Capítulo 2: Contacto en Francia.

 

Bruselas, 12:34 hrs.

 

-Me alegro que tus superiores hayan decidido que viajáramos en el Eurostar, en lugar de los aviones, Samantha. Destesto los aviones.

-Bueno, Potter, por más que nos haya ayudado el MI5, poner todo tu equipo y el de McLeod en el avión hubiera resultado bastante difícil... simple cuestión de logística, no cuestión de satisfacer tus gustos en cuanto a transporte.

-Bueno, ¿Y ahora?

-Como no podemos movernos siempre en transporte público, el MI5 ha contratado un conductor, el mejor de Europa... nos debe estar esperando ya por acá. Oh, creo que ahi está.

El conductor era un sujeto alto y de aspecto musculoso, con el pelo cortado al rape y vestido con un elegante traje negro. Samantha se acercó a el.

-La nieve tardará en caer.

-Pero caerá con fuerza.

-Bien, entonces si es usted nuestro hombre. Me alegra ver que todo está a tiempo y de acuerdo con el itinerario, así que movámonos de una vez.

-Un momento, antes debo checar si es correcta su información... tres personas, cinco maletas y un baúl, aproximadamente 220 kilos en total... si, parecen estar correctos, siendo así, vámonos.

A las afueras de la estación los esperaba un BMW 735 negro, perfectamente cuidado. Abordaron y el conductor abrió un pequeño panel ubicado junto a la palanaca, tecleó una clave, metió la llave y encendió el carro. Metió reversa con un chirrido, y salió disparado en dirección hacia París.

***
Mientras tanto, en París, encontramos a un singular grupo recorriendo el Boulevard Saint Germain. Un hombre de edad mediana y dos mujeres. Se trata de Fox Mulder, Jill Valentine y Mathilda.

-¿Por qué diablos no vino el darkie con nosotros?

-Ya te lo dije, Mathilda, a el "Darkie" no le agrada mucho salir de dia. Además, no lo necesitamos, así como de hecho no necesitábamos salir los tres...

-¿Si? ¿Y qué buscamos entonces?

-La casa de Lestat... a ver, vamos a meternos en esta callecita.

Entraron en una calle angosta, con casas viejas pero muy bien conservadas. Caminaron una cuadra y entraron en otra calle aún más pequeña y oscura que la anterior. Al fondo se alzaba una casa señorial, de aspecto sombrio.

-Si... ésa es... bien, recuerden muchachas, Rue Morgue, casa al final, ahora vamos a comer algo ya prepararnos, que este sujeto Lestat puede presentar un problema serio si no lo abordamos bien.

***
Esa misma noche, Samantha, Harry y McLeod se dirigían caminando a casa de Lestat, después de dejar sus cosas en un hotel, Harry habia cargado con su varita y Mcleod con un sable.

-Vaya, ese sujeto si que sabia manejar -comentaba Harry despreocupadamente-, llegamos a París en muy poco tiempo.

-Además, su carro... wow.

-Hombres... aún siendo extraordinarios, no dejan de ser hombres. Pero basta de charlas tontas, ya estamos en la Rue Morgue, y esa casona al final de la calle es donde está nuestro hombre.

-Rue Morgue... un nombre bastante agradable... ¿Y cómo es que sabias que habia que venir aquí?

-Harry... soy una espía... conozco las capitales más importantes del mundo como la palma de mi mano. Nadamás hablen bajo, recuerden que el MI5 tenia sospechas de que nuestros enemigos ya nos están siguiendo los pasos. Entramos, y si hay algún problema con Lestat, ustedes se encargan de dominarlo. A mi dejenme la parte diplomática.

