CAPITULO XV
EL SACRIFICIO DEL AMOR
Distrito Nerima (Dojo Tendo).
Akane fulminó a Sombrío con la mirada. No sólo estaba furiosa por la manera en que aquel impertinente había tratado a su amado Ranma, sino que encima de todo ahora coqueteaba con su hermana Nabiki descaradamente. Era el colmo. Deseaba desfogar todo su enojo dándole una paliza a aquel molesto fanfarrón.
¡Oye tú! le gritó a manera de reclamo. ¡Aléjate de mi hermana ahora!.
Sombrío sonrió con cinismo y se volvió un momento por encima del hombro para mirar a Akane.
Oh, pero que veo dijo, intentando mostrarse amigable. Pero si es nada menos que la otra "muñeca". No se peleen, chicas, para todas tengo.
¡No digas tonterías! le aclaró Akane con evidente fastidio. Y mejor prepárate para pelear, maniático.
¿Pelear? repitió el imperial, poniéndose de pie entre ambas hermanas. Me temo que eso no será necesario, je, je, je. Porqué pelear cuando podemos pasarla bien.
Nabiki, por su parte, se alejó del guerrero Khan y se acercó lentamente hasta su hermana. No entendía ni una pizca de lo que estaba sucediendo, pero estaba convencida de que se trataba de un malentendido más provocado por algún miembro de la familia.
Oye, Akane le susurró al oído. ¿Quién es este tipo? Desde que llegó ha estado proponiéndome cientos de cosas extrañas. Creo que me quiere de novia.
Sólo ignóralo, es un loco le dijo Akane molesta. Yo me encargaré de él.
Nabiki colocó ambos brazos por atrás de su cabeza.
¿De verdad crees que podrás hacerlo? desvió la mirada hacia un extremo. Te advierto que Ranma ni siquiera pudo tocarlo.
Eso ya lo sé refunfuñó Akane. No tienes porque recordármelo.
De pronto, Sombrío les extendió las manos a ambas chicas y sonrió.
No hay necesidad de pelear, mejor vengan conmigo. Les aseguro que se van a divertir.
¡Olvídalo, degenerado! le contestó Akane al mismo tiempo que levantaba el brazo para lanzarle un golpe. El puño de la joven Tendo se estrelló con fuerza en el rostro de Sombrío sin siquiera inmutarlo un poco. ¿Qué, qué pasó?. No, no le hice nada.
¿Ya lo ves?. Te lo dije, Akane farfulló Nabiki. Ni siquiera Ranma puede ganarle.
Akane se volvió para mirarla acusatoriamente por encima de su hombro.
Nabiki, ¿a quién estás apoyando?.
Sombrío sonrió divertido.
Veo que son muy agresivas declaró fascinado. Pero eso me agrada, me agrada mucho.
Nabiki y Akane se miraron entre sí sin entender su razonamiento. Sombrío no sólo estaba loco, sino que era francamente insoportable.
¿De qué habla?.
Está loco, Nabiki afirmó Akane.
De pronto el Khan del Lobo sonrió malévolamente mientras sus ojos se iluminaban por una extraña luz amarillenta. Akane y Nabiki contemplaron aquel extraño fenómeno completamente intrigadas. Era extraño, pero por alguna razón desconocida no podía apartar sus miradas de los penetrantes ojos de Sombrío.
Duerman, preciosas, duerman dijo el Khan del Lobo. Cuando despierten estarán en un lugar mejor, je, je, je, je, je.
Apenas habían transcurrido unos segundos desde que Sombrío había empezado a hacer eso cuando ambas jóvenes comenzaron a sentirse sumamente cansadas y soñolientas, era como si estuvieran perdiendo la conciencia. Sus mentes se empezaron a girar mientras sus cuerpos se hundían en un profundo, enorme, casi infinito, agujero multicolor.
Oye, Akane titubeó Nabiki, tratando de no cerrar los ojos.
¿MMMMMM?.
Tengo mucho sueño y.. ZZZZZZZZZZ.
¡PAM!. Como sí hubieran sido poseídas por una misteriosa fuerza, tanto Akane como Nabiki se desplomaron en el suelo completamente inconscientes.
¡Si! ¡Así debe ser! exclamó un triunfante Sombrío. Todas las chicas deben caer rendidas a mis pies.
Planeta Noat.
Sepultura alzó ambas manos al cielo y disparó una nueva ráfaga de energía en contra de la nave desconocida que se acercaba velozmente. En la cabina de ésta, Eclipse continuaba apretando botones y jalando palancas sin conseguir ningún resultado.
