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SOMOS HEREDEROS DE UNA FE MILENARIA

 

(Éxodo 14:13-31; Marcos 4:35-41)

 

Después de muchos años estamos celebrando nuestro aniversario en el mes de enero, mes en que fue establecida nuestra iglesia. Esto ha sido posible establecerlo, gracias a nuestro archivo histórico, el cual ha sido revisado minuciosamente.

 

Siempre en momentos difíciles, una comunidad recurre a su legado histórico para encontrar en él una luz que ilumine el presente y el futuro. El pueblo de Dios, Israel, tenía como práctica remontarse al pasado para recordar los hechos salvíficos del Señor.

 

Hacer un recuento histórico de los 106 años de existencia y testimonio de esta iglesia, es difícil y tal vez sea tedioso hacerlo. Sin embargo, he considerado pertinente detener el tiempo de hace 100 años, es decir, remontarnos al año 1895. Muchos se preguntarán por qué esa fecha y qué tanta importancia tendría para nosotros hoy?. Bien, ese año fue para nuestra patria y para nuestra iglesia, un año turbulento. Dos hechos marcan este hito histórico:

 

a)          Por el lado de nuestra historia nacional, se produjo la Revolución Civil, originada por la Coalición Nacional, cuyo jefe fue Don Nicolás de Piérola. Esta revolución triunfó y Piérola ingresó a la ciudad de Lima el 17 de marzo. La lucha entre fuerzas coalicionistas y el ejército de Cáceres fue sangrienta. Se disparaba desde el Palacio de Gobierno, desde las torres de las iglesias de Lima, las torres de la Catedral, y los techos de las casas. Al amanecer del día 19, más de 1,000  cadáveres yacían en las calles limeñas y cerca de 2,000 en los hospitales. Este fue el costo del triunfo de la Revolución. Había triunfado la civilidad.

 

b)          En medio de este contexto revolucionario y sangriento, también nuestra iglesia sufría los efectos de la violencia. En el mes de marzo, el pastor Zoilo Irigoyen informaba a la Conferencia de la Iglesia, que un sacerdote había iniciado las hostilidades contra la iglesia, publicando artículos en contra, en el periódico “El Obrero”.

 

Por otro lado, la Sra. Ellen Word advertía que la asistencia en las nuevas Escuelas Dominicales había disminuido debido a las enfermedades, la guerra civil y la nueva hostilidad contra la iglesia. La más tenaz que se haya conocido en estos recientes tiempos.

 

La asistencia a los cultos, señalaba el pastor, había disminuido por causa de la revolución.

 

En noviembre, el pastor Adolfo Vásquez en su informe a la Conferencia de la Iglesia destaca la agitación religiosa en que se vive por parte de los clérigos de la iglesia Católica, hasta el punto de presagiar una guerra religiosa. Todo esto, debido a que el Congreso de la República había dado leyes que iban en contra del dominio del catolicismo.

 

Ante esta situación, el pastor Vásquez señala que la nueva generación que se levanta está a la vanguardia del ejército de la libertad y que con dignidad y energía se han propuesto cumplir con el deber de libertar al Perú de todo lo que es tiranía y despotismo. También manifiesta: “No dudo pues que las oraciones que se han elevado al trono de la gracia para su oportuno socorro han sido oídas y el Omnipotente que todo lo gobierna ha preparado y preparará el terreno para que la semilla de su Palabra sea sembrada en el Perú y las generaciones venideras cosechen sus frutos”.

 

En el mes de diciembre del mismo año, el pastor Vásquez destaca el sacrificio de la hermana Carolina C. Rossignol al prestar su hogar para la propagación del Evangelio y que ha sido amenazada de ser allanada su casa por los vecinos del barrio.

 

Meses después, en medio de las hostilidades de la iglesia Católica, el pastor Vásquez exclamaría: "Y nuestra animación crece pues por nuestro ejemplo, las masas populares se despiertan y se levantan para sacudirse del yugo que les oprime".

