Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

   

   

  cada mañana, una nueva esperanza

 

(Lamentaciones 3:22-23)

“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.”

El libro de Lamentaciones fue escrito por el profeta Jeremías tras la caída de Jerusalén en el año 586 a.C. El pueblo había pecado, y el juicio de Dios vino en forma de destrucción y exilio. Sin embargo, en medio de esa oscuridad, este pasaje brilla como un rayo de esperanza. Este mensaje nos recuerda que incluso en medio del dolor más profundo, Dios permanece fiel. Estos versículos, a menudo citados y cantados, son un testimonio poderoso de la naturaleza inmutable de Dios. Nos recuerdan que, en nuestras horas más oscuras, la fidelidad y la misericordia de Dios permanecen.

En este tiempo del siglo veintiuno ¿alguna vez nos hemos sentido completamente abatidos? ¿Hemos experimentado momentos de profunda desesperación, donde todo parece derrumbarse a nuestro alrededor? La vida, con sus desafíos y pruebas, a menudo nos lleva a esos valles de sombra y desánimo. En esta oportunidad nos volvemos a un libro de la Biblia que encapsula precisamente ese sentimiento: el libro de Lamentaciones.

En nuestra reflexión, profundizaremos en estas dos afirmaciones poderosas:

I. La misericordia de Dios nos sostiene (v. 22)

La palabra hebrea para misericordia aquí es “jesed”, que implica amor fiel, compasión inagotable. La misericordia es la compasión de Dios hacia su creación, especialmente hacia aquellos que son débiles, sufrientes o que han pecado. Es el acto de no darnos lo que merecemos por nuestras faltas, sino de extendernos gracia y perdón.

A pesar del juicio, Jeremías reconoce que Dios no ha abandonado a su pueblo completamente. Si aún hay vida, hay esperanza.  Dios no da por terminado a quien se arrepiente. ¡Esa es la gran noticia!

Aun cuando nos sintamos débiles o indignos, Dios nos sostiene por su gracia, no por nuestros méritos. En nuestros propios tiempos de crisis, enfermedad, duelo o incertidumbre, la misericordia de Dios sigue siendo nuestro sostén y escudo diario.

II. Cada día es una nueva oportunidad (v. 23a)

¿Qué significa que las misericordias de Dios son "nuevas cada mañana"? Significa que cada día que Dios nos permite despertar, nos ofrece una nueva oportunidad, un nuevo comienzo. No vivimos de las misericordias de ayer, sino que cada amanecer trae consigo una provisión fresca de la gracia de Dios. Esto es un bálsamo para el alma cansada y desanimada. No importa cuán difícil fue el día anterior, o cuán grandes fueron nuestros errores o pecados, la mañana siguiente nos presenta la oportunidad de arrepentirnos, de volver a Él y de experimentar su compasión renovada. Es la esperanza de un nuevo comienzo, una pizarra limpia para cada día.

De ahí que, la misericordia de Dios no se agota. No es como un depósito limitado; es como un manantial que brota cada mañana. Cada amanecer nos dice: “Dios aún no ha terminado con cada uno de nosotros”.

Dios no está cansado de nosotros. Aunque ayer fallamos, hoy hay misericordia nueva. Es un llamado a vivir el presente con esperanza y renovación, confiando que Dios comienza cosas nuevas cada día.

III. La fidelidad de Dios nunca falla (v. 23b)

La palabra "fidelidad" significa ser digno de confianza, constante, leal, firme en el cumplimiento de las promesas. La fidelidad de Dios no depende de nuestras circunstancias, ni de nuestro desempeño, ni de nuestra fe perfecta. Es una característica intrínseca de su carácter.

Dios es fiel a cada promesa que ha hecho. Si ha prometido salvación a través de Cristo, la cumplirá. Si ha prometido sustentarnos, lo hará. Dios es fiel a su pacto con su pueblo. Aunque Israel rompió el pacto una y otra vez, Dios permaneció fiel a sus compromisos. De la misma manera, Él es fiel a su pacto de gracia con nosotros a través de Jesucristo. La fidelidad de Dios es un ancla inamovible en un mundo cambiante. Podemos confiar en que Él es quien dice ser, y que hará lo que dice que hará.

De ahí que, Jeremías no está describiendo un sentimiento, sino una verdad objetiva sobre el carácter de Dios. El pueblo ha sido infiel, pero Dios permanece fiel. Su fidelidad es grande, inmensa, inquebrantable.

En un mundo donde las promesas se rompen, los compromisos se abandonan y las lealtades son efímeras, la fidelidad de Dios es un refugio seguro. Cuando nos sentimos traicionados, desilusionados o solos, podemos aferrarnos a la certeza de que Dios nunca nos abandonará. Su fidelidad es la garantía de que su amor por nosotros es constante y su plan para nuestras vidas se cumplirá.

Podemos descansar en un Dios que no cambia, que no olvida, que no se retracta de sus promesas. Aun cuando las circunstancias cambian, Dios sigue siendo digno de confianza.

Como conclusión podemos decir que hay esperanza en medio del quebranto.  Lamentaciones nos enseña que: el dolor es real, pero no es el final. La misericordia de Dios es diaria y personal. Su fidelidad es el ancla de nuestra alma. Hoy, sin importar por lo que estemos pasando, podamos decir como Jeremías: "Grande es su fidelidad"

Señor, gracias porque tus misericordias son nuevas cada mañana. Gracias porque no dependemos de nuestras fuerzas, sino de tu amor fiel. Renueva hoy nuestro corazón, fortalece nuestra fe y ayúdanos a confiar en tu fidelidad inmutable. En el nombre de Jesús, Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


Copyright © 2025 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.