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OUROBUROS

(Sergio Fritz Roa)

 

(La serpiente Ouroburos, en un cuadro egipcio)

Una de las figuras que se encuentra con mayor frecuencia en los textos herméticos parece ser aquella serpiente que se muerde la cola, conocida también como Ouroburos. Hay allí un símbolo de primera importancia en el continuo aprender de los Hijos de Hermes. Es Ouroburos; una de esas Llaves que nos permitirán el acceso al salón de los Sabios.

Hemos de llamar la atención a nuestros hermanos al menos en dos aspectos básicos relativos a dicho símbolo. Primero, que se trata de una serpiente (la cual a veces es alada, tomando entonces la forma de un dragón, otra cara morada para los filósofos). Segundo, su estado implica un círculo. Tales cuestiones obvias han de ser la partida del estudio de aquel magno símbolo.

Que sea una serpiente la cual representa el símbolo en comento no es casual. Dicho animal se encuentra dotado de cualidades bastante definidas, y , por tanto, propias. El Arca de Noé no sería tal sino conociera dicho animal rastrero. Lo podemos hallar desde el inicio de los tiempos: es en aquel momento la gran tentadora. La que habita el Arbol del Conocimiento, otro símbolo del Axis Mundi. El árbol de la Ciencia del Bien y el Mal. De allí posiblemente el asociar a los gnósticos con dicha figura. Gnosis, recordemos, es sabiduría.

La serpiente es además portador de un veneno. De allí ha de obtenerse la Medicina. Todo es veneno y nada es veneno, rezaba Paracelsus. Quien obtenga de la serpiente o dragón - nuestra materia prima - su espíritu, sólo él podrá continuar la Opus. Satán (otra manera de llamar a la serpiente), recordémoslo, en algún momento fue Lucifer, es decir el portador de la Luz, pero al cometer el mayor de los pecados concebibles (la rebeldía hacia el Padre), descendió del Cielo, arrastrando con él la gema o esmeralda que se utilizará en el Santo Grial.

Pero al igual que el símbolo del asno, no debe creerse que la serpiente representa en sí misma el Mal. René Guénon ha explicado suficientemente la dualidad de los símbolos (véase, por ejemplo, lo dicho en su libro "El reino de la cantidad y los signos de los tiempos"), como para que nosotros nos extendamos en este punto de ciencia.

Así es como también la encontramos doble en el Caduceo. En tal caso representa los conceptos hindúes de Ida y Pingala.

Y su forma adquiere la de un círculo... Hay allí algo que no debe olvidar el estudiante. El círculo representa la unidad. Fácil es deducir lo que se nos quiere decir: la Naturaleza es Una, aun cuando sus manifestaciones sean infinitas. La Naturaleza, por tanto, se destruye y compone. Es en frase nietzscheana, un eterno retorno.

Para finalizar citemos lo que el mayor estudioso chileno de la espiritualidad dijo respecto a Ouroburos:

"Este principio de la Unidad fue enunciado por los alquimistas griegos con la fórmula: "Uno es Todo" (en to pan), cuyo ideagrama es el círculo; línea o movimiento que concluye en sí mismo, y que en sí mismo tiene principio y fin, Este símbolo, en el hermetismo, expresa el universo y, a la vez, la Gran Obra. En el texto alquimista "La Crisopea de Cleopatra" se representa con la serpiente que se muerde la cola (Uróboros), y también con dos anillos concéntricos de los cuales el interior lleva la leyenda en griego: "Una es la serpiente, aquella que posee el veneno, según doble signo", y el anillo externo: "Uno es el todo, y por su medio el todo y hacia él el todo: si el todo no abarcara el todo, el todo sería nada".

Este todo es llamado también el chaos (caos) y huevo, porque comprende confusamente la potencialidad de todo el desarrollo o generación; duerme en lo hondo de todo ser y como "mito sensible" para usar la expresión de Olimpiodoro, se despliega en la muchedumbre caótica de las cosas y formas esparcidas aquí abajo, en espacio y tiempo" (*).

Desentrañar este misterio, y habrás logrado dar el primer paso hacia Mercurio y su caduceo...

NOTA:

(*)ANTONIOLETTI, MARIO. "Espiritualidad en el conocimiento y en la acción". Centro de Estudios Tradicionales Americanos. Santiago de Chile, 1957. p.107

©Sergio Fritz Roa

Santiago de Chile, 8 de Julio de 2002

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