LAS DOS CARAS DEL SER
CAPÍTULO 4: AMENAZA INMINENTE
Habría pasado una semana tras aquella lucha, y las cosas habían ido yendo de mal en peor. Aparecían una serie de ataques relámpago en la ciudad, sólo iban grupos pequeños de soldados caronianos o de digimons que destruían todo a su paso, mataban o capturaban a la gente que encontraban y lo hacían tan rápido en comparación a las otras ocasiones en las que aparecían que nadie podía hacer nada para evitar aquello.
Ni Sailor Scouts, ni digi-destinados, ni hechiceros, ni peleadores de artes marciales, ni Santos, ni mucho menos Paul Tapia habían podido solucionar algo de aquella situación; éste último ya se estaba sintiendo cada vez más y más frustrado desde ese combate con el Santo de Pegaso, aún le daba rabia el hecho de recordarlo, no importa que fuera el más poderoso y tenaz de todos los Santos, el tipo era un dogmático. Y según Seiya era un blasfemo, y un entrometido, después de todo quién diablos era ese tipo como para que de un momento a otro supiera muchas cosas de él. Seiya también recordaba ese combate.
-----------------------------------Flashback-----------------------------------
Tras aquél Shipuuga, Seiya notó cierta rasgadura en su armadura mientras trataba de recuperarse. Era un tipo que no iba a ser fácil, pero podría manejarlo.
-Ja, oye Pegaso... te reto a que me sigas... .-dijo un burlón Paul, mientras se encargaba de moverse a una velocidad superior a la Mach 3 en dirección hacia algún otro lado.
-Si así es como lo pides, así lo tendrás.-replicó, mientras se movía a una velocidad más o menos igual a la de Paul.
Sería cuestión de minutos para que luego Seiya note que no hubiera nadie en una calle. ¿Una emboscada? Era bastante posible, pero por donde podría ser; Seiya por más que se esforzaba no lograba detectar su energía por ningún lado.
-Ja, no importa cuanto lo intentes... tarde o temprano deberás aparecer.-advirtió Seiya.
-"Es verdad, no importa cuanto lo intente... pero sabes que... por mientras recibe esto... Bólido Destructor."-anunció Paul.
El impacto tomó por sorpresa a Seiya el cual no pudo defenderse por completo de ese ataque, tras aquello Paul aprovechó el momento para coger a Seiya y estampar su cara contra una pared unas tres veces, ahora la ventaja en esa lucha cuerpo a cuerpo le pertenecía a Paul, sin embargo dentro de poco iba a comprobar que aquella ventaja no le iba a servir de mucho, y lo comprobó mediante una patada de Seiya al estómago que hizo que su cuerpo atravesara la pared de un edificio.
-Aghh... bien, si así lo pides... así lo tendrás... -respondió Paul, mientras arremetía con el sable de luz sobre Seiya.
Seiya a duras penas podía eludir los mandobles de Paul, el cual arremetía con una gran fiereza, Paul curiosamente había notado algo, no estaba tan furioso como antes; Seiya había notado otra cosa más, los ojos de Paul no eran plateados. Sin embargo ninguno de los dos podía quedarse a reflexionar, después de todo había una pelea que afrontar.
-¿Qué te pasa? ¿Es todo lo que puede dar el Santo de Pegaso en una pelea?-inquirió un burlón Paul.
-Maldito seas... Meteoro de Pegaso.-dijo Seiya, mientras atacaba nuevamente ante un Paul que fue tomado por sorpresa por segunda vez, antes de ser mandado contra una pared.
-¡¡¡Aghh!!!... -exclamó Paul mientras recibía aquél ataque por segunda vez, odiaba admitirlo pero ese jovencito era fuerte en verdad.
-Veo que no tienes tantos deseos de seguir burlándote, ¿o sí?-contestó Seiya.
-Lo que yo veo es a un mocoso que está enamorado de su diosa... ¿quién es más miserable en ese caso?... el tipo que duda de su divinidad, o el que supuestamente la protege pero que desea poseerla.-provocó Paul.
-Tu... ¡¡¡CÁLLATE!!!-gritó Seiya completamente furioso, mientras arremetía sobre Paul a base de golpes, que podía eludir su oponente.
Paul logró aprovechar un descuido de Seiya y logró darle un codazo que hizo que ambos salgan del edificio donde ambos estaban. Tras esto, ambos iban corriendo de regreso al lugar donde ambos estaban, pero lo que no contaron fue que hubiese aparecido de repente un ataque sorpresa sobre ambos.
-Tiara Lunar... acción.
-Dios del Fuego... ve.
-Fuego... .
Paul pudo evadirlos por muy poco, y no así Seiya quien recibió los impactos lo que fue aprovechado por su oponente para golpearlo en el abdomen algunas veces y luego mandarlo a volar de una llave contra Kerberos y Yue que intentaban atacarlo. Aún pese a que varios de los que habían peleado contra Rysutar estaban cansados, parecían estar dispuestos a darle batalla. Incluso eso era lo que se iba a dar cuando Paul pudo percibir como se le venían un par de ataques encima por un costado, uno parecía ser una serie de cristales en base al hielo, así como una cadena de acero(y ambas tenían la misma velocidad que cualquiera de los ataques que Seiya hubiese mandado).
-¡Ryuenjin!-reaccionó Paul, mientras ejecutaba el mandoble para evitar los ataques.
-¿Estás bien, Seiya?-dijo un joven de cabello castaño con tonos verdes y con una armadura que tenía un par de cadenas.
-Creo que sí... pero tengan cuidado con ese tipo, Shun.-respondió Seiya algo cansado.
-¿Quién es ese tipo?-inquirió el último de ellos tres, un joven algo mayor que ellos con pelo rubio, uno de sus ojos vendados y una armadura blanca.
-Es el sujeto que emite ese extraño cosmos, Hyoga.-respondió el Santo de Pegaso.