¡Oh, no! ¡Eclipse! exclamó Lance cuando se dio cuenta de lo que se les venía encima. ¡¡Activa los escudos de la nave!!.
El Espía Estelar lo miró con extrañeza.
¿Escudos? murmuró en tono pensativo, alzando los ojos a la izquierda como sí intentara recordar dónde estaba el interruptor de los mentados escudos. Al cabo de un instante, exclamó completamente aterrado: ¡¡Esta nave no tiene escudos!!.
Lance se quedó boquiabierto mientras los cabellos se le ponían de punta y su rostro se volvía pálido. Sí ese disparo los alcanzaba significaría el fin para todos. Desesperado, llevó la mirada hacia el panel de control intentando encontrar una solución. De pronto, ambos escucharon una voz que venía de atrás.
¿Qué es lo que sucede? preguntó Poppu, que acababa de ingresar a la cabina.
Con todo lo que se les venía encima, lo último que Lance necesitaba en la cabina de control era un curioso preguntando qué rayos sucedía. Sin guardar ningún recato, lo miró por encima del hombro e hizo un gesto con el pulgar indicándole que se largara.
¡Sal de aquí inmediatamente!.
¡Oye, tampoco me grites! Poppu ya había sufrido demasiados percances con aquel molesto viaje como para soportar las ordenes de Lance. Allá atrás es un... hizo una pausa, abrió los ojos enormemente y levantó el brazo señalando algo al frente de la nave. ¿Qué rayos es eso?.
Era la ráfaga de Sepultura que estaba a punto de derribarlos. Como sí los tres fueran un solo individuo, Lance, Eclipse y Poppu dieron un fuerte grito de desesperación y se abrazaron entre sí, contemplando como la descarga estaba a punto de golpear su nave.
¡¡Dame los mandos!! le ordenó Lance a Eclipse. ¡¡Que me des los mandos, estúpido!!.
Sigma sonrió malévolamente, festejando por anticipado la inminente destrucción de aquel pequeño platillo volador de color plateado. No había manera de que lograra salvarse.
De esta no los salva nadie... .
Justo cuando la ráfaga del guerrero imperial estaba por alcanzar su objetivo un segundo rayo surgió de la nada y lo interceptó. El ataque del Khan se desvió levemente golpeando uno de los costados de la nave, pero sin causarle mayor daño.
Completamente extrañados, Sigma, Sepultura y José se volvieron al unísono hacia el sitio de donde había salido aquel milagroso disparo. Cuando lo hicieron, los tres emisarios del imperio pusieron una cara de verdadero asombro. Era imposible.
¡Es ese gusano! observó José reconociendo a Asiont. ¡Todavía sigue con vida!.
Sepultura frunció el ceño con enfado y levantó una mano con la palma vuelta hacia delante. Una esfera de luz resplandeciente apareció en su mano. El Khan de la Muerte no estaba dispuesto a recibir más sorpresas inesperadas.
No por mucho tiempo.
Con su rostro bañado en sudor y agotamiento, Asiont, que apenas podía mantenerse en pie y tenía problemas para respirar, sonrió levemente. Al menos había podido brindar a los tripulantes de aquella nave una oportunidad de salvarse.
Justo cuando estaba a punto de disparar, Sepultura levantó la mirada al igual que sus compañeros. La nave plateada acababa de pasar volando por encima de sus cabezas rápidamente. Sin embargo eso no era lo único. En el preciso momento en que la nave había pasado por ese lugar, varios individuos aprovecharon para saltar desde su interior uniéndose a la batalla. Sepultura y José fruncieron el ceño respectivamente con recelo. El platillo continuó su camino hasta estrellarse a lo lejos, produciendo una atronadora explosión.
Dai, Lance, Hyunkel, Marina, Leona y Eclipse cayeron sobre sus piernas sin mayor problema. No así Poppu, que aterrizó de una manera bastante peculiar.
Achis, que porrazo se acomodó farfulló Eclipse, compadeciéndose del pobre mago. Para la otra cargo la nave con paracaídas o de perdida balsas inflables.
Sigma dirigió la mirada hacia los guerreros del reino de Papunika y no pudo disimular su sorpresa cuando los reconoció. Era como sí acabara de ver un fantasma. ¿Cómo es que estaban vivos?
Ustedes... murmuró, dando un paso atrás. Se supone que todos ustedes están muertos.
Eclipse, a su vez, avanzó unos cuantos pasos envalentonado con el calor de la batalla.
Pues ya vez que no, maloso de historieta barata.
