menos que una renuncia de hecho. Y para evitarle problemas a mi amigo que está allí, suspendemos la continuidad del extraterrestre en su programa. Quedo con idea de hacerlo por otro lado, pero aparecen en medio otras cosas; negocios, viajes y mujeres, que desvían mi atención. Termino el 89 con la mente más volcada a cuestiones de este mundo, que a mi realidad y mi ficción extraterrestre.



Capítulo II
LOS TIEMPOS DE MI ALEJAMIENTO DE LA MISION

Parte I
FINAL DE UNA HISTORA, INICIO DE OTRA

El distanciamiento

    1990, ha sido un año de muchos viajes y actividades comerciales y culturales. He actuado en todas partes como un humano normal, sin comentarios abiertos sobre mi experiencia cósmica, salvo a unos pocos, como siempre. Para empezarlo, un verano entre pensamientos y sentimientos mucho más humanos que extraterrestres, por situaciones vividas. Otra vez el mar bonaerense, por los dos iniciales meses, psíquicamente desconectado de aquella agrupación y de la necesidad de transmitir el conocimiento que difundíamos.
    En comunicación telefónica con un amigo asesor económico de la Iglesia, al ponerme él en conocimiento de que había allí información documentada sobre la agrupación que yo integrara, me adelantó que se venía una investigación que sonaba a persecusión, incluso gubernamental. Con mi amigo allí en la curia, yo tendría cierta "inmunidad" en este asunto, así que la cosa no era conmigo. Llamé a la sede de la agrupación y, a modo de consejero, les hice mi advertencia final de terminar con este manejo sectario de la organización, paralizar todo, replantear objetivos y modificar la mala imagen que se estaba proyectando, para lo cual era fundamental una apertura de las libertades individuales.
    Mi creencia en lo que divulgábamos, no significaba que tuviera que aceptar todo lo que venía de arriba en cuanto a cómo organizarnos. Porque los que transmitían los mensajes desde el cosmos, no pertenecían a esta realidad, y para ellos esto de vivir exponiéndose a una sociedad enemiga, era desconocido. Esos seres eran los menos indicados para sugerirnos estrategias, porque los que teníamos la plena visión de las dificultades jurídicas, religiosas y otras, éramos los que estábamos en este plano. Y la autoridad de la agrupación, por estar tan influenciada por estos seres, había perdido noción de cómo convenía moverse en esta sociedad hostil a nuestra "hostilidad" a sus creencias. Si este sistema autoritario estaba poniendo ahora, a los miembros de la organización en la mira de la Iglesia y del gobierno, yo tenía que hacer algo por ellos, pues tenía amigos ahí adentro. Con el tiempo, muchos de ellos terminarían yéndose. Otros terminarían saliendo en los diarios, y no en culturales, sino en policiales. Y yo también, pero como denunciante: el caso omiso ante mi advertencia y consejo, y la continuidad de la manipulación de las personas allí adoctrinadas, me vería impulsado a combatir aquello mismo que yo defendiera. Eso sucedería al año siguiente y al otro. Por lo pronto, mi "expulsión" que constaría en actas, no reflejaría la realidad de mi renuncia de hecho, que había quedado ratificada en aquella comunicación telefónica de advertencia, cuyo monólogo de 20 minutos fue grabado a pedido mío, pero no pasado en reunión: meses después, sabría que nadie se había enterado de los planes de la Iglesia...(que no cunda el pánico, debe haber sido la orden).
    Yo ya no estaba para delirios cósmicos, y repetidamente mandaba al diablo a los extraterrestres. A pesar de que una noche reciente, en la primavera del 89, "me presentaron" algo en el cielo, en la soledad de las sierras de Minas Gerais, a semejanza de lo ocurrido en el 88; como para darme confianza en que "Ellos están". Lo cual podrá parecer compañía, pero, por qué no, inducción psicológica para que uno siga enganchado con eso. Y a mí la compañía extraterrestre no me hacía falta, así que si no se me volvían a aparecer, mejor; y que se limitaran a ayudarme, pero desde otro plano, en mis asuntos terrenales, si querían que yo volviera a ocuparme de sus asuntos celestiales. Vale decir que, mi falta de dedicación a divulgar cuestiones cósmicas en lo sucesivo, era una represalia por la forma en que se nos había exprimido y usado a los que integrábamos esta misión. Mi espíritu de rebelde estaba incontenible.

"Profesor" de astroarqueología (Indiana Jodes)

    Llegado el otoño, alternando con exploraciones en las montañas, expuse pinturas sobre temas cósmicos en un lugar de Minas Gerais, siendo invitado por la directora de una escuela a "pasar mis conocimientos para sus alumnos". Acepté (en realidad yo iba a hacer el ofrecimiento antes de tal invitación, cosa que allí nunca se supo; las cosas se me vieron imprevistamente facilitadas, teniendo en cuenta que en principio yo veía difícil que se me dejara hablar de extraterrestres en un colegio). Mi idea era hablar de extraterrestres en la antigüedad, vincular el asunto con el campo religioso, y dejar evidenciado el engaño en el que los sistemas religiosos y científicos han mantenido a la humanidad. Es decir, en la paz del pueblo y de las mentes, seguir jodiendo. Como se diría, "para no perder la costumbre".
    Me sería dada la hora de Historia o la de Geografía de lo que aquí sería el cuarto y el quinto año, allí séptima y octava series, y se reuniría a ambas divisiones en un aula, que al llegar encontré repleta.  Y me  encontré con que a los alumnos se les había dicho que se trataría de una clase de Historia y Geografía...(?). Allí estaba el profesor de ambas materias, presenciando.     ¿Cómo encaro ahora una clase de Historia y Geografía?, pensé a velocidad ultralumínica; mi ingenio tenía que aflorar tan rápido como mi sorpresa. Y empecé a hablar del continente de Gondwana, cómo se fracturó en los actuales bloques continentales, y como documento histórico, las piedras de Ocucaje (Ica, Perú), con el mapa de la Tierra tal como yo la describiera, antes de la deriva de los continentes; hablé de tierras y océanos que, a Norte y Sur y a Este y Oeste de la  Pirámide de Keops, se dividen en superficies iguales, para luego mencionar otras particularidades de la pirámide. Proseguí con la ubicación en el planisferio de todos los lugares donde quedaron las huellas culturales de los extraterrestres en la antigüedad. Y ahí ya estaba en la historia de las religiones, a partir de aquellos "dioses" extraterrestres, y del gran engaño bíblico con Yahvé y su nave. Al término, el profesor vino a darme felicitaciones, diciéndome que la clase había sido "espectacular". Considerando que me había meido con la religión en un lugar muy religioso, no menos espectacular fue lo que me comentaron que, al respecto de mi clase, les dijo después a sus alumnos: "ya es tiempo de pensar, y parar de rezar tanto".
    A mi retorno ya en primavera, al dar una segunda clase, fui mucho más breve en los temas cósmicos, y bajé la temática a cuestiones más de aquí, más del lugar donde me encontraba: una localidad productora de cristal de cuarzo. Después de todo, yo ahí ya hablaba de lo que se me antojara, teniendo como tenía, las puertas de la escuela abiertas para ofrecer estas charlas, cuando ya no estaba en discusión lo que pudiera decir o pensar hacer. Y a esas alturas, estaba en un proyecto cultural no vinculado al Reino de los Cielos y sus mensajeros, sino al Reino Mineral y sus dineros.



Parte II
UNA PRINCESA CÓSMICA

Encuentro Cercano

    Como caída del Cielo
    Con mi mente adaptándose a una nueva forma de plantear mi vida, y ya que yo andaba por Brasil, y se venía a la Argentina una chica brasileña muy especial para mí, empecé a pensar en ella y en las piedras de su país, con lo cual tuve idea de llevarle un sobre con información cuando viniera.
    Va transcurriendo la primavera. Hace poco que puse mi atención en ella. En anteriores años, me venía siendo indiferente. No tengo ídolos, no se me mueve un pelo si estoy frente a un personaje famoso, porque en estos años he aprendido a verlos como personas iguales a mí, y a verme como igual a cualquiera, tal como lo he leído hace tiempo: "no eres más que una planta ni menos que nadie". Pero algo me pasa con ella; algo que no me pasa con ningún famoso, y no sé si será por su fama, o si hay algo que está más allá. Soy un potencial fan de ella, cosa que deberé evitar, conforme a mis principios por los cuales no hay que seguir a nadie, ni permitir que a uno lo sigan. Siento algo por ella, me resulta simpática y agradable. La gente se ríe cuando, hablando de esta chica, digo que la amo. Es que parece de esos amores que quedan en el que ama, y no llegan a la     persona amada, y que si acaso llegaran, no la conmoverían lo más mínimo. Por lo tanto, la gente tiene derecho a reírse de mi "tonto enamoramiento". Más aún, considerando que de alguna manera, todo enamoramiento es tonto.
    Termina el 90, y es mes de diciembre, día 20, en Buenos Aires. Hace una semana compré Ami, el niño de las estrellas, y ahora estoy esperando a una estrella de los niños. Encontraré, tiempo después, la relación entre ambas cosas. Promedia la tarde, y estoy en el Teatro Broadway. Ella está por llegar. Será su primer show en la Argentina. Yo no sabía que el show era hoy, y justo paso por la esquina en la hora de la función, y veo su nombre en un cartel. Veo una cola de gente y creo que están para comprar entrada. Pero están entrando. Las entradas eran gratis y ya se habían repartido en Telefé, agotándose hace días. Alguien que me ve preguntando por entradas,   me ofrece venderme una entrada, y... ya estoy adentro. Menos mal que el tipo estaba justo al lado mío para escucharme, y no unos metros más lejos, o me quedaba afuera.
    Lo veo a Jorge Rial, el novato integrante del equipo de Lucho Avilés. No veo otras caras conocidas; la conferencia de prensa en el Sheraton los debe haber tenido a todos allá. Menos mal que cuando ya iba para allá, me arrepentí, pensé que me quedaba afuera, y me volví. Si no, no habría pasado por acá de "casualidad", y ni me enteraba de que esto era justo hoy y ahora.  Nos mandan a todos a la sala para despejar el hall, pero me busco un pretexto y me quedo; me compro un jugo en el quiosquito y hago tiempo hasta que ella aparezca. Me quedo en un costado tomando el jugo, esperando el momento. Ella está por entrar. Atraviesa una multitud agolpada en la calle, e ingresa al teatro. Ya todos esperan en las butacas, así que soy uno de los poquitos que esperamos en el hall; algunos fotógrafos, gente de la casa, y un par de curiosos como yo. La princesa pasa frente a mí, radiantes sus cabellos dorados y celestial su blanco vestuario que, con una minifalda y sus características botas, la asemeja a una muñeca de un metro noventa, tacos incluídos. Mudo de admiración, y de respeto, me guardo las ganas de gritarle mi adoración. Al cielo se le debe haber caído un pedazo a la Tierra; un pedazo que allá debería ser un ángel, y que al venir acá tomó un cuerpo de ángel, y hasta se viste de manera angelical.
    Entro en la sala. No hay lugar adelante de todo. Empiezo a buscar alguna ubicación en otro sector. Termino en uno de los palcos allá arriba y a un costado del escenario, junto a un reflector. Para lo que hubiera querido, pésima ubicación; para mis posibilidades como están dadas, mejor lugar, imposible. Estoy de pie, solo, y la luz me hace visible. Ella aparece en el escenario, mira hacia mi rincón escondido, desde tanto y tan poco como unos diez metros de distancia, y me sonríe saludándome con la mano en alto. La saludo con mis dos puños en alto agitándose en señal de alegría. No me explico por qué justo a mí. También a la nena que está al lado mío, y a alguno que otro privilegiado. Comienza el show.

