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   Carta abierta al Secretario General de la ONU

Ser miembro de una familia conlleva algunas responsabilidades. Generalmente se espera de todos alguna forma de contribución, siendo también natural que al final sean todos sus miembros los que se beneficien de dicha unidad. Ser miembro de una familia significa serlo también de alguna sociedad. Todo buen integrante familiar es un buen ciudadano, decía un filósofo griego. Las sociedades se encuentran en países y cada país pertenece al mundo. Este último es lo que tenemos en común, no sólo todos los seres humanos, sino también todos los integrantes del reino animal, vegetal y mineral; prácticamente el universo de lo que conocemos. Si nos es difícil anteponer el beneficio familiar antes que el nuestro, resulta aún más difícil anteponer el beneficio social al familiar. Esta es la naturaleza egoísta del hombre: la última consideración será siempre para nuestro propio planeta. Lo que yo me pregunto es cuánto tiempo más el hombre mantendrá de esta forma sus prioridades. Debemos responsabilizarnos, y transformar nuestro mundo en una gran familia, cuya mayoría de sus miembros sufren en estos momentos hambre, están enfermos o enfrentan disputas.

Mi contribución de este mes intenta cambiar un poco las cosas al hacerles llegar de la manera más atenta esta carta. Si lo consideran apropiado, les sugiero la firmen mandándole un email a señor David Peterson, escritor e investigador, que junto con otros tres autores la redactaron con el fin de evitar una inútil guerra en Irak. La carta se titula "Carta abierta al Secretario de las Naciones Unidas, General Kofi Annan, y representantes de las Naciones integrantes de la ONU, acerca de la intención de los Estados Unidos por agredir militarmente a Irak".

Dirijan su email al señor Peterson a la siguiente dirección, indicando su nombre, profesión y país: davidpet@mindspring.com. Si les interesa ver el original, por favor visiten la página www.zmag.org

Carta abierta al Secretario General de la ONU y representantes.

Estimados Señoras y Señores:

A pesar de que EUA abiertamente planea una guerra contra Irak, oficiales y representantes de la ONU no se han expresado ni han tomado medidas para prevenir que los Estados Unidos se embarquen en dicho curso violento de acción. Las Naciones Unidas fueron creadas explícitamente para "salvar a generaciones futuras de los estragos de la guerra" (Preámbulo, Cartel de la ONU) y para "hacer efectivas medidas colectivas para prevenir y eliminar amenazas a la paz…" (Artículo 1, 1). El Cartel de la ONU condena ataques unilaterales a través de fronteras cuando éstos no se justifiquen como autodefensa, refiriéndose a la necesidad de rechazar un ataque inminente o en desarrollo. De otra manera, es obligatorio obtener el permiso del Consejo de Seguridad de la ONU para llevar a cabo dicha acción militar. Cuando un país simplemente decide derrocar un régimen al cual desaprueba, esto se considera una agresión, descrita por el representante estadounidense Robert Jackson en los juicios de Nuremberg, como "el crimen internacional supremo que difiere tan solo de los demás crímenes de guerra en que éste contiene la maldad acumulada del resto de ellos." Las aseveraciones de EUA de tener derecho preferencial de atacar países, incluyendo a Irak, no deben excluir estas consideraciones; esto es una nueva expresión del intento por violar la ley internacional.

Afirmaciones de que Irak pretende obtener o que ya posee "armas de destrucción masiva" (WMD, por sus siglas en inglés) no pueden justificar un ataque por parte de EUA, tanto como similarmente no se puede justificar un ataque iraquí basado en el hecho de que EUA posee WMD (representando una amenaza mucho más inminente en cuanto a su uso). Resoluciones que tratan este aspecto, como la Resolución 687 del Consejo de Seguridad de la ONU, no le dan autorización a EUA para lanzar un ataque sin permiso específico. La idea de que Irak posee WMD y de que esto representa una amenaza contra Estados Unidos es insostenible. No existe evidencia de que Irak posee algún sistema de lanzamiento de largo alcance, ni de que sus dirigentes sean tan irracionales como para planear acciones que desencadenen una respuesta estadounidense con toda la fuerza de su poder militar.