¿Con qué tú eras ese viejo, eh? le inquirió el espía imperial visiblemente rabioso. Te atreviste a engañarme, escoria, y eso no te lo perdonaré jamás. Voy a hacerte trizas aquí mismo, maldito.
José Zeiva, a su vez, se giró inmediatamente hacia Sigma para interrogarlo sobre la identidad de aquellos desconocidos.
¿Conoces a estos sujetos?. A Eclipse sí lo conozco, es un traidor que antes trabajó para mí.
Sí asintió el espía imperial. Estos gusanos son originarios del universo que atacamos, pero se supone que Lilith, Isótopo y yo acabamos con ellos. ¿Cómo es que lograron seguirnos hasta este universo?.
Lance estaba mirando a José con el entrecejo fruncido cuando escuchó la voz de Asiont que venía desde su costado derecho. Enseguida, el Endoriano comprendió que él había lanzado aquel rayo que desvió el ataque que iba a destruirlos, salvándolos en el último momento con aquella acción.
Ten cuidado, Lance jadeó Asiont con dificultad. Ese tipo es muy poderoso.
¡Asiont! ¿Te encuentras bien?.
El joven Ben-Al cayó de rodillas al suelo. Por lo que Lance podía apreciarse a simple vista su amigo estaba sumamente lastimado y herido. Lo más seguro era que aquellos infelices imperiales lo hubieran estado torturando antes de que ellos aparecieran en el lugar.
Sí, no te distraigas Asiont se llevó una mano al hombro. Acaba con ellos.
Lance asintió con la cabeza y se giró hacia Hyunkel, Dai y los demás.
Amigos, tengan cuidado advirtió sin perder de vista a José Zeiva . Esos tipos son unos tramposos.
Dai sacó su espada de la funda y dio un paso al frente inmediatamente.
Esta vez me las pagarán por lo que le hicieron al castillo de Leona.
Sepultura miró al niño con suprema arrogancia y luego alzó el brazo derecho para señalarlo.
Guarda silencio, mocoso impertinente vociferó para luego girar el rostro hacia Sigma. De modo que estos tontos provienen del universo donde encontraron la primera gema, ¿verdad? hizo una pausa y llevó la mirada de regreso al rostro de Dai. Como lo supuse, esa Lilith es una completa inútil. Lo bueno es que no es un error que no podamos reparar.
Eclipse se golpeó la palma con el puño y se arrojó furioso sobre Sepultura.
¡Eso lo veremos, fantoche! le espetó a la vez que alzaba un puño hacia atrás.
Sin embargo antes de que Eclipse pudiera avanzar más de dos metros en dirección al Khan los ojos de éste despidieron una luz intensa por una fracción de segundo. Una fuerza invisible golpeó fuertemente el rostro del Espía Estelar, parándolo en seco y arrojándolo de espaldas al suelo.
¡Eclipse! gritó Lance mientras corría a socorrer a su amigo. ¿Estás bien?.
¡Ja, Ja, Ja, Ja! rió Sepultura con hilaridad. ¡En este universo, nosotros los Khans somos los únicos amos!.
El Espía Estelar se incorporó lentamente del suelo. Se examinó el rostro con las manos como cerciorándose de que aún tenía todos los huesos en su lugar. Aquél había sido un golpe muy poderoso.
¡Ouch! No es el golpe lo que me molesta sino las frasecillas cursis que se avientan estos malosos.
Leona se aproximó al enmascarado, acompañada de cerca por Marina.
Deja que te cure le dijo mientras se hincaba en el suelo. Te daré un Bejoma.
Lance, por su parte, se volvió hacia los imperiales. Apretó un botón en su muñeca y un par de cuchillas láser brotaron de sus brazos de pronto.
¡Malditos! ¡No se saldrán con la suya!.
José le sonrió con absoluto desprecio.
¿Con que también cuentas con una armadura de batalla como la mía, eh? hizo una pausa y desplegó su aura con fuerza. Vamos a trapear el piso con todos ustedes como Sepultura lo hizo con ese traidor de Eclipse.
Poppu se colocó a un costado de Dai y Lance. Levantó su báculo mágico, listo para unirse a la batalla.
No te preocupes, Lance comenzó a decir mientras trataba de contener los temblores de su cuerpo. Con la ayuda de Dai y Hyunkel ya verás que los derrotaremos.
Sepultura soltó una sonora carcajada y se cruzó de brazos. Su voz sonaba prepotente.
¿Qué ustedes van a derrotarnos? No me hagan reír, pero sí sólo son unos perdedores. ¡Largo de aquí!.
Dai sujetó fuertemente el mango de su espada.
