Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

LAS DOCE FIGURAS-SÍMBOLO DE JANUS LACINIUS THERAPUS

EL CALABRÉS

1 5 4 6

(Parte I)

(Apiano León de Valiente)

A don Fernando Arroyo Durán,

como testimonio de una larga amistad

forjada en el quehacer Templario y en

el constante estudio del Ars Regia.

 

 

Análisis desde el punto de vista de la Alquimia Tradicional de Alto Grado.

FIGURA 1

En esta morada aparece el Rey. Está sentado en elevado trono. Su frente ceñida con preciosa diadema. Blande un cetro en su mano derecha. La majestuosidad que emana del conjunto, pone su acento en la omnipotencia y omnipresencia del Mercurio Divinizador o Alkahest, que se origina y dimana de la Fuente Original del Creador.

El Rey simboliza el poder absoluto del Mercurio Superior.

Su diadema es el signo del reinado eterno de la Voluntad más excelsa.

El elevado trono alude a su fuente de Poder, que se sitúa por encima de todas las formas contenidas en el Universo.

El cetro representa a la dominación y poderío absoluto de la Energía o Fuego primigenio, que ejerce su señorío sobre todo lo que existe

Este Mercurio Divinizador contiene el Poder Divino del Fuego que domina al Universo. Esta Energía-Fuerza, da el impulso necesario, que permite la verdadera elaboración de la Obra Alquímica.

El Mercurio Superior es denominado, también, el "Artesano Virtuoso", porque tiene el poder de liberar espiritualmente a la materia de la Piedra, entre otras infinitas propiedades. Conduce al buscador de la verdad, para que tenga una vida real y natural.

Mediante su accionar, en primera instancia, permite la elaboración de un compuesto o Agua Mineral, que hace activa a la esencia o Mercurio Coagulado de la materia de la Piedra, induciéndola a unirse indisolublemente con el Mercurio Divinizador.

El Alkahest reelabora al conjunto de nuestra tierra, de manera que sutiliza a cada uno de sus compuestos, y la induce a una acción efectivamente pura.

El Disolvente Universal, Alkahest o Mercurio Divinizador, tiene la facultad de adherirse a los estados caóticos de la materia, previamente preparados para recibirlo, y destruir la envilecida malignidad de la forma, a la que somete a una persistente influencia enaltecida.

El Alkahest es el Fuego Supremo, cuya expansión permite insuflar sus virtudes a todo el Cosmos: Entre sus múltiples cualidades, tiene el don de descomponer las amalgamas pétreas de la materia de los cuerpos, y extraer de ellos el filtro de sus esencias vivas, las cuales, al unirse al Alkahest, adquieren sus características mercuriales.

En esta morada, el Hijo es la Forma de todo lo creado, que está temporalmente separado de la Fuente Original, a causa de la involución sufrida por la materia.

La tierra (nosotros) en su Gran Caída, se recubrió de duras, pétreas y obscurecidas capas de dura consistencia artificial, que condiciona a la personalidad, o aspecto no desarrollado del ser humano. El hecho de estar cubierto y arrebujado en esa composición artificial y artificiosa, sepultó a la esencia mercurial, trastrocándola en cristalizado pedernal inerte, o Mercurio Coagulado.

El hombre y la mujer no avisados, se aferran a la forma, y se dejan dirigir por una fuerza artificial que los desliga del impulso Superior, y buscan, artificialmente, un empuje que los incentive y los mueva pero, como se desarrollan en un mundo de formas, son incapaces de sobrepasar a la fuerza negativa que los mueve, endureciendo aún más su parte externa, hasta construir, en ellos, una inexpugnable y obscura fortaleza refractaria a la Luz.

Los Cinco Servidores, vestidos con atuendos de diverso colorido, representan a los cinco procesos a que debe ser sometida nuestra materia, antes de poder reducir a la forma externa, que debe ser transformada para absorber con plenitud la activación, que deriva del Alkahest, destinada a despertar a su Mercurio Coagulado.