Se aproximaron a la puerta. Empleando la magia de Harry, la abrieron y entraron. Un pasillo largo y oscuro se abria ante ellos. Adelante encontraron la puerta a la sala abierta. La habitación estaba iluminada con un gran número de velas, produciendo un resplandor tétrico. Sin embargo, estaba vacía. Prosiguiendo su camino, se toparon con otra puerta aún más grande y pesada que la de la sala, la cual daba a una enorme biblioteca. Muchos cuadros colgaban en las paredes, y había escaleras sobre rieles para alcanzar los estantes más altos. Y, en medio de la biblioteca se encontraba sentado en un sillón un hombre apuesto y de aspecto pálido, cabello largo y con un traje a medio camino entre el estilo del siglo XIX y de un cantante de rock gótico. En sus manos tenia un bastón de empuñadura de plata, y sus labios estaban manchados de rojo.

-Bon soireé... no esperaba invitados, y menos que entraran en mi casa... claramente percibo que ustedes dos no son sujetos ordinarios... ¿Acaso vienen a acabar con este pobre inmortal?

Harry empuñó su varita con fuerza y McLeod dispuso su espada de manera que pudiera desenfundarla rápido. Samantha, sin embargo, estaba bastante tranquila.

-Lestat de Lioncourt... uno de los grandes vampiros, tal vez sólo superado en fama por el Conde Drácula. Estamos aqui para hacerle una oferta. Usted se une a nosotros, y tendrá la oportunidad de chupar cuellos como nunca la ha tenido. Además, podemos otorgarle lo que más desea... la fórmula que le permitirá caminar en la luz del sol, tal como si fuera de la misma sangre que el Conde...

-Un momento, querida -interrumpió Lestat agitando la mano-. Ustedes no pueden darme eso, porque ya he conseguido la famosa fórmula del Vampisol. Si no camino mucho de dia, es porque ya estoy acostumbrado a amar a la noche... además... está yendo un poco rápido. ¿A qué quieren que me una?

-A un equipo de élite -Samantha intentaba disimular la frustración de enterarse que Lestat ya podía caminar bajo el sol-. Y lo necesitamos a usted por su conocimiento del mundo, y de los seres de la oscuridad. Una buena razón es que podrá acabar con vampiros rivales suyos...

-Vaya, eso se oye más interesante -sonrió Lestat con malicia-. Creo que... podemos llegar a un acuerdo, pero antes me gustaria informarles que hay un grupo de sujetos con gabardinas y bien armados entrando por toda la casa...

Samantha se alarmó. Efectivamente, los habían seguido, y ahora estaban en problemas. Harry sacó su varita de entre sus ropas y McLeod preparó su espada. Sin embargo, antes de que pasara algo, Lestat dió un enorme salto hacia McLeod desenfundando una delgada espada del bastón, y dió un mandoble al sorprendido McLeod, que alcanzó a detener el ataque. Lestat giró rápidamente y volvió a atacar, y pronto ambos estaban enfrascados en un duelo. Harry se preparaba a inmovilizar a Lestat cuando aproximadamente quince hombres irrumpieron apuntando con metralletas. Lestat y McLeod quedaron con sus filos cruzados.

-Eres bueno... inmortal -dijo Lestat-. Ahora que sé que si servirás... ¿Qué te parece si nos deshacemos de estos idiotas?

No bien había terminado de decir esto, Lestat se movió con la velocidad del rayo hacia uno de los intrusos, cortando su cuello con la espada. Harry y McLeod entendieron de inmediato que Lestat sólo había estado probando al segundo, e inmediatamente actuaron. Harry saltó y justo cuando empezaban a sonar los disparos, logró proteger a Samantha con el encantamiento Scutum. McLeod corrió hacia un grupo de atacantes, y aunque recibió algunos disparos, éstos obviamente no lograron detenerlo. Moviéndose rápidamente, puso fuera de combate a dos de los atacantes.

-¡Harry! ¿No puedes desvanecerlos o algo así? -Preguntó Samantha mientras la protegía de los disparos.

-No, pero puedo hacer esto, ¡Expelliarmus!

Las armas de tres sujetos salieron volando, y los sorprendidos atacantes fueron golpeados por una fuerza invisible. Inmediatamente Harry ejecutó un encantamiento para mover cosas, y atacando diestramente con la varita, hizo que una enorme pila pila de libros se desplormara sobre los tres sujetos. Lestat, por su parte, estaba corriendo por los estantes esquivando una oleada de disparos. En ese momento, uno de los misteriosos hombres fue alcanzado por unos disparos hechos desde la puerta. Finalmente aparecían Nulder y compañía.

