
JUAN WESLEY ANTE LA CORRUPCIÓN
Por: Nancy Torres Luna (*)
Corrupción, palabra muy usada en la actualidad, significa, según su acepción más elemental, alterar algo con una finalidad incorrecta. También significa: utilizar bienes, medios y funciones del lugar donde se trabaja para lograr un fin, económico o de otra índole, que beneficie al gestor. En el presente ensayo se hablará acerca de la corrupción y cómo el pensamiento wesleyano puede contrarrestarla.
Durante un periodo de tiempo, los peruanos fuimos testigos de cómo el poder corrompía a nuestros funcionarios públicos. Fuimos testigos de cómo aquellos que, supuestamente debían trabajar para mejorar la calidad de vida de los peruanos, cedían ante chantajes y vendían su honor por dinero. Uno, tras otro, vimos los famosos “vladivideos” (videos de Vladimiro Montesinos) y sólo ahí, nos dimos cuenta de la gran dimensión que había alcanzado la corrupción en el Perú. Pero esta corrupción, siempre estuvo y sigue presente en la actualidad. Es cierto, que durante el gobierno de Fujimori se observó una gran red de corrupción, pero, la corrupción siempre existió y aún persiste. La corrupción se manifiesta en nuestras actividades diarias. Vemos cómo los policías cobran coimas, cómo en el Perú es difícil acceder a la justicia y ésta es sólo un privilegio de los que tienen influencias o tienen dinero, cómo se formulan leyes para favorecer a una parte de la población, o cómo la gente está acostumbrada a evadir impuestos. Hasta en los cargos más pequeños, se pueden encontrar muestras de corrupción. Entonces, tanto nos quejamos que el país es corrupto, pero no nos damos cuenta que nosotros mismos somos también corruptos; la corrupción, no es sólo de los gobernantes o funcionarios, es también de todo el pueblo.
Ante todo esto, surge la pregunta: ¿Qué podemos hacer?. Al tomar como ejemplo a Juan Wesley, nos damos cuenta de que su labor se basaba en el amor al prójimo. De este punto, parten todas sus enseñanzas. Su enseñanza acerca de las riquezas es aplicable al pueblo peruano: “gana todo lo que puedas, ahorra todo lo que puedas y da todo lo que puedas”. Si ganáramos todo lo que pudiéramos con honestidad nos esforzaríamos más y el país saldría adelante. De igual manera, si ahorráramos, podríamos cubrir por completo nuestras necesidades y cumpliríamos con nuestros deberes, como pagar nuestros impuestos, y si compartiéramos con la gente pobre lo que tenemos también ellos tendrían algo que comer al igual que nosotros y estaríamos cumpliendo lo que Dios nos ha mandado. Si estos valores fueran aplicados por los funcionarios del Perú, ya no habrían chantajes, tampoco, se comprarían funcionarios” y gran parte de la corrupción desaparecería.
Otra enseñanza que nos da Juan Wesley, que puede ser aplicada a nuestra realidad, es la educación. Si en el Perú se educara correctamente a los niños, formando en ellos valores y una moral inquebrantable, el país sería otro. Es por eso que los gobernantes deben poner mucho énfasis en la educación, porque es la base del desarrollo.
Al ver esto, nos damos cuenta, que en el Perú también hacen falta líderes que sean capaces de ser un ejemplo de consagración a Dios, amor al prójimo, compromiso con el país y con el pueblo. Juan Wesley enseñaba con el ejemplo, dedicaba sus recursos personales, su dinero, su tiempo y sus ganancias para aliviar las necesidades, tanto espirituales como materiales, de los pobres. Puso una “caja de ahorro” que prestaba dinero a los que deseaban iniciar su propio negocio e ir pagando el préstamo poco a poco, sin intereses. También proveyó medios para que la gente recibiera atención médica, fundando una especie de clínica y escribiendo un manual pequeño de remedios caseros y naturales que tituló “Primitive Physick”, el cual fue uno de sus libros más vendidos. Además, este tipo de proyecto sirvió para aliviar las carencias y dolores de los pobres. También, se hizo evidente su repudio a la corrupción y a la mentira, ya que se pronunció en contra de las personas y hechos que corroían a su nación y afectaban a los más débiles.
Juan Wesley, tuvo la virtud de señalar el cielo, pero con los pies en la tierra. Se preocupó profundamente por la solidez espiritual de las personas, pero sin descuidar el aspecto social y económico. Predicaba a Jesucristo como el único camino al cielo, y que la decisión de aceptarlo, como el único y suficiente Salvador, es el acto más importante de una persona, pero no descuidaba por eso, la misericordia y el amor al prójimo.
Finalmente, cabe decir que las enseñanzas de Juan Wesley son muy necesarias en la actualidad. Imaginemos un Perú en el cual cada uno tenga a Dios como su único Salvador, ame a su prójimo y lo respete, parece un sueño; pero, en la sociedad formada por Wesley fue posible. Sólo así, el Perú podrá acabar con la enorme corrupción que sólo lo conduce al desastre. Luchemos para que este sueño se convierta en una realidad.
(*) Alumna del Colegio María Alvarado, 11° A, 2003.
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