
LIBRES PARA TESTIFICAR Y SERVIR
(Lucas 8:27-39)
Este es un relato de Jesús sanando al endemoniado gadareno. Este pasaje es poderoso y lleno de enseñanzas profundas sobre el poder de Cristo, la liberación espiritual y la misión.
En este pasaje, Jesús cruza el lago y se encuentra con un hombre poseído por muchos demonios. Era una persona marginada, rota, y temida por la sociedad. Nadie podía controlarlo, ni cadenas ni esfuerzo humano podían ayudarlo. Vivía en los sepulcros, desnudo y atormentado por una legión de demonios. Nadie podía controlarlo; cadenas y grilletes no lo ataban. Era una imagen de total desolación y esclavitud, un reflejo de cómo el pecado y las fuerzas espirituales malignas pueden destruir una vida. A los ojos del mundo, era un caso perdido.
Pero cuando Jesús llega, todo cambia. Jesús no evita al hombre; lo busca. Esto nos recuerda que no importa cuán profundo alguien haya caído, el poder de Cristo puede restaurar. Jesús no ve lo que la gente ve; ve lo que puede hacer en nosotros si lo dejamos actuar.
Cuando Jesús se acercó, los demonios dentro del hombre clamaron, reconociendo a Jesús como el "Hijo del Dios Altísimo" y rogándole que no los atormentara. La conversación entre Jesús y los demonios es fascinante: Jesús preguntó por su nombre, y respondieron "Legión", indicando la gran cantidad de demonios que lo afligían.
Los demonios reconocen a Jesús como el Hijo del Altísimo. Aunque eran muchos ("Legión"), no tenían poder frente a Él. Jesús tiene autoridad absoluta sobre el mal.
La petición de los demonios de ser enviados a una piara de cerdos es un detalle clave. Jesús les concedió su deseo, y los cerdos, poseídos por los demonios, se precipitaron por el despeñadero y se ahogaron en el lago. Esto no solo demostró el poder de Jesús sobre las fuerzas espirituales, sino que también sirvió para liberar al hombre de la opresión demoníaca de una vez por todas. El poder de Jesús vence cualquier fuerza del mal, Donde Jesús llega, el caos, retrocede, el caos huye, y la libertad se impone.
Después de ser liberado, el hombre está "sentado a los pies de Jesús, vestido y en su juicio cabal". El cambio es visible, completo y espiritual. El encuentro con Jesús no solo libera, sino que también restaura la dignidad, la mente, y el alma.
La gente del lugar, al ver al hombre completamente restaurado, vestido y en su sano juicio, y ver el poder de Jesús, se llena de temor y le ruegan que se vaya. No todos están listos para recibir el Reino. Algunos prefieren su "normalidad" antes que el cambio que Jesús trae.
Lo más impactante de esta historia es el final. El hombre, ahora liberado y lleno de gratitud, le rogó a Jesús que lo dejara ir con Él. Sin embargo, Jesús tenía un plan diferente para él. Le dijo: "Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo". Y el hombre obedeció, yendo por toda la ciudad y proclamando lo que Jesús había hecho por él. Y el hombre se convierte en el primer misionero en la región. Este es un hecho muy importante. Jesús no solo nos libera, también nos envía. El testimonio de una vida cambiada es una herramienta poderosa en manos de Dios.
Este pasaje nos enseña varias verdades importantes:
Finalmente, ¿Qué nos enseña esta historia para nuestra vida hoy? Al igual que el hombre gadareno, todos hemos estado en alguna forma de esclavitud, ya sea por el pecado, la culpa, el miedo o cualquier otra atadura. Jesús viene a liberarnos y a darnos una vida plena. Cuando experimentamos Su poder transformador, se nos llama a compartir nuestra historia y a proclamar las grandes cosas que Dios ha hecho por nosotros.
Algunas preguntas para nuestra reflexión: ¿Hay áreas de nuestra vida donde necesitamos liberación? ¿Estamos dispuesto a permitir que Jesús transforme nuestro corazón por completo? ¿Estamos compartiendo con otros las "grandes cosas" que Dios ha hecho con nosotros?
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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