Mientras tanto las cosas iban de mal a peor según el mismo Paul, y como no al ser rodeado por tres Santos de Bronce de ese nivel y todo aquél grupo enorme que deseaba darle una paliza, Hyoga y Shun se lanzaron sobre Paul.
-¡Polvo de Diamante!-anunció Hyoga.
-¡Cadena Nebular!-dijo Shun.
Ambos ataques salieron contra Paul quien apenas pudo evitar aquello por inercia, desviando los ataques de ambos Santos contra varios de los digimons y de las Scouts que justo habían quedado un poco más atrás que Sailor Moon. Paul en eso es atacado mediante un mandoble que Shaoran ejecutó con su espada hiriendo un poco la palma de su mano.
-Mocoso imbécil... .-reaccionó Paul un tanto furioso, mientras lo paralizaba con su poder psíquico y lo lanzaba contra Serena la cual no pudo evitar aquello.
-¡SHAORAN!-gritó una alarmada Sakura al ver aquello.
Eso hizo que Yue, Kerberos, Seiya, Shun y Hyoga se lanzaran contra él, en una pelea cuerpo a cuerpo donde Paul mal que bien pudo resistir por un rato pero luego sus oponentes lograron imponer condiciones estampándolo contra una pared. Y pudieron haber seguido así de no ser porque una voz los detuvo.
-Seiya, Hyoga, Shun... deténganse.
La chica que había aparecido tenía un vestido blanco bastante largo, su cabello era castaño con ligeros tonos morados y bastante largo y sus ojos eran oscuros.
-Pero Saori... digo Atena... éste tipo no te respeta como lo que eres.-reclamó Seiya.
-No querrás que... abra la boca... ¿o sí?-dijo un cansado pero burlón Paul.
-Miserable espero que... .-decía Seiya, mientras era sujetado por los otros dos Santos de Bronce.
-Tú eres el que emana ese poder... dí quién eres.-inquirió Atena.
-Le daré la misma respuesta que a los demás... no pienso hacerlo, es más tampoco puedo entender como es que te llaman diosa, que yo sepa un dios no se equivoca y lo sabe todo... creo que te han sobreestimado... aunque claro, no pensaba pelear ante ninguno de ustedes... .-decía Paul.
-Pues no le veo sentido a una alianza contigo, ustedes han provocado con su maldita guerra la conquista del Digimundo.-reclamó Davis.
-Y los siguientes quizá sean ustedes... si no hacemos algo para unirnos, este mundo caerá ante los imperiales en cuestión de tiempo.-respondió Paul.
-¿Cómo creerte si tu eres el que emana un cosmos tan inestable?-inquirió Shun.
-Eso sin contar con que todos acá parecen apuntarte como el causante de todo esto.-apoyó Ranma, mientras aún mantenía su forma femenina.
Lo último que necesitaba, más preguntas. Aquello era definitivamente el colmo, tantas preguntas y ninguna respuesta que sea digna de creerse.
-¡BASTA!-gritó un furioso Paul.-¿Creen que soy un maldito adivino para saber todas las respuestas o qué? Si yo les dijera una palabra de lo que me ha pasado no me creerían en lo más mínimo... no diré nada a nadie, no importa cuan líder de los digi-destinados, Card Master, princesa de la Luna, diosa o cualquier título que tenga alguno de ustedes... no pienso decir nada y se acabó... si quieren unirse junto conmigo en la lucha contra los imperiales háganlo, y si no... váyanse a la mierda.
Antes de que alguien pudiera replicar algo Paul salió volando del lugar, tras lo cual todos los que estaban allí no pudieron detenerlo.
---------------------------------------Fin del Flashback--------------------------------------------
Seiya prefirió continuar caminando de regreso a la mansión Kido antes de que aquello continuara atormentándolo. No sólo era un guerrero que había podido ser capaz de ponerlo a raya por un rato, sino que además había podido saber que era lo que estaba en lo más profundo de su alma. Nadie más lo sabía, y de eso estaba seguro, así como de que ese blasfemo Guardián se las iba a pagar todas.
Sin embargo en la mansión Kido las cosas estaban algo más calmadas, tras aquella lucha Saori había reconsiderado aquello. Claro que todos los Santos de Bronce al saber de la forma en la que ese Guardián había tratado a Saori querían darle una paliza apenas lo vieran, pero desgraciadamente las cosas estaban bastante mal, tanto así que Saori había mandado a llamar a algunos de los integrantes de cada grupo.
-El punto está en que nadie puede saber quien es ese tipo y lo que es peor, no tenemos idea de cómo detener estos ataques.-dedujo Shaoran con algo de frustración.
-Y esta guerra ya ha ido muy lejos... todo el Digimundo ha sido conquistado.-dijo un abatido Tai.
-No entiendo como es que sabe de las Sakura Cards, pero de algún modo debió estar conectado con el hecho de que perdiera varias de las cartas.-suspiró Sakura.
-Y además parece que ese tipo tiene algo que ver con el futuro señorita Kido.-explicó Sailor Plut.
-Lo sé Sailor Plut, parece que las cosas han ido yendo de mal en peor desde la última vez que nos reunimos.-respondió Saori.
-Un momento... ¿ustedes ya se conocían?-preguntó Sailor Moon.
-Bueno princesa, usualmente no le ocultaría nada pero... es tiempo de que le explique una serie de cosas.-replicó Plut
-¿A qué te refieres?-inquirió Moon
-Si bien nosotras somos las que defendemos el sistema solar de los ataques externos, habían además enemigos con poderes infinitamente superiores a los de cualquier Sailor, las llamadas deidades que generalmente buscaban su retorno a este mundo lo que se daría al ver que los seres humanos no seguían una evolución espiritual, pese a ello, una de esas deidades... Atena, era la encargada de verificar como se desarrollaba la raza humana así como de posponer el fin de la humanidad, debiendo pelear junto con sus guerreros contra otras órdenes que servían a distintos dioses... Abel, Poseidón, Hades... sin embargo no sólo los dioses, sino también cierto grupo de seres humanos particularmente especiales serían capaces de desarrollar su fuerza interna y que también eran peligrosos... "-explicaba Plut.