Ya estuvo bueno de tantas palabras... hizo una pausa y se arrojó violentamente sobre el Khan de la Muerte con la espada levantada. ¡Daichizan! (Corte de Tierra).
Pero antes de que el niño pudiera tocarlo con el filo de la hoja, Sepultura desapareció eludiendo el golpe mortal. Sorprendido, Dai se volvió hacia todos lados buscando a su enemigo con la mirada.
¿A donde se fue? inquirió sin dirigirse a nadie en concreto. ¡Sal y pelea, cobarde!.
¡Cuidado! le advirtió Eclipse de repente. ¡Está arriba de ti!.
Dai alzó la mirada sólo para descubrir como el Khan de la Muerte terminaba de formar una enorme esfera de luz que ya arrojaba sobre él. El pequeño guerrero sabía que debía actuar con rapidez. Sujetó el mango de la espada con ambas manos y se impulsó directamente hacia arriba.
¡Está loco! murmuró Poppu en voz alta. ¡Lo van a matar!.
A los segundos que siguieron aquellas palabras, Leona y Lance contuvieron el aliento. El Celestial no tenía idea de las habilidades de Dai y no sabía sí éste lograría salir con vida.
Dai concentró todas sus energías haciendo que el misterioso símbolo del Dragón apareciera en su frente. Usando su espada y el poder del aura del Dragón, el pequeño guerrero golpeó la enorme esfera de energía partiéndola en dos. Ni siquiera Sepultura había podido anticipar eso.
¡Kaihazan! (Corte de ola de Mar).
Las mitades de la esfera cayeron en diferentes direcciones produciendo violentas explosiones. Lance sonrió satisfecho con aquella acción y sin perder un segundo se abalanzó sobre el emperador Zeiva para atacarlo con una lluvia de golpes y patadas.
Hyunkel no tardó en unirse a la batalla y se acercó a Sigma con la espada en alto.
Creo que tenemos un asunto pendiente le dijo a manera de desafío. Esta vez acabaré contigo.
Sigma respondió al reto sacando a relucir su látigo de luz.
Eso espero, hombre de hojalata.
Corriendo a toda velocidad, Hyunkel se arrojó sobre su adversario con la intención de eliminarlo. Sigma frunció el entrecejo y reaccionó lanzándole una andanada de rayos de luz. El Caballero Inmortal consiguió reaccionar a tiempo y con un asombroso salto hacia arriba logró esquivar todos aquellos ataques. Sigma alzó la mirada y maldijo a su enemigo en silencio.
Ya en el aire, Hyunkel sujetó la espada con ambas manos, la levantó sobre su cabeza y se dispuso a descargar un mandoble sobre la cabeza de su enemigo. Aprovechando la fuerza de la caída, el Caballero Inmortal calculaba que Sigma ya no se levantaría. Desgraciadamente, en el instante de lanzar el golpe, el espía imperial desapareció eludiendo el mandoble.
Hyunkel se volvió inmediatamente hacia atrás para buscar a Sigma. Sabía por experiencia que éste podía moverse a una velocidad que él no alcanzaba a igualar, así que debí tener cuidado. De repente, el látigo de luz se enroscó en su cuello desde atrás.
"Maldición", pensó con rabia. "Justo como la última vez".
¡Voy a matarte, infeliz! vociferó el espía mientras tiraba del látigo de luz. ¡Vas a morir y... .
¡Beyirama!
Antes de que Sigma pudiera terminar la frase, una esfera de fuego lo golpeó por la espalda destrozando su capa en una explosión que lo obligó a dar un agudo grito de dolor. Cuando se volvió para mirar a su atacante por encima del hombro, descubrió la odiosa figura de Poppu.
¡Eres una maldito, mocoso! le espetó iracundo. ¡No me molestes!.
Como respuesta, Poppu formó una segunda esfera de fuego en la punta del báculo y la arrojó nuevamente contra Sigma.
¡Beyirama!
El imperial se vio en la necesidad de usar una de sus manos para bloquear la magia de Poppu formando un sencillo escudo de energía, instante que Hyunkel aprovechó para sujetar el látigo de luz y cortarlo con su espada.
¡Poppu, apártate! gritó Hyunkel a la vez que levantaba la espada. ¡Bloody Sukuraido! (Corte Sangriento).
Sigma apenas tuvo tiempo de hacerse a un lado. El ataque del Caballero Inmortal lo rozó en el brazo derecho, produciéndole una herida y despojándolo de su látigo. Poppu, por su parte, maldijó la mala suerte de la que eran víctimas.
