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   Los cowboys del siglo XXI

Apuntes sobre la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.

"La Patrulla Fronteriza nunca duerme: está alerta las 24 horas durante los 365 días del año", dice la publicidad de esa corporación desplegada a lo largo de la frontera con México. Sus campañas de reclutamiento prometen buenos sueldos y, sobre todo, "excitantes aventuras". Su principal actividad es practicar tiro al blanco contra trabajadores migrantes del país vecino.

Un primer antecedente de la Border Patrol fueron los famosos rangers texanos, formados en la década de 1870 para "combatir indios, mexicanos, forajidos y todos aquellos fuera de la ley" (sic). Curiosamente, la leyenda de esta fuerza armada asegura que sus integrantes "montaban a caballo como mexicanos, se orientaban como indios, disparaban como pistoleros y peleaban como demonios". Esta milicia aterrorizó a la población mexicana de Texas: en sólo cuatro años (1915-1919) ejecutó de manera sumaria a unas 300 personas.

A partir de 1875, el Congreso de Estados Unidos comenzó a emitir leyes que restringían la inmigración. Un decreto del 3 de marzo de ese año negaba la entrada a "convictos" y "mujeres inmorales". En agosto de 1882 se prohibió el ingreso al país de "idiotas y lunáticos" y personas consideradas "peligro público". El mismo año también se aprobó la Ley de Exclusión China. La barata mano de obra asiática que había sido utilizada para el tendido de miles de kilómetros de vías férreas en los territorios más inhóspitos de Estados Unidos, de pronto era indeseable.

En 1904, bajo la presidencia de Theodore Roosevelt, el Comisionado General de Inmigración formó un grupo de Inspectores Montados para patrullar la frontera sur. La fuerza estaba integrada por 75 agentes -que aportaban sus propios caballos y sillas de montar- cuya selección no era demasiado rigurosa. Su misión era frenar la inmigración de asiáticos y europeos que cruzaban a través de México hacia El Paso (Texas) y de ahí se desplazaban hasta California.

En marzo de 1914 se organizó una unidad de Guardias de la Frontera, y a los vigilantes montados se sumaron patrullas en vehículos motorizados y lanchas.

Ex soldados, alguaciles y pistoleros

El 28 de mayo de 1924, el Congreso de Estados Unidos creó la Patrulla Fronteriza, como una agencia del Departamento de Trabajo y con un presupuesto de un millón de dólares. Más tarde, pasó a depender de la Oficina de Inmigración del Departamento de Justicia.

Al principio ingresaron a la nueva fuerza algunos sheriffs, miembros de los rangers de Texas y ex vigilantes del correo ferroviario. También fueron reclutados hombres que se dedicaban al arreo de ganado, a la caza o a seguir rastros a lo largo de la frontera con México y que hablaban un poco de español. Inicialmente, fue una agrupación de 450 miembros vestidos de civil, mal entrenados y peor equipados, entre los que se contaban algunos individuos fuera de la ley.

A la usanza del Viejo Oeste, los agentes lucían en el pecho una placa y en el cinturón portaban la famosa herramienta inventada en 1831 por el ingeniero Samuel Colt. El gobierno les pagaba mil 680 dólares al año y les suministraba los alimentos, mientras ellos seguían aportando sus propios caballos y sillas de montar. Comenzaron a usar uniforme en 1928.

Bajo el gobierno de Franklin D. Roosevelt, en 1933, se unificaron las oficinas de Inmigración y de Naturalización, antecedente del actual Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN). En diciembre del año siguiente, se abrió la primera academia de entrenamiento en Campo Chigas (El Paso). El requisito fundamental, además de saber desenfundar el revólver y disparar, era la destreza con las cabalgaduras. En 1940, la Patrulla Fronteriza contaba con mil 500 agentes y pasó a depender del Departamento de Justicia.

Steve McDonald, jefe de la Patrulla Fronteriza de Tucson (Arizona), afirma que esta institución posee una historia única. "Los primeros agentes de la Patrulla Fronteriza eran hombres que habían sido soldados de caballería, alguaciles e incluso algunos pistoleros", dice. "La patrulla comenzó con la tradición de los vaqueros y aún ahora hay mucha gente en ella que tiene experiencia como cowboys".

Guerra de baja intensidad

La Patrulla Fronteriza posee 145 estaciones a lo largo de Estados Unidos y Puerto Rico, y actualmente entre su equipo cuenta con algo más que vaqueros y caballos. En los últimos años, el gobierno le otorgó 115 millones de dólares para adquirir avionetas, helicópteros, radares, reflectores y tecnología para vigilancia. El Pentágono, por su parte, le entregó gran parte del equipo militar usado en la guerra de Vietnam, incluyendo helicópteros Blackhawk, equipos de sensores de calor y telescopios de visión nocturna.