-¿Fuerza interna?-inquirieron Shaoran, Sakura y Serena un tanto confundidos.
-La fuerza interna que al parecer radica en cada uno de los seres humanos, o lo que los Santos de Atena conocen como cosmoenergía, es algo así como el aura que todos tenemos... nosotros sólo usamos magia, lo que implica energía externa al ser humano... .-continuaba explicando Setsuna.
-Pero aún pese a ello, deben utilizar su cuerpo para recibir aquella energía... y algunas veces se emplean objetos... en mi caso, sería mi báculo.-dedujo Sakura.
-Eso es cierto, ahora bien... el punto es que debo velar por la evolución de la humanidad... la cual aún no se ha dado, siendo tú, la princesa de la Luna que debía velar por el sistema solar y la humanidad en un futuro dado era necesario evitar que sepas de nuestra existencia... de otro modo te hubieses involucrado en estas guerras y... lo más seguro hubiera sido que alguno de los guerreros de estos dioses las hubieran acabado. Ese fue el pacto al que llegamos Plut y yo una vez que descubrí que era la reencarnación de Atena.-terminó de explicar Saori.
-¿Y cuándo se dio ese pacto?-preguntó Serena.
-Habrán pasado algunos meses de aquello… creo que fue poco antes de la batalla de las Doce Casas que los Santos de Bronce debieran afrontar, hará algunos meses.-dijo Setsuna.-Si mal no recuerdo fue poco después de la batalla contra Galaxia.
-Volviendo a lo que hablábamos, la presencia de esos individuos indica un mal presagio, ellos no vienen de parte de ningún dios... lo cual me preocupa, lo peor de todo es que parece que su aura se hace más intensa y fuerte a cada instante... tanto así que sentí cuando ese sujeto vino a este mundo... casi al mismo tiempo sentí que algo te pasó así como a las Cartas.-dijo Shaoran.
Sakura miró con cierta ternura a Shaoran, en el fondo se había preocupado por ella, pero esa alegría sólo le duró unos segundos ya que luego recordó la situación que vivían. Todos los que estaban en aquella sala quedaron en silencio por un instante, mientras reflexionaban por un segundo acerca de aquellos seres que portaban armaduras o uniformes militares de negro. Lo curioso radicaba en el tipo de armadura celeste, ¿quién demonios era?, y lo más importante porque actuaba con cierta crueldad... era como si en el acto de pelear contra otros buscara desesperadamente algo. Pero, ¿y qué era lo que buscaba?
Esa pregunta no se la podía responder ni el mismo Paul Tapia que había llegado a su departamento después de haber caminado durante horas tratando de relajarse un poco. Aunque en verdad no tenía idea de cómo diablos podría ser eso, es decir cuantos habrían muerto en aquellos ataques que se daban. Quinientos, mil... la verdad no quería recordar la cifra, toda esa cantidad de muertos y no había podido hacer nada para detener aquello, sólo entraban algunos soldados o digimons a las calles disparaban a quemarropa como si jugaran al tiro al blanco con todo lo que estuviera a su paso. Y lo hacían de un modo tan rápido que ni Paul podía hacer algo para detenerlos, ni el ni alguno de sus "aliados", que también querían darle una paliza o lo trataban con hostilidad.
Las frases de "piérdete Guardián" de Uranus o "maldito seas, por tu culpa el Digimundo ha caído" de parte de cualquiera de los digidestinados, estaban destrozando la confianza que Paul debiera tenerle a ellos, aunque claro que Paul les había respondido con un "váyanse a la mierda". Pero ahora esa frase de algún modo se estaba dando, es decir como iban a poder hacer algo ante todos los ataques de los imperiales que si parecían estar bien coordinados, sin duda estaban yendo a la mierda, y no sólo cada uno de los que eran parte de esos héroes, sino también todos aquellos que habían sufrido los ataques imperiales, en eso suena el teléfono.
-¿Sí?-preguntó Paul.
-Tienes que ir ahora mismo a la comisaría... .-le dijo su interlocutor.
-¿Ocurre algo, señor Miyamoto?-respondió Paul
-Estalló una bomba en la comisaría, fue bastante fuerte esa explosión... todo el lugar fue hecho pedazos... .-decía el jefe de Paul.
-Descuide, voy allá ahora... .-cortó Paul, antes de colgar el teléfono y salir corriendo a la comisaría. Definitivamente las cosas no estaban yendo nada bien.
Sería cuestión de minutos para que Paul llegara al lugar, era una comisaría en Hikarigaoka. Y vaya que le quedaba bien el "era", porque del lugar no quedó nada en pie, los cuerpos de aquellos policías estaban hechos mil pedazos. La sangre parecía haberse impregnado en el piso y en lo que fueron las paredes del lugar, mientras cierto olor inundaba el ambiente. Anfo, pensó Paul; y vaya que lo era, ese olor era bastante fuerte, lo suficientemente fuerte como para saber que habría una buena cantidad de esa cosa antes de que todo volara en mil pedazos.
-Disculpe, ¿hace cuánto que fue la explosión?-preguntó un periodista que estaba por allí.
-Hará una hora, recién hace poco pudieron apagar el incendio.-contestó un bombero.
-Perdone pero... ¿dónde estaba ubicada la bomba?-intervino Paul.
-En una de las patrullas... .-respondió el bombero.
-¡En una patrulla! Oiga, ¿qué clase de explicación es esa?-cuestionó un tercero.
-No tenemos ni la más mínima idea de cómo 50 kilos de anfo fueron a dar a una de las patrullas, ya se harán las averiguaciones.-contestó el bombero, mientras lograba eludir a todos los periodistas que estaban en el lugar.