¡Maldición! masculló Hyunkel. Es muy veloz.
El espía imperial rodó por el suelo y se irguió sobre una de sus rodillas. Formó una pequeña esfera de luz en una de sus manos y luego extendió el brazo, contraatacando con la velocidad del rayo.
¡Sagitta Lux!.
Una ráfaga de luz con forma de flecha golpeó a Hyunkel directamente en el pecho, lanzándolo de espaldas contra unas rocas y dejándolo aturdido. Aprovechando la ventaja del momento, Sigma apareció en el aire a unos centímetros por encima del él.
¿Qué te parece esto, enlatado? le preguntó a manera de burla mientras juntaba sus manos mostrando las palmas para crear otra esfera de luz. A esta distancia no podrás sobrevivir a mi poder.
Por unos instantes, Hyunkel vio toda su vida transcurrir frente a sus ojos. A esa distancia el poder de su adversario atravesaría su armadura fácilmente.
Completamente recuperado gracias a la magia de la princesa Leona, Eclipse se levantó del suelo y se abalanzó inmediatamente sobre Sigma para derribarlo. Como sí ambos fueran un par de fieras salvajes, los espías comenzaron a rodar por los suelos luchando constantemente. Finalmente, Sigma logró imponerse y se colocó por encima de Eclipse.
¡Tú! ¡Maldito! ¡Devuélveme lo que me robaste! vociferó como poseído por una especie de furia asesina. ¡Voy a matarte espía de segunda!.
Eclipse luchó por liberarse, pero fue inútil. Sigma era más fuerte que él. De repente las manos del mercenario imperial se prendieron de su cuello fuertemente como tenazas. Lo iba a asfixiar ahí mismo.
¡¡Agghhh!! balbuceó Eclipse tratando de jalar aire.
Sigma sonrió triunfantemente. Iba a matar a su adversario cuando dos Meramis lo golpearon en la espalda casi al mismo tiempo. Se volvió por encima del hombro y descubrió nuevamente al maldito de Poppu y a la chica de cabello azul que acompañaba a Leona.
¡Malditos! les espetó. A continuación dirigió una de su manos hacia ellos. ¡Voy a matarlos ahora mismo!.
Aprovechando la ocasión, Eclipse le plantó un buen derechazo a su enemigo para quitárselo de encima. El cuerpo de Sigma cayó de espaldas al suelo y Eclipse aprovechó para lanzársele encima y caerle a puñetazos.
¡Toma esto y esto, desgraciado!.
Mientras tanto, a escasos kilómetros de ahí, Lilith y Astrea continuaban intercambiando golpes y contragolpes a una asombrosa velocidad. De repente, Lilith interrumpió su acometida y se alejó de su adversaria para retomar fuerzas. A pesar de lo mucho que le disgustara debía admitir que su antigua compañera de entrenamiento era una guerrera bastante diestra y poderosa.
No entiendo cómo es posible que puedas igualar mi velocidad, maldita.
Astrea la miró fijamente mientras jadeaba por el esfuerzo.
Puedo darme cuenta de que tú no eres la Lian que conocí hace tiempo.
Lilith sonrió y bajó la mirada.
Es verdad, he cambiado y no soy la misma de antes. El gran N´astarith me ha ofrecido la oportunidad de ser más poderosa que antes y por ello acepté convertirme en una guerrera Khan. Sin embargo puedo darme cuenta que a pesar de mi poder, no he logrado superarte hizo una pausa y volvió la mirada hacia abajo. Una presencia conocida había llamado su atención. ¿Eh? No es posible, esos insectos lograron llegar hasta este universo murmuró frunciendo el ceño, refiriéndose a Dai y sus amigos. No importa, mis compañeros los matarán aquí mismo.
Astrea volvió el rostro un instante hacia el sitio donde estaba Asiont, aún podía sentir su aura. Sin embargo le preocupaba el hecho de percibir que ésta ardía débilmente.
¡Asiont! exclamó alarmada.
Lilith miró el rostro compungido de la joven Celestial y sonrió malévolamente planeando una nueva estrategia. Sí aquel joven llamado Asiont era tan importante para ella, ¿por qué no usar eso a su favor?.
¿Así que estás preocupada por tú querido amigo, eh? le preguntó a manera de amenaza. Bien añadió extendiendo ambas manos a los costados del cuerpo. Vamos a ver sí puedes salvarlo a tiempo... Formó dos esfera de energía. Tú amigo morirá.
Astrea se volvió horrorizada hacia la Khan de Selket.
Espera, ¿qué vas a hacer?.
