Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!
Inicio

 
www.tiemposdereflexion.com Anúnciate con nosotros
   Colombia: Reto de integración nacional

Colombia, un país de América Latina que podría desintegrase si sus habitantes no resuelven los graves conflictos que la afectan y que le impiden no sólo desarrollarse sino también integrarse como nación. De los 1,052 municipios que tiene este país, sólo 21 presentan cierto grado de desarrollo, lo que indica que el país está lejos de ser un estado prospero y desarrollado.

Empecemos por aclarar algunos conceptos antes de sustentar nuestra hipótesis de trabajo. Existe la tendencia de utilizar la palabra Nación y Estado como si fueran sinónimos; por Estado entendemos además del aparato de gobierno, las instituciones y la estructura administrativa de orden jurídico de un pueblo políticamente organizado que ocupa un territorio. Una Nación es un pueblo que tiene en común lenguaje, historia, cultura, religión, sentimiento de pertenencia y vida económica; lo que nos lleva a pensar que una nación no necesariamente es un estado y es posible encontrar estados multinacionales como es el caso de Rusia, Estados Unidos, Canadá, entre otros.

Si una nación y un estado comparten las mismas fronteras, constituyen una entidad política administrativa que se llama Nación- Estado. Hay que señalar que este concepto (Nación-Estado) se emplea en la actualidad para hacer referencia a cualquier país independiente.

Son relativamente pocos los estados en los que encontramos una nación que ocupa un territorio y políticamente se le reconoce como estado; ejemplos que podemos mencionar: Islandia, Japón y algunas islas del Caribe.

Las poblaciones de lo que hoy llamamos "Naciones-Estado" suelen ser una mezcla de varios grupos étnicos que están reunidos bajo una sola bandera por razones históricas y en algunos casos arbitraria y conflictiva; por ejemplo, algunos países africanos o de la Europa Oriental.

Las fronteras internacionales son simples líneas artificiales, imaginarias que definen en la actualidad unas estructuras políticas, económicas, administrativas y culturales.

Pero existen diferencias culturales en el interior de muchos países, las que de no converger amenazan con la división territorial; ya sea a través de la separación administrativa o la liberación total. Un ejemplo de esta frágil situación que hoy azota al mundo es la provincia de Quebec. Un 85% de los hablantes franceses han convocado a varios plebiscitos para separarse de Canadá.

Los kurdos en Irak han desafiado el Estado en una prolongada guerra de liberación; los hechos de Bosnia, el caso de Irlanda del Norte, el de los zapatistas en México y la comunidad vasca en España, constituyen ejemplos de los graves conflictos que se dan al interior de los países.

Muchas fronteras fueron trazadas respondiendo a intereses egoístas sin tenerse en cuenta intereses culturales de las comunidades étnicas; esta situación genera conflictos, sobre todo, si algunas culturas o grupos étnicos son segregados dentro de la misma nación.

Las naciones surgieron con el desarrollo del capitalismo y fue su expansión industrial y comercial lo que motivó la necesidad de controlar los recursos naturales e hizo necesario definir las fronteras para evitar los conflictos. Con el paso del tiempo y con el desarrollo del comercio, las fronteras se hicieron más firmes y se fortalecieron los conceptos de Nación, Estado y Nacionalismo.

Contrario con lo anterior, aparece la gran megatendencia de la globalización de las economías y de la cultura, que reconoce que el mundo es cada vez más cosmopolita y, como tal, se habla de la tolerancia, pluralidad y de la igualdad de oportunidades para los pueblos, así como del reconocimiento de las diferencias en las comunidades.

En Colombia es imprescindible reforzar la tolerancia, la pluralidad, el respeto por la diferencia y la democracia como únicas garantías para asegurar la convivencia pacífica. Es también importante recordar que no existen culturas superiores ni culturas inferiores, sólo existen culturas diferentes y como tal tienen plenos derechos al progreso y la prosperidad.

Si bien es cierto que existen culturas tecnológicamente más avanzadas, ninguna nación o cultura debe actuar como juez frente a las otras, ni pretender imponer a ultranza sus valores. Sin duda el mundo es cada vez más global en cuanto a los intercambios de estilo de vida, pero el respeto por la diferencia es la garantía del nuevo equilibrio global en lo político y cultural.

No se puede negar la identidad cultural, la cual se ha convertido en un elemento de los procesos de supervivencia de muchas naciones o de minorías culturales que reaccionan para no desaparecer, como es el caso de los palestinos que hoy enfrentan una feroz agresión ocasionada por el sionismo judío que tiene como propósito eliminarlos y apoderarse de sus territorios.

En el caso que nos atañe, Colombia ha sido un país tejido con frágiles argumentos de unidad nacional, sin un proyecto político claro y sin una concepción de nación, sin un Estado fuerte y con una elite política y económica que ha gobernado en el tiempo con criterios egoístas, sin autonomía y siempre dependiendo de la potencia en turno: primero fue la corona española, luego la corona británica y en la actualidad las políticas de Estados Unidos.

Recordemos que un país que no es autónomo, que no tiene su propio proyecto político y económico, fácilmente termina en los proyectos de otros. Por lo tanto, debe reafirmarse este país en sus identidades, en su diversidad cultural, en la democracia participativa y, sobre todo, debe reconocer que la pluralidad étnica no es una fragilidad, sino una oportunidad para construir el proyecto de nación que reclaman las comunidades que hilan el tejido social del país.

Si consultamos las aspiraciones de las 88 comunidades nativas, incluyendo a los descendientes de africanos, ellas dirán que desean "lo mejor" para el país y sus hijos, y que están dispuestas a entregar lo mejor, en la medida en que se les reconozca jurídicamente como lo hace la Constitución, pero igualmente desean que se generen oportunidades económicas y sociales. Para ello es urgente avanzar en la construcción de grandes proyectos en el sector educativo, productivo y empresarial que den la posibilidad a estas comunidades de salir de la miseria, la pobreza y la marginalidad a que han sido sometidas por una minoría cultural detentadora del poder.

De no superar este dramático cuadro de marginalidad y exclusión contra las minorías afrocolombianas y nativas, se provocará que cada día renazca en ellos el deseo de separación, debido a un sentimiento de desarraigo y de discriminación. De esa manera Colombia no estaría muy lejos de ver en su territorio serios conflictos étnicos, semejantes a los que existen en otras latitudes del mundo.

Réplica y comentarios al autor: almipaz@latinmail.com




*
Anúnciate con nosotros

Recibe nuestro boletín mensual
*
* Tu email:
*
*
*
*
*

Noticias
*

Archivo
*
* Consulta los boletines de ediciones pasadas. *
*

Panel de Opiniones
*
* Opina sobre este tema o sobre cualquier otro que tú consideres importante. ¡Déjanos tus comentarios! *
*

Escribe
*
* Envía tus ensayos y artículos. *
*
___
Logos de Tiempos de Reflexión cortesía de Matthew Nelson y Chago Design. Edición, diseño y actualización por Morgan y MASS Media
Resolución mínima de 800x600 ©Copyright pend. Acuerdo de uso, políticas de protección de información