  Algo mágico
    Ella baila, canta, divierte, pero también enseña: pasar "energía" con la mano arriba (Chindolelé), la importancia de los sueños (Luna de Cristal), la magia de los colores (Arco Iris)...¿Qué significa todo esto? ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Adónde conduce todo esto? Realmente estoy sorprendido, estoy shockeado con lo que acabo de descubrir, con este mensaje espiritual que transmite esta chica. Yo creía que esto era nada más que un divertimento infantojuvenil; yo no había escuchado más que Ilarié y alguna otra cosa, y ahora descubro un repertorio que me sugiere propósitos más trascendentes. Estoy sintiendo y presintiendo la razón de por qué me encuentro en este lugar. Estoy sintiendo una magia que empieza a transformarme. No podía ser un simple enamoramiento televisivo; presiento que he sido traído aquí para iniciar algo, y ya empiezo a ver de qué se trata. Y para que eso se cumpla, piensen lo que piensen y me digan lo que me digan los demás, acá no estoy frente a un personaje al cual crean que yo no llegaré jamás: estoy frente a una persona a la que puedo mirar a los ojos, que me puede mirar a los ojos, ¡que me ha mirado a los ojos!... Que me ha sonreído, que le he sonreído; que podría tocar, que podría escucharme...
    El final está cerca. Ella dice sus palabras de cierre. Tres días después, por Telefé, todos  verán este show que está siendo grabado. Todos la verán decir esas palabras finales. Verán que la vista de ella, por unos instantes, reposa en algo mientras habla. Como sucede comúnmente ante un público, cuando entre cientos de espectadores, la vista del que habla se queda instalada en uno solo. Nadie podrá saber que ése al cual miraba, era yo.

  Ofrenda de amor
    Termina el show. No me apuro en salir. Arriba, en los palcos, pocos quedan. Una animadora televisiva argentina, que tiene un programa infantil y que está muy de moda, se encuentra del otro lado del teatro, en un palco lateral a la altura del que ocupé. No es Flavia Palmiero, sino Alejandra Gavilanes. Hacía días nada más, que le había mandado una carta. Nos habíamos conocido hacía años, cuando era maestra jardinera; una hermosura. Voy directo hacia ella y... la manija de mi portafolios se sale. Mientras acomodo el maletín en una butaca, ella y yo nos miramos desde lejos en la penumbra; imposible que me reconociera. Tomo el inconveniente como una señal, así que si algo está sucediendo o por suceder, mejor que me apure y deje el arreglo de la manija para otro momento. Ella baja por la escalera de su sector, yo por la del mío, y abajo, de inmediato, las dos animadoras infantiles se ven rodeadas de gente. Menos mal que no me entretuve allá arriba, o me perdía a la que vine a ver.
    No imaginé que saldría tan rápido; ni siquiera se cambió: está con la ropa blanca con que cerró la función. La rodea su seguridad personal, que saldrá a los empujones, y si me trato de acercar demasiado, seré uno de los empujados. Y si me trato de acercar sólo un poco, me empujarán los que quieran acercarse más, y que no son precisamente niñitos.  Quiero acercarme y busco la forma más adecuada. Entonces me sumo al cordón; con mi voz pidiendo paso y con mi portafolios bajo el brazo (lo cual me ayuda a hacer creer que pertenezco al grupo) unos se van abriendo a mi paso, y a los que no, los voy desplazando con el maletín y con todo el peso del cuerpo, mas el del cordón. He quedado justo en el centro y adelante de todo. Soy el ariete del vallado humano protector que le abre paso empujando gente, forcejeando entre la multitud. Por fin, sube al ómnibus que la llevará. He quedado bien ubicado junto al transporte. Se asoma por una ventanilla, desparrama al vuelo fotos suyas, y entrega en mano otras. Mi mano es una de esas privilegiadas. Desde ese día, hasta más allá del día en que, siete años después, escribiré esta historia, esa foto habrá de permanecer a la vista en un estante junto con otros recuerdos importantes.
    Entre los gritos de tantos, consigo que fije su mirada en mí. Le grito la declaración de amor, la ofrenda amorosa, la única y mejor que en un momento así se podría. Halagada, ella me sonríe con simpatía. No sin sorpresa: esto no es común todavía en la Argentina. Los apasionados seguidores serán muchísimos en un tiempo más, pero ella está frente a un apasionado de casi treinta años, no un chico. El mismo que por un tiempo seguirá siendo visto como un tonto, como el único tonto conocido que le comenta a todos que a ella la ama. Hasta que aparecerán todos los apasionados; y se verá que muchos de los que creían tonto un amor así, también terminarán enamorados de ella. Pero, por ahora, soy uno de los pocos de mi edad, y en este momento hay más cholulos que apasionados en este lugar; esa diferencia se nota, y en mí ella la pudo notar: en la frase pronunciada, en la expresión, en la mirada. Ha sido una bonita sonrisa la que me mostró como comprendiendo esto. Entre cholulos, adolescentes y niños, ha visto y oído a un treintañero  diciéndole a ella que la ama, y de un modo que no era de pasar como cosa ligera.
    Lo que tanto hubiera deseado y que parecía un sueño realizable, pero distante, estaba cumplido: que un sentimiento así no quedara guardado, sino que la persona amada lo supiera, lo recibiera. Aunque estas cosas no sirvan para nada. Aunque de ahí en más no pasara nada. Aunque uno más entre millones no significara nada. Porque no significará nada en una visión panorámica, pero en un segmento de tiempo, de breves segundos en un mísero fragmento de tiempo, estas pequeñeces son vivencias enormes, valiosísimas.
    Decenas de manos se estiran para tocar la suya. Ella toma una por una. Hasta que, incomprensiblemente, ya nadie busca tocarla. Ya no hay tanta gente. Se diría que la han dejado sola por un momento. Por lo menos, en el sentido de esa compañía que se ofrece cuando no se quiere dejar la mano de alguien sin ser tomada. El muchacho de la declaración amorosa se aproxima entonces. La toma de la mano y no la suelta. En una clara intención de significar aquello. Así permanecemos durante unos momentos que no son tan breves. Hasta me da la sensación de que esta momentánea pausa en el asedio de la gente, ha sido una milagrosa providencia para permitir mi privilegiado acercamiento. Ella no me mira mientras tanto, ni nos decimos nada; no hace falta: no hay nada que decir más importante de lo que ya me ha escuchado decirle, y no hay nada que mirar en mis ojos que no sea lo que es de suponerse. Mientras su mirada recorre otras miradas, su mano reposa calmamente en la mía. No habrá registro fotográfico para perpetuar este instante.
    El segmento de tiempo casi irreal, providencial, parece haber transcurrido: vuelven las manos a buscar a la de ella, que va retirando delicadísimamente, suavemente su mano de la mía, para seguir repartiendo saludos.
    El vehículo que la llevará, arranca. Se va desprendiendo lentamente de la muchedumbre. Ella sigue asomada, saluda a los últimos que van quedando a su paso, dispersos. Las últimas palabras que escucha son: "Volte pronto... boa viagem". Ella contesta: "Obrigado", a aquel que, cuando todos han quedado atrás, sigue acompañándola hasta los últimos metros. Porque es alguien de esos que entienden que estas compañías hay que ofrecerlas hasta los últimos metros. Así lo harán tiempo después centenas de seguidores que entenderán lo mismo. Pero, por ahora, solamente yo he ido unos metros más allá, que los últimos dispersos de la muchedumbre. Y me quedo parado ahí saludándola con la mano, viéndola mirarme al alejarse; viéndome ella mirarla mientras se aleja.

Indagación
    Los días que siguieron, me la pasé consiguiendo revistas sobre ella, incluso la que publicaba su historia. Encontré curiosidades que iban confirmando mis ideas sobre su papel en el mundo. Libro preferido: El Alquimista, de Paulo Coelho. Frase inspiradora de su actividad: "Dejad que los niños vengan a mí", de Jesús. Un retrato de Jesús riéndose, en su casa (por fin una imagen alegre para un ser al que siempre lo pintaron con cara de dolor o de beatitud, como si eso hubiera sido su constante). Ella con su convicción de que su tarea es una "misión divina" o "cosa de Dios". Lo de la energía, ya lo había visto en el teatro. Yo no tenía la mínima duda de que mi atracción hacia esta persona, involucraba motivos hasta entonces insospechados, y de los que ya empezaba a tener sospechas. Estaba teniendo elementos para sospechar. La información obtenida en las revistas confirmaba mis percepciones cuando la vi en el teatro.
    Esperaría, desde entonces, su regreso el año próximo, para establecer comunicación con tan interesante persona. Con esa persona que podía decir mucho más de lo que ya les estaba transmitiendo a los niños. Para eso requeriría una preparación que ya estaba encaminada: si prefería entre sus libros al de Paulo Coelho, y si manejaba el tema de las energías, de ahí a lo cósmico, lo extraterrestre, el paso sería muy pequeño. Por lo tanto, para que esa preparación continuara ampliándose en ella, mi intervención podría ser útil, quizá necesaria: por algo fui a parar a ese teatro, por algo se dieron las cosas como se dieron adentro y afuera de allí; para algo tal vez alguna fuerza externa a mí y a ella, me puso dentro de su campo magnético. El por qué de haberla conocido, tenía que estar mucho más allá de lo circunstancial. Y si por eso mi intervención no sólo podía ser útil, sino también necesaria, tenía varios meses para pensar en el asunto seriamente.
    Por lo pronto, el primer contacto con ella estaba producido. Visual, verbal y tactil. Tenía yo un sobre con ciertas informaciones para ella, cuando la tuve ahí pudiendo dárselo. Pero entre lo informativo y lo afectivo, le dejé esto último. Fue esa mi elección en ese momento. Evalué la situación en ese instante y advertí que era un momento para efectuar una transmisión de sentimientos, y no de asuntos en papeles. Por más que ella pudiera olvidar a ese sujeto que se le aproximó de modo llamativo, el contacto estaba abierto a nivel de almas; el encuentro estaba producido y el camino estaba abierto para futuras transmisiones que yo empezaría a pensar en efectuarle, preferentemente por escrito.
Así cerró ese año 90, en el que sobre extraterrestres había hablado muy poco y en pocos lugares, porque estuve volcado a otras actividades, no menos importantes para el planeta. Actividades que tuvieron que ver con mi aproximación a esta persona clave en lo que me parecía una estrategia cósmica operada en la Tierra, y que, por lo tanto, pasaría a ser clave en mi propia estrategia de difundir ciertas cosas para la humanidad.

Estudio y divulgación del fenómeno

    Es necesario ubicar a Xuxa en el contexto de la pluralidad de mensajes que se transmiten y de opiniones y convicciones que se tienen sobre el futuro del planeta, ¿Dónde está situada ella? ¿Dentro de qué y fuera de qué? ¿A qué forma de pensamiento representa? ¿A cuáles no?
    Dentro de su actividad y de sus propósitos, ni a Xuxa, ni a su equipo de producción, ni a su público les ha interesado saber todo eso. La transmisora, los elaboradores y los receptores del mensaje sólo tienen una cosa clara: ése es el mensaje adecuado a sus deseos. Y no importa si se trata de un mensaje de aspiraciones utópicas: lo importante es creer posible lo imposible. En la dinámica del hacer, los artífices del "fenómeno Xuxa" difícilmente podrían detenerse a estudiar en qué contexto ideológico filosófico-doctrinario se mueve el asunto. La misión de Xuxa y su equipo parece transcurrir sin tanta percepción de lo que está pasando. Mi tarea consiste en explicarlo.
    ¿Qué diferencia hay entre saber y no saber lo que está pasando? El conocimiento no sólo produce un contacto con la realidad a nivel del pensamiento. Produce también un acceso, una sintonía, una vinculación con lo que se conoce, un pasar a formar parte de esa realidad. Y una vez que el lector de este trabajo conozca la parte de esta realidad que le resultó desconocida hasta aquí, sintonizará de un modo distinto con la "cuestión Xuxa".
    También a mí me pasó, en su momento, que el conocimiento de ciertos aspectos especiales de Xuxa, me puso en sintonía con ella. Pero estas cosas que supe, las supe por conocimiento previo de cierta temática. De no haber estado en tema, Xuxa y sus connotaciones e inclinaciones místicas me habrían pasado tan imperceptibles frente a mis ojos y oídos, como a millones de espectadores que no han sabido descifrar ciertos códigos. Al percibir instantáneamente cuál era el trasfondo espiritual y cósmico de lo que pasaba con Xuxa, y al vincularme lo más a fondo posible con este fenómeno, observándolo desde adentro, pasé a disponer de información cualificada, accesible a pocos, con la que eventualmente podría dejar impactados a unos cuántos con quienes conversara.

