Quienes nacimos en el siglo pasado (XX) y tenemos la fortuna de ser sobrevivientes del nuevo milenio que apenas se asoma, hemos podido ser testigos del crecimiento demográfico sin precedentes de la población en diversos lugares del mundo y particularmente en África, Asia y América Latina. Las estadísticas señalan que al finalizar el año 2000 vivían más de 6,000 millones de personas en el planeta tierra, distribuidos en forma diferente.

Sin embargo, los indicadores de densidad de población, que relacionan la cantidad de habitantes por kilómetro cuadrado de cada región del mundo y de la tasa anual de crecimientos, nos llevan a concluir que la mayor población está concentrada en los países subdesarrollados, ya que en ellos la densidad de la población es de 51.6 habitantes por kilómetro cuadrado; siendo la del mundo 39 habitantes por kilómetro cuadrado, y su tasa anual es cercana o superior al 2% (3% en Venezuela) mientras que los países industrializados, obviamente sin incluir a Japón, China o Corea del Sur, tienen bajas tasas anuales que oscilan entre el 0% (Inglaterra) y el 1.3 % (Australia).

Se calcula que para el año 2025, la población del mundo será de unos 8,500 millones de habitantes. Obviamente, la inmensa mayoría estará concentrada en los países pobres. Ya estará pensando el presidente Bush construir poderosos muros o alambradas como las que separan a los palestinos e Israel. Esto para evitar la enorme presión que sobre las economías de la opulencia del capitalismo postindustrial irían a ejercer los pueblos hambrientos y con una población cada vez mayor, y sobre todo sin ninguna posibilidad de ser competitivos en la era de la globalización.

Es en este panorama que se vuelven universales las tesis del actual presidente Lula del Brasil, cuando plantea que la mayor preocupación de su gobierno será la de superar el hambre de los millones de brasileros, hoy acosados por la miseria que no les permite ni siquiera mitigarla con un mendrugo de pan.

En tal sentido, la problemática mundial, es decir, lo que actualmente enfrenta la humanidad, debe asumirse desde una perspectiva global y no será construyendo cercas o alambradas como podremos evitar que los habitantes de las repúblicas tipo Haití o Bolivia no se conviertan en visitantes incómodos en cualquiera de los países desarrollados, esto para citar sólo dos casos.

Por otro lado, la baja tasa anual de nacimientos y el aumento de la esperanza de vida en las naciones ricas ha creado como consecuencia una desarmonía en la tasa de reemplazo de las generaciones productivas, contrario a lo que sucede en los países pobres, donde se ha producido un aumento de la población y baja en los promedios de vida, como consecuencia de la miseria y la pobreza.

Pero curiosamente, se observa un rejuvecimiento importante de la población de los países subdesarrollados en contraste con el envejecimiento de la población en los países desarrollados, lo que de hecho, genera nuevas demandas laborales que no son atendidas, y en la mayoría de los casos termina siendo suplida por una amplia población de emigrantes latinos, africanos o chinos.

En América Latina el crecimiento demográfico ha provocado, de un lado, un considerable aumento de la población económicamente activa y se prevé para el año 2010 una cifra de 200 millones de habitantes y, por otro lado, un alarmante aumento de la población juvenil sobre todo en la generación de 15 a 24 años. Este asunto por sí solo debe poner a reflexionar a los gobiernos en torno a lo grandes compromisos que se deben asumir en aras de capacitar y entrenar a estos jóvenes a través de estrategias modernas de educación. Esta enorme masa poblacional muy pronto demandará trabajo, y de no conseguirlo terminará engrosando los cinturones de la miseria o en las milicias populares o, en lo que es peor, en las pandillas juveniles.

En este frío panorama, tenemos los siguientes indicadores globales:

1. En la actualidad más de 1,500 millones de personas viven en la pobreza absoluta en el mundo. Por cuanto sus ingresos, están por debajo de un dólar diario por persona. La mayor población de pobres se encuentra en el África subsahariana (54%), Asía del sur (43%), América Latina (40%), sudeste asiático (35%), países árabes (25%) y un 9% en Asia del este.
2. El 70% de la población más pobre está constituido por mujeres y ancianos, a pesar de que hoy se habla de la democratización del trabajo, hecho que le ha permitido el ingreso masivo de la mujer al trabajo remunerado.
3. En el planeta tierra casi 1,000 millones de personas son analfabetas, y además están marginadas de cualquier posibilidad de educación y, de estos, las 2/3 partes son mujeres.

En una escala local tenemos que Colombia es un país que tiene aproximadamente 45 millones de habitantes, de los cuales el 70% son pobres, el 80% son jóvenes, el 30% de la población laboral está desempleada, el 50% cree que salir del país es la solución a todos sus problemas. Y la esperanza de vida es apenas de 60 años. Por lo tanto, a todos lo colombianos nos toca decidir por consenso cómo superar la pobreza. Hace falta, sin duda, un consenso social, un mayor liderazgo de la clase media, un mayor compromiso de los más ricos y, sobre todo, fe en los pobres del país.

Colombia es el cuarto país más grande de Sudamérica, después de Brasil, argentina y Perú, respectivamente. Y el séptimo en toda América. Tiene una de las tasas más altas de natalidad, y presenta una disminución progresiva de mortalidad infantil, gracias a los planes implementados por Bienestar Familiar. Además, su población mayoritariamente es joven. Se espera que la población de este país, durante estos cinco años, continúe creciendo con una tasa demográfica entre el 1.3 y el 1.5%, la cual se considera baja y positiva para un país como Colombia, nación que tiene un territorio de 1,141,748 km2.

El 9.5% de la población colombiana es analfabeta. En América superan esta cifra países como Guatemala (45%), el Salvador (30%), Nicaragua (25%), República Dominicana (19%), Bolivia (29%), Brasil (18%), Perú (12%), Ecuador (11%), México (11.5%), Panamá (10.5%), Venezuela (10%) y Haití (70%). Estas cifras de alguna manera confirman la relación dialéctica que existe entre la pobreza, el analfabetismo y el crecimiento poblacional. El acelerado crecimiento de la población en Colombia nos lleva a pensar que esta sociedad está lejos de mejorar sus estándares de desempeño productivo.

Es curioso que las regiones más ricas del país en cuanto a recursos naturales sean las de mayor dinámica poblacional. En departamentos tan pobres como Nariño, Choco y Cauca, la población crece a pesar de los agentes de violencia que afectan y desplazan a la población mayor. Esto significa que en esta parte del trópico parecería que la teorías de Malthus tuvieran alguna vigencia.

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