Ahora que uno podía considerar algo así como extraño, el mismo Paul Tapia lo supo, si los caronianos quisieran atacar a alguien. ¿Porqué usar bombas? ¿Porqué no salían ellos mismos a pelear como en otras ocasiones? Aquello desconcertaba a todos de por sí, y era justo lo que esperaban aquellos siniestros aliados de Huranuk.
-Esto está saliendo a pedir de boca, caballeros... no sólo esos "héroes" están desconcertados, sino toda la gente.-dijo Huranuk a través de la pantalla gigante ante todos los que estaban en la misma sala.
-Si todo sale como creo, ya deberá salir ese voto de censura contra el Primer Ministro, y yo deberé asumir el cargo gracias a la influencia de Takera en el Parlamento.-repuso Konoye.
-Creo que un brindis por ti no estaría de más Konoye... felicidades, tovarich*.-exclamó Nikitin, mientras tomaba un vaso de whisky al mismo tiempo que todos hacían lo propio.
-Admito que todo está saliendo bien señores, pero no es acaso una amenaza ese Guardián así como toda esa partida de "héroes", han demostrado ser hábiles en más de una ocasión por lo que he podido averiguar... .-reflexionó Lao.
-¡Tonterías, Lao!... Esos tipos no confían entre sí, será sólo cuestión de tiempo para que podamos imponer nuestra voluntad al Japón... y al mundo.-interrumpió una voz con acento norteamericano.
-Hasta que al fin apareces O'Connor, ¿cómo van las cosas allá en Norteamérica?-preguntó Konoye.
-De lo mejor, en muy poco estaré abasteciendo a su ejército... ah, es bueno ver que los negocios con armas van de lo mejor en estos días.-respondió O'Connor.
Esas armas son una porquería, pensar que esos americanos serán los próximos en caer ante nosotros, y ni esos imbéciles se salvarán; pensó Huranuk, mientras disimulaba con frialdad su evidente desprecio.
-Bueno caballeros, no hay que perder tiempo... yo he estado haciendo lo mío que es provocar la ola de terror, supongo que se habrán encargado de eliminar a la Convención de Hechiceros Ancianos.-repuso Huranuk.
-En realidad hemos asesinado a buena parte de éstos... si bien poseen grandes artes mágicas, casi ninguno sabe defenderse en una pelea cuerpo a cuerpo.-dijo Nikitin.
-¿Asesinaron a Tseu Yun?-inquirió Huranuk.
-Aún no, pero ya sabemos donde está, será cuestión de horas para que la eliminemos.-repuso Konoye, mientras tomaba otro sorbo de su copa de whisky.
-Espero que sea lo más pronto posible.-dijo Huranuk, antes la pantalla gigante se apagara.
Sería cuestión de horas, para que un terrible suceso ocurriera en alguna parte de Tokio, en un lugar que alguna vez fue una fábrica, y que ahora servía de base para los imperiales y que también funcionaba como una especie de campo de concentración, un joven de pelo rubio corto estaba escribiendo algo en un papel, lo poco que pudo tener junto con un lapicero al momento de ser capturado hará varios días.
-"Este es el octavo día en que estoy aquí, si pudiera pedir un deseo, sería el que me mataran de una vez.
Lo daría todo por escapar de este maldito infierno, pero eso es prácticamente imposible, ya varios han tratado de huir... pero algunos han muerto con una especie de... ¿ráfagas láser?, creo que no se me ocurre nada más para definir el tipo de armas que poseen esos tipos de negro.
Pero de los que más me asustan, son esos tipos de armadura... en especial, uno al que le dicen Uthbak, parece gozar al capturar a otros que tratan de escapar, los golpea hasta romperles los huesos y luego rematarlos con una especie de sable brillante atravesándolos de una estocada para luego arrancarles el corazón y destrozarlo con sus puños, lo que más me atemoriza es la mirada que poseen al hacer esto… sus ojos se tornan plateados completamente, mientras una especie de aura oscura lo rodea.
¿Porqué escribo esto?... Creo que lo hago para escapar aunque sea en forma imaginaria de este infierno en el que estoy, lo único que veo a mi alrededor son salas de tortura, así como esos tipos con uniformes y armaduras de negro, y eso sólo cuando debo salir a trabajar para esa gente, unas 16 horas más o menos. El resto de tiempo apenas estoy en esta celda, completamente sólo, sufriendo y extrañando a los míos."
-Suficiente de escribir chico, hora de volver al trabajo.-le dijo un soldado caroniano.
-Voy enseguida.-respondió el joven con una voz bastante cansada.
El muchacho salió junto con muchos otros que andaban por allí, saliendo a construir y reparar una serie de máquinas que no sabían para que servían; sin embargo había recordado algo, parecía que le tenían miedo a alguien que se hacía llamar "el Guardián" según lo que escuchaba de las conversaciones de los soldados caronianos, que esperaban no encontrarlo frente a frente nunca.
-Espero que la máquina logre funcionar dentro de muy poco.-decía Arinus.
-Cierto, es preciso que tengamos refuerzos para la tropa y que la flota entre en acción de una vez… .-dijo Huranuk.-De cualquier forma, es preciso que sigamos teniendo cautela, no sé como pero la próxima vez que enfrentemos a ese Guardián hay que procurar elimi… .
-Como dijera, sólo yo manejaré a Tapia, lo conozco muy bien.-intervino Carlos.
-Veo que nunca dejarás de decir eso verdad, explícate de una vez que tienes contra… .-inquiría Uthbak.
-Nada que te importe, Uthbak. ¿O acaso quieres saber de mi vida?-preguntó con sarcasmo Carlos.
-Sería bueno, ¿cómo poder confiar en alguien que fue un Guardián de Bronce alguna vez?-replicó Uthbak.