 

Quien tenga la osadía de unirse a lo incognoscible y enaltecido, o Mercurio Divinizador, deberá aprender a desarrollar toda la ciencia del bien, que dormita en su interior, y así allegarse al Poder y Gracia del Creador, que opaca toda tendencia obscurecida entregada a los designios del mal.

Las excrecencias que envuelven a las formas no pueden tocar a la esencia del Mercurio Coagulado. Es allí donde el Grande Arquitecto del Universo puso su Sello Original y, aunque no esté activo, permanece inmaculado, en espera de ser activado, para descomponer lo incorruptible de la forma.

Se sostiene que la materia de la Piedra no es sino una completa coagulación del Agua Mercurial y que, debido a su externa dureza inicial, al ser tocada por el Alkahest, no responde con la clara reacción que pudiera esperarse del desarrollo de la Obra, ya que para mortificar, descomponer y disolver las duras amalgamas del cuerpo, es menester una persistente y ardua elaboración, procesos que están simbolizados en la comparecencia del Hijo y de los Cinco Servidores, que cooperan participando en la elaboración de la Obra, con los nombres de: Descomposición, Putrefacción, Coagulación, Multiplicación y Conjunción.

Cuando la resonancia del Eco Superior, toca a una ínfima parte de la forma, se empieza a comprender que todo lo que desciende desde lo Alto es Luz Viva, que sustenta y eleva a lo inferior.

Entonces, se sabe del clamor de la esencia, que invoca su derecho y su libertad para expandirse y crecer, para fusionarse con la imantación del Mercurio Divinizador o Fuente del Origen, y piden, solemnemente, los Cinco Servidores, al Padre o Rey que, mediante su influencia o Poder, despierte la esencia dormida o Mercurio Coagulado que yace inactivo en el Hijo y en ellos mismos.

Lo que se denomina "endurecimiento de la tierra", no debe comprenderse literalmente, sino como una gran incapacidad de la forma para cortar los lazos que la recargan y retrogradan, manteniéndola separada de la conexión con lo más enaltecido o Dios.

Cuando un aprendiz en el Arte ignora su propio contenido, queda entregado al maremagno de sus múltiples facetas divergentes y contrapuestas y, por ende, está desconectado de un quehacer espiritual que le sustente.

El Hijo y los Servidores, de una manera visceral y no muy consciente, anhelan y exigen del Rey una conexión con lo Elevado, pues ellos ignoran cómo llevarla a cabo en sí mismos.

El Rey no responde a su demanda, porque todo el desenvolvimiento del Plan del Universo y todo lo que forma parte del Cosmos Mercurial, exige que para ser Imantada por su contenido, primero, la materia debe ser preparada, debe ascender en pureza, ya que el mercurio Divinizador no puede conectarse a una tierra que no esté preelaborada.

 

 

FIGURA 2

En esta morada, se presume que los Servidores han incitado al Hijo para que asesine a su Padre, con el propósito de apoderarse –con inconfesables intenciones- del Mercurio Superior que el Rey representa, y destinarlo a acrecentar el poderío de la Fuerza artificial, terrena y artificiosa que los mueve.

En esta imagen se representa, fundamentalmente, a un instinto bajo, obscuro y corrosivo, características de lo metálico contenido en las envolturas artificiales, que presentan apegos y deseos pedestres que dan vida e impulso, sólo en el ámbito exterior y superficial, a la materia de la Piedra.

Si bien se trata de un estado altamente corrosivo, su presencia es absolutamente indispensable para iniciar y desarrollar la Obra alquímica, proceso por el cual los metales y durezas de la tierra son forzados a descomponerse, purificarse y multiplicarse en variados y sucesivos estados, para hacer activos a los compuestos internos de la tierra, y extraer de ellos la esencia del Mercurio Coagulado, u oro que otorga vida real a la Piedra. Mas, no debe minusvalorarse el aspecto innoble, miserable y caótico que hace patente el Hijo, porque el ferviente anhelo de apropiarse del Mercurio Divinizador, cualquiera que sea la intención que motiva este acto, obedece a una interna y real sed de Luz, esto es, el propósito que el Mercurio Coagulado emerja, manifestado su calidad espiritual, y se posibilite el inicio y desarrollo de su propia Gran Obra.