Mi entrada en Acuario

    Influencias
    1991 me vio llegar a Capilla del Monte por cuestiones comerciales ajenas a los ovnis y al Uritorco. Y por las mismas cuestiones extra-ufológicas, estuve, ya por el otoño, y en Buenos Aires y aledaños, visitando instituciones dedicadas a los temas cósmicos. No hablo de observatorios Astronómicos, sino de entidades espirituales en línea acuariana. Y por moverme entre gente de la New Age, escucharla, leer lo suyo, mi mente empezó a ser influenciada al incorporar otras variantes. Mi lectura de los Ami y de otros libros de Enrique Barrios, me hacía entender ciertas cuestiones cósmicas con las que yo estaba en desacuerdo. O, dicho de un modo más apropiado, me hacían creer entender, o creer lo que creía estar entendiendo.
    Mi entrada en el campo magnético de Acuario, con su literatura y sus personas referentes, me permitió advertir que aquella ídola de los niños y adolescentes, era una típica mensajera acuariana. Y más aún: una estratégica mensajera capaz de llegar a un público tan variado y tan numeroso, que no habría persona mejor situada que ella para operar transmisiones de conciencia como las que ella efectuaba y que podía efectuar con mayor amplitud. Pero yo no fui el único que pensó así: ya en su retorno a la Argentina, dijo que le había sido regalado el libro Ami. El comentario lo hizo antes de grabar su primer programa aquí, y minutos antes de que yo saliera para Buenos Aires a comprarle y llevarle ese libro. Señales como ésta, me indicaban el camino.
    Con el nuevo mapa de realidades que estaba trazando en mi mente, mi orientación estaba tomando un giro de 90 grados. La primera rotación de los mismos grados, había sido cuando despegué de mi creencia en que había que prepararse para la evacuación en las naves; un par de años atrás, al distanciarme de la organización de gente contactada con los seres cósmicos, y cuando sintonicé con el mensaje de Cocoon II. Los 180 grados de giro se completaban ahora, con Xuxa y la Nueva Era, cuando no sólo no me importaba irme del planeta, sino que me importaba seriamente hacer algo por él. Porque lo que hasta el final de los años 80 había visto y aprendido, me auguraba un futuro pesimista para el mundo.

    La razón y la fuerza
    Los años 90 que comenzaban, con el optimismo que inspiraban Ami y Xuxa en cuanto al futuro del planeta, me verían con esperanzas y dónde apostarlas. El libro me dio razones; Xuxa, la fuerza: con alguien como ella funcionando así en la Tierra, algo tendría que pasar; si no se ha dado cuenta, o si nadie se ha dado cuenta, yo sí veía en ella una fuerza enorme, capaz de ser aprovechada para lograr gigantescas transformaciones mundiales. Y yo tenía que apostar mis esperanzas, mi pensamiento y mi sentir, a lo que estaba vislumbrando. Creer en que esa persona era la ideal para que, mediante los niños, muchos cambios fueran posibles, me hacía creer en el futuro, hasta entonces falto de faros encendidos como éste, a mi vista. Esa fuerza, su fuerza, era impulsora de mi fuerza. Y cuando digo fuerza, digo entre otras cosas, esperanza. Porque con alguien así, a uno le cuesta menos tener esperanzas por el futuro del mundo.
    Era, para mí, conmovedor escucharla, verla, ver lo que pasaba a su alrededor, esa magia que se transmitía a la gente. Veía yo las lágrimas de los niños cuando ella se iba en su plato volador al final de los programas; como si fuera, repetido diariamente por años, en ficción, un adelanto de algo que tal vez algún día sucederá en la realidad.
    Poco importaba el tiempo de Playboy y del cine erótico; esta persona no era la misma. Y si una estrategia tuvo que ser planificada en los Cielos para que ella llegara al centro de todas las miradas, desde donde iniciar el cumplimiento de la misión, y tuvo que ser por ese conducto y vía Pelé (porque para triunfar en este sistema hay que "ser astutos como la serpiente", dijo Jesús) para mí era comprensible; no la juzgaba ni condenaba como tantos "moralistas". Y como yo era  uno de los muchos que así lo entendían, colaboraría con esta misión que estaba muy a mi vista, dejando de lado las otras realidades cósmicas de la misión que yo integrara en la segunda mitad de los 80. Mis conocimientos cósmicos trascendían tanto la realidad de este mundo, que se tornaban inútilmente inaplicables a mis posibilidades terrenales. Aquí había, en cambio, una posibilidad concreta de acción positiva. Con esta mujer como inspiradora y movilizadora.

    De una misión a otra
    Esta nueva toma de posición, me hacía sospechar que la razón de haber sido mandado a este planeta a ocupar este cuerpo, no era la que me venía impulsando en sentido contrario. En primera instancia, se me había enviado a participar de una misión ajena al problema de la Tierra, junto con seres que cumplían aquí objetivos cósmicamente a mayor escala. Había una verdadera guerra universal, y no meramente galáctica, y aquí en la Tierra había una lucha de cabezas de Fuerzas opuestas,  que vinieron a dar a este escenario, como el Graf Spee vino a dar al Río de la Plata, en un combate fuera de contexto. Y yo fui sacado de mi contexto de responsabilidades cósmicas para con este planeta, para ser puesto en ese combate entre generales. Yo, un soldadito galáctico en medio de tamaña lucha de fuerzas inconmensurables.
    Luego de esas instancias iniciales, mi alejamiento de tal misión empezó a parecerme ya previsto (y hasta inducido) por los mismos mandos que determinaron mi envío a la Tierra a ocupar este cuerpo. Si se me hubiera enviado para mantenerme en la misión, ¿qué estaba haciendo en sentido centrífugo? Por momentos me sentía un traidor, y por momentos un engañado o un utilizado que se estaba rebelando. El fondo de la cuestión era que este mundo tenía que ser destruido por los altos mandos del Universo, y yo no tenía ninguna obligación de ayudar a evitarlo: lo mal hecho, debe ser deshecho; ése era el mandato. Razones había, pero en mi rebelión, empezaba a adherir a un mandato galáctico: lo mal hecho, debe ser reciclado. Por lo tanto, mientras la destrucción del mundo como prevención de males mayores en expansión, se evitara, yo me integraría a las fuerzas galácticas de restauración de la armonía planetaria. Es decir, la Confederación. Ésa cuyos comandantes, eran tan soldaditos como yo en comparación con las jerarquías universales a cuyas órdenes me encontraba. Y yo sabía bien que estaba retirándome de algo grandioso, para abocarme a pequeñeces de un insignificante rincón de una galaxia perdida en la noche del espacio.
    Quizá éste fue mi más correcto proceder, pues haber estado por accidente ante lo que tuve el privilegio de estar, no suponía que yo estuviera para tan grandes asuntos.

    Conflicto de ideas
    Sin embargo, se nos había  dicho que el sólo hecho de haber accedido a tales revelaciones, ya nos hacía diferentes de cualquier ser de niveles galácticos. Porque lo que vivimos, lo que supimos por estar en medio de tal experiencia ajena a todo lo de aquí, no llega a ser aprendido en las etapas de evolución galáctica. La transmisión efectuada al grupo que yo integraba, por parte de seres que no eran de esta galaxia, ni de ninguna otra, sino de más allá de lo físico...revelaba cosas ajenas no sólo a las galaxias, sino al Universo...pues hay otros Universos más allá de éste. Ningún ser galáctico podía saber sobre esos planos, por no poder alcanzarlos. Cuando un conocimiento al que no se puede, entonces, acceder, desciende a niveles como el nuestro, produce transformaciones allí donde se reciba. Produce un estado de conciencia por el cual el receptor verá todo distinto, podrá actuar distinto, por más baja que sea su evolución galáctica, mientras que el resto seguirá viendo y haciendo todo igual, por más alto que sea su grado galáctico de evolución. Por eso no temo desafiar a ningún comandante galáctico que me quiera venir a enseñar lo que cree saber que es el Universo y cómo debe ser la vida en él. Por eso mi adhesión al plan galáctico de ayuda al planeta, es condicional: colaboro con que este mundo se arregle, pero no con enseñarle a la humanidad que haya sido creado para una normal evolución, cuando para la evolución verdadera  mundos así son una aberración.
    Sin embargo, mi mente se contaminaría a tal punto de conceptos galácticos de la Confederación, que por un tiempito yo llegaría a formular la conjetura de que todo fuera al revés de lo que yo pensaba, y que realmente Dios había sido quien hizo que todo esto funcionara así, y para fines evolutivos. Fue como una película virtual que me hice, en la cual me introduje pasando por toda la trama, hasta llegar al desenlace de que no; yo no había pensado al revés de la realidad: la realidad que me vendían la New Age y sus comandos interestelares, era un bonito cuento de hadas.
    Pero eso sucedería entre mediados del 91 y dos años después. Luego, mi desactivada misión extragaláctica, universal, recobraría chispazos de vida, para mucho después encaminarme a una lucha reivindicatoria de todo aquello que yo mismo había combatido. Por ahora, estamos en otoño de 1991, y estoy dentro de un cuento de hadas galáctico, hechizado por un hada milagrosa que creo venida de no sé dónde, a la Tierra.

[...]
(Salto de 1991 a 1995. Lo sucedido en esos años puede consultarse en la versión completa del Archivo Público, en: www.lanzadera.com/Clomro)
La imagen mítica