-¡SUFICIENTE! Shadow Warriors Carlos y Uthbak, ambos son demasiado hábiles como para que salga a pelear cualquiera de los dos. Por favor, consideren de que hemos estado teniendo éxito en nuestros planes… los ataques sorpresa y la ola de terror en Tokio están dando grandes resultados que nos permitirán tener el poder en Japón y luego, el mundo entero caerá ante nosotros. Vamos, ¿acaso creen que al emperador le hubiera gustado que sus aspirantes a Shadow Warriors mueran en una misión debido a su estupidez? Mejor dejemos que otro más se encargue de alguien tan débil.-explicó Huranuk.
-¡DÉBIL! Hablamos de alguien que era un Guardián de Plata y que por alguna razón redujo sus poderes… no hay ninguna razón científica o lógica para esto… .-vociferó Carlos.
-Tranquilo Carlos, tranquilo… déjenmelo a mí, yo sabré manejarlo apenas se dé la oportunidad.-dijo Edira, mientras se acomodaba un poco el cabello.
-¿Qué dices?-preguntó Adelia, extrañada.
-Descuida Adelia, sabes… he oído que ese Guardián es bastante especial, se llama Paul Tapia, ¿no? Bueno, lo dominaré como a un gatito… y quien sabe… quizá me divierta un poco con él.
Todos los allí presentes ya imaginaron a lo que se refería Edira, con ese tono malicioso al decir aquello último. Mientras que al otro lado del lugar, más exactamente donde se hallaban los prisioneros de los caronianos, uno de ellos estaba golpeando salvajemente a un anciano, todo esto ante la impotencia de aquél que había escrito aquellas líneas de desesperación que también veía como otro de ellos había atrapado a una pelirroja joven que había intentado resistirse a uno de los soldados, y estaba siendo llevada a otra habitación.
-Y tú que esperas basura… sigue trabajando.-dijo el caroniano mientras golpeaba al joven de nuevo.
Los golpes iban y venían, una y otra vez hasta que en un momento dado el joven no aguantó más y derribó al imperial de un derechazo, mientras le arrebataba el arma, para luego matarlo de una descarga láser.
-¡Uno de los prisioneros tiene un arma!-alertó uno de los caronianos.
-¡A él!-gritaron varios al unísono.
Sin embargo, ya varios de los prisioneros se habían lanzado a una pelea cuerpo a cuerpo contra los soldados que estaban allí, tan hartos como el que empezó aquello, peleando como bestias salvajes mientras que poco a poco empezaban a superar a los soldados imperiales.
-No… no, por favor.-dijo la chica, encerrada en una habitación.
-Cállate, sabes hace mucho que deseo saber como son las mujeres de este mundo.-contestó el caroniano, mientras le cerraba el paso a la joven, y la derribaba al piso de un golpe para empezar a desgarrar sus ropas.
-¡AYUDAAAA!-gritaba la chica, mientras el caroniano estaba golpeándola de nuevo, deseándola cada vez más.
Sin embargo, un disparo láser acabaría matándolo, mientras el joven que había sido el primero en matar a un soldado imperial le hablaba:
-No tengas miedo, saldremos de acá.
-Gracias, ¿quién eres?-decía la joven algo asustada.
-Thomas Gall, de Inglaterra… estaba en la bahía de Tokio cuando ví que un grupo de criaturas y soldados hundían el barco en el que estaba, luego me golpearon y me trajeron acá. ¿Quién eres tú?
-Kazumi Nagasawa, vivía cerca de la Bahía de Tokio, pero… cuando se dio ese ataque… esos malditos mataron a mi familia, y luego me capturaron.
-Escucha… debemos salir de aquí, quizá tengas más probabilidad de escapar que yo… por favor, busca al "Guardián".
-Al "Guardián"… ¿y quién ex…
-Eso es algo que desearía saber, sólo sé que todos estos sujetos de algún modo le tienen miedo… búscalo, y espero que aparezca a vencer a estos tipos.
Tras aquello, ambos se unieron a los demás esclavos con un solo objetivo en aquél instante: conseguir la libertad. En el otro extremo del lugar los Shadow Warriors estaban discutiendo, cuando Carlos sintió que algo andaba mal en el lugar. A los dos minutos aparece un soldado caroniano.
-Señores… señores… los esclavos… se han… rebelado… por fa… agh… -decía el soldado mientras Carlos lo asfixiaba de un ataque psíquico.
-¿Y porqué rayos no te quedaste? Debiste recordar que las revueltas de esclavos no son nada que me impresione.-decía Carlos
-Pero… agh… señor… disculp… .-el soldado no pudo concluir la frase, antes de morir.
-Huranuk… me has dicho que el portal estaba al cien por ciento, ¿no?-inquirió Carlos.
-Hasta donde sé, está casi listo.-respondió el comandante caroniano.
-Ya veo… que manden a la mayor parte de las tropas a proteger el portal que diseñamos, quiero que los que estaban en esa sección sigan conteniendo a los revoltosos, y Uthbak ya que tantos deseos tienes de pelear sería bueno que empieces saliendo de esta fábrica.
-Quieres que los espere, ¿no?-respondió el interpelado
-Obvio, además… sólo una parte de los esclavos están en la revuelta no todos. Impidan que cualquier revoltoso entre a las otras secciones, y de paso quiero que activen el portal… espero que los refuerzos lleguen pronto.
Los esclavos por su parte sólo buscaban la salida, matando a cuanto soldado se les apareciera en el camino, peleando como si no tuvieran nada que perder, golpeando salvajemente a los caronianos, desfigurándoles el rostro, rompiéndoles los huesos y hasta arrancándoles pedazos de carne.
Al ver que la salida estaba relativamente fácil, todos se dirigieron hacia allá sin embargo no contaban con que ya el portal estaría siendo activado.
-Excelente.-fue lo que murmuró Huranuk, mientras una especie de torbellino púrpura iba apareciendo y de éste salían una gran cantidad de soldados caronianos, algunos de los cuales iban en algo así como motocicletas voladoras, mientras aparecían una serie de tanques con un diseño futurista, y algunos cazas de batalla junto a una especie de robots de 30 metros.
