Natha Shachar no sólo es el autor de una excelente compilación de ensayos sobre política latinoamericana, recogidos bajo el título de Till jaguarernas land ("Hacia la tierra de los jaguares", Atlantis, Stockolm, 2001), sino también una destacada pluma en la pléyade de periodistas bien informados, que en Suecia dan una imagen auténtica sobre la realidad cubana. No existe en ellos el menor compromiso con la visión idílica sobre la isla que imperó durante décadas en los medios del país nórdico y mucho menos con su embajada, pero sí con las demandas informativas de sus lectores. En el caso de Shachar el mérito es doble: escribe sobre Cuba sin contactos o apelaciones morales por parte los activistas democráticos llegados de esa tierra, y habla sobre ella, al parecer, gracias a una especie de concientización individual sobre la necesidad que tiene su pueblo de que el mundo conozca lo que sufre.

El último golpe publicistico lo ha dada Shachar con el artículo de título un tanto familiar, Castro slår ner oppositionen (Castro golpea a la oposición) aparecido el domingo 19 de abril en las páginas del importante rotativo Dagens Nyheter (DN).

En su trabajo, el analista anota el hecho de que los arrestos, procesos políticos y ejecuciones llevados a cabo recientemente en Cuba no se le escaparán de la vista a los medios internacionales de comunicación, a pesar de que la ocupación de Irak se había convertido para ellos en el pan nuestro de cada día. Recuerda, asimismo, la ocupación por parte de Reporteros sin Fronteras del buró de turismo de Cuba en París, y que el miércoles pasado el régimen de Fidel Castro fuese condenado por el órgano de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Subraya igualmente que mientras Suecia y Francia se convertían allí, según los términos castristas, en "lacayos del imperialismo" por alzar su voz contra el régimen cubano, Castro encontrara sus más enérgicos defensores en Arabia Saudí, Zimbabwe y Venezuela.

El ensayista cuestionó este domingo la incompresible conducta del régimen cubano (es decir, los hermanos Fidel y Raúl Castro) tras dos años de mejoramiento en sus relaciones comerciales con EU, y cuando una buena cantidad de congresistas de aquel país se pronuncian por un mejor entendimiento entre las dos naciones vecinas. Pese a ello, subraya el periodista, que el gobierno de Cuba ha lanzado una "indiscreta" ola represiva consiguiendo "voluntariamente" el rechazo internacional. Para explicarlo, el comunicador cita declaraciones a DN de uno de los más destacados expertos suecos en sistemas comunistas, quien indicó la existencia en estos momentos, ante los ojos del régimen cubano, de dos tendencias fatales: de un lado, las necesidades materiales; del otro, el creciente coraje de la oposición. Se estaría tratando de evitar que las carencias coloquen al pueblo en manos de la oposición como aconteciera en Polonia a fines de los años setenta; es lo mismo que ocurre hoy en Cuba con el llamado proyecto Varela.

El periodista indica la importancia de que la actual crisis no estuviera relacionada con Estados Unidos de Norteamérica (aunque el régimen cubano afirme lo opuesto), pues de lo contrario Cuba se habría permitido contar con cierto apoyo en el mundo democrático.

Para evidenciar el nivel de aislamiento en que se encuentra el poder isleño, el colaborador de DN cita a un viejo conocido de los lectores suecos, el escritor portugués José Saramago, cuando declaró que ha tenido suficiente con esta barbarie y que Fidel Castro había traicionado su fe.

El periodista reconoce que en el fondo de las desproporcionadas reacciones de Fidel Castro contra sus opositores, pueda encontrarse la actuación norteamericana en Irak. Cita a colación declaraciones del Ministro de Defensa de USA, Donald Rumsfeld, afirmando que su país no tenía ningún plan de acción militar contra Cuba en tanto ella no se encuentre relacionada con el terrorismo o con armas de exterminio masivo.

Shachar agrega que Estados Unidos no puede actuar con demasiada dureza contra Castro si quiere salvaguardar sus relaciones latinoamericanas, pero señala también el creciente agrietamiento del respaldo a Fidel Castro en aquel campo. El experto en América Latina cierra su artículo recordando precisamente cuáles fueron las fuerzas motrices tras el último acuerdo de la ONU, sobre la situación de los derechos humanos en Cuba, o sea, Uruguay, México y el Chile del presidente socialista Ricardo Lagos.

Réplica y comentarios al autor: estefaniaulet@hotmail.com

En Tiempos de Reflexión sólo se ha transcrito un fragmento del artículo de Carlos Estefanía. Para consultar el documento completo visite la revista Cuba Nuestra.