    Endiosamiento
    La imagen de diosa extraterrestre que le fabricaron, se volvió contra su deseo de ser "de carne y hueso". El "plan Marlene Mattos" -la manager- parecía limitarse a la imagen de super mujer inalcanzable. Yo le propondría algo por lo cual no sería valorada por su figura, sino por lo que transmitiera: lo importante no sería "ella", sino "su" mensaje, que no sería tan suyo, sino universal. Porque una cosa es el transmisor y otra cosa es lo transmitido. Y a mí lo que me interesaba de Xuxa era su papel de comunicadora, en función de lo que podría comunicar sobre la vida, no sobre sí misma. La transmisión de virtudes y espectacularidades personales puede ser muy deslumbrante, pero es preferible alumbrar a deslumbrar. Porque ser deslumbrante no ayuda al deslumbrado a manifestar su propia luz. El deslumbrado queda invadido de una "luz" externa que, al estimular la admiración, eclipsa la mente, impidiéndole observar con claridad. En vez de esclarecimiento, el deslumbrante genera confusión, por lo que la supuesta luz que proyecta es, en realidad, oscuridad. El deslumbrante encandila, enceguece, y esa ceguera sólo difiere de la negra, en que se ve como un fogonazo blanco, que es la otra forma de oscuridad: la de la luz que quiere brillar más de lo que debe. Tal fue el problema que tuvo Lucifer ("portador de luz") que no se volvió oscuro por falta de brillo, sino por exceso: él podía ser un nuevo eje autosuficiente, un ser endiosable.
    El endiosamiento del ídolo, artista, deportista o lo que sea, reedita en el plano terrenal aquella génesis cósmica del Mal. No se habría perdido el orden universal a partir de una nueva deidad brillando en exceso, de no ser por el deslumbramiento de los que la aceptaron. No hay líderes de sectas, ni sectas, sin seguidores que los endiosen. Lo que el deslumbrante hace -diablo, ídolo popular o líder sectario- es usufructuar la potencialidad de deslumbramiento que los seres tienen por naturaleza, y que se manifiesta cuando están dadas las condiciones. Dejando de lado las condiciones por las cuales ángeles y seres cósmicos en general fueron deslumbrados por el Diablo, limitémonos al plano humano y veamos cuáles son las condiciones necesarias para ser deslumbrado y usufructuado por el deslumbrante.
    El individuo que idolatra, cree ser un planeta necesitado del brillo de su estrella, sin la cual se siente apagado; cree que su alegría, su estar bien, pasa por la transmisión de "energía eléctrica" con que su ídolo le enciende su luz. Vale decir, que descubrió tal energía en la otra persona y se conecta a ella para recibirla. Si hubiese descubierto el mismo potencial dentro de sí, la conexión le hubiera sido innecesaria. Pero no, no estaba en condiciones de conocerse a sí mismo, de sentirse tan estrella como el que más, o de percibir que su admirada estrella era tan planeta como el que menos. Pues todos somos centrales y orbitales en la vida, ejes y circundantes, según las circunstancias.
    Por lo tanto, para que de esta falta de conciencia pueda sacar provecho el deslumbrante, necesita que el deslumbrado permanezca en la confusión. Una mente confundida, incapaz de ser conciente de sí misma y de lo que el mundo le propone, se logra mediante cualquiera de los medios de difusión y educación que poseen los manipuladores de la sociedad como mercado. Ser consumidor de ídolos deslumbrantes es proporcional a la incapacidad de ser productor de ideas alumbrantes. Quien produce alumbramiento de conciencias, desactiva potenciales consumidores, transformándolos en nuevos productores y transmisores de claridad mental. Eso le resta gente a los ídolos, y eso está funcionando como fisuras en la sociedad de consumo, que los que la manipulan no pueden evitar. Es menos perceptible que las usinas generadoras de ídolos y sus líneas y torres de alta tensión por donde se los impone, pero las fisuras están, y por ellas circula el pensamiento de los que tratamos de no deslumbrarnos y de ayudar a otros a no ser deslumbrados. Porque los que para esto estamos, no pretendemos     deslumbrar, sino alumbrar. Y alumbrar es esclarecer.
    Presentar a Xuxa como persona deslumbrante e idolatrada por todo lo hasta aquí explicado, sería simplista y condenatorio. Sería absolutismo en la interpretación del problema, cuando el relativismo necesario para comprenderlo plantea el otro lado, el beneficioso, de la idolatría a Xuxa. Porque limitarse a observar el lado negativo del endiosado, impediría considerar, además, las ventajas que esta sociedad de consumo ofrece a la transmisión de valores positivos mediante la figura idolatrable.  Sin detenernos en el eclipse mental que Xuxa produce en el fanático admirador, veamos el otro lado, el de la claridad mental, la conciencia de muchas cosas sobre la vida, el ser y el Todo.
    Ídolos como Xuxa pueden ser objeto de infinidad de críticas a la dependencia mental que generan. Pero ya que el sistema de mercado los hace surgir y los mantiene inamovibles, por lo pronto, resulta más beneficioso pensar en qué se puede hacer para que esa idolatría rinda frutos que la gente pueda cosechar. Por nuestra parte, los que le hemos acercado literatura destinada al desarrollo interior y a la nueva conciencia, hemos tratado de apostar a la utilidad del ídolo. La persona idolatrada sería más inútil y perjudicial para la sociedad, si no se sacara provecho de todo lo bueno que tiene para ofrecer. Y, paradógicamente, mucho de eso bueno no podría ofrecerlo si no fuera esa idolatrada estrella con posibilidad de llegar a millones de personas. Si alguien "Allá  Arriba" tenía esto como fin, se justifican entonces los medios.
    A quien idolatra a Xuxa, si algún día dejara de endiosarla, por lo menos el haber estado tan fanatizado le habrá servido para prestarle atención y aprender ciertas cosas. Un día la idolatría pasa, y quedan esas cosas.
    Mi hipótesis de trabajo en cuanto a la utilidad del fenómeno Xuxa y cómo aprovecharlo, es justamente la imposibilidad de que, para muchos, se acceda al conocimiento de dichas "ciertas cosas", sin este fanatismo como requisito para atender a lo que Xuxa transmite de positivo. Y el presente trabajo plantea, sin embargo, una posibilidad intrínseca de esta entrada en el campo magnético de Xuxa y la obtención de cierta información y valores: la paradoja de que esa información y valores adquiridos del mensaje de Xuxa, actúen como fuerza centrífuga capaz de alejar al seguidor, al fan, al que idolatraba, del campo magnético de la estrella, pasando de planeta que era, a brillar con luz propia. Quien haya seguido, escuchado y comprendido lo esencial del mensaje que Xuxa propone, sabrá que eso es el amor, que no permite idolatrías inventadas, vendidas y compradas, con la consecuente servidumbre o esclavitud psicológica. Como todo guía espiritual que genera tanta atracción, Xuxa ofrece valores que permiten a quien los cultive, darse cuenta de que el trabajo del guía terminó para él; él ya sabe orientarse por sus propios medios.
    No es frecuente para los niños encontrarse con padres o maestras de escuela que hablen de cosas espirituales, de fuerzas positivas, de la capacidad que la mente tiene de realizar sueños si se lo propone. No de la forma en que Xuxa lo llegó a hacer después de años en televisión y de vinculación con personas que la fueron orientando, nutriéndola de valores trascendentes mediante conversaciones, cartas, libros y hasta canciones que le compusieron. No es frecuente tampoco para los adolescentes escuchar en el colegio estas cosas. Y ahí estaba Xuxa, para decirles lo que ni en sus casas, ni en la escuela podían escuchar y aprender.
    Y en esta relatividad de la idolatría, en cuanto a su lado desventajoso para la sociedad, y las ventajas en contrapartida, mis definiciones sobre la estrategia de canalizar a esta persona con fines útiles a la humanidad, partían del principio de que "los pensadores influyen sobre los artistas, y estos sobre las masas".

  Mítica y natural
    La imagen de Xuxa tiene algo de mítica y algo de cuento de hadas. La parte mítica sería la sobrenatural, ya que el mito es, en cuanto al personaje caracterizado como tal, superhumano, posee virtudes que una persona común no posee, hace cosas que nadie haría. El personaje del cuento de hadas, en cambio, tiene la humanidad de cualquiera, y lo que vive le puede suceder a cualquier persona.
    La Xuxa del mito, la que es vista como una persona especial, única, dotada de un don misterioso y sobrenatural, es una semidiosa, una superheroína, alguien que tiene un poder secreto.
La Xuxa como personaje de cuento de hadas, es la "princesa" que recorre el laberinto de dificultades en la vida, o que espera en la torre de marfil la llegada del "príncipe azul". Mientras tanto, es salvada de la tristeza por el lector del cuento: es un cuento interactivo donde el personaje está en comunicación con el que sigue la historia (el público) y es por él que vive una alegría o felicidad en compañía de muchos, al no tener su amor para vivir íntimamente otro tipo de sentimiento.
    Como mítica que es, esa soledad es producto de la inexistencia de algún hombre mítico a su nivel. Y eso no es cosa de gente de la calle. Nadie vivirá una historia de esas: es una historia con magia, para la leyenda. Sólo los míticos Pelé y Senna tuvieron lugar -y determinación- allí.
    Pese a todo, como subyace la idea mitológica de que Xuxa está para una misión, toda privación y postergación se hace comprensible y admisible desde este punto de vista. Por lo tanto, las postergaciones amorosas serán incorrectas para una humana normal, pero son necesarias a la idea y a los fines de una "humana" sobrenatural. Y una persona así, no es modelo a imitar, porque trasciende la condición humana: no está para brindarle a los niños un ejemplo de lo que deberán ser y hacer cuando crezcan, sino para ayudarlos a vivir felices mostrándoles una forma de actuar en la vida, con alegría, esperanza, fe en los sueños. Un mensaje celestial, con escenografías y vestuarios creando climas cósmicos, y con esas canciones de contenido espiritual. En este sentido, no pretendía ser modelo a imitar: sólo era modelo de una clase de ser que habita en mundos mejores, como si quisiera decir que "este mundo va a ser mejor, porque hay mundos mejores y yo vengo de uno de ellos; crean en mí, y creerán en que el futuro será mejor". Para una propuesta optimista, nada mejor que alguien que testimonie la existencia en alguna parte, del ideal que se desea alcanzar. Una Xuxa cósmica, amorosa, está indicando que hay mundos de amor. Si en otros se pudo lograr el amor, por qué no en éste...
    Esta fantasía del personaje del plato volador, se corresponde con la vida real de una Xuxa que vive para su trabajo (misión - niños) más que para sí misma, y lleva el sello de los enviados, los santos, los mártires, los que, en fin, han sacrificado sus aspiraciones personales dedicándose al servicio de la humanidad. Los que han venido a ayudar, por más penurias que debieran sufrir. Los que no vinieron como modelos a ser imitados (nadie podría ser un Jesús o un Buda de la noche a la mañana), sino a producir cambios de conciencia, dejando enseñanzas. Por eso Xuxa no es modelo: no lo es por su imperfección, así como Cristo no lo es por su perfección. Un modelo es algo que se puede imitar. Xuxa no es un modelo en su parte cósmica perfecta (la Xuxa personaje de la nave y las canciones de amor), eso no se puede imitar; y tampoco lo es en su parte humana, tan imperfecta como la de cualquiera, y eso no se debe imitar.
    En su desdoblamiento entre el mito y el cuento de hadas, veamos estas definiciones:
    Mito: super persona (lo super humano, no imitable). Misticismo. Fantasía. Trascendencia cósmica.
    Cuento de hadas: personaje noble (la princesa solitaria, cuando se casa termina el cuento y pasa a ser modelo a imitar).
    Superposición de lo humano y lo fantástico.
    Modelo: persona (lo humano imitable).
    Reina = madre; Princesa = chica. Como "Reina de los niños": maternal; como "princesa": amiga, compañera.
    Princesa Cósmica (la semidiosa del plato volador): sabe, enseña. Es mítica.
    Princesa Humana (la chica): busca el saber, aprende. Es común.
    Hada madrina: protege, guía.
    Hada envejecida: bruja (hechiza, absorbe y reprime a la princesa o chica; la manager de Xuxa es vista por muchos en tal papel).
    Mito: super humana. No puede vivir como humana. Renuncia a sus poderes para hacerse humana (el mito se convierte en cuento de hadas: el personaje se humaniza). Logra casarse y tener hijos. Si es sin padre, sigue el mito: nadie puede acceder a ella. Y en casos como el de Madonna, incluso con padre, luego se restablece el mito: no es hombre para permanecer con ella.
 

    (Estas consideraciones datan de enero de 1996; como agregado posterior al embarazo de Xuxa, cabría destacar que su pareja procreativa siguió el mismo curso que el "semental" de Madonna).


Su historia en mi historia

    Toda esta extensa historia en la que la cuestión Xuxa ha ocupado un destacado lugar dentro de la historia personal del Comandante Clomro, tiene sus razones, quizá no muy claras para los que no entiendan por qué dedicarle tanto análisis, si es un tema colateral. Si hubiera dado un salto en este tema, de 1990 a 1995 en que aparece Clomro, la incógnita de la ecuación a formular por el lector, estaría dada en qué sucedió durante todo ese tiempo para que aquel extraterrestre que en 1989 había empezado a lanzarse por radio, se mantuviera silencioso. Considero un hecho trascendente la aparición de Xuxa en mi esquema mental, así como los libros y personas que, afines al mensaje de ella en cuanto a contenidos acuarianos, fueron influyentes en mi pensamiento. Estas influencias fueron breves, a tal punto que mis archivos de reflexiones que escribí en 1992, me recuerdan que mis convicciones anteriores fueron rápidamente restablecidas, y que las ideas New Age no permanecieron por muchos meses en mi propósito de fondo.
    Pero mis propósitos de superficie no tenían por qué rivalizar con muchas de las finalidades nobles, útiles y prácticas de los adeptos a la Nueva Era. Por eso Xuxa no tenía por qué caer fuera de mis planes y estrategias. Y encuentro interesante compartir con el lector, ese conflicto interno que yo tenía al saber ciertas cosas que a ella no quería revelarle, y que se iban perfilando para ser destapadas en algún momento.
    También es interesante el estudio de esta persona y del fenómeno en sus aspectos vinculados con lo cósmico. Si alguien tuviera que imaginar cómo sería un extraterrestre viniendo a transmitir un mensaje, pero viviendo como humano, hay dos arquetipos implantados en la mente colectiva de la sociedad: el superdotado intelectual transmitiendo información, y el beato espiritual transmitiendo paz y elevación. No cabe la idea de un extraterrestre pasional, con oscilaciones emotivas, una ilógica en sus comportamientos y una contradicción en sus conceptos religiosos y cósmicos. Y, sin embargo, un extraterrestre así estaría más cerca de la realidad humana de la mayoría de la gente. El intelectual llega más a la razón, despierta el sentido crítico hacia la historia turbia y los dogmas científicos y religiosos. Es el arquetipo en el que se ve reflejado el Comandante Clomro. El extraterrestre espiritual va más al plano intuitivo y sublime, a la inclinación hacia realidades trascendentes. Pero llegar a la inteligencia de la gente, que es mi función, tiene la desventaja de toparse con la rigidez de las estructuras mentales que la mayoría no desea cambiar, ya por temor a ser diferente y parecer conspirador contra el orden establecido, ya por comodidad, pues pensar y reformular una estructura de pensamiento exige esfuerzo mental. Y llegar a la espiritualidad de la gente, tiene la desventaja de que este plano está muy relegado por las aspiraciones materiales de la sociedad, al menos en Occidente. Por lo tanto, extraterrestres como yo o como los de esta otra propuesta, no tenemos capacidad de llegada a la mentalidad de la mayoría de la gente.
    En Xuxa, considerada como "mensajera cósmica", su estilo de transmisión difiere del mío y del de los espirituales. Ella no pretende llegar ni al intelecto ni a la espiritualidad del público. Sabe que hay mucha gente necesitada de un mensaje que llegue al corazón, y que recién después de eso se puede empezar a brindar un mensaje que llegue a la cabeza o al espíritu. Sabe que las emociones son una realidad que los mensajeros extraterrestres parecen ignorar o menospreciar, con sus habituales mensajes intelectivos o espirituales. El amor del que hablan es descripto por ellos o con demasiado tecnicismo, o con una dimensión cósmica que escapa a las posibilidades de la experiencia sensible.
    Su propósito es mentalizar y espiritualizar, sí, pero partiendo del sentir en un plano humano en el orden emocional. Por eso no es de extrañarse que en ella pueda aflorar lo pasional y algún descontrol emotivo. Esto no se corresponde con ningún arquetipo extraterrestre conocido. Precisamente porque nunca se supo advertir que muchos extraterrestres han venido como mujeres y han cumplido con propósitos cósmicos mediante la energía yin, el plano pasional, a la vez que los que vinimos para una función yang y mental, o los que vinieron para lo espiritual, parecemos quizá más extraterrestres que una poetisa, una cantante o una actriz, porque demostramos menos los sentimientos, y el arquetipo del extraterrestre no tiene a la expresión sentimental como característica identificatoria.
    Xuxa ha sido la demostración televisiva de cómo puede ser transmitido un mensaje si, en vez de empezar por lo intelectivo o lo espiritual, se empieza por las emociones. Y con respecto a las proyecciones de la acción de quien luego se conocería como Clomro, sobre toda la cuestión Xuxa, los alcances todavía posibles han hecho que todo el espacio dedicado a ella haya tenido un sentido no sólo histórico en cuanto a mi trayectoria, sino también ligado a hechos por suceder. Similitudes que moverán a otros a advertir que la cuestión de fondo no es ni más ni menos que una cuestión de naturaleza cósmica expresada en un cuerpo femenino. Lo cual podrá sugerir una visión retrospectiva de la cuestión Xuxa, que dejará en claro y a la vista la parte trascendente del fenómeno, en el orden cósmico.

