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   El caso Belmar: un alegato contra la impunidad del crimen en México
por Carlos Manuel Estefanía
Director de la revista "Cuba Nuestra"
Estocolmo

No era necesario que fuese José Luis Belmar, ese cálido maestro de periodismo y eficaz colaborador de Cuba Nuestra, para que la revista tomara como suya la causa de la justicia frente al asesinato de Belmar hijo. El hecho, por lo trágico e inhumano, merecía y sigue mereciendo toda nuestra atención y compromiso. Es por ello que hemos seguido de cerca y apoyando con todos nuestros medios la lucha de este colega contra la impunidad vigente en su país natal, México, impunidad que una vez más ha quedado en evidencia con el caso del asesinato de Luis Alfonso Belmar.

Por lo anterior, y aún en medio de tanta desgracia, nos congratulamos por la salida a la luz, en este año 2007, del libro dedicado por nuestro amigo al crimen contra su hijo: El Caso Belmar, escrito en tiempo récord por nuestro amigo, y obsequiado a esta redacción, en caliente, como pan recién salido del horno, y publicado por la editorial Edamex (www.edamex.com).

Lo primero que impacta de una obra como ésta es el coraje y la entereza que ha tenido el autor al escribirla. No se trata de una historia lejana o ajena, sino que es el relato encandilante de la muerte de un ser querido y de algo tan grave como es la fuga de los asesinos de la ley. Sin que le tiemble el pulso, y con pasión apenas contenida, el escrito nos da cuenta de una injusticia que tanto afecta a los suyos, de la cual buena parte de la culpa la tiene un funcionario gubernamental, mantenido con el dinero de todos los mexicanos y que, a pesar de esto, se luce en su incapacidad de garantizar la seguridad ciudadana, contribuyendo así al descrédito del estado de derecho y con ello a la desestabilización de la propia democracia mexicana.

Con mano firme, llamando al pan, pan, y al vino, vino, Belmar nos conduce a través de la cadena de acontecimientos, llevándonos de lo anecdótico y personal a la regularidad que atañe a toda la comunidad, demostrándonos cuan poco de casual y cuan mucho de condicionamiento social tiene todo lo que ha sucedido, a partir de que unos pistoleros ultimaran cobardemente al único descendiente del periodista.

El texto es tremendamente conmovedor, y tiene tanto de reportaje, como de alegato. Leyéndolo, no podemos menos que encariñarnos con Pumi (Luis Alfonso Belmar) y compartir el dolor de Silvia, esa mamá mexicana que este 10 de mayo, día en que en México se celebra el día de la Madre, por primera vez no recibirá ni un beso, ni una flor, ni tan siquiera una llamada de aquél a quien le regaló la vida. Además, participamos del miedo de la ciudadanía mexicana frente a una muerte que asecha en cualquier carretera, y no precisamente por un accidente automovilístico.

El periodista nos habla de la reacción de los verdaderos amigos y compañeros de oficio, de la cobertura dada por la prensa nacional al caso de su hijo, tan distinta en su comportamiento al de personajes como el procurador General de Justicia, Bernardo Batiz, quien sale muy mal parado en el libro.

Poco a poco, como en el mejor estilo de la literatura policíaca vamos recibiendo información y datos que esclarecen las condiciones del crimen, e inician el hilo que puede conducirnos a los culpables. Un hilo que se enreda por obra y gracia de políticos a los que el autor alude sin pelos en la lengua.

"Sea lo que sea, no me queda más que pedirle al que todo lo puede que nos haga el milagro a todos los mexicanos de mandar a la mierda a todos los políticos corruptos que hemos padecido, que padecemos y que padeceremos en un futuro, con tal de erradicar en lo más posible la corrupción y la impunidad que van en la mayoría de los casos unidas de la mano y que son las responsables del asesinato de mi hijo, Luis Alfonso, y del asesinato de tantos mexicanos que tuvieron la mala suerte de encontrarse con un infeliz armado o con un potentado protegido por decenas de guaruras hijos de la chingada".

Este libro, tan bien escrito, como fácil en su lectura, debería pasar por las manos de todos los mexicanos, y despertar en ellos un nuevo movimiento social, que del mismo modo en que los desnudos realizan demandan sociales, la ciudadanía en general clame por el más elemental de todos los derechos: el derecho a la vida.

En cuanto a los cubanos, le lectura no nos resulta menos necesaria. Incomodados por los males de nuestro sistema, solemos idealizar la alternativa que nos rodea. Es importante que estemos preparados para lo que nos espera si un día llega un cambio, y en caso de que los padres cubanos tengan que pasar por el mismo vía crucis de este padre, escritor y periodista, como lo es José Luis Belmar.

Réplica y comentarios al autor: carlosm_estefania@hotmail.com

Para consultar otros documentos sobre el tema visite la revista Cuba Nuestra.




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