La espada que esgrime el Hijo, y que clava en el pecho de su Padre, alude a la potencialidad virtual, adormida, del Mercurio Coagulado, que yace inactivo en las profundidades de la materia, hasta ahora impedido de actuar, debido a la permanente presión que sobre él ejerce el estado artificioso de la Piedra, y que ahora toma la iniciativa por haber sufrido los efectos de la Lluvia Áurica.

 

 Que la espada, o esencia del Mercurio Coagulado se clave en el Padre y le mate, indica la presencia de una amalgama, realizada entre el Mercurio Divinizador y el Mercurio Coagulado, para cuyo efecto, el Alkahest inicial, deja de ser quien era (muere) y se degrada para equipararse a la resistencia del Mercurio Coagulado, y así dar inicio a la acción de transfundir su alto poder mercurial a la Piedra.

En todo caso, lo que se aprecia en esta imagen, es que el Hijo, cegado por el ansia de poder, se revela contra su Padre y le asesina por la espada.

Este acto revela la presencia de una materia ávida de Luz Espiritual, que se eleva por sobre las limitaciones de su Piedra y, violentamente, atrae hacia sí la acción del Alkahest.

Se hace evidente la necesidad de unión que experimentan el Mercurio Exterior y el Mercurio Coagulado, los que se fusionan, estando ambos volatilizados, para que se extraiga parte del Oro retenido en el mercurio Coagulado, y se le transforme en azufre o agua mercurial diluida.

El Mercurio Divinizador, que es el Padre de la Piedra, impulsa al proceso alquímico, y se funde y transfunde en el azufre diluido, para transferirle todas las virtudes mercuriales de su pureza. Formando ambos, el Alkahest y el azufre diluido y volatilizado un solo compuesto de Agua Mercurial Interna diluida, o esencia pura, denominada mercurio Divinizado o Mercurio Interior, elaborado intracorporalmente, el cual se fija en la materia del cuerpo, mejorándola, rejuveneciéndola y elevándola.

El Mercurio Coagulado, sito en las entrañas de la materia de la Piedra, no se diferencia, en lo substancial, del Mercurio Divinizador, porque ambos compuestos provienen de la misma Fuente de Origen, y aunque el Mercurio Coagulado esté revestido de una dura armadura externa, y el Mercurio Divinizador, por el contrario, se manifieste siempre enaltecido, no dejan por ello de ser semejantes.

Este asesinato representa a la tarea que desarrolla el Mercurio Divinizador sobre el Mercurio Coagulado.

El Mercurio Exterior, en este caso, se degrada, entrega su vida, para confundirse, nutrir y dirigir al Mercurio Involucionado con su Fuego Puro, y descomponerlo en azufre o Agua Mercurial diluida.

 

 

FIGURA 3

 

En esta morada, el Rey representa, simbólicamente, al Mercurio Divinizador y su Fuego, quienes, al descender a las entrañas de la tierra, tocan, con su imantación al "Grano Fijo" o Mercurio Coagulado, que yace inactivo.

El Alkahest penetra en el Mercurio Coagulado adormido que ha comenzado a ser elaborado por la amalgama del Rey con su Hijo.

La conjunción del Progenitor con su Vástago, produce un Agua Ardiente, Arsenical y Leprosa, o Azufre Corrosivo, que surge de las profundidades de la tierra y libera a la materia de su obscuridad inferior.

Este azufre corrosivo, compuesto de Agua y Fuego, de condición volátil debido a su composición mercurial, posibilita una profunda unión de la tierra con e Mercurio Divinizador.

Debido a lo anterior, todas las propiedades mercuriales que están en estado de latencia en la tierra, pueden ser activadas en la materia.

La desnudez del Rey, representa al estado de pureza original propio de la Energía mercurial Externa, cuya transparencia, poder y grandeza, al descender a lo creado, se nivela a la obscura y pedestre resistencia de la materia de la Piedra, para hacer contacto con una ínfima partícula material, de la misma naturaleza que el Alkahest.