Final de mi "autohipnosis" y de mi farsa:
se prepara la operación reveladora

    En ese año 95 que vendrá, estaré ocupado con mi anterior función restablecida, de revelar viejos secretos de la historia del mundo, capaces de cambiar el futuro. Hay una misión, que propone revelar históricos ocultamientos de tramas maléficas contra los seres vivientes en esta esfera. Hubo una omisión de mi parte, al mantener silencio al respecto durante mucho tiempo.
    Pero esto debo aclararlo: durante buena parte de estos años, he cumplido eficientemente con un secreto plan de infiltración en las líneas del bando acuariano. A sus militantes les hablé no siempre creyendo en lo de ellos, pero haciéndoles creer que estaba en lo mismo. No es que se los hiciera creer con palabras engañadoras, sino con silencios: yo omitía mis diferencias con ellos, y hablaba de mis coincidencias. Y ellos mismos se pensaban que eso era todo, que yo pensaba igual que ellos, que yo estaba en lo mismo. Cosa que nunca les dije. Ser farsante no consiste sólo en decir mentiras, sino en decir la mitad de la verdad.  Gracias a esta farsa, hice amistades, neutralicé eventuales enemigos ideológicos, me introduje en sus reductos. Hablé, selectivamente, sobre mi verdadero pensamiento, con ciertas personas que rondaban esos lugares sin estar muy convencidas de lo que allí se decía. Establecí una potencial red de retransmisores de lo que sea que yo escriba. Yo iba publicando todo aquello que, definiéndome como un pro-acuariano más, me daba aceptación. Pero luego de que hubiera logrado instalarme entre sus líneas y que lo que yo publicara fuera motivo de interés, por el sólo hecho de haber publicado cosas interesantes que me daban cierta imagen; luego de esta estratégica difusión de lo que los demás aceptarían, quedaría listo mi terreno para decir lo que yo verdaderamente quería.
    Por eso mi alejamiento de años con respecto a la misión de difundir aquellas verdades, me demostró que replegarme en ese sentido, era lo más estratégico para incursionar en campo contrario miméticamente. Hasta he llegado a pensar que fui desviado a propósito por aquellos seres de los cuales recibí el conocimiento y que me pusieron en el planeta. Llegué a pensar que ellos mismos me fueron poniendo señales para desviarme hacia mi vinculación a la New Age, porque desde ahí les sería más útil que desde mi anterior posición de enfrentamiento a todo eso. Aunque eso significara que transitoriamente yo los negara y hasta combatiera a la misión dentro de la cual se me envió a este cuerpo. Tránsito que, si ellos sabían cuánto podía durar allí crédulamente, no les preocuparía, sabiendo cómo reaccionaría con el tiempo mi mente ya preparada por ellos para otra cosa.
    Se acaba, entonces, mi simulado papel de "new ager", y se acaba el secreto que les estoy preparando a todos: se acaba como secreto porque empieza su revelación. Habrá una operación, por la cual este secreto será mostrado y demostrado. Será demostrado por una conjunción de voces y argumentos que hasta ahora en forma dispersa, no han podido resonar como lo harán en reunión. En la recopilación que se prepara, y que llevo más de diez años organizando.
    La operación de divulgar lo que fue transmitido desde el cosmos  por aquellos que me hicieron venir, y lo que otros han dicho en consonancia, estará en marcha bajo mi comando. Luego, cuando la marcha de esa divulgación opere en red, podré morir, ser eliminado, pasar a cuarteles de invierno, dedicarme a otra cosa, o seguir con todo esto, pero mi participación o no ni facilitará, ni dificultará el logro del objetivo: la operación ya no será comandada por mí, sino que ella misma adquirirá entidad para autocomandarse y comandar su propia expansión.
    Por lo pronto, en tanto las cosas dependan de mi función, una cosa evitaré, y es ser nuevamente un "Rantés" a cara descubierta, expuesto a la burla de los ignorantes y a las puertas cerrándose. El enemigo merecerá que le juegue como él juega su estrategia: con el ocultamiento. Por eso los suyos no conocerán ni mi rostro, ni mi nombre para atacarme fuera de los campos de batalla, en los que me presentaré encapuchado. Y estaré entre ellos, paseándome por su mundo a cara descubierta, irreconocible, como uno más. Hablándoles de las modelos, de cine, de música. Hablándoles de fútbol, de política y de religión, los tres temas de discusión que se recomienda evitar, y que yo recomiendo tratar, pues quien sepa discutir bien sobre eso, sabrá vivir en paz con todos. Y sin saber que seré yo ése mismo al cual verán encapuchado en televisión; sin saber que seré ése del cual se burlarían u ofenderían, estarán charlando gustosamente conmigo. Y el enemigo, aquel que los usaría para dificultarme mi vida diaria, los verá facilitándome mi existencia.
    Si mi nombre y fotos mías de archivo de diarios y revistas, o si notas televisivas de archivo se publicaran por quienes desearan terminar con éste mi derecho al anonimato, que estará en contradicción con la libertad de prensa, quizá se vea disminuída mi posibilidad de ser uno más perdido entre la gente en las calles. Pero no quepa duda de que, de ser así, ni sentiré venírseme el mundo encima, ni dejaré de pasearme por los mismos lugares: mi preparación para este combate es absoluta, y la indiscreción amarillista estará lejos de interferir en mi propósito.
 



 

    Ésta ha sido la base de LA VERDADERA HISTORIA DEL COMANDANTE CLOMRO. La que explica cómo surge, cómo llega a corporizarse esta versión extraterrestre de un aparente guerrillero, o versión guerrillera de un supuesto extraterrestre. Ésta ha sido la historia de un Rantés que no murió de pena por el escepticismo de quienes él amaba y no le creían, sino que se fortaleció más aún ante la adversidad y salió a decir lo suyo, a combatir. Sin armas; sin otra arma que él mismo, y sin otros disparos que sus palabras. Ésta ha sido la historia de un muchacho que había querido decir su verdad, con la naturalidad de su rostro descubierto, sin ninguna mentira avergonzante por la cual tener que ocultarlo. Y que, sin embargo, en un mundo de sinvergüenzas mentirosos a cara descubierta, se cubre el rostro y se hace "raro" a propósito ante el público, porque quiere ser común en su vida diaria. Libre de los dedos que señalarían, de las ofensas de los que pasarían rápido en vehículo, de los que por pasar lento y a pie sólo mirarían de reojo y se reirían al ganar la espalda; libre de los papparazzi y de los pedidos de inútiles autógrafos; de los que quisieran hablarle sólo de extraterrestres, como si su vida fuera sólo eso; libre de los que le pedirían pruebas de lo que él no pide que le crean; libre de las tontitas seducidas por un uniforme y un poco de fama; libre de esa ficción encapuchada, en la que representa un papel menor que su propia realidad; en la que quienes lo refutan, cumplen en la vida un papel menor que sus propias realidades cósmicas.



Capítulo III
ANTECEDENTES CERCANOS DE MI APARICIÓN PÚBLICA COMO EXTRATERRESTRE

Parte I
LOS MOVIMIENTOS PREVIOS A MI SALIDA A ESCENA

Se viene otra vez el extraterrestre juguetón

    Mensaje de un extraterrestre, en una botella flotando
    1995, enero. Al regresar de Capilla, en una parada a la noche, tuve un momento de necesidad de dejar un testimonio escrito de mi presencia en la Tierra; sin firma, anónimo, contenido en un envase de gaseosa. Dejado flotando en una fuente de una confitería, era como si fuera el mensaje de un náufrago queriendo que se sepa algo de él, sin importar quién es o dónde está.     No dejaba de ser parte de ese juego de poner a la gente ante la sorpresa; me divertía imaginándome lo que pasaría con esa, en cierto modo, "maldad" de dejar pensativo al que encontrara la carta, y motivarlo a reflexionar sobre estas cosas. Por aquellos días, crecía en mi mente la idea de presentarme públicamente en radio, sin nombre; manteniendo el anonimato, podía ser extraterrestre ante un micrófono y humano "normal" en la calle. Y dentro de ese juego mental que iba tramando, una Coca-Cola junto a una fuente, una mezcla de soledad, de necesidad de comunicación, y de ese espíritu bromista que a veces me aflora, fue la combinación inspiradora de esta ocurrencia. Algo se estaba preparando en mi destino; la hora de mi aparición pública estaba cerca.
    Este fue el texto del mensaje:
    Una fuente puede ser como un océano: alguien puede necesitar enviar un mensaje, alguien puede recibirlo en una botella; alguien que esté necesitando descubrir algo. Y yo necesito revelar algo: algo que tal vez llegue a quien necesite saberlo.
He de revelar que en el océano del Universo, cada mundo es una isla desprendida de un continente, y que en cada isla todo puede ser tan diferente de las otras, tan particular, que "la Verdad" puede parecer mentira según dónde, y que la verdad de la vida en la Tierra es que lo real y lo ilusorio han sido divididos por la mente humana. Se confunde realismo con escepticismo, y al ilusionismo con engaño a los sentidos. Como soy extraterrestre y no creerían que lo soy, engaño a todos bajo mi apariencia humana, que es engañosa a los sentidos. Y el mundo, que sólo cree en lo que ve, ignora lo que merece ignorar por falta de sentido común, que no es el más común de los sentidos.
    Tal vez alguien necesite saber si nosotros existimos. Tal vez nos haya imaginado dejando un mensaje en las pirámides o mandándolo por interferencia a las redes televisivas. Pero no creo que haya imaginado a uno de nosotros dejando un mensaje en una botella de Coca-Cola; supuestamente, no tomamos bebidas así y no naufragamos por la vida en cuerpos humanos, pero este mensaje está más allá de tales supuestos.

                                                                       Bell Ville, Córdoba, 22 de enero de 1995

    Prueba 1
    Domingo 12 de febrero en Capilla del Monte. La mejor voz femenina de las radios locales está jugando conmigo en su casa; jugando al extraterrestre y la periodista. La grabación quedará guardada un tiempo. Algo se mueve en mi mente; algo se está preparando.

