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 ¿ESTAMOS PREPARADOS PARA AFRONTAR EL FUTURO?

(Lucas 12:32-40)

Una pregunta que no solemos hacernos es si estamos preparados para afrontar el futuro, ni menos si estamos preparados para recibir al Señor cuando él venga otra vez. Muchas personas que han pasado el tiempo de su vida negando a Dios y viviendo la vida como han querido, al encontrarse al borde de la muerte y conocer al Señor Jesucristo como su Salvador, lamentan haber perdido el tiempo en vano. Otros pueden decir con toda seguridad que están preparados para recibir a su Señor.

En este pasaje bíblico Jesús inicia su discurso con una palabra de esperanza: no teman, el Reino es de ustedes. Los discípulos de Jesucristo tienen ya asegurada una herencia que no es material, es algo más que eso, se trata de una vida en plenitud aquí y ahora, que trasciende al más allá.

Jesús advierte a sus seguidores y también a nosotros acerca del futuro; éste no depende de cuánto tenemos o cuan poderosos somos para poder vivir. El futuro se construye aquí y ahora a partir de valores trascendentes. Para ello es necesario tener confianza en Dios, es decir, fe en su misericordia, así como la tuvo Abraham, Job y miles de testigos hasta hoy. Se nos advierte que no debemos aferrarnos a los bienes materiales los cuales son transitorios; éstos, más bien, deben servir para ayudar a los más necesitados y hacer realidad la misericordia de Dios, aquí en su Reino. Debemos hacer tesoros perdurables (la fe y el amor de Dios) que se conserven en nuestro corazón.

Sin embargo, muchas personas con respecto a su futuro, construyen éste en forma irresponsable. Actúan por actuar, no reflexionan lo que realizan. Piensan que es un asunto tan lejano, que depende de la suerte de cada uno. Sueñan con lograr un ideal, pero sin hacer ningún esfuerzo, creen que en la línea cósmica está la solución a sus problemas e inquietudes. Vemos comúnmente gente lamentarse de su presente, olvidando que éste es el resultado de las improvisaciones del ayer. Se perdió el tiempo, ahí están los resultados; no se previó el futuro, ahí están los resultados. Somos los que ayer decidimos ser.

Acerca de la vida cristiana y a su esperanza de la vida eterna, para muchos este tema no está en sus agendas. Se vive la vida como viene. El Señor Jesucristo nos advierte que es necesario estar preparados en todo momento, Abraham y Job lo estuvieron. Hay que estar vigilantes, atentos a lo que sucede a nuestro alrededor. Las cosas no se hacen solas. El futuro no se hace solo, se gesta aquí y ahora. El reino de Dios es una realidad presente y futura. La alegría, la plenitud de vida y la esperanza de un futuro feliz, comienza en este mundo y se proyecta al futuro. Como cristianos sabemos que el Señor ha prometido venir otra vez para hacer realidad su promesa: la vida eterna. Para llegar a ese momento es necesario tener fe, confianza en que Dios proveerá lo necesario para nuestras vidas, practicar sus mandamientos, comprender que los bienes materiales no nos aseguran la felicidad ni el futuro, sino aquellos valores que estén sustentados por la palabra de Dios.

Volvemos a la pregunta inicial: ¿Estamos preparados para afrontar el futuro?. Esta pregunta genera otras preguntas: ¿En qué está sustentada nuestra esperanza? ¿Cuál es nuestro afán en la vida? ¿Si el Señor viniese otra vez, estamos preparados? ¿Cuál es nuestro mayor tesoro en la vida? ¿Dónde está nuestro corazón? ¿Cómo está nuestra fe? ¿Vivimos una vida de acuerdo a los principios y valores cristianos?.

Cualquiera que se sea nuestra respuesta, ya estamos advertidos: "Bienaventurados los que cuando venga su Señor los encuentre velando...estad preparados, porque no sabéis cuando vendrá el Hijo del hombre".

Que el Señor nos encuentre preparados cada día haciendo su santa voluntad y vivamos la vida cristiana en plenitud, para esperar con confianza la venida del Señor, que es nuestro futuro glorioso. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

                                                               


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