
JUAN WESLEY Y SU PRÓJIMO
Por: Diana Sifuentes Tarazona. (*)
Juan Wesley es recordado por ayudar a su prójimo, y por su preocupación por todas aquellas personas que necesitaban de alguien que los comprendiera y defendiera sus derechos.
Uno de los problemas de aquellos tiempos y también de ahora, es la pobreza. Esta injusta situación, nos aflige desde que aparecieron las diferentes clases económicas. Los pueblos han tenido que luchar constantemente, trabajando con mucho esfuerzo, para poder tener un sustento económico suficiente y poder sostener a sus familias. Este problema también afectaba a muchas personas en los tiempos de Juan Wesley. El se preocupó mucho por atenuar la pobreza, buscando siempre alguna forma de ayudar a su prójimo y en muchos de sus intentos lo logró.
Juan Wesley, siempre buscó brindar algo a aquellos que tenían menos que él y muchas personas se sumaron a esta causa, ofreciéndole donaciones para aquellos que lo necesitaban. El y su grupo de los “metódicos” tenían un objetivo, el cual era ayudar y al mismo tiempo, predicar sobre la gracia de Dios para cada uno de ellos.
Una de las cosas que impactó de gran manera a Wesley, fueron los obreros de las minas de carbón, los cuales eran explotados en la rutina de trabajo, es decir, explotaban su mano de obra, su herramienta de trabajo. Esto afectó a Wesley, ya que él pertenecía a un nivel económico medio-alto, por lo tanto no estaba acostumbrado a ver ese tipo de maltratos hacia las personas.
Esto lo impresionó de gran manera. Los trabajadores realizaban grandes esfuerzos para poder obtener el carbón de las minas y obtener el pago por el trabajo realizado en condiciones de trabajo muy precarias. No tenían las herramientas necesarias para el duro trabajo y constantemente se realizaban abusos con ellos. Tenían una larga jornada de trabajo y su paga era mínima en comparación a su trabajo. A todo esto, se le sumaba el problema que afectaba a todos estos trabajadores, las emanaciones de gases tóxicos. Estas eran absorbidas por los obreros e iban deteriorando su salud poco a poco y hacía que ellos se enfermaran y no pudieran trabajar más.
Ante este gran abuso, Wesley buscó propiciar leyes a favor de estos obreros, leyes que por lo menos hicieran cumplir los mínimos requisitos necesarios para ese tipo de trabajo. Buscó que se respetaran sus derechos, pues todos somos iguales. En esos tiempos, había mucha discriminación. Ante su gran insistencia, Wesley logró su meta, y gracias a ello, cambió el trato hacia estos trabajadores, logró leyes que los ampararan y también que los jefes se preocuparan un poco más por sus trabajadores. Esta gran ayuda social, se dice que logró evitar una revolución que estaba a punto de estallar, porque estos mineros ya no soportaban más el trato que se le daba.
Este es un claro ejemplo de lo que nosotros, los cristianos, debemos hacer con nuestro prójimo, buscar su bienestar, o por lo menos, buscar que no se cometan abusos contra las personas. Este es el cambio que nosotros debemos buscar en nuestra sociedad. Un cambio, que tal vez, no sea bien visto ante los ojos de los hombres, pero sí, ante los ojos de Dios, y con el cual, nosotros mismos, nos sentiremos bien, de poder aportar nuestro granito de arena, como Juan Wesley lo hizo en sus tiempos.
En la actualidad, muchos de los problemas de la antigüedad persisten, como es el abuso y la discriminación hacia las personas que prestan su mano de obra, como medio de trabajo, y otros más. La no muy buena situación económica en el país, hace que el pago por la labor que ellos realizan, sea insuficiente, y no compense su esfuerzo. El problema es que la demanda de trabajo es mayor que la oferta.
Pienso que como Juan Wesley, todos, seamos cristianos o no, debemos luchar contra esto, contra la discriminación, contra el abuso, contra la mala situación económica del país, y con esto se logrará combatir la pobreza que nos rodea. Nosotros tenemos el deber, como cristianos, de buscar una mejora, de dar el primer paso y de no quedarnos de manos cruzadas esperando a que alguien haga algo, si no, nosotros mismos debemos tomar la iniciativa y lograr un cambio que será de gran provecho para las futuras generaciones. Si se logra este objetivo, tendremos una sociedad más justa y evitaremos futuros conflictos.
Estoy segura de que esto es lo que Dios espera que nosotros realicemos, ya que nos ha dado un gran ejemplo de todo esto, con su hijo Jesucristo. Él espera que cumplamos con los que nos dijo y nos enseñó: “Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos”. Dar ese paso, es lo que nos hará ser diferentes a los demás, y tal vez cambiar a aquellas personas que están equivocadas. Tenemos un gran ejemplo, quien hizo muchas cosas sin esperar recibir nada a cambio, sólo la alegría de ayudar a quienes lo necesitaban y es eso lo que nosotros debemos hacer, ayudar sin esperar recibir nada a cambio.
(*) Alumna del Colegio María Alvarado, del 11° B, 2003.
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