    Nace "Clomro", por escrito
    Terminaba febrero, y el diario La Prensa publicaba una nota sobre el "Proyecto E.T." del C.A.I.R.P. (Centro Argentino Para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia), consistente en recompensar con U$S 10.000 al primero que presentara una prueba de la existencia de los extraterrestres. Les escribí en el acto, no en mi condición de humano, sino como extraterrestre que trataba de ridiculizar el referido proyecto, explicando que nosotros no tenemos ningún interés en hacer demostraciones de nuestra existencia. Lo hice tanto con intenciones de burla, como con intenciones de que hubiera cosas veraces y serias en el contenido. Hablaba de los extraterrestres que no son de mi bando y que sí parecen interesados en ser vistos, y hablaba de los que preferimos pasar inadvertidos, produciendo cambios desde adentro de la sociedad, viviendo como si fuéramos humanos comunes y corrientes. Titulada como CARTA ABIERTA DE UN EXTRATERRESTRE (ver INFORME CLOMRO 2, Sección I CARTAS) estaba pensada para ser enviada y entregada a toda persona a la que pudiera interesarle la temática, de modo que imprimí cientos de copias, que por la no caducidad temporal del contenido, estarían destinadas a circular indefinidamente, lo cual continúa ocurriendo (ver efectos inmediatos y posteriores de la publicación de esta carta, en INFORME CLOMRO 2, Sección V CADENA SOLIDARIA).
    Así fue la primera manifestación mía como Clomro el extraterrestre, en un papel. Este sería, entonces, mi seudónimo para cuando efectuara mi aparición en los programas de radio (seudónimo = "nombre artístico" para unos, "nombre cósmico" para otros, ya que luego se plantearía la discusión sobre si este personaje sería un actor o un extraterrestre de verdad).


Parte II
UN HOMBRE ENTRE HOMBRES, QUE PREPARA SU APARICION

Pequeñas experiencias preparatorias

    La idea del encapuchado
    No tardó en llegar la hora de las FM, (junio) si bien tres meses puede parecer un poco demorado. La idea de ir a los programas con pasamontañas, empezó como una medida precautoria en resguardo de mi identidad ante quienes justo pudieran estar dentro o a la entrada y la salida. Pero entre mi realidad y mi ficción, esto del personaje encapuchado produjo un impacto que no sé si yo preveía. Y supe que debía explotar esta debilidad de la gente. Había quedado definida una imagen visual. Aun cuando en radio a uno sólo se lo puede escuchar, la descripción que hacían los conductores de los programas, me ponía pasamontañas en la imaginación de la audiencia.

  La idea del uniformado
    1996 me vería definir la imagen física a proyectar. Tras un paréntesis de un año desde aquella experiencia en dos FM, en junio el comandante extraterrestre tuvo una reaparición en radio "con bombos y platillos", en cuanto a la propaganda primero y la repercusión después, en la emisora y su audiencia. Dentro del juego con fondo real, el hecho de que fuera comandante me permitía utilizar un vestuario acorde con el rango. Más que permitírmelo, era en cierto modo una exigencia: el imaginario colectivo no admitiría un comandante en jeans y zapatillas. Podría haber ido de blanco espiritual o de metalizado espacial, pero yo no era ni un guía espiritual de onda gurú, ni un maestro cósmico bajado de una nave. Mi mensaje era el combate, la resistencia a las fuerzas opresoras del cosmos y sus ramificaciones en la Tierra con los imperialismos políticos y económicos. Mi ropa debía ser la de un combatiente. Mitad símbolo de las revoluciones guerrilleras que se revelaron contra el sometimiento de los pueblos, y mitad símbolo de una lucha que en el cosmos también tiene rebeldes al imperialismo de las fuerzas oscuras. Usé, en principio, ropas de color marrón claro, con una gorra encima del pasamontañas verde. En los hombros, dos "platos voladores" de metal dorado. En el pecho, una insignia, una estrella plateada de cinco puntas (tanto usada por los izquierdistas, como por esotéricos como los masones, siendo un símbolo cósmico, que en su sentido mágico corresponde a la magia blanca), un extraño símbolo de ocho puntas a modo de mandala o estrella cruciforme doble; en la gorra, otra estrella de cinco puntas, dorada, un cristal, un angelito dorado (guardián celestial) y un tiranosaurio dorado (guardián de "la pesada"); las manos enguantadas, anteojos oscuros y...listo el personaje. Más adelante, utilizaría un uniforme militar, verde, obsequio de un héroe de guerra que enfrentó infringiéndole decenas de bajas, a uno de los imperialismos que, en la Tierra, cumplen los propósitos del imperialismo cósmico. Uniforme que, ahora, estaba otra vez en combate, pero ya apuntando contra el enemigo cósmico, y contra sus poderes que, en manos humanas, dominan a los pueblos y ocultan información que destaparía la verdad liberadora.

    La idea de un lanzamiento a gran escala
    Una breve y superficial primera aparición televisiva en cable (agosto), y la cuestión Clomro pasó a retiro por unos nueve meses. Algo, sin embargo, se estaba gestando por entonces. El juego del extraterrestre mandando cartas o charlando en las radios o algún canal de poca audiencia, era tan sólo el entrenamiento preparatorio para lo que vendría. Las radios, los medios televisivos y gráficos de alcance nacional e internacional, serían la rampa de lanzamiento. Pero salir a la escena para un público de millones de personas, no sería lo mismo que llegar a algunos miles, como venía sucediendo. Se acababa el juego de guerra y comenzaba el verdadero combate.
    Era inevitable en mi destino que yo mismo me estaba programando, que mi aparición ante un gran público se produjera en algún momento. Pero el momento de mi irrupción era tan deseado como lamentable para mí. Tendría que hacerlo en algún momento, y cuanto más tarde, mejor para mi tranquilidad. Pero no para mi inquietud, que me impulsaba a apresurarme cuanto pudiera. Lo que yo tenía que cumplir, cambiaría la visión de la historia y la perspectiva del futuro. No porque yo solo fuera a cambiarlo todo, sino porque en el gran cambio a producirse, mi papel sería clave, como lo serían los papeles de todos los participantes en este Plan en que estaba. Y esa importancia de los papeles de otros, llevaron a la parte humana de mi ser a pensar muchas veces, en que si yo no hiciera nada, habría quienes cumplirían mi parte. Por lo tanto, más de una vez, ante las dificultades de mi vida, a mis superiores que me hayan enviado, y a mis compañeros y subordinados de "allá arriba", pendientes de mi operatividad,  les dije:  "¡váyanse al diablo, y arréglenselas sin mí!". Pero nada me garantizaba que, si no cumplía con lo que me era posible, otros pudieran lograr ciertas cosas. No me creía irreemplazable, pero tampoco podía estar convencido de que no lo fuera. Más aún teniendo en cuenta que formar una mente con la aptitud de la mía para cumplir esta función, costó décadas, planificaciones cósmicas, y circunstancias que a nadie más se le brindaron del modo en que ocurrió conmigo. Vine a este cuerpo para esto, mal que le pese a mi parte humana.
    El extraterrestre esperaba y buscaba  su momento de aflorar. El humano se lo postergaba, por su deseo de mantener su estado terrenal y común, para seguir siendo uno más entre los demás. Pero en esa dualidad, como el extraterrestre estaba humanizado, y el humano, trascendido mentalmente, no podía menos que prevalecer el equilibrio de las dos naturalezas, para que mis pasos se fueran cumpliendo en los momentos precisos. Mientras tanto, un libro de Giovanni Papini (Lo trágico cotidiano) dormía en mi biblioteca, para abrirse a mi lectura recién en momentos en que mi trascendencia pública ya se había empezado a materializar. En él encontré lo siguiente:

Hombre entre hombres
1

    "Imaginaos a un hombre que proyecte una terrible empresa que parecerá loca incluso a las más orgullosas imaginaciones; un hombre que tenga en el corazón un secreto propósito de realizar tales acciones que alterarán la historia, la vida y el mundo, y que este hombre no pueda ni quiera todavía decir nada de lo que piensa hacer y hará, y los que están a su alrededor no comprenden nada de lo que prepara. Imaginaos, pues, el éxtasis y el dolor de este hombre. Solo, mudo, a rápidos pasos, con los ojos absortos, anda en medio de la multitud de los hombres y nadie lo mira con maravilla, nadie lo sigue, nadie se aparta o lo contempla con estupor. Por su aspecto es un hombre como todos los demás. Por sus vestidos, por su rostro, por las formas de su cuerpo, parece en todo semejante a ellos: ¡hombre entre hombres, y nada más! Va por las calles densas de pueblo y no lo señalan con el dedo; lo miran y no lo ven, y todo lo más algún ocioso sonríe a causa de sus cabellos no demasiado bien peinados y de su aire de sonámbulo. Pero imaginaos el alma de este hombre, de este hombre que pasa con su invisible secreto por entre estos hombres ciegos, que pasa por entre ellos taciturno y lleva dentro de sí aquello que puede cambiar toda su vida, su futuro y su suerte; que se confunde con ellos, que los roza con el brazo, que los golpea con su cuerpo, y que no quiere decir todavía la palabra, que no quiere realizar todavía el acto que hará que todos los ojos se dirijan hacia él, que hará que todas las voluntades se doblen bajo la suya, que iluminará a todos esos ciegos y dará nuevas palabras a todos esos tartamudos. El hombre sigue andando con sus rápidos pasos y sus enormes sueños, y ya se ve a sí mismo en el momento de la revelación y toda su obra está delante de él por divino espejismo. Experimenta ya la viril alegría de la creación; su gallardo corazón late a grandes golpes; sus ojos grises se dilatan como en los arrebatos de la carne.
    Imaginad, pues, la alegría de este hombre del loco secreto. Imaginad la dureza de su placer mientras él pasa por entre la multitud indiferente o burlona que no sabe nada de él, que lo tiene por una parte cualquiera de sí misma, un átomo de su gran cuerpo, hombre entre los hombres y nada más. La multitud no sabe lo que se está preparando bajo la frente del hombre que pasa. Ve sus vestidos grises, su paso desigual, sus cabellos abundantes, su rostro descarnado, y no sabe distinguirlo de otros tantos semejantes a él. Sin embargo, llegará un tiempo en que muchos intentarán recordar cuándo y cómo lo vieron, e inventarán discursos y palabras que él no dijo nunca, que jurarán haber estado cerca de él y haber sido sus amigos durante el período de su oscuridad. Pero, por ahora, éste no es él , éste es un número, un elemento, una unidad, un ciudadano, un nombre, una ficha del registro civil. Todavía no ha llegado su día. Los hombres no saben ver más allá de sus ojos, y no piensan que dentro de aquel cuerpo casi corriente hay un pensamiento capaz de iniciar un nuevo capítulo de la historia del universo.
    Se parece a un hombre que anduviera de noche y llevara bajo su capa una lámpara encendida que deslumbrará a los que la vean cuando la capa se abra. Es como un dios de incógnito que hará temblar al que primero le dirija la palabra.
2
    Imaginaos, pues, a este hombre y sus pensamientos, ¡oh muchos para quienes hablo, oh muchos de innumerables cegueras! Y no os lo imaginéis como un sueño vano, como una fantasía de un instante. Imagináoslo como una cosa posible, como algo que podría ser verdad, como algo que acaso es verdad. Imagináoslo, pues ¡oh muchos de breves miradas!, como algo verdadero, real, presente, como algo que existe verdaderamente hoy, en esta hora, en este momento, cerca de vosotros, ¡en medio de vosotros! ¡Yo os digo que este hombre existe! ¡Os digo que este hombre existe y se prepara! ¡Os digo que este hombre anda por vuestras calles, entra en vuestras casas y mira a vuestras pupilas! Este hombre vela, piensa, se arma. Su día no ha llegado, pero llegará. Su boca sólo pronuncia las palabras habituales de los hombres, pero aquel día dirá otras palabras.  Pasa humildemente entre vuestros cuerpos en movimiento, pero un día estará solo ante vosotros, y todos lo verán, y todos recordarán haberlo esperado en algún efímero momento de su miserable vida.
    ¡Guardaos de este hombre, oh, muchos! Su secreto lo corroe y lo hiere, pero él no se retuerce ni demuestra su dolor. Su sueño lo exalta, lo ensalza, lo beatifica, pero él no sonríe y no demuestra su alegría.
    Hombre terrible, hombre que parece una tumba de esperanzas y es en cambio un fuego preparado para arrojar chispas e incendiar todas vuestras ciudades sucias e inseguras. Sabedlo distinguir en la multitud, corred detrás de él, apoderaos de él enseguida, y acaso consigáis apagar su lámpara con vuestros alientos, ahogar su llama con las cenizas de vuestros sueños muertos.
    Estad alerta, vigilad por todas partes. Acaso en este mismo instante está cerca de vosotros; acaso pase mañana por debajo de vuestra casa y vosotros, desde la ventana, lo sigáis con la mirada unos momentos; acaso es aquél que ayer se volvió para miraros, como sorprendidos por una reminiscencia.
    Vosotros no sabéis por dónde vendrá. No sabéis cuáles serán sus nombres y su origen. Pensad en todas las antiguas revelaciones precedidas por el silencio y por la ignorancia universal; pensad en aquéllos que vieron a Cristo niño. ¿Cuántos de ellos habrán pensado que aquel niño daría al mundo un nuevo sentido y a los hombres una nueva palabra de vida? ¿Cuántos habrán adivinado que su rubia cabeza se doblaría sobre una cruz y que de su pálida boca saldrían las potentes palabras que harían mover a los enfermos y resurgir a los muertos? Pensad en todos aquéllos que hablaron en un determinado momento y se convirtieron en guías, en reveladores, en reformadores, y que nadie supo distinguir de los otros hasta que dijeron e hicieron lo que tenían que decir y hacer. Para todos los grandes y famosos, para todos los renovadores y creadores ha existido un tiempo en que fueron desconocidos y oscuros, en que parecieron semejantes a los demás, en que parecieron hombres y nada más. Nadie se preocupó entonces de su origen, nadie los miró maravillados, nadie procuró recordar sus primeras palabras y describir su aspecto, sus costumbres, su vida exterior. Y cuando, de repente, subieron por encima de todos vosotros, ¡oh, muchos de ojos velados!, os maravillásteis y os dolísteis en el fondo de vuestro corazón por no haber adivinado el prodigio que se preparaba. Y también hoy, os lo repito a todos, también hoy, sin duda, se prepara algún prodigio. Cada edad tiene que tener sus héroes y sus reveladores.
    Hoy espera, en medio de vosotros, no visto e insospechado, el héroe y el revelador de mañana. Es imposible que este hombre no exista ya. Vive en la sombra, su luz está todavía escondida, pero él es, él vive, él camina con rápidos pasos en medio de vosotros; semejante a vosotros, no ya hombre entre hombres, sino futuro pastor en medio de sus rebaños, futuro jefe en medio de sus ejércitos.
    Yo quisiera hacer nacer en vosotros la sensación y la expectación de este dueño que vive nuestra vida, junto a nuestra vida, y que vosotros no conocéis ni sospecháis. Yo quisiera provocar en vosotros el estremecimiento de la improvisa llegada de este Uno. Buscadlo en vuestras muchedumbres, buscadlo sin tregua, y que nadie se os escape; que cada ojo os diga si tiene un secreto. Él existe y os mira: ¿no notáis el peso de su mirada sobre vuestra pequeña vida? Él existe y espera: ¿no notáis la opresión de una espera ya demasiado larga?
    Helo aquí en mitad de vosotros, solo, mudo, con la mirada absorta... Se ha detenido un momento y os contempla. Pero he aquí que reanuda su rápido camino y ahora ya no es, en la multitud creciente, en la niebla que cae, sino un hombre entre hombres, una sombra entre sombras, una esperanza terrible entre mil cegueras."