 

Este recuento de nuestra historia nos muestra que gracias a la convicción de nuestros hermanos y hermanas compatriotas, nuestra Patria puede seguir soñando por un futuro mejor. Asimismo, la fe nuestros antepasados ha hecho posible que nuestra iglesia pueda hoy celebrar un aniversario más.

 

Pero, ¿de dónde viene esta fuerza de vencer las dificultades y tiempos tormentosos? En la Biblia encontramos una afirmación, que teniendo fe en Dios, nuestro Señor Todopoderoso, podemos tener confianza y seguridad. Que Él siempre estará a nuestro lado y no nos decampará (Isaías 41:10-13).

 

Un ejemplo, que es el paradigma de nuestra fe en el Señor, lo constituye el cruce del Mar Rojo por parte del pueblo de Dios, liderado por Moisés. Todos conocemos la historia y sólo quiero resaltar la convicción y la fe de Moisés en Dios y el animar a su pueblo en confiar en Él. "No temaís; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros..." son las palabras del caudillo del Señor. ¿Qué tenía Moisés como alternativa para salir airoso de esta difícil prueba? Hacia sus espaldas tenía a Faraón con su gran ejército, compuesto por una gran caballería y poderosos carros. Al frente, un inmenso mar profundo. Esa era la situación de Moisés. ¿Como pues, Moisés se atrevía a decir que el Señor los salvaría? Bien sabemos que la respuesta a la fe de Moisés llegó con mano milagrosa y poderosa. Dios dio una salida a esta encrucijada: abrió el mar, hizo que sus aguas hicieran un camino, un derrotero para que su pueblo avanzara y esté a salvo del enemigo.

 

Hoy en día, muchas veces nosotros mismos nos encontramos en situaciones en que humanamente no hay ninguna salida. No sabemos que hacer, nos desesperamos tanto, hasta que dudamos de sus promesas. Pero el Señor nos sigue probando hasta donde es el límite de nuestra fe. Lamentablemente, en esas circunstancias nuestra actitud es la misma que la de los discípulos de Jesús, que en medio de la gran tempestad tenemos miedo y dudamos. No somos capaces de confiar en el Señor. En este momento el Señor nos diría, reprendiéndonos: ¿Por qué estáis así con miedo? ¿Dónde está vuestra fe?. Vale la pena recordar que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Por esta fe alcanzaron buen testimonio y fueron aprobados nuestros antepasados. Desde Abel hasta lo que aún hoy mantienen firme su fe y su esperanza en el Dios Todopoderoso, Señor de la vida, de la historia y de su Iglesia. ¡Toda una generación de varones, mujeres, jóvenes y niños, al servicio del Señor (Hebreos 11).

 

Esta es la fe que venimos proclamando hace 106 años como Iglesia Metodista en el Callao, aunque bien sabemos, son muchos años más. esta es nuestra convicción la que debe seguir predominando y mantenerse en el futuro, porque somos herederos de una fe milenaria. El desafío de hoy es permanecer firmes en esta fe y no tengamos miedo ante cualquier adversidad o tempestad, confiad siempre en nuestro Señor Jesucristo. Sigamos forjando esta fe en nuestros niños y niñas, en nuestros jóvenes. ¡Mirad con cuánta alegría vienen a la casa del Señor, a nutrirse de la palabra de Dios! No os defraudemos, sigamos caminando en los caminos del señor y no nos cansemos en enseñar su Palabra en todo tiempo y lugar.

 

Finalmente, escuchemos atentamente las palabras del apóstol Juan. "Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró ama también al que ha sido engendrado por él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos, pues este es el amor a Dios: que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos, porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" (1 Juan 5:1-5).

 

Que el Señor Jesús nos bendiga en la tarea y nos encuentra trabajando en ella. Amén.

 

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

     


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