Un gesto macabro iluminó el rostro de Lilith. Miró a su enemiga de reojo, levantó ambos brazos y los bajó violentamente descargado un par de elipses rojizas que se dirigieron directamente hacia Asiont.
En el lugar de la batalla, el joven Ben-Al alzó la mirada a su costado derecho y descubrió las elipses que se dirigían hacia él, sin embargo estaba demasiado débil como para hacer algo. Por otra parte, Lance vislumbró aquellos rayos lanzados por Lilith y levantó uno de sus brazos con la intención de dispararles, pero antes de que pudiera hacerlo el puño metálico de Zeiva se estrelló en su rostro con la fuerza suficiente para derribarlo.
¡Oh, no! Astrea desplegó el poder de su aura y se lanzó tras las elipses mientras Lilith reía divertida. La velocidad de aquellos ataques era increíble, no iba a llegar a tiempo. Haciendo acopio de sus ultimas fuerzas, la guerrera Celestial incrementó su velocidad, paso las elipses y llegó hasta donde estaba Asiont, quien abrió los ojos al reconocer a su amiga.
Astrea murmuró con sorpresa. Déjame... .
La chica se volvió para mirar las elipses que venían. No había tiempo para alejarse, sólo quedaba una opción. Abrazó fuertemente a Asiont y lo protegió con su cuerpo. El ataque de Lilith produjo una violenta explosión en el momento del impacto. Un fuerte resplandor iluminó todo a su alrededor y tras unos breves instantes, una inmensa nube de polvo y escombros cubrió el sitio donde estaban Asiont y Astrea.
Todos interrumpieron brevemente sus combates para volver la mirada.
Lilith descendió lentamente con los brazos cruzados mientras sonreía.
Vaya, pues esa inútil sí que era fuerte masculló con desprecio.
Desde el suelo, Lance alzó la mirada y levantó una mano como queriendo alcanzar a sus amigos.
Asiont... Astrea... no, por favor.
El Khan de la Muerte soltó una risotada. A pesar de que estaba algo alejado había podido darse cuenta de lo ocurrido.
Pero que ridículos dijo burlonamente. Esa tonta sacrificó su vida para salvar al gusano.
Al escuchar aquello, Dai se volvió furioso contra aquel Khan.
¡Son unos malditos miserables! le espetó con rabia y acto seguido colocó su espada con la hoja orientada hacia atrás. No les perdonaré lo que han hecho.
Sepultura frunció el entrecejo y mostró completamente indiferente a pesar de saber que iba a ser atacado. Aunque podía percibir el inmenso poder del chico se sentía tan por encima de éste que no le preocupaba en lo absoluto lo que pudiera hacer.
Me sorprendes, mocoso le dijo mientras su escáner registraba 17,890 unidades de fuerza en el cuerpo del pequeño Dai. Tú nivel de ataque es bastante alto.
El símbolo del Dragón apareció en la frente de Dai brillando como nunca. Sepultura no pudo dejar de sorprenderse al ver aquel extraño emblema en la frente del muchacho. No se parecía remotamente a ningún otro símbolo que conociere.
¡Toma esto! exclamó Dai mientras la hoja de la espada se iluminaba. ¡Aban Slash! (Corte de Aban).
Realizando un rápido giro horizontal con su arma, Dai liberó un arco de energía que golpeó a Sepultura directamente en el pecho. Sin embargo, cuando el resplandor del impacto desapareció, el pequeño guerrero comprobó con asombro que su técnica no había tenido el efecto deseado.
Je, Je, Je rió el Khan burlonamente. ¿Acaso eso fue todo?.
Dai apretó los dientes y frunció el entrecejo en un gesto de desesperación. Salvó una pequeña rajada en el peto de su armadura, el Khan de la Muerte lucía como sí nada. Aparentemente los poderes del guerrero imperial aún eran muy superiores a los suyos.
No puede ser murmuró. Para él tampoco significa nada el Aban Slash.
Ahora es mi turno El guerrero imperial levantó una mano con la palma orientada hacia delante y disparó una certera ráfaga que derribó a Dai por los suelos, despojándolo de su espada. Niño tonto.
Eclipse, mientras tanto, juntó sus manos en lo alto y se preparó para asestarle el golpe final a Sigma. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, los ojos del espía imperial emitieron un fuerte resplandor que lo cegó momentáneamente. Sigma sonrió maliciosamente y luego colocó una mano abierta a escasos centímetros del abdomen de su adversario, liberando una descarga que lo arrojó de espaldas.