   Salvo porque no pretendo ser un "pastor" conduciendo rebaños, ni "jefe" de ejércitos, hay en Papini palabras que parecieran caberle a mi propósito. Ser comandante de una tremenda operación como la que vine a cumplir, implica ir movilizando gente que se va adhiriendo a la causa. Pero eso no significa que pretenda ser un conductor, un líder. No porque no sepa o no pueda hacerlo: conozco bien los mecanismos psicológicos del ser humano, lo suficiente para saber cómo atraer hacia mí a la gente y hacerla integrarse en grupos y comunidades bajo una doctrina, que bien sé cómo podría convertir en una pseudorreligión de la cual yo fuera el "gurú" o "pastor" seguido por multitudes.
    Pero no vine a ser seguido; el síganme que lo propongan los que pretenden manipular a los demás; yo sólo pretendo que me acompañen. Y eso supone igualdad con los demás, y no autoridad sobre ellos; porque si de algo pretendo ser comandante, es de una operación formadora y reclutadora de comandantes, no de comandados; personas autodeterminadas que se comanden a sí mismas, y que marchen conmigo, no detrás de mí. Que no sigan  directivas mías, sino que, siendo soldados como yo, obedezcan principios, no órdenes; principios universales, leyes cósmicas que reglan lo que un ser en evolución debe hacer. Y que siendo comandantes como yo a partir del momento en que decidan liberarse de las mentiras con que se manipula al mundo, no caigan en el error de Papini, de creer que sea necesario un jefe conductor, y crean verlo en mí. Si alguien viniese a ponerse a mis órdenes, esperando que yo lo integre a mi "ejército" y le diga qué hacer de su vida, sepa que lo decepcionaré al dejarlo solo, para que no caiga en ese error; solo, por ser incapaz de conducirse, lo cual es más difícil que ser conducido. Solo, como debería estar todo aquel que siempre necesita estar creyendo en alguien, humano o celestial, por no creer en sí mismo.
    Cuando todos los que, marchando conmigo en conjunto o a miles de kilómetros de distancia, sin que yo los conozca, integremos ese ejército sin un jefe, porque será de jefes, tal vez el alma reencarnada de Papini esté participando de este movimiento revolucionario. Así como yo he participado de su literatura que sirvió para activar y reforzar algunas de mis potencialidades. Y verá que un "hombre entre hombres" era un "extraterrestre entre extraterrestres" que estaban todos aquí sin saber que lo eran. O algunos sabiéndolo como yo lo sé, dispersos, aislados y silenciosos como hasta hace poco permanecí, y como todavía permanezco en parte. Y saldrán a decir lo suyo cuando la hora llegue. Y en cada rincón del mundo habrá alguno de ellos revelando su secreto; hombres entre hombres, ignorados por quienes los rodean o los ven pasar; imaginadlos...



Capítulo IV
MI APARICIÓN PÚBLICA COMO EXTRATERRESTRE

Parte  I
LA ESTRATEGIA DE LANZAMIENTO

50 años del fenómeno OVNI

    Un amigo en televisión, una carta, una fecha
    Los dos años transcurridos desde la carta abierta de febrero de 1995, hasta mi presentación televisiva clave,  me habían mantenido ignorado por el mundo, salvo unos cuantos oyentes de radio y alguna cosa más. Pero mi irrupción a través de uno de los canales de televisión más importantes de la Argentina, me llevaría a público conocimiento en todo el país y un poco más allá. Había un programa con mi invitación en carpeta, a lo cual había que buscarle fecha. Y la fecha ideal dentro de mi estrategia, era la que todo el mundo ufológico aguardaba para distintas conmemoraciones, recordando el primer hecho de la casuística, en 1947. Publicaría entonces, una carta abierta al presidente de la Nación Argentina, que tenía escrita desde varios meses atrás. Esperaba que ella lograra repercusión a través de los medios que la hicieran pública.
    El programa en cuestión, tenía en la producción a mi amigo Alejandro Agostinelli, aquel "inquisidor" de sus entusiastas tiempos en el C.A.I.R.P. Él tenía en mente, desde hacía bastante, alguna aparición espectacular del comandante extraterrestre. Aquel perseguidor de sectas ovni que conociera seis años atrás era, desde no mucho después, este ni tan escéptico ni tan ofensivo investigador de pseudociencia y de personajes con experiencias místicas o cósmicas. Aquél que, por ser amigo, al igual que Silletta, con quien también tuve cierta alianza pragmática, me había hecho darles motivo de malas apreciaciones a algunos, por "la gente con que me juntaba". Y yo les decía: "van a ver a Agostinelli, cómo va a terminar ayudando a que se divulgue todo lo que atacaba". Escribiendo para La Prensa, Conozca Más, Descubrir, etc., si bien con sus inevitables toques de humor o enfoques que dejaban como poco serias a personas y situaciones, estaba, de alguna manera, consiguiendo que ciertos temas se divulgaran. Le he dicho, un poco en broma y un poco en serio, que cuando él era un extraterrestre, vino ya preparado con la misión de no creer en nada, refutar estos temas, ganar, así, espacios en los medios que necesitan refutadores, y ya una vez adentro, tendría fama y autoridad para hacer notas y organizar programas con agentes extraterrestres encubiertos como él, y darlos a conocer, sin saber que él, en su aparente escepticismo, estaría coactuando con compañeros de misión o agentes de otras misiones. Entre ellos, Clomro.

    El programa
    El 24 de junio de 1997 se cumplía el cincuentenario del fenómeno ovni. En la Argentina, salvo unas pocas revistas (que ya estaban en la calle ese mes o esa semana), con tapas alusivas al tema, no hubo cobertura por parte de los medios.  En los principales canales del país, sólo un programa estaría dedicado a conmemorar lo sucedido medio siglo atrás. Un programa de debates que iba de lunes a viernes de 16.00 a 17.00, con unos cinco puntos de rating, lo cual no era poco. Por supuesto que el organizador del asunto, no podía ser otro que Alejandro Agostinelli. Con cuarenta opinantes, principalmente ufólogos, contactados y refutadores, como el tema de la fecha sería "extraterrestres entre nosotros", el invitado principal no podía ser otro que uno de esos extraterrestres "entre ustedes"...y allí estuve.
    Vestido de guerrillero, con pasamontañas al estilo zapatista, y anteojos al estilo Terminator o algo así, no parecía extraterrestre en absoluto, ni pretendía parecerlo. El enmascaramiento pretendía evitar que me conocieran. El uniforme me presentaba como combatiente; un comandante pero...¿extraterrestre o humano? ¿en qué plano era mi comandancia y mi combate? ¿contra quiénes, extraterrestres o humanos, era mi lucha? Esos y otros interrogantes surgirían o no a partir de mi insólita forma de presentarme (el relato de lo sucedido y la repercusión que tuvo en otros programas y medios donde se habló del "comandante extraterrestre", puede consultarse en el INFORME CLOMRO 2, Sección II PROGRAMAS Y NOTAS).
    Como cierre del programa, mostré un videocassette y un sobre conteniendo un mensaje al presidente de la nación, cuyas copias comenté haber enviado a casi toda la prensa del país esa madrugada. Con el transcurso de los días, fue sorprendente comprobar que dicho mensaje no fue publicado -que yo supiera- en ninguna parte. Llevado a diarios, revistas, radios, canales, agencias noticiosas...juzgue el lector por qué cayó bajo la tijera (ver en INFORME CLOMRO 2, Sección I CARTAS).


