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  peregrinos en perspectiva HACIA lo eterno

(Hebreos 11:13-16; 37-40)

El capítulo once del libro de Hebreos es conocido como “la galería de los héroes de la fe”. Aquí el autor nos recuerda que la fe verdadera no siempre ve el cumplimiento de las promesas en esta vida, pero sigue adelante con esperanza, en perspectiva hacia lo eterno. Este mensaje es profundamente relevante para una iglesia que hoy en día enfrenta pruebas, desánimo o persecución. Reflexionaremos estos textos bíblicos de la siguiente manera:

I. La fe mira más allá de lo visible (vv.13–14)

  • “Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido...”

  • Vivieron como extranjeros y peregrinos en la tierra.

  • Aunque no recibieron las promesas, pero las miraron de lejos y creyéndolas.

  • La fe no se basa en lo que se ve o se experimenta, sino en la confianza en el carácter fiel de Dios.

Hoy también caminamos por fe, no por vista. A veces no obtenemos respuestas inmediatas, pero seguimos creyendo.

II. La fe anhela un país mejor, el celestial (vv.15–16)

  • “Anhelaban una patria mejor, esto es, celestial...”

  • No se conformaron con este mundo ni volvieron atrás.

  • Dios no se avergüenza de llamarse su Dios porque vivieron con esperanza en su Reino eterno.

Como iglesia, estamos llamados a no aferrarnos a lo terrenal, sino a vivir con la esperanza del Reino de Dios. Esta esperanza da sentido al sufrimiento y al sacrificio.

III. La fe persevera incluso en el sufrimiento (vv.37–38)

  • “Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba…” Se negaron a negar a Dios, se aferraron a sus convicciones.

  • El mundo no era digno de ellos, aunque el mundo los rechazó.

  • Su sufrimiento fue un testimonio de su fidelidad y de la grandeza de su esperanza

En tiempos de persecución, rechazo o pérdida, nuestra fe es puesta a prueba. Pero no estamos solos; somos parte de una nube de testigos que también sufrió por la causa de Cristo.

IV. La fe espera lo mejor que Dios ha prometido (vv.39–40)

  • “Todos estos… no recibieron lo prometido, proveyendo Dios algo mejor para nosotros…”

  • Dios tenía un plan mayor que incluía a toda su Iglesia.

  • Las promesas se cumplen plenamente en Cristo y en la comunión de todos los redimidos.

Vivimos entre el “ya” y el “todavía no”. Cristo ha venido, y volverá. Nuestra esperanza se cumplirá cuando estemos todos juntos en Su presencia.

Como conclusión podemos decir que la fe no se mide por el éxito terrenal, sino por la fidelidad a Dios hasta el fin. Como aquellos que nos precedieron, también nosotros somos peregrinos, caminando por fe hacia una patria celestial.

Cabe preguntarnos hoy: ¿Estamos viviendo como ciudadanos del Reino? ¿Estamos dispuestos a perseverar, aunque no veamos ahora todas las promesas cumplidas? Que nuestra fe sea firme, nuestra esperanza viva y nuestro corazón fijo en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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