Ya me hartaste, miserable Se incorporó lentamente mientras Eclipse aún se cubría los ojos. Voy a terminar con esto de una buena vez hizo una pausa y junto ambas muñecas exhibiendo sus palmas abiertas. Esta es la mejor técnica que tengo... ¡Omega Sagitta Lux!.
Eclipse se puso de pie. Su visión aún era borrosa, pero estaba seguro de que sí no hacía algo pronto su enemigo lo mataría.
Y está es la mejor que tengo yo dijo a la vez que desaparecía.
Sigma alzó ambas cejas con sorpresa, pero su asombro fue mayor cuando descubrió varias imágenes de Eclipse alrededor de él. Confundido, pero a la vez furioso, empezó a descargar ráfaga tras ráfaga contra cada una de las imágenes que lo rodeaban. No importaba que su adversario pudiera producir aquellas imágenes, al final de cuentas no lograría escapar. De pronto dos brazos lo sujetaron fuertemente por atrás, se trataba de Eclipse.
¡Maldición! masculló Sigma. Me confié... ¡Suéltame, maldito!.
¡¡Rápido, amigos!!... gritó Eclipse con desesperación, haciendo un verdadero esfuerzo para detener al espía imperial. ¡¡Acaben con él!! ¡¡Es demasiado fuerte!!.
Atraído por los gritos, Sepultura giró el rostro hacia donde estaban Sigma y su captor. El Khan sonrió maliciosamente y levantó un dedo índice para señalarlos. "Qué importaba sí me cargo a Sigma por accidente", pensó.
Ya acabé con uno susurró mientras una diminuta esfera de luz se terminaba de formar en la punta de su dedo. Iba dispararles cuando de pronto escuchó la voz de Dai a su costado izquierdo
¡Oye!.
Cuando el Khan de la Muerte volvió el rostro para mirarle, el chico sostenía una esfera de fuego en su mano derecha. Antes de que el imperial pudiera anticiparlo, Dai le lanzó la esfera llameante directamente al rostro. La armadura que portaba lo protegió de los efectos del hechizo de fuego, pero no del resplandor que se produjo en el momento del impacto.
¡!Maldito mocoso!! chilló Sepultura mientras se llevaba las manos al rostro y apretaba los párpados. ¡Voy a matarte por esto! ¡No puedo ver!.
Al mismo tiempo, Hyunkel se colocó frente a Sigma y levantó su espada para usar su técnica mortal una vez más. Debía aprovechar que Eclipse tenía sujeto a Sigma para eliminarlo de una vez por todas, sin embargo también tenía que calcular bien el golpe o de lo contrario podría matar a su aliado por accidente.
¡Hazlo pronto, Hyunkel! exclamó Eclipse mientras forcejeaba. No podré detenerlo por mucho tiempo.
Sigma luchó desesperadamente por liberarse, pero resultó inútil. Eclipse parecía haberse vuelto de hierro y lo sujetaba con una fuerza que el espía imperial no creía que tuviera. Aun así, Sigma apretó los dientes y comenzó a hacer uso de todas sus fuerzas. Eclipse comenzó a flaquear.
No... espera, por favor no lo hagas suplicó Sigma con dificultad. Sí me dejan ir les prometo que ya no los molestaré más... ¡¡Lo juro!!.
Debes creer que somos unos idiotas oyó. Tenía los labios de Eclipse casi metidos en la oreja. No seas cobarde y enfrenta las consecuencias como lo haría cualquier guerrero.
¡Por favor, Eclipse! exclamó el imperial. En la organización somos como hermanos.
¿Hermanos?... Eclipse enarcó una ceja. En ese caso me declaró huérfano a partir de este momento.
Un rictus de terror se apodero del rostro de Sigma. Era el fin.
¡No lo hagas!... .
¡¡Bloody Sukuraido!! (Corte Sangriento).
Una violenta ráfaga de energía salió disparada de la espada de Hyunkel y embistió directamente a Sigma en medio de los hombros. Eclipse salió volando hacia atrás por la fuerza del impacto a unos segundos de que el ataque del Caballero Inmortal atravesara por completo el cuerpo de Sigma. Luego de recibir el Bloody Sukuraido, Sigma se desplomó pesadamente en el suelo.
Acabamos con él masculló Hyunkel.
Eclipse, por su parte, se limpió el sudor de la frente, suspiró expulsando su nerviosismo y, al cabo de un instante, se fue de bruces igualmente.
Cerca de ahí, al mismo tiempo, José pudo advertir el miserable final de Sigma.
El aura de Sigma desapareció murmuró para sí. Eso sólo puede significar que alguien lo eliminó.
Distrito Nerima (Dojo Tendo).