Los esclavos estaban casi celebrando al ver que ya podían salir del lugar, sin embargo empezaron a ser masacrados por los refuerzos que habían venido llegando, donde las motocicletas voladoras empezaron a masacrar a los soldados mediante una serie de potentes ráfagas láser. Sin embargo, lo que más los aterrorizó fue que los pocos que habían podido conseguir salir del lugar tenían a Uthbak frente a ellos.
-¡CIERREN LAS PUERTAS!¡ME ENCARGARÉ DE ESTA BASURA!-ordenó Uthbak, a lo que los soldados obedecieron.
-¡Debe estar alardeando!-anunció uno de ellos mientras disparaba, sólo para que luego el impacto láser fuera detenido con una mano del imperial.
-¡¡¡JAJAAJAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJA!!!-río Uthbak-¿Es todo?
En ese instante Thomas le entregó un papel a Kazumi, era el mismo papel que había escrito hasta hace poco.
-Pero qué… .-decía Kazumi.
-Escucha, esto es lo último que escribí antes de morir… envíalo a la embajada británica a que lo manden a mis padres, y por favor… busca al "Guardián" a cualquier precio.-respondió Thomas.
No hubo tiempo para despedidas, ella sólo pudo atinar a correr lo más que pudo alejándose de ese lugar mientras que los pocos que habían logrado salir de aquél lugar(que no serían más que diez o doce) empezaron a disparar las armas que le habían arrebatado a los caronianos a Uthbak, que sólo estaba rechazando los disparos, desviándolos con sus manos.
-Son sólo escoria… ¡Dark Buster!-anunció Uthbak.
Una gran esfera de energía, de color negruzco salió de las manos de Uthbak, aquellos esclavos sólo pudieron encomendarse a Dios, antes de morir. Kazumi había logrado salir con vida pudiendo apartarse del rango de ataque de aquella onda de energía, pero ya tenía varias heridas en todo su cuerpo, sin contar con que su ropa había sido desgarrada. ¿Cuánto tiempo más resistiría teniendo todas esas heridas en el cuerpo? Imposible saberlo, así como resultaría algo imposible de olvidar lo que vería después.
Uthbak veía como casi todos los que habían recibido aquél ataque de energía estaban muertos, todos excepto Thomas, el cual apenas estaba respirando.
-Veo que tú fuiste el que lideró la revuelta, ¿eh? Sabes, ustedes no son más que un grupo de animales inútiles que debieron haber agradecido el haber trabajado para nosotros… los gobernantes de todo lo que existe en un futuro.-dijo Uthbak
Thomas no respondía, ya no podía responder. Apenas se escuchaba su respiración y nada más, mientras todo su cuerpo estaba dejando una enorme mancha de sangre en el piso.
-Hum… bueno, quizá me seas de más utilidad… de otra forma… -repuso Uthbak.
Kazumi quedó muerta de miedo al ver como el puño de Uthbak se incrustaba en el pecho de Thomas, tras lo cual le arrancaba el corazón y luego lo destrozaba cerrando su puño y dejando su cadáver tirado, mientras que sus ojos se tornaban plateados y una enorme aura negra se manifestaba en torno a él.
-Sólo era mierda.-murmuró despectivamente Uthbak.
Kazumi no se había recuperado aún de aquella impresión, y estaba muerta de miedo, no podía siquiera hablar pero instintivamente supo que debía seguir saliendo del lugar pero a medida que corría más y más, se le iban agotando las fuerzas que le quedaban, lo más seguro sería que le pasaría lo mismo que a todos aquellos reos, moriría. De una u otra forma pero acabaría muerta, en un instante sintió cierta envidia por todos aquellos esclavos que habían muerto, pero por alguna extraña razón, sintió que con Thomas algo más había pasado. No pudo pensar en más cuando acabó inconsciente.
Extrañamente, nadie había podido percibir aquello por completo, apenas sintieron un ascenso de poder en alguno de los "seres de aura siniestra", pero de allí en más no habían sentido nada acerca de la muerte de todos aquellos esclavos que se rebelaron ante los Shadow Warriors.
Ni siquiera Paul, el cual en aquél momento se encontraba vagando por alguna parte de Tokio, algo cansado tras aquél último atentado a una comisaría. Es decir, si no emplearon a ningún Shadow Warrior, soldado imperial o digimon "poseso"; sólo podía significar que tenían aliados en este mismo mundo. Aliados que quizá no sean poderosos de la forma en la que lo son los Santos de Atena, pero sí de otras formas, y éstos quizá fuesen una amenaza seria. Sus cavilaciones serían interrumpidas por unos gritos, y Paul fue sigilosamente a donde estaban mientras escuchaba todo.
-¡Oiga, suélteme! Por favor, no sigan con esto.-hablaba una anciana, entre chino y japonés por la desesperación, mientras un grupo de diez matones estaba destrozando una pequeña tienda de abarrotes.
-Mira anciana, las órdenes fueron de eliminarte y eso es lo que haremos.-dijo uno de los matones.
-Cierto, destruyan el lugar… yo me encargaré de eliminar a esta anciana.-ordenó el más fuerte de ellos, mientras sacaba un revólver y apuntaba a la anciana.
-Por favor… no lo hagan… por lo que más quieran… .-decía débilmente la anciana, cuando fue derribada de un derechazo de parte del tipo que tenía al frente; mientras todos los que estaban a su lado empezaban a destruir el local.
-Oye imbécil, te metes con una anciana pero eres incapaz de meterte con un hombre.-musitó Paul, apareciendo frente a todos los matones.
-Interesante, de modo que sólo un niño aparece a defender a una anciana… ah, veo que además es un occidental, dos extranjeros de un tiro.-observó otro de ellos.
El que estaba golpeando a la anciana decidió dejar aquello de un lado y empezó a disparar varias veces contra Paul, pero para sorpresa de todos los que estaban allí, todas las balas estaban sólo a unos 15 centímetros de Paul, sin moverse un milímetro más hacia delante.