Los Estados Unidos tampoco tienen las manos limpias en el asunto, ya que junto con la Gran Bretaña facilitaron la adquisición y el uso de WMD en los años 80 -incluyendo gérmenes de alta calidad de ántrax y otras enfermedades mortales- cuando Irak estaba en guerra contra Irán, sirviendo intereses estadounidenses. Estados Unidos también puso en riesgo el trabajo de la Comisión Especial de la ONU para la inspección de armas (Unscom) usándola como medio de espionaje, y retirándola un poco antes del bombardeo en Irak en diciembre de 1998. Recientemente, EUA, siguiendo su misma filosofía por ir a la guerra, ha rechazado ofertas por parte de Irak para negociar e inspeccionar armas dentro de su territorio.

Bajo intensa presión por parte de EUA y la Gran Bretaña, la ONU ha impuesto y mantenido sanciones sobre Irak los últimos doce años bajo el supuesto interés por prevenir que Irak obtenga acceso a WMD. Sin embargo, el alto precio ha sido pagado por millones de víctimas inocentes civiles, no el propio régimen y sus dirigentes. El embargo le ha hecho difícil a Irak reponerse de la Guerra del Golfo de 1991, incluyendo su capacidad de construir sistemas de sanidad y agua potable, destruidos durante el bombardeo estadounidense. Cabe destacar que dicho bombardeo deliberado violó el Artículo 54 del Protocolo Adicional de la Convención de Ginebra de 1977.

Aunque el entonces presidente George Bush declaró en 1991: "no estamos interesados... en castigar a la población iraquí por las decisiones y políticas de su gobierno... y estamos tratando con gran éxito de hacer todo lo posible por minimizar los daños colaterales" (New York Times, 6 de febrero de 1991), los devastadores efectos de dicho bombardeo sobre la población civil eran evidentes en su momento, y de hecho fueron intencionales por parte de los que planearon dichos ataques. Poco después de la guerra, el Washington Post declaró que "aquéllos que llevan adelante el plan expresan ahora que su intensión era destruir valiosas instalaciones en Bagdad, las cuales le serían imposibles a Irak reconstruir sin ayuda del exterior" (23 de junio de 1991). Es sabido ahora que dichas instalaciones incluyeron plantas de tratamiento de agua, sin las cuales muchas "enfermedades reincidirían en proporciones casi epidémicas" (Agencia de Inteligencia y Defensa, "Vulnerabilidad de las plantas de tratamiento de agua en Irak", 21 de enero de 1991, citado en el artículo de Thomas Nagy, "El secreto detrás de las sanciones: Cómo EUA intencionalmente destruyó los abastecimientos de agua en Irak", The Progressive, septiembre del 2001). Destruyendo estas instalaciones y previniendo su reconstrucción, se intensificarían los efectos de las sanciones económicas impuestas sobre la población civil en Irak.

Como lo detalla un reporte recientemente publicado por más de doce grupos religiosos y organizaciones de derechos humanos, ("Sanciones sobre Irak: Implicaciones humanitarias y opciones para el futuro" 6 de agosto del 2002), "El Protocolo de la Convención de Ginebra de 1977 prohibe sanciones económicas contra poblaciones civiles como un método de guerra". Con sus acciones, EUA, la Gran Bretaña y la ONU han violado estas leyes de manera histórica, sin precedentes hasta ahora. En un artículo publicado por Foreign Affairs ("Sanciones de destrucción Masiva", 78:3 mayo/junio 1999), John y Karl Mueller declararon que "las sanciones económicas muy bien pudieron haber causado la muerte de más gente solamente en Irak que la que ha muerto a causa de las llamadas WMD en toda la historia de la humanidad". El Fondo para los Niños de la ONU (UNICEF) ha dicho que la mortalidad de niños menores a cinco años en Irak aumentó de 56 a 131 durante los años de las sanciones entre 1990 y 1998, dando como resultado la muerte de cientos de miles de niños.

Habiendo contribuido en estas muertes masivas, Estados Unidos permanece callado en la antesala de otra guerra abiertamente planeada contra Irak. Esta guerra sería sangrienta y tendría efectos aún más desastrosos. Si el Secretario General y los miembros de la ONU no se expresan en contra, se oponen e intentan impedir lo que resultaría una agresión flagrante, ¿no resultaría evidente que la ONU no es un organismo para prevenir la guerra, sino un elemento más al servicio de los intereses de los Estados Unidos y sus aliados?

Exigimos al Secretario General y a los miembros de la ONU que actúen ahora, o sigan siendo cómplices de estas agresiones, en contradicción con el lenguaje claro de lo estipulado por el Cartel de la ONU y el deseo de la vasta mayoría de la población mundial.

Réplica y comentarios al autor: merxin@yahoo.com




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