
AMAR A DIOS CON TODO NUESTRO SER Y DARLO A CONOCER A OTROS
(Deuteronomio 6:4-9)
Este pasaje es uno los más importantes en toda la Escritura. Es conocido como el Shemá que significa "escucha" en hebreo, y es una declaración central de fe para el pueblo de Israel, y también para nosotros hoy. En estos versículos, Moisés llama al pueblo a una devoción singular a Dios y a una transmisión diligente de esa fe a las futuras generaciones. Esto es clave en la fe del pueblo de Israel y también con gran relevancia para nosotros hoy.
"Oye, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo y llévalas en tu frente como una diadema. Escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades."
El tema central de este pasaje bíblico es: la fe debe comenzar en el corazón y transmitirse con fidelidad en el hogar y en la vida diaria.
Reflexionemos este pasaje bíblico de la siguiente manera:
I. El Mandato Central: Un Solo Dios, Una Devoción Singular (v. 4-5)
El pasaje comienza con una declaración poderosa: "Oye, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor." En un mundo lleno de múltiples deidades y cultos, esta era una verdad radical. No había espacio para la adoración de otros dioses o para la devoción dividida. Israel debía entender que su Dios era único, supremo y digno de toda su adoración.
Y a partir de esta verdad fundamental, Moisés da el gran mandamiento: "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas." Jesús consideró este mandamiento como el primero y más importante de todos (Mateo 22:37). Esto no es un amor superficial o parcial. Implica una devoción total, que abarca cada aspecto de nuestro ser:
Este amor no es un sentimiento pasajero; es una elección, un compromiso diario. Es reconocer la soberanía de Dios en todo y someter nuestra vida a Él. ¿Cómo estamos amando a Dios hoy? ¿Estamos dividiendo nuestra lealtad entre Dios y otras cosas, como el dinero, el éxito, el entretenimiento o incluso nuestras propias ambiciones? Este versículo nos llama a reevaluar nuestras prioridades y a colocar a Dios en el centro absoluto de nuestro universo.
II. La Incorporación Personal: Grabar la Palabra en el Corazón (v. 6)
El versículo 6 nos dice: "Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando." No es suficiente escuchar la Palabra de Dios; debemos internalizarla. La palabra "grabar" o "poner en el corazón" sugiere que estas verdades deben arraigarse profundamente dentro de nosotros. La Palabra de Dios debe estar primero en nuestro corazón, no solo en la mente. No deben ser ideas pasajeras, sino principios fundamentales que moldeen nuestra forma de pensar, sentir y actuar.
Ahora bien, ¿Cómo grabamos la Palabra de Dios en nuestros corazones?
La Palabra de Dios no es solo información; es vida. Es la guía para una vida que honra a Dios y que experimenta Su plenitud.
III. La Transmisión Diligente: Incúlcaselas a Tus Hijos (v. 7-9)
Aquí es donde el Shemá se vuelve sumamente práctico y desafiante para nosotros como padres, abuelos, tíos, tutores y como iglesia. Moisés enfatiza la necesidad de una enseñanza constante y multifacética: "Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo y llévalas en tu frente como una diadema. Escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades."
Este es un llamado a una educación de la fe que es:
Este mandato nos desafía como padres. ¿Estamos tomando en serio nuestra responsabilidad de discipular a nuestros hijos en la fe? ¿Estamos creando un ambiente en el hogar donde la Palabra de Dios es valorada y discutida? ¿Estamos modelando un amor genuino por Dios en nuestras propias vidas?
La iglesia también tiene un papel vital en esto, pero la responsabilidad principal recae en los padres, que es formar discípulos en el hogar. Debemos ser intencionales en la forma en que transmitimos nuestra fe a la próxima generación, no solo con palabras, sino con nuestras vidas, con nuestros testimonios.
A manera de conclusión podemos decir que Deuteronomio 6:4-9 nos presenta un llamado a una fe radical y transformadora. Nos llama a amar a Dios con todo nuestro ser y a incrustar Su Palabra en lo más profundo de nuestro corazón. Y a partir de ese amor y esa verdad interior, somos llamados a una transmisión diligente y constante de la fe a nuestros hijos y a la próxima generación.
Oremos al Señor para que podamos enseñar Su Palabra con esta diligencia, y podamos ver una generación que se levanta, que conoce a Dios, que le ama y que le sirve. Que el Shemá no sea solo un pasaje antiguo, sino una realidad viva en nuestras vidas hoy en día, en nuestros hogares y en nuestra iglesia. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
Copyright © 2025 Rev. Lic. Jorge Bravo-Caballero. Todos los derechos reservados.