-Vaya… ¿eso es todo lo que tienen? Dan lástima, mejor vengan acá y peleen cuerpo a cuerpo, si tienen las agallas.-respondía Paul.
-¡CON UN DEMONIO… ESTE HA DE SER EL DICHOSO "GUARDIÁN"! ¡¡¡DISPAREN!!!"-gritó el líder de todos los matones.
Todos a una, empezaron a disparar sus armas contra Paul, mientras éste sólo se burlaba de ellos evadiendo las balas y a la vez, deteniéndolas lo más cerca de él.
-¿Qué les pasa? ¿Acaso son incapaces de apuntar bien a un solo hombre? Miren que se les están acabando las balas.-decía.
-¡¡¡ES UN MALDITO MONSTRUO!!!-gritaban varios de ellos
-¡¡¡AL CARAJO!!! ¡¡¡SÓLO ES UN MALDITO HOMBRE, Y NO CREO QUE TODAS LAS LEYENDAS DE ESE TIPO SEAN CIERTAS… SOBRE ÉL!!!-ordenó el líder de aquella banda.
Pero antes de que pudieran hacer algo, Paul empezó a golpear a varios de los que estaban allí a gran velocidad. Todos los que estaban allí iban cayendo uno a uno, hasta que sólo quedó el líder de ellos, el cual intentó huir pero no habría avanzado unos metros y tenía al "Guardián" frente a él, y luego estampándolo contra el piso de un ataque psíquico.
-Muy bien, ¿quién te envió?-preguntó Paul, mientras pisaba su mano derecha.
-¡¡¡AAAGGHHH… !!! No puedo, mi jefe me mataría si lo… ¡¡¡AAAAAAGGGHHHH… !!!
-No tengo todo el día para perderlo el tiempo contigo… ¿quién te envió? Y lo que es más, ¿para qué destrozar el local de una ancianita y luego matarla?-cuestionó Paul, mientras le destrozaba los huesos de la mano derecha al matón que hace unos minutos estaba golpeando a la anciana.
-Fueron… esos de negro… esos a los que dicen que el "Guardián" combate, y yo que creía que eran patrañas… para acabar muerto acá… ¡¡¡AAAAGGHHH… !!!
-Hum… bueno, nada más que te equivocaste en algo… sabes… soy peruano.
-Vaya… de todos… los tipos que pudieron matarme… ahora muero a manos de un latin… ¡¡¡AAAAAAGGGHHHH… !!!
-Sabes, me desagrada la xenofobia y los tipos como tú.-finalizó Paul, tras lo cual de una patada remató al sujeto.
Todo aquello había sido visto por la anciana, la cual apenas estaba levantándose. Paul al intentar acercársele, vió como la anciana tenía cierta expresión de pánico en un inicio.
-Esta bien, me iré… al fin y al cabo siempre estaré sólo en este mundo.-dijo en chino, mientras empezaba a alejarse.
-¿Acaso… sabes chino también?-decía la anciana, más calmada.
-Le estoy hablando en chino, ¿no?
-Sí… pero… siento que tu aura es más especial de lo que parece ser.
¿Acaso dijo sentir mi aura? Bien, acá tenemos o a una anciana loca, o a alguien que de veras puede ser útil, pensó Paul.
-No soy ninguna anciana loca, niño.
-¿Me está llamando niño? Ja, yo la salvé de esos matones… y además, tengo veintitrés años por si no lo sabía.
-No, tú no tienes veintitrés años… tienes nueve días solamente, pero para que sean nueve días… haz hecho mucho.
-¿¿¿NUEVE DÍAS??? Definitivo, creo que usted debería ir a un manicomio o a un asilo.
-No seas arrogante muchacho, así nunca podrás afrontar esta lucha.
-Usted que puede… .
-Sé más de lo que parece que sé, Paul Tapia.
Aquello dejó completamente azorado a Paul, es decir cómo podría ser posible que alguien a quien apenas salvó por un instante supiera su nombre.
-Oiga un momento… ¿cómo diablos sabe quien soy?
-Entremos… es tiempo de que te dé un pequeño apoyo… y es lo único que esta vieja te puede dar.
-¿Un apoyo?
-Si para un guerrero no es un apoyo el hecho de un entrenamiento.
-Hum… que rayos… esta bien, ¿y cuándo empezamos?
-¿No podrías ayudarme al menos ordenando estas cosas?
-Oiga, ¿qué clase de entrenamiento es ese? Y lo que es más, ¿quién es usted?
-Será un entrenamiento muy especial, y me llamo Tseu Yun, muchacho.
-Ah… está bien, la ayudaré.-farfulló el Guardián de Bronce.
Tras un buen rato, ordenando todo lo que habían destrozado aquellos matones, Tseu había invitado a Paul a tomar un té mientras ambos veían la televisión. Justo vieron como acababa las noticias. Lo que Paul temía se había dado, el Primer Ministro había sido censurado y en su lugar aparecía un tal Konoye como su sucesor, siendo el diputado Takera el que más lo apoyo en su ascensión al poder. Paul notó otra cosa más, el símbolo de una rueda que estaba en el centro de la mesa en la que estaban ambos.
-Bueno, se saca a un Primer Ministro por otro, y todo en medio de esta inseguridad… algo huele podrido acá, de eso estoy seguro.
-Sí, bueno… la verdad eso es algo que ya no me interesa demasiado.
-Oiga, ¿no entiende verdad? Todo esto ocurre y justo cuando empieza una ola de terror que los caronianos están provocando.
-¿Caronianos?
-Er… me refiero a esos tipos de negro.
-Ah, eso… en fin muchacho, lo curioso del caso es que todos mis compañeros han ido siendo asesinados.
-Asesinados dice… pero, ¿y la policía?
-¿Crees acaso que esos policías nos toman en serio una vez en la vida al menos? Por favor, todos creen que los hechiceros sólo somos un grupo de personas que van estafando a la gente, sólo sal y mira la cantidad de "hechiceros" que hay en el mundo, y nosotros los reales… ja, sólo somos una especie en extinción. Sé que varios de los míos han sido asesinados en todo el mundo… la Convención de Hechiceros Ancianos llegará irremediablemente a su fin.
