
ACERCA DE LA JUSTICIA
(Mateo 6:33; Ezequiel 18:21-32)
Hablar de la justicia nos lleva a reflexionar acerca de dos situaciones en la que se desarrolla y estas son: la justicia divina y la justicia humana; la justicia efectiva y la justicia como un ideal.
La justicia es una virtud que proviene de Dios desde los orígenes de la Creación y cuya máxima expresión es el sacrificio de su Hijo Jesucristo, quien es la justicia hecha realidad y que colma el ardiente anhelo de todos los oprimidos y miserables de la tierra. Él apeló a este anhelo por la justicia de Dios al pronunciar una de sus bienaventuranzas. La justicia es el resultado del amor y la misericordia de Dios. Es esta justicia la justicia efectiva y real. Lamentablemente el ser humano por su egoísmo no la puede practicar. Más bien para acallar su conciencia ha establecido que la justicia se da a través de leyes o normas, que viene a ser la justicia como un ideal. Ejemplo podemos citar: en todo país, existe una ley que es la ley de leyes, esta es la Constitución Política, que se supone garantiza que la justicia sea para todos. Sin embargo, podemos apreciar que esto no es cierto. Por otro lado, a nivel mundial tenemos la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DD.HH), especialmente los artículos 8, 9 y 10 que amparan el derecho a la justicia. Sobre este asunto también podemos decir que no es cierto; miles son violentados en sus derechos básicos, miles se mueren por torturas, miles son perseguidos por sus ideas, religión o color de piel, presos que viven en cárceles infrahumanas, muchos son los corruptos en el gobierno que gozan de impunidad, etc. Es por eso que hablar de justicia es hablar más bien de la no justicia, es decir, la injusticia. La justicia se ha convertido en una virtud utópica, inalcanzable para muchos, especialmente para los menos favorecidos, los pobres, los marginados y los explotados de la tierra.
Hoy no basta tener buenas leyes o normas, conocer la Declaración Universal de los Derechos Humanos, menos el saber en qué libros de la Biblia encontramos el tema de la justicia. Lo que hoy Dios demanda de nosotros es la puesta en práctica de la justicia, el ser sus instrumentos de paz, en donde quiera nos encontremos, sea en el hogar, en el trabajo, en la escuela, en la universidad, en la iglesia, en el club o en el gobierno. Todos somos ciudadanos de la aldea global que gime por su redención total. Cada gesto o acción en favor de la justicia engendrará la esperanza de un mañana mejor y por consiguiente la paz verdadera que proviene del amor de Dios. No hay otra manera de lograr la verdadera justicia y la paz. En nuestras manos está su logro o convertirla en utopía.
Finalmente, es bueno tener en cuenta lo que nos dice el profeta Ezequiel al respecto:
"Pero si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, y guarda todos mis estatutos y actúa conforme al derecho y la justicia, de cierto vivirá: no morirá. Ninguna de las transgresiones que cometió le será recordada; por la justicia que practicó, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del impío? dice Jehová, el Señor. ¿No vivirá, si se aparta de sus malos caminos? Pero si el justo se aparta de su justicia, y comete maldad y actúa conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? ¡Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta! Por su infidelidad que cometió, por el pecado que cometió, por ello morirá.
Y si decís: "No es recto el camino del Señor", oíd ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿No son vuestros caminos los torcidos? Apartándose el justo de su justicia y cometiendo iniquidad, él morirá por ello; por la iniquidad que hizo, morirá. Pero apartándose el impío de su impiedad que hizo y actuando conforme al derecho y la justicia, hará vivir su alma. Porque miró y se apartó de todas sus transgresiones que había cometido, de cierto vivirá: no morirá. Si aún dice la casa de Israel: "No es recto el camino del Señor"; ¿no son rectos mis caminos, casa de Israel? ¡Ciertamente, vuestros caminos no son rectos!
Por tanto, casa de Israel, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, dice Jehová, el Señor. Convertíos y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque yo no quiero la muerte del que muere, dice Jehová, el Señor. ¡Convertíos, pues, y viviréis!" (Ez. 18:21-32).
Y las palabras de Jesús son una advertencia para nuestros días: "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mt. 6:33). Que el Señor de la vida plena nos ayude a practicar Su justicia en todo nuestro quehacer. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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