Sarah, la Khan del Basilisco, destruyó las puertas de una habitación para penetrar en ella.
Esto fue muy fácil, ahora... ¿Qué demonios es esto?.
El interior de aquel lugar estaba cubierta por una cantidad indeterminada de prendas intimas femeninas. Una escena de mal gusto para cualquier mujer. Por unos momentos imagino que aquel era el cuarto donde lavaban la ropa, pero en cuanto descubrió la figura de un pequeño hombrecillo ya entrado en años que dormía sujetando las prendas, se dio cuenta que no era sí.
¿Eh? ¿qué sucede? inquirió el hombrecito, despertando de su letargo. Ay ¿quién eres tú?.
Sarah ignoró completamente a aquel hombrecillo desagradable e inspeccionó minuciosamente toda la habitación en busca de la gema estelar. Al no encontrarla, se volvió contra el anciano para amenazarlo.
Será mejor que me entregues la gema sagrada o te pesará, anciano.
¿Gema sagrada? repitió Happosai, tratando de despabilarse. Ay, eres una chica muy bonita.
Happosai era un maestro de las artes del combate que había entrenado a Soun y Genma cuando ambos eran jóvenes. Entre otras cosas, era un anciano libidinoso y con la extraña afición de recolectar prendas intimas femeninas.
Hola yo soy Happosai se presentó gentilmente. Y tú, ¿quién eres?.
Sarah miró al viejo con desprecio.
¿En donde escondiste la gema, inmunda basura?. No quieras pasarte de vivo conmigo o te pesará.
¿Gema? volvió a repetir el diminuto anciano. No sé a que gema te refieres, pero mira, aquí tengo un regalo precioso para ti Se volvió hacia un costado y sacó a relucir un pequeño sostén blanco. Mira ¿no es precioso?.
Los ojos de la Khan del Basilisco destellaron por un segundo y enseguida el sostén que el viejecillo sostenía se incendio rápidamente. Happosai observó horrorizado como la prenda ardía y dando un grito de dolor la arrojó al suelo para tratar de apagar el fuego con los pies.
Ay, ay. No entiendo que sucede murmuró desconcertado.
¡Entrégame la gema estelar! le exigió Sarah furiosa. Mejor lárgate de aquí sí no quieres que te elimine.
En ese instante, Happosai se volvió hacia Sarah con un gesto de lástima.
¡Ay! Pero ¿por qué me gritas? le dijo con una mirada de cachorro abandonado. Yo sólo quería hacerte un regalo... .
Sin poderlo soportar un momento más, la guerrera Khan arremetió contra el viejo Hapoosai con una fuerte patada que lo hizo atravesar el techo de la habitación a una increíble velocidad.
¡Fuera del paso, basura!.
Fuera de la casa, mientras tanto, Moose y Ryoga continuaban tratando de derrotar al monstruoso Golem creado por Belcer. A pesar de sus muchos intentos, ambos jóvenes eran incapaces de dañar al monstruo.
¡Es mi turno ahora! gritó Ryoga mientras se abalanzaba valientemente sobre el gigante extendiendo uno de sus dedo índice. ¡Bakusai Tenketsu! (El Truco de la Explosión).
En el instante en que el dedo de Ryoga tocó el cuerpo del gigante, éste explotó en mil pedazos ante el asombro del mismo Belcer.
Vaya, no lo haces nada mal exclamó el Khan cruzado de brazos. Eso estuvo muy bien, mocoso. Veo que la técnica que usaste consiste en encontrar el punto débil del enemigo para poder vencerlo. Te felicito, pero desgraciadamente no te será tan fácil vencer a mi Golem.
No puedo creerlo murmuró Moose en tono pensativo. Con sólo ver la técnica de Ryoga una sola vez pudo darse cuenta de como funciona.
Ryoga enarcó una ceja sin entender a que se refería Belcer con eso de que no vencerían a su Golem tan "fácilmente".
¿De qué hablas? preguntó.
De eso respondió el Khan señalando un sitio en el patio donde los fragmentos de energía que conformaban el cuerpo del Golem volvían a unirse para formar al coloso nuevamente.
A unos cuantos metros de distancia, los soldados imperiales de Abbadón se divertían contemplando el desarrollo de la batalla. Uno de ellos, sacó una moneda y se volvió hacia uno de sus compañeros.
Diez a uno a que ese Golem los despedaza en cinco clicks declaró uno de ellos refiriéndose a la lucha de Ryoga y Moose. No tienen posibilidades.
Hecho aceptó otro sin dejar de mirar. No todos los días se ve esto.