Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

   

   

  LOS PLANES DE DIOS SON DE PAZ Y NO DE MALDAD

 

(Jeremías 29:11-13)

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.”

Cuando escuchamos este pasaje, a menudo lo aplicamos directamente a nuestra vida personal. Y es correcto hacerlo, pero no debemos olvidar que fue escrito a un pueblo en exilio. Jeremías envía esta carta a los desterrados en Babilonia, que estaban confundidos, dolidos y con la esperanza rota. Dios no les promete una salida inmediata, sino un plan más grande y profundo.

Así también, en nuestras crisis, Dios no siempre cambia las circunstancias de inmediato, pero sí nos asegura que su plan es bueno y perfecto, de paz y no de maldad.

I. Dios tiene un plan, aunque no lo entendamos (v. 11)

El pueblo esperaba un retorno rápido; Dios les dice que pasará tiempo (70 años en Babilonia). Dios dice: "Yo sé"… aunque nosotros no sepamos. “Pensamientos de paz”: la palabra hebrea es shalom, que significa bienestar integral, no solo ausencia de problemas.

A veces creemos que el dolor contradice el plan de Dios, pero a menudo es parte del camino hacia ese bienestar que Él prepara para nuestro bien final.

II. Dios nos llama a una respuesta activa (v. 12)

La promesa no es pasiva: “Me invocaréis… oraréis a mí…” El exilio no debía ser tiempo de resentimiento, sino de búsqueda intensa de Dios. Esta búsqueda de Dios no es un acto de una sola vez, sino un anhelo constante y sincero. La oración aquí es más que pedir; es un acercamiento confiado, sabiendo que Dios escucha.

Cuando no entendemos lo que pasa, lo peor es alejarnos. El plan de Dios se descubre de rodillas.

III. Dios se deja encontrar por un corazón sincero (v. 13)

La condición es clara: “de todo vuestro corazón”. Buscar a Dios a medias lleva a medias respuestas; buscarlo con todo el corazón abre puertas. Dios no está escondido para frustrarnos, sino para atraernos a una relación más profunda.

Dios no solo prometió un futuro, sino que lo cumplió al traer a su pueblo de vuelta a Jerusalén después de 70 años. Esto nos enseña que las promesas de Dios son fieles y que la espera, aunque difícil, no es en vano. Él nos invita a confiar en Él, sabiendo que Él es fiel para cumplir lo que ha prometido.

En resumen, podemos decir que este pasaje nos enseña a mirar más allá de nuestras circunstancias actuales, a confiar en el carácter de Dios y a buscarlo activamente. La promesa de Jeremías 29:11-13 no es una garantía de que la vida será fácil, sino una seguridad de que Dios está con nosotros y que sus planes para nosotros son de un futuro lleno de esperanza.

Tal vez, en estos momentos, nos sintamos estar en “Babilonia”, lejos de lo que soñamos, lejos de la familia, con dificultades, con enfermedades, con tristezas, pero Dios no ha olvidado su plan. Él nos invita a buscarlo, y promete que, cuando lo hagamos con todo nuestro corazón, lo encontraremos y su paz llenará nuestra vida de paz y de gozo. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


Copyright © 2025 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.