El Mercurio Coagulado es el verdadero contenido de la Piedra, el cual está solidificado, en tanto no reciba la imantación del Fuego Externo.

Una vez que la dura y superficial corteza de la tierra libera a una de sus partículas, y la aísla de la dura compresión corporal, se da inicio al despertar de la esencia, y se la hace circular, como sustancia mercurial que es, para que reavive al Espíritu Superior de la Piedra, con una acción continuada y oculta, propia de una corriente profundamente soterrada que esconde la impetuosidad de su caudal, para establecer su gradual dominio sobre la tierra, a fin de unificarla y elevarla y hacer brotar, de cada elemento terreno, el Agua Pura, o Mercurio Divinizado.

La materia es ascendida a una progresiva maduración, guiada desde su centro o esencia.

El hecho que el Hijo empape un paño en la sangre de su Padre, refleja su anhelo de alcanzar aquello que él estima como lo más esenciado de su Padre. Que el Hijo esté sentado en el cadáver de su Padre, es un indicio de la amalgama que ha de producirse entrambos.

El Hijo o materia aún está crudo, por lo cual deber acometer un largo y escarpado trabajo, relacionado con la extracción y vivificación de su Mercurio Interior, que será animado por múltiples transmutaciones que actuarán sobre los metales imperfectos, para que se transformen en Oro.

 

FIGURA 4

El paralelepípedo rectangular, cuya estructura tiene el aspecto de un féretro, es una alusión a la muerte.

Es la representación simbólica del proceso de disolución y corrupción que da muerte a una parte externa de la forma, y vivifica al real contenido que está inactivo en su interior (Mercurio Coagulado).

Es el secreto que vela al Gran poder Espiritual del Agua Mercurial, o Mercurio Interno, el cual debe ser activado por la acción del Mercurio Divinizador. Allí está la simiente que, al ser activada por el mercurio Exterior, inicia el desarrollo de la Esencia, desde su misma raíz o Mercurio Coagulado, comienzo del verdadero hacer de todo el desarrollo de la Obra, estableciéndose que ésta no puede tener éxito en el Magisterio Hermético si, primeramente, no es sometida la materia de la Piedra a una continuada putrefacción.

El atanor que se representa en forma de paralelepípedo rectangular, alude a la composición externa de la forma, sujeta a corrupción y muerte.

El aspecto externo o forma, indica el estado de dureza y lobreguez en que permanece el cuerpo, sujeto a una completa obscuridad, dependiente de una masa endurecida y confusa, consumida por un Caos, de modo que la Forma, en esas condiciones, no tiene otra opción que la defenecer para que, entonces, pueda surgir de ella la verdadera esencia o Agua Mercurial.

Esta imagen nos permite entrever que, dentro de este atanor, cuerpo, vidrio o vasija, se realizan todas las operaciones de la Obra y que, una vez que la materia se libere de parte de su lobreguez, estará preparada para alcanzar un verdadero conocimiento del contenido de sí misma.

Hay un hombre que está introducido parcialmente en un extremo del atanor, y lo socava con una pala. Al respecto puede decirse que el Oro o esencia mercurial, que está dentro del ataúd, no puede tocarnos si no nos esforzamos por llevar a cabo una preparación previa en nuestra tierra, que nos habilita para atraer la impregnación del Mercurio Superior.

La Divinidad no puede tocarnos, si con antelación no nos hemos desprendido de una parte de nuestra oscuridad y, tenemos, simultáneamente la vivencia de ser tocados por esta fina elaboración del Arte Alquímico.

Podemos desarrollarnos, podemos avanzar en la senda de la Luz, si nos decidimos a utilizar con constancia y resolución nuestras burdas herramientas, como la pala que se esgrime en esta morada. Nuestros instrumentos y su empleo se irán perfeccionando con la práctica, para permitir, en nosotros, un nuevo renacimiento, y ser nacidos dos veces.

SIGUIENTE (Parte II)

 

Agradecimientos a Apiano León de Valiente por enviarnos este bello material (dibujos y texto)

URL de esta página: https://www.angelfire.com/zine/cas/12fig.html

 

RETORNAR