-¡Qué gran fiesta! ¿Quiénes son los buenos y quiénes los malos, Fox?

-Todos los sujetos de gabardina son enemigos, Jill, ahora, ¡Acabemos con ellos!

Fox corrió hacia donde estaban Samantha y Harry atrincherados, esquivando una lluvia de balas. Uno de los sujetos de la gabardina saltó hacia él intentando detenerlo con una patada, pero fue interceptado en el aire por una sombra negra parecida a un enorme cuervo. Ambos cayeron y se encararon.

-Vaya, tu debes ser el famoso Cuervo... dicen que eres un gran peleador, vamos a comprobarlo.

Sin responder nada, el Cuervo esperó a que el sujeto atacara. El tipo atacó con una patada que el cuervo esquivó fácilmente, pero antes de que pudiera reaccionar una segunda patada lo golpeó en el vientre, y de no haber sido por su gran resistencia le hubiera sacado el aire. El Cuervo comprendió que no podía estar jugando con este oponente, y ahora fue el el que se lanzó al ataque, en lo que más sujetos aparecían.

Lestat, por su parte, estaba en un barandal detrás de las estanterías, sorbiendo la sangre del cuello de uno de sus atacantes, deleitándose en ella. Mucho tiempo había pasado desde que hubiera bebido sangre directamente del cuello de una persona. En eso, frente a él apareció una figura en gabardina, apuntándole directamente a la cabeza con una pistola.

-Creo que tú eres Lestat... había oido cosas raras acerca de ti, pero no me imaginaba que eras un vampiro. Esto ciertamente se está poniendo cada vez más interesante.

Lestat observaba fijamente el hermoso cuello de la chica que estaba frente a él. La observaba con deleite, no deseaba nada más que enterrar sus dientes en ese cuello...

-Eres... hermosa... ¿Quién eres?

-Mathilda... y tú deberías quedarte quieto. Venimos prevenidos por si había problemas, y esta pistola está cargada con balas de plata. Así que no intentes nada estúpido.

Antes d que pudiera reaccionar, Lestat pegó un enorme salto. Mathilda disparó, pero la bala rebotó en el sable de Lestat. Lestat pasó de largo sobre Mathilda y cayó sobre un enemigo que se acercaba por detrás, cortándole el cuello con su sable. Volteó hacia Mathilda con una sonrisa burlona y haciendo una exagerada reverencia.

-Estamos del mismo bando, mademoiselle...

-Ya lo creo -Mathilda levantó su arma y disparó. La bala zumbó al lado de la oreja de Lestat, y se incrustó en la frente de otro de los sujetos de gabardina. Lestat miró a Mathilda nuevamente con su sonrisa irónica.

-Parece que estamos a mano, niña.

-Lo estaremos cuando termine esto. Ahora, a terminar con los demás.

La batalla estaba llegando a su fin. El Cuervo había logrado dejar inconsciente a su contrincante, Harry había derribado otro librero sobre algunos más, y tanto Jill como Fox habían eliminado a algunos más. Duncan dió un último mandoble, y el último de los atacantes cayó muerto. Lestat y Mathilda bajaron, y Fox se acercó a ellos. Lestat ya estaba bastante más calmado, aunque aún las comisuras de sus labios seguían manchadas de sangre.

-¿Y bien, Monsieur de Lioncourt? -preguntó Fox- Creo que ha sido bastante divertido para usted, así que... ¿Se nos unirá?

Lestat se relamió la sangre nuevamente, contempló los cuerpos a su alrededor, y finalmente, una última y fugaz mirada a Mathilda.

-Estoy con ustedes... además... tiene mucho que no tengo aventuras.

