Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

   

   

  acerca del REINO DE DIOS

 

(Romanos 14:17)

Para empezar esta reflexión sería bueno preguntarnos: ¿Alguna vez nos hemos detenido a pensar qué es lo que realmente define el Reino de Dios? En un mundo lleno de opiniones diversas, prioridades cambiantes y a menudo superficiales, la Iglesia, e incluso nuestras propias vidas cristianas, pueden caer en la trampa de enfocarse en cosas que, si bien pueden tener su lugar, no son el corazón de lo que Dios ha establecido.

El apóstol Pablo, en su carta a los Romanos, se enfrenta a una situación similar. Había divisiones en la iglesia de Roma sobre asuntos secundarios: la dieta, la observancia de ciertos días. Eran cosas que, aunque podían ser importantes para la conciencia individual, estaban nublando la visión de lo que verdaderamente importaba en el Reino de Dios. Y en Romanos 14:17, Pablo nos da una declaración profunda y liberadora que redefine nuestras prioridades. Nos recuerda algo fundamental: el Reino de Dios no se trata de lo externo, sino de lo interno, de lo eterno, de lo espiritual.

El Reino de Dios, nos dice, "no es cuestión de comidas o bebidas, sino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo." Este versículo es un faro de luz que nos guía de regreso a las verdades esenciales de nuestra fe. En esta oportunidad exploraremos estas tres características fundamentales del Reino de Dios y cómo debemos vivirlas en nuestras vidas, hoy en día.

I. El Reino de Dios No Es Cuestión de Cosas Externas

Pablo comienza con una negación: "Porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas..." En el contexto de Romanos, esto se refería a las discusiones sobre si se debía comer carne sacrificada a ídolos o si se debían guardar ciertos días festivos. Estas eran cuestiones de conciencia individual, prácticas externas que, aunque significativas para algunos, no eran la esencia del Reino.

Pablo no está despreciando las costumbres o las convicciones personales. Está diciendo que no son el centro de la vida cristiana. No es lo que comemos o no comemos lo que nos hace parte del Reino. Tampoco son nuestras tradiciones externas las que nos definen como ciudadanos del cielo.

Pero extendamos esto a nuestro propio contexto. ¿En qué podemos estar enfocándonos hoy que nos distrae de lo esencial?

Pablo no está diciendo que estas cosas no importan en absoluto, sino que no son lo que define el Reino. El Reino de Dios es mucho más profundo, más espiritual, y más transformador que cualquier práctica externa. Nos llama a ir más allá de lo superficial.

Jesús dijo: “No lo que entra en la boca contamina al hombre, sino lo que sale de la boca” (Mateo 15:11). Así que no pongamos nuestro enfoque en cosas pasajeras o secundarias.

II. El Reino de Dios Es Justicia

Aquí hablamos de la justicia de Dios: No una justicia legalista, sino una vida recta delante de Dios y de los demás. Significa vivir haciendo lo correcto, en integridad, reflejando el carácter de Cristo.

La primera característica que Pablo menciona es "justicia". ¿Qué significa esto en el contexto del Reino de Dios?

Justicia Imputada (Posicional): Primero, es la justicia de Cristo que nos es imputada por la fe. Por nosotros mismos, somos pecadores, incapaces de cumplir la ley de Dios. Pero a través de Jesucristo, somos declarados justos delante de Dios. Esta es la base de nuestra entrada al Reino. Romanos 3:22 dice: "Esta justicia de Dios es por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen."

Justicia Práctica (Vivencial): Pero no se detiene ahí. La justicia en el Reino de Dios también es una justicia que se vive. Es buscar lo correcto, lo equitativo, lo que agrada a Dios en nuestras interacciones diarias. Es vivir de una manera que honre a Dios y a nuestros prójimos. En nuestras relaciones: Ser justos significa no defraudar, no engañar, tratar a los demás con honestidad e integridad. En nuestras palabras: Significa hablar con la verdad y edificación, sin calumnia ni chismes. En nuestras acciones: Significa defender al oprimido, luchar por la equidad, y reflejar el carácter de Dios en un mundo injusto.

La justicia es el fundamento sobre el cual se construye el Reino. No podemos tener verdadera paz o gozo sin la base de una relación correcta con Dios y con los demás. Cuando ayudamos al necesitado, cuando perdonamos, cuando actuamos con honestidad, ahí está la justicia del Reino.

III. El Reino de Dios Es Paz

Esta paz no es la ausencia de conflictos, sino la presencia de Dios en medio de ellos. Es la paz con Dios que tenemos por medio de Cristo (Romanos 5:1). Es también la paz entre hermanos, cuando dejamos de juzgarnos y nos aceptamos en amor.

Esta paz es multifacética y esencial para la vida en el Reino.

La paz es la atmósfera en la que florece el Reino de Dios. Donde hay justicia, hay el potencial para la verdadera paz. ¿Estamos promoviendo paz o división en nuestra iglesia, familia, comunidad?

IV. El Reino de Dios Es Gozo en el Espíritu Santo

Este gozo no depende de las circunstancias. Es fruto del Espíritu (Gálatas 5:22). Viene cuando sabemos que somos amados, salvados y sostenidos por Dios.

Pablo hace mención del "gozo en el Espíritu Santo". Esta es la expresión exuberante de la vida en el Reino.

El gozo es la manifestación jubilosa del Reino. Es la celebración de la justicia y la paz que hemos encontrado en Cristo. El mundo ofrece placer pasajero, pero el gozo del Señor es nuestra fuerza (Nehemías 8:10).

Como conclusión, bien podríamos decir que Romanos 14:17 nos llama a una reevaluación de nuestras prioridades. ¿Estamos enfocando nuestra energía, nuestro tiempo y nuestra atención en los aspectos externos y periféricos de la fe, o estamos buscando lo que verdaderamente define el Reino de Dios?

El Reino de Dios no es un conjunto de reglas vacías, ni una lista de prohibiciones, ni una discusión interminable sobre asuntos secundarios. Es una realidad espiritual y poderosa que se manifiesta en:

Si vivimos estas verdades, no solo experimentaremos la plenitud del Reino de Dios en nuestras propias vidas, sino que también seremos instrumentos a través de los cuales el Reino de Dios se extenderá a otros. Que cada uno de nosotros examine su corazón hoy y se pregunte: ¿Estoy viviendo verdaderamente en el Reino de Dios, o me estoy distrayendo con las "comidas y bebidas" de este mundo?

No nos enredemos en discusiones sin fruto. Vivamos en justicia, promovamos la paz y experimentemos el gozo del Espíritu. Eso es vivir en el Reino de Dios aquí y ahora. Que nuestras vidas reflejen ese Reino que no se trata de reglas externas, sino de una relación viva con Dios.

Que el Señor nos ayude a buscar primero Su Reino y Su justicia, y que Su justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo sean nuestra realidad cada día. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


Copyright © 2025 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.