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  DIOS SOBRE EL CÍRCULO DE LA TIERRA Y SU GRANDEZA

 

(Isaías 40:22)

 "Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, y los despliega como tienda para morar."

En esta oportunidad nos sumergiremos en un pasaje de las Escrituras que es, a la vez, poético, teológico y profundamente revelador. Isaías 40:22 nos presenta una imagen majestuosa de Dios y su relación con la creación y la humanidad. En un mundo donde a menudo nos sentimos abrumados por los problemas cotidianos, o quizás nos enorgullecemos por nuestros propios logros científicos, tecnológicos y culturales, Isaías nos invita a levantar nuestros ojos y contemplar la obra infinita de nuestro Dios.

Para entender plenamente la riqueza de Isaías 40:22, es crucial recordar el contexto en el que fue escrito. El profeta Isaías vivió en un tiempo de gran incertidumbre para el pueblo de Israel. Habían experimentado la amenaza de imperios poderosos, la infidelidad a Dios y la anticipación de un exilio inminente. El capítulo 40, en particular, marca un giro en el libro de Isaías, pasando de las profecías de juicio a un mensaje de consuelo, esperanza y la promesa de restauración.

En este capítulo, Isaías busca infundir confianza en un pueblo desanimado y escéptico. Les recuerda la grandeza incomparable de Dios, contrastándola con la debilidad de los ídolos y la insignificancia de las naciones. Es en este marco de consuelo y reafirmación de la soberanía divina donde encontramos nuestro versículo.

1. "Él está sentado sobre el círculo de la tierra..."

Esta primera parte del versículo es fascinante por varias razones. Históricamente, en la época de Isaías, la concepción predominante del mundo no era la de una esfera. Las culturas antiguas solían imaginar la tierra como un disco plano o una planicie. Sin embargo, Isaías, inspirado por Dios, utiliza la palabra hebrea chug, que se traduce como "círculo" o "esfera". Algunos comentaristas incluso sugieren que esta palabra tiene implicaciones de una forma redonda o esférica.

Personalmente creo que Cristóbal Colón, quien era un asiduo lector de las Escrituras, se encontró con este pasaje bíblico de Isaías 40:22 y tomó conciencia de que la tierra era redonda y no plana, Con esa convicción sostuvo su teoría de que la tierra era redonda, Él no estaba descubriendo nada nuevo, estaba poniendo la Escritura como sustento de su teoría. Sabía que no se podía equivocar, que la Escritura le daba pie para arriesgarse a sostener su posición científica. Esta situación da lugar a sostener que lo que está escrito en las Escritura es divino y verdadero.

Más allá de la precisión científica, que Isaías no pretendía ser un tratado de astronomía, usa un lenguaje poético, cuyo punto central es la soberanía y trascendencia de Dios. Él no está confinado a nuestra tierra, ni limitado por nuestras fronteras, ni siquiera por nuestras concepciones. Él está "sentado sobre" ella, indicando su dominio absoluto. Desde su perspectiva divina, la tierra es como un pequeño punto, y Él la observa y gobierna. Esta imagen nos recuerda que, a pesar de las apariencias, Dios tiene todo bajo control. Nada escapa a su gobierno. No hay caos para Dios, aunque nosotros veamos confusión.

¿Cuántas veces nos sentimos abrumados por las circunstancias? ¿Por las noticias, por los problemas personales, por la inestabilidad global? Este versículo nos invita a recordar que, por encima de todo, hay un Dios que no solo observa, sino que también reina. Él no está sorprendido por los eventos mundiales; Él está sobre ellos. “Jehová estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos.” (Salmo 103:19)

2. "...cuyos moradores son como langostas..."

Esta es una imagen poderosa y humilde para la humanidad. Las langostas, en la cosmovisión bíblica, a menudo representan lo innumerable, lo pequeño y, a veces, lo devastador. Aquí, Isaías las usa para ilustrar la insignificancia del ser humano en comparación con la inmensidad de Dios.

No es una descripción despectiva de la humanidad, sino una forma de poner nuestra existencia en la debida perspectiva frente al Creador. Somos numerosos, sí, llenamos la tierra, pero desde la altura de la perspectiva divina, somos tan pequeños como las langostas que pululan en el suelo. Esto debería inspirarnos humildad. Nuestras preocupaciones, nuestros egos, nuestras batallas por el poder, a menudo parecen tan grandes en nuestra propia mente, pero a los ojos de Dios, son diminutas. "¿Qué el hombre, para que tengas de él memoria?" (Salmos 8:4)

Esta verdad debe liberarnos de la ansiedad de tener que controlarlo todo y de la vanidad de pensar que somos el centro del universo. Nos invita a confiar en Aquel que es infinitamente más grande y sabio. También nos llama a la humildad en nuestras relaciones con los demás, reconociendo que todos somos igualmente pequeños ante Dios.

3. "...él extiende los cielos como una cortina, y los despliega como tienda para morar."

Aquí la atención se dirige a la grandeza de Dios como Creador. La imagen de extender los cielos como una "cortina" y desplegarlos como una "tienda" es una metáfora vívida que subraya la facilidad con la que Dios llevó a cabo la creación. No fue un esfuerzo para Él. Con una simple palabra, con un gesto, Él puso en orden el vasto universo.

La "cortina" y la "tienda" sugieren un espacio habitable, ordenado y hermoso. Dios no solo creó el universo, sino que lo hizo con un propósito y con un diseño intrincado. Él es el Arquitecto supremo, el Diseñador original. Esto también muestra la cercanía de Dios: Él no es un Dios lejano, sino uno que habita con su pueblo. Así como una tienda da refugio en el desierto, Dios nos ofrece su presencia como refugio y descanso. “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.” (Salmo 91:1

Esta parte del versículo debería inspirar en nosotros un profundo asombro y adoración. ¿Cómo podemos no maravillarnos ante un Dios capaz de hacer esto? Si Él pudo crear los cielos y la tierra con tal magnificencia, ¿no es Él capaz de lidiar con nuestras pequeñas dificultades? Esta verdad nos anima a confiar en Su poder y Su providencia en cada aspecto de nuestras vidas.

De ahí que, en un mundo que a menudo nos empuja a la desesperación, la ansiedad y la autosuficiencia, Isaías 40:22 es un ancla. Para el desesperado: Si nos sentimos pequeños y abrumados por los problemas, recordemos que hay un Dios inmensamente más grande que nuestros problemas. Él está sobre el círculo de la tierra, y nos ve. Para el arrogante: Si nos sentimos autosuficientes y pensamos que lo tenemos todo bajo control, este versículo nos llama a la humildad. Somos como una langosta ante el Creador. Para el que busca sentido: Si nos preguntamos sobre el propósito de la vida y la existencia, miremos al Creador. Él tiene un plan para nosotros, y ese plan es parte de una obra maestra mucho más grande.

Finalmente, Isaías 40:22 es una verdad eterna que trasciende el tiempo y la cultura. Nos recuerda que nuestro Dios es infinitamente grande, inmensamente poderoso y absolutamente soberano. Él está sentado sobre el círculo de la tierra, los moradores somos como langostas, y Él extiende los cielos con facilidad.

Que esta verdad nos impulse a: Reconocer nuestra posición ante Dios. Descansar en Su poder y providencia. Alabarle por Su grandeza incomparable.

Que nuestras vidas reflejen la conciencia de la majestuosidad de nuestro Dios, y que vivamos con la certeza de que, aunque seamos pequeños, estamos en las manos del Creador del universo. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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