Parte II
DESARROLLO DE LA OPERACIÓN

Planteos generales

    "Misión", "función", "operación".
    Queda bien claro que lo que cumplo no es una misión, sino una operación cuyos pasos he ido elaborando aquí, en la Tierra, y no que todo esto obedezca a un plan cósmicamente preconcebido, y por el cual se me asignara una misión muy concreta. No digo que no esté cumpliendo tal misión dentro de una planificación cósmica. Lo que digo es que, si lo que estoy haciendo encaja en la misión y sirve a sus fines, es porque obedezco a los Principios Universales que he conocido, y no a directivas dentro de planes y misiones. Decir que cumplo una "misión", sería como pretender que mis actos tengan carácter "oficial", en cuanto que cósmicamente predeterminados. Y no soy quién para responsabilizar a mis superiores de lo que yo esté haciendo, como lo hacen todos los que dicen "cumplir una misión", para explicar el por qué de lo que hacen, y de alguna manera buscarle un respaldo trascendente a sus actos. Lo que yo estoy haciendo, es responsabilidad mía, porque a mi destino me lo he venido haciendo yo mismo; sobre la base de planificaciones que me dieron un curso, pero no un itinerario. Un propósito, pero no una función de operatividad específica, con derivaciones tales como salir encapuchado a los medios. Si bien la misión que yo sabía que tenía era más que satisfactoria, decidiría, con el tiempo, cumplir funciones que nadie me asignó, y que, en cierta medida y en muchos aspectos, superaban a aquello que tenía que venir a cumplir. Es que bajado al plano de la realidad a la cual se me hizo venir, uno puede tener perspectivas de observación que no están dadas en el plano desde donde viene. Y con una progresiva visión cada vez más variada de alternativas, uno puede optar por decisiones y acciones que superen las expectativas que en uno se habían puesto en principio, al ser destinado a determinado fin.
    En un primer momento, durante mi puesta a las órdenes de quienes cumplen la misión extragaláctica ya explicada, yo no estaba dentro de las misiones galácticas de la Confederación. Cuando dejé aquella misión para integrarme al Plan de Ayuda de las fuerzas galácticas, advertí que había una función preparada para mí; tal vez desde antes de haber venido, o tal vez hecha por ajustes sobre la marcha una vez que yo estaba aquí actuando. Pero me veía dentro de algo que yo no había ideado, sino algo a lo que yo iba obedeciendo; obedeciendo a mis percepciones, obedecería a las señales que me estarían siendo puestas, y llegaría a convicciones que me harían obedecer los principios con que el plan galáctico se regía.
    Al advertir que todo este plan galácticamente comandado, no satisfacía las expectativas y no respondía a los principios que yo tenía por regla, debí tomar distancia con respecto a todo lo que en ambos lados he conocido. Aquello de lo que me había apartado en principio, carecía de ubicación concreta en el contexto planetario. Y esto de lo que me separé en segunda instancia, carecía de ubicación funcional en el contexto universal.
    Aquello no permitía volcar energías en pro del mundo del futuro, por todo lo ya expuesto. Y esto otro, que a los comandos galácticos les parece funcionalmente evolutivo, es disfuncional universalmente visto, es decir, según lo que en los planos normales se establece como evolución. Dicho de otra manera, esto es defunción, y no vida, para lo que es la vida en aquellos planos.
    Durante toda la historia, famosos y desconocidos que supieron o sospecharon esto, en modo alguno cumplían una misión. Eran rebeldes; tan sólo rebeldes y nada menos que unos valientes rebeldes. Y en esa rebeldía, cada uno cumplía una función que no le había sido dada de arriba, sino que, en el libre albedrío de investigar y de publicar, habían cumplido por propio mérito e iniciativa. Unos fueron perseguidos, censurados, eliminados. Otros, según dónde y cuándo, tuvieron mejor suerte, y vivieron, pudiendo decir lo suyo, claro que sin trascender demasiado, y sin amenazar el sistema imperante. Después de todo, eran demasiado pequeños para que se los creyera tan peligrosos como para dejar al desnudo la trama oculta de la confabulación galáctica. No se habían propuesto darle demasiada trascendencia a lo que pensaban, porque sabían de las limitaciones de la sociedad, incapaz de comprender ciertas cosas. Por lo tanto, sus manifestaciones filosóficas o doctrinarias, no eran operacionales a nivel de producir una onda expansiva teleguiada.
    Así como esos pensadores, yo tampoco encaro mis acciones como en cumplimiento de una misión. No me importa la misión con la que haya venido: me importa la función que sé que puedo cumplir, y sobre la cual soy yo quien planifica y quien decide mis pasos. Esto que hago no me fue encomendado. Lo que tenía que hacer, dejé de hacerlo sobre el final de los 80. Y lo otro que podría haber hecho, ya que no estaba más en aquello, dejó de convencerme no bien lo conocí a fondo (el plan galáctico). Y no creo que las opciones se reduzcan a dos posiciones encontradas. Siempre una tercera moderada sugiere alternativas a tener en cuenta.
    Hay una intervención extragaláctica, cuyo desenmascaramiento de la gran farsa cósmica, cuenta con mi adhesión denunciante. Adhesión que no es misión, sino función, no dentro de mandatos recibidos, sino de iniciativas mías. No obedezco a ese ejército, sino que soy aliado; no a las órdenes de alguien, sino autónomamente.
    Y hay una fuerza galáctica que impera sobre mundos como éste, al cual ahora iluminará, así como en otros ciclos oscureció y pretende oscurecer. Ella cuenta con mi adhesión a la luz que ahora traiga, pero no a la oscuridad que permitió, propició, o quiera repetir en lo sucesivo. Y esta adhesión no es por misión ninguna que se me haya dado, sino por elección. Porque podría haber elegido continuar con los que se inclinaban por destruir a los responsables de esto para que no prosigan. Y en cambio, mi elección es que se les de oportunidad de reparar los daños causados, y contribuir con ellos en este sentido. Porque en realidad, soy uno de ellos, que ha dado un giro en ese sentido, en tanto ellos siguen en sentido contrario.

    Mi comandancia
    Dentro de las opciones y elecciones que he formulado, en este papel en parte enfrentado a ambas posiciones, y en parte conciliatorio entre ellas, mis adhesiones como aliado condicional a fines específicos, no podrían sugerir que esto sea una misión, en el sentido que le adjudico a la palabra, en lo que se entiende como "plan de acción asignado cósmicamente por una comandancia". Yo no respondo a comandancia ninguna que haya predeterminado el modo de mis acciones a cumplir. La forma en que opero para la consecución de los objetivos que entiendo necesarios a fijar, está dada por mi propia autodeterminación, según el conocimiento que en principio fue puesto en la mente del cuerpo que vine a ocupar, y según la realidad planetaria que observo y mi compromiso con el destino de este sistema planetario. Esa síntesis no se hizo en el cosmos, sino en mi mente física actual, producto de mi facultad de decidir. Y mi decisión, a diferencia de los pensadores que, por estar dispersos, no pudieron formar un bloque o una red, consiste en trazar una planificación estructural integrada, para lograr la conjunción de toda esa fuerza dispersa. No sólo con quienes ahora viven para hablar, sino con la palabra documentada de quienes ya no están, pero que han dejado esa poderosa fuerza que es la revelación que cada uno hizo, y que ya no depende de que el autor viva o no, porque es palabra con entidad y fuerza propia.
    Sumado a lo que he venido a decir de fuente cósmica, todo lo reunido en el INFORME CLOMRO 3, dicho por otros en concordancia con lo que digo, hará que esta operación sea imposible de detener, aunque se consiga quitarme de en medio. Porque la operación consiste, precisamente, en que no soy yo quien está en el medio; ¡y tampoco hay nadie que esté en el medio!...Porque acá no hay centralización, sino RED. Y cuanto antes desaparezca yo, más fuerza cobrará lo que hoy depende transitoriamente del impulso que yo le dé. En eso consiste la finalidad de mi transitoria comandancia de la operación: en mi voluntaria prescindibilidad, a ir manifestándose por cada autocomandado que vaya integrándose a la red mientras yo esté, de modo que cuantos más seamos, menos concentrada en mí estará la dinámica de esta proyección operacional descentralizada. Esta operación corre el riesgo de ser alterada, si se pierde esta regla de descentralización en multicomandos. De ahí que todo el plan está trazado para que, en previsión de mi eventual ausencia temporal o definitiva, la operación se autocomande. Esta dinámica operacional autónoma, podría definirse como un sistema informático programado para guiar en la toma de decisiones que determinen las acciones a seguir, sin nadie al timón, porque ya está orientada la nave. El Comandante Clomro no será, entonces, más que un programador sólo útil, como divulgador activo, en la fase de la estrategia transicional centralizada. Una vez en marcha la difusión de este informe y de otros mecanismos de instrumentación central expansiva, mi presencia o ausencia física no será determinante del funcionamiento autónomo del programa en operación.

    Internet
    Cuando el conocimiento cósmico aquí transmitido, había llegado a los contactados que iniciaron su difusión, y cuando muchos pensadores escribieron lo suyo sobre lo que pasa en este mundo, no existía la Internet. Me decían hasta antes de su existencia, que si lo que supuestamente transmitieron los seres cósmicos de los que yo hablaba, fuera verdad, cómo se explicaba que ese conocimiento no llegara a todo el mundo, con múltiples receptores humanos capaces de retransmitirlo. Por qué sólo unos pocos serían los contactados, y por qué esta transmisión cósmica localizada, en vez de globalizarla con transmisiones cósmicas múltiples, contactando a receptores en muchas partes.
    Sin profundizar demasiado en que, si así fuera, el Padre debería haber colocado al menos un Jesús en cada continente, en vez de haber sido tan poco generoso de concebir y de enviar a un sólo Hijo; sin cuestionar el hecho de que basta un sólo canal para que algo baje y se ramifique, digamos que no habría diferencia entre operar con un grupúsculo de contactados en un sólo lugar, o con miles de contactados en todo el mundo. Lo importante es la expansión resultante a partir del contacto centralizado, no la dispersión inicial de la transmisión en contactos múltiples.
    Dada esta posibilidad tecnológica de que la información transmitida inicialmente en forma localizada, logre una proyección global expansiva, consideremos a esta red informática como la biblioteca pública planetaria a la cual el interesado en este mensaje cósmico puede acceder, esté en el país en que esté; acceso que convierte a esta información aquí archivada, en patrimonio de la humanidad. Y, tal como debió ser previsto con años de anticipación por los transmisores en el cosmos, esta vía informática es el mecanismo que, a lo que enviaron, aquí contenido, lo define como una transmisión cósmica exitosamente efectuada al mundo entero.
    La censura, las presiones y las persecusiones por las cuales este conocimiento fue impedido de propagarse durante todos estos años, habían conspirado para que esto pareciera mentira o locura, porque un conocimiento cuya difusión es limitada, parece sectario y falso. Si tan pocos recibían y retransmitían esto, por ser disonante con la estructura de poder establecida sobre el mundo, y que estructuró las mentes para que no identificaran esto como verdadero; si, en consecuencia, tan calumniados hemos sido los pocos retransmisores, y tan cuestionado había sido este conocimiento ante el juicio de dogmáticos católicos o de fanáticos "new agers", ahora nadie podrá decir que los seres cósmicos que supuestamente transmitieron lo aquí revelado, no son creíbles porque no hicieron llegar el conocimiento a todo el mundo. Porque yo soy uno de ellos, que vino a tomar un cuerpo, y que está haciendo llegar el conocimiento a todo el mundo.
    Ya he dicho en el inicio, que por algo se me envió. Si se sabía lo que por mi intermedio se podía lograr, era sólo cuestión de darle tiempo al tiempo, para mi preparación necesaria hasta mi entrada en acción. Si no se sabía, espero con esto haber evitado que otros tuvieran que ser enviados y expuestos a las dificultades de una función así. Bienvenido hubiera sido quien hubiera aparecido en tal situación, si me mandaban refuerzos. Pero como ni los recibí, ni se me contactó para recibir instrucciones o ajustar planes, y se me dejó actuar autodeterminadamente, agradezco que se me permitiera obrar en estas condiciones, que hicieron posible responder con mis actos, a la confianza que, cuando me enviaron, hayan depositado en mi aptitud para la función a cumplir, aquí cumplida.

INVITACION

    Habitante de la Tierra: no necesitarás haber estado con un extraterrestre, para recibir una transmisión como ésta que has recibido. Cuantos más reciban esta transmisión, menos necesario será en el cosmos, tener que recurrir a los dificultosos contactos personales. Y cuanto más crezca en los habitantes de la Tierra la conciencia de lo aquí transmitido, menos necesario será para cada uno, esperar algún contacto cósmico que le revele los secretos aquí revelados.
    Muchos son los que están en esa espera. Muchos no tendrán cómo acceder informáticamente a este archivo. Unos no estarán informados de su existencia, otros carecerán de medios económicos o técnicos para ingresar por esta vía. Necesitarán otras vías, y la copia en papel pasando de mano en mano, o la publicación periodística, pueden ser dos de ellas. Muchos son los contactados por seres cósmicos con otras intenciones. Seres que se aprovechan de estos habitantes de la Tierra que están a la espera de un contacto que oriente sus vidas. Vidas, en consecuencia, peor orientadas después.
    Habitante de la Tierra: si has encontrado verdad y orientación en mi mensaje, y si lo consideras importante para que otros encuentren lo que en él has encontrado, te invito a ser uno de los retransmisores en esta Red Mundial de Libres Rebeldes, que formamos este ejército cósmico que sobre la Tierra se levanta contra la manipulación de los seres aquí sometidos y engañados. Te invito a esta lucha, para que te sumes en tu carácter de comandante, porque aquí no hay jefes; aquí somos todos comandantes, de nosotros mismos. La ayuda que puedas ofrecer con la difusión de copias de este mensaje, que le entregues a todo aquel a quien creas conveniente, será tu parte en esta fuerza que integras, y que aumentas. Si dominas otros idiomas y deseares traducir todo lo aquí escrito, o, si fueras a recibir y desearas corregir y perfeccionar toda traducción que otros efectuaren dentro de las posibilidades de sus conocimientos, tu tarea será de inapreciable importancia para que esto llegue a quienes no hablan esta lengua.
    Tu adhesión a la causa por la que, desde hoy, estaremos luchando juntos, es una posición más que las Fuerzas de la Luz le ganan a las fuerzas de la oscuridad; otra victoria. Victoria tuya, sobre el engaño impuesto al mundo por las fuerzas oscuras; victoria mía, porque mi palabra te ha ayudado a esclarecerte para ser un combatiente; victoria del Universo, con otro soldado suyo en pie para el combate.

    Con mi mayor agradecimiento por tu interés y atención puestas en mis palabras, y con mi mayor deseo de Amor y Fuerza para tu lucha, te saludo desde nuestra victoria hoy, hasta la victoria final de la Luz.

COMANDANTE CLOMRO

 


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