-Bien, entonces, estamos todos. Supongo que ustedes deben ser Samantha Behrens, al servicio del MI5, Duncan McLeod, inmortal, y Harry Potter, mago. Permitanme presentarme, soy Fox Mulder, ex agente del FBI, la chica de la gabardina es Mathilda, asesina profesional, Jill Valentine, nuestra experta en armas y Eric Draven, mejor conocido como el Cuervo.

-Vaya una colección de gente rara...

-Si, bien, ahora, señorita Behrens. ¿Podria explicarnos al fin el motivo para reunirnos y porqué estos sujetos ya nos estaban siguiendo los pasos?

-Samantha miró a toda la Liga, reunida al fin, y sonrió. Realmente no sabía bien todavía el motivo de ambas cosas y ya iba a abrir la boca cuando unos pasos en la entrada de la biblioteca los interrumpieron.

-Si me permiten, damas y caballeros, yo les explicaré todo lo que deseen.

-¡Señor Bond! ¿Qué hace usted aquí? -Oh Samantha, yo soy quien encargó reunirlos, ¿Recuerdas? Además, y esto va para ustedes también, damas y cabablleros, deben dirigirse hacia mi como "M".

- ¿"M" Le mysterioux?

-No exactamente, señor de Lioncourt. Ustedes, como bien se les ha dicho ya muchas veces, son lo mejor de lo mejor. Por eso es que los hemos reunido, ustedes se especializan en cosas que ni siquiera los comandos más poderosos del mundo podrían manejar. A los extraordinarios se les reúne cuando hay amenazas más allá de lo normal. Ahora, tenemos a un grupo de gente extraña construyendo armas muy poderosas y creando ejércitos de humanos mejorados. Obviamente estos idiotas no encajan en esa categoria, pero creánme, ya lo están haciendo. Asímismo, han robado planos de nuevas armas y sistemas inteligentes, así que su misión es detenerlos antes de que ocasionen una guerra de proporciones mundiales. Como les decía, han logrado infiltrarse en muchos sistemas, así que no dudo que desafortunadamente hayan logrado infiltrarse al nuestro y por eso han logrado seguirlos. ahora, sin embargo, la Liga está lista, y las casrtas sobre la mesa, así que es hora de jugar caballeros. Su siguiente objetivo está en Alemania, el Castillo Frankenstein. En esta carpeta hallarán información detallada acerca de unos supuestos experimentos que se están llevando a cabo en ese lugar. Creo que el señor Lestat podrá guiarlos eficientemente. Ahora, si nos disculpan, la señorita Behrens y yo debemos regresar a Londres. ¿Samantha?

-Un momento, ¿Cómo se supone que nos vamos a mover?

-Señor McLeod, afuera encontrarán medios de transporte adecuados para ustedes. Cuando sea necesario, los contactaré por medio de la señorita Behrens o por medio de otros agentes. Hasta luego.

Bond y Samantha salieron, dejando a el equipo de Élite un poco aturdido. Aproximadamente 30 segundos después, Harry y Jill estallaron en risas, a lo cual seunieron todos menos El Cuervo y Mathilda.

-Bien, gente -dijo Jill secándose las lágrimas de los ojos-, creo que esto se pone cada vez más raro, pero ¿Qué diablos? ¡Viva la aventura! Lestat, ¿Es cierto lo que dijo M? ¿Puedes llevarnos al Castillo Frankenstein?

-He estado allí algunas veces, claro que puedo guiarlos.

-Muy bien -dijo Fox extendiendo su ano-, como dijo M, la liga está lista, así que Caballeros, cumplamos con nuestra misión.

Jill puso su mano, y luego Harry, y luego todos pusieron su mano. La liga de los Caballeros Extraordinarios finalmente estaba reunida y lista para entrar en acción.


FIN DEL CAPÍTULO 2.



Notas: Bueno, un capítulo un tanto accidentado (Y mucho más corto que el anterior), sin embargo, necesario para explicar algunas cosillas. Por lo pronto, en este hubo algunas referencias y cameos, si son observadores los habrán descubierto y si no, uh, pues... ni modo, ahehehehehe.

Ahora si, nos vemos en el siguiente capítulo.

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