El armamento de los agentes consiste en pistolas Beretta calibre 40, fusiles M-4 calibre 233 y escopetas calibre 12. Las armas no son un adorno disuasivo: cada tres meses tienen que demostrar que están capacitados para disparar contra blancos fijos y móviles.

Sus funciones consisten en rastreo de personas, recorrido de caminos, retenes en carreteras, revisión de vehículos particulares y de pasajeros (aviones, barcos, autobuses), vigilancia aérea y patrullaje en camionetas, caballos, lanchas, triciclos motorizados para todo terreno y bicicletas. Incluyen incursiones en granjas, centros de trabajo y comunidades urbanas, además de procedimientos legales (consignaciones e integración de expedientes) y procesamiento de migrantes indocumentados.

La fuerza también realiza investigaciones y actividades de inteligencia, y participa en operativos especiales de grupos de tareas junto con otras agencias federales como la DEA, el FBI y el Servicio de Aduana. No es ningún secreto que en muchas ocasiones las autoridades estadounidenses cuentan con la colaboración encubierta de agentes del Instituto Nacional de Migración de México y otras corporaciones policiales mexicanas, así como de informantes para detectar los puntos de entrada y las rutas de los migrantes ilegales.

La jurisdicción de la Border Patrol abarca las fronteras de Canadá y México, los océanos Pacífico y Atlántico, la isla de Puerto Rico y el Golfo de México. El contraste en la vigilancia de las fronteras norte y sur de Estados Unidos es desproporcionado. La fuerza armada posee una dotación de alrededor de 10 mil agentes en todo el país: 500 cuidan el tranquilo límite con Canadá y 8 mil custodian la línea con México.

En el sur de Estados Unidos, la Patrulla Fronteriza está equipada con helicópteros artillados utilizados en la guerra de Vietnam y lentes de rayos infrarrojos de visión nocturna usados en la invasión a Irak.

En los últimos años, sobre todo durante la administración del presidente demócrata William Clinton, el Departamento de Justicia le suministró un sofisticado equipo militar con el que ya quisieran contar algunos ejércitos latinoamericanos. Los pertrechos incluyen radares, sistemas de comunicación electrónica, sensores manejados por computadora desde una oficina para descubrir a los migrantes por el calor de su cuerpo, avionetas de reconocimiento, aviones, globos aerostáticos, cámaras de televisión, perros entrenados para detectar a personas o drogas y potentes reflectores que iluminan enormes tramos de la frontera.

Sólo en el sector de San Diego, ciudad vecina a Tijuana, el presupuesto de la Border Patrol se triplicó en cinco años: de 374 millones de dólares en el año fiscal 1994 saltó a 952 millones en el año fiscal 1999.

Buenos sueldos, "aventuras excitantes" y tiro al blanco

La corporación tiene su academia en Glynco (Georgia). También hay otra escuela en la ciudad de Charleston (Carolina del Sur), que entrena a todos los agentes federales, incluyendo a la DEA, el servicio de Aduana, el FBI, el Servicio Secreto, los alguaciles y el personal de las prisiones federales.

Los agentes de la Patrulla Fronteriza se forman durante diez meses: cinco de academia y cinco de adiestramiento en el lugar donde van a estar asignados. A los aspirantes se les imparten clases de español, derecho constitucional y leyes de inmigración. Pero el objetivo de los cursos no es formar jurisconsultos: se pone más énfasis en el manejo de vehículos, tiro con armas de fuego, control físico de individuos y tácticas defensivas.

Lo fundamental para ser aceptado es una dura condición física, especialmente piernas fuertes: los futuros agentes tienen que correr dos kilómetros y medio en menos de doce minutos y 200 metros en menos de 32 segundos, además de recorrer una pista de obstáculos en menos de dos minutos.

Los oficiales se inician con un salario de 25 mil dólares al año. Esta cantidad va aumentando con el tiempo de servicio y puede llegar a los 100 mil dólares anuales, dependiendo de los grados y ascensos que se adquieran. Los patrulleros comienzan con el número cinco y al concluir un año suben al nueve. Se considera más o menos veterano a un oficial con el grado 11. Para ser supervisor se requiere el 12. El encargado de todo un turno tiene la categoría 13 y cuenta bajo su mando a seis supervisores y 80 agentes.

A fines de 1998 los jefes de la Border Patrol lanzaron una campaña propagandística para reclutar a personal licenciado de las fuerzas armadas. Ofrecían un sueldo atractivo, prestaciones y un buen plan de jubilación, además de prometer "excitantes aventuras". Los carteles de reclutamiento destinados a militares en actividad o dados de baja exhibían a individuos disparando armas de fuego.

Los afiches no mostraban quiénes eran los blancos de tiro... pero con un poco de imaginación era fácil deducirlo. Seguramente eran de piel morena, estaban bastante desnutridos y hablaban español.

Réplica y comentarios al autor: bambupress@iespana.es




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