-¿Convención de Hechiceros Ancianos?
-Cuando un hechicero de cierto renombre entre nosotros(que somos muy pocos) llega a cierta edad, pasa a formar parte de esta orden la cual se encarga de vigilar y entrenar a los más jóvenes… supuestamente deberíamos de empezar con el entrenamiento de la nueva Card Master, de las Sailor Scouts… y todos aquellos que han ido formando parte de las nuevas fuerzas mágicas. Pero el que hayan aparecido estos seres ha trastocado todo este orden, y sólo indica el fin de este mundo… así como una leve esperanza.
-Bueno, ya empezó a interesarme esto…
-No busques saber la verdad como periodista chico, esto no te servirá para eso… búscalo como lo que eres.
-¿Y qué soy? Desde que he venido a este mundo… es como sí todo estuviera manejándose contra mí.
-Sólo escucha… hará unos dos siglos aproximadamente, poco después de las guerra santa entre Atena y Hades, se decidió que lo mejor era apoyar a los Santos de Atena para que no enfrenten molestias menores que sólo serían distracciones en su gran deber de proteger la paz de este mundo ante las pretensiones de otros dioses griegos o escandinavos. Por esa razón, los 14 hechiceros más ancianos de la Tierra decidieron que al ver que ya no podían luchar se apoyaría a todos aquellos que dominaran la magia para que sean una especie de soporte a los más jóvenes. Uno de ellos sería Lead Clow…
-El creador de las cartas…
-Exacto, él era el mago más prometedor de aquella época y su magia podía servir de soporte para los Santos de Atena al diseñar aquél tipo de cartas. Ah… qué tiempos aquellos… pero sabes, la ciencia ha ido desplazando al hombre de lo que tiene aquí.-decía Tseu Yun, mientras se tocaba el pecho por un segundo.-Claro, que en un momento dado llegamos a predecir el final de la Convención como el inicio del fin de este mundo, y digo de éste… porque otros más están al filo de la espada.
-Quiere decir que los Shadow Warriors, pretenden… dominarlo todo… ¿cómo es que… .-decía Paul.
-Mi tiempo se agota, y fue bueno que ayudaras a esta pobre vieja de aquellos que intentaron lastimarla… tan joven y tan fuerte es el guerrero que tengo ante mí. Es tiempo de que te ayude… incluso dando mi vida… yo, Tseu Yun, la última líder de la Convención de Hechiceros Ancianos… la época de la Convención se acaba, pero por favor, te pido que este mundo siga… que todo siga… .
La anciana empezó a tambalearse mientras estaba jadeando algo cansada por aquello, Paul no lo pensó ni por un instante y la ayudó.
-Escucha… tu entrenamiento empieza a partir de ahora… y es una lástima que no pueda hacer más por ti.-dijo Tseu.
En ese momento Paul empezó a caer inconsciente, estaba quedándose dormido… pero cómo podía… el té debió estar drogado pero no lo pude percibir… a menos que aquella anciana hubiera bloqueado mis habilidades psíquicas, pensó Paul.
De hecho fue lo último que pudo pensar mientras poco a poco iba cayendo dormido, mientras Tseu Yun sólo lo veía.
-Todo empieza a partir de ahora para ti, Paul Tapia… enfrentarás a alguien muy especial en tus sueños, y a muchos otros, lo he visto… he visto el sufrimiento que has tenido, que tienes y que tendrás. Sólo de ti dependerá que se retrase un poco el fin del mundo, ya que éste fue creado por un Dios, y todo lo que tiene un inicio tiene irremediablemente un fin, así es la rueda en la que gira el mundo.
-Sé que todo lo que existe… tiene un inicio y un fin… eso lo sé… pero… ¿qué soy en este… .-Paul cayó irremediablemente dormido antes de poder acabar la frase.
-Eres más especial de lo que crees.-susurró Tseu Yun, mientras dejaba a Paul totalmente dormido.
Al mismo tiempo, en la base de los imperiales todos los Shadow Warriors y Huranuk se habían reunido.
-No eran nada, ah… fue aburrido ensuciarme las manos con esa basura.-dijo Uthbak.
-Aún así, al menos espero que me lo dejes para que me divierta un poco con él.-musitó Adelia, con cierta lujuria en su voz.
-Sí… si quieres podrás tenerlo por un rato… pero aún así, no te confíes.-contestó Carlos.
-Ah, lástima que los hechiceros de este mundo sean tan débiles, hubiera deseado un reto mejor que esa niñita tonta.-indicó Edira
-Aún así Edira, al menos tienes un buen souvenir de este mundo.-dijo Arinus
-Je, eso es cierto.-respondió Edira.
-Es tiempo, todo ha quedado perfecto, para que la invasión empiece, señores.-anunció Huranuk.
Fin del capítulo 4
Notas del Autor:
Al fin, después de mucho tiempo está aquí… el capítulo 4… bueno, ahora empezaría algo más interesante en esta historia, exceptuando la batalla entre Seiya y Paul no hubo acción a gran escala(aunque si la hubo en otras formas), van apareciendo más y más elementos que jugarán a favor de los imperiales en un futuro bastante cercano.
¿Y las relaciones entre Scouts, digi-destinados, Santos de Atena, la "pandilla" de Nerima, y los "hechiceros" de Tomoeda con el protagonista? Bueno, uno nunca sabe lo que puede pasar. Menos ahora, que todo parece estar dispuesto para que las cosas lleguen a favorecer a los imperiales.
Oye, ¿y los de Saint Seiya? Preguntarían algunos... ok, no he mandado el plato fuerte de los Santos de Atena en toda su totalidad... pero como dicen, lo mejor queda para el final.
Amenazas de muerte, críticas, comentarios, cheques y demás… a falcon_blueaura@hotmail.com
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