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  PARA SERVIR AL SEÑOR NO HAY EDAD

(Salmo 92:12-14)

En esta oportunidad el salmista nos dice: "El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes." Vivimos en un mundo que valora mucho la juventud, pero la Palabra de Dios nos muestra que el servicio al Señor no tiene límite de edad. A lo largo de la Biblia, vemos cómo Dios usa a personas de todas las edades para cumplir su propósito. Algunos comienzan a servirle desde embrión como Jeremías, o siendo jóvenes, como Samuel o David, mientras que otros, como Moisés, Caleb y Ana la profetisa, fueron llamados a una edad avanzada.

Hoy reflexionaremos sobre tres principios que nos enseñan que nunca somos demasiado bebés o jóvenes ni demasiado viejos para servir al Señor.

I. Dios Llama a Servir en Todas las Etapas de la Vida

Moisés tenía 80 años cuando Dios lo llamó para liberar a Israel (Éxodo 7:7). Abraham tenía 75 años cuando recibió la promesa (Génesis 12:4). Caleb, a los 85 años, declaró con fe que aún tenía fuerzas para conquistar la tierra prometida (Josué 14:10-12).

Por otro lado, Dios también usa a los jóvenes: Jeremías pensó que era demasiado joven para hablar en su nombre, pero Dios le dijo: "No digas: soy un niño, porque a todo lo que te envíe irás" (Jeremías 1:7). Y le recordó también: "Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones" (Jeremías 1:5)

Por lo tanto, no importa la edad, Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros.

II. La Edad No Limita el Fruto Espiritual

El Salmo 92:14 nos dice que aun en la vejez podemos dar fruto. En la vida cristiana, la edad no es sinónimo de inactividad, sino de madurez, sabiduría y testimonio.

Un ejemplo es Ana la profetisa, quien tenía 84 años y pasaba sus días en el templo sirviendo con oración y ayuno (Lucas 2:36-37). También el apóstol Juan, en su vejez, escribió el libro de Apocalipsis mientras estaba exiliado en Patmos.

Esto nos demuestra que la experiencia acumulada a lo largo de los años es un tesoro que Dios puede usar para bendecir a otros.

III. Hay Muchas Maneras de Servir al Señor

Tal vez en la juventud tengamos más fuerzas físicas, pero en la madurez tenemos sabiduría, paciencia y discernimiento. El servicio a Dios no siempre requiere fuerza física, sino un corazón dispuesto. Algunas maneras de servir en cualquier etapa de la vida incluyen:

Así que, siempre hay una manera de contribuir al Reino de Dios.

A manera de conclusión podemos afirmar que Dios no jubila a sus siervos. Mientras tengamos vida, tenemos un propósito. Como dice Isaías 46:4: "Hasta vuestra vejez yo seré el mismo, y hasta las canas os soportaré. Yo lo he hecho, y yo os llevaré; yo os soportaré y os guardaré." Ejemplos tenemos: John Wesley nos dio ejemplo, sirvió al Señor hasta su muerte (88 años). No tuvo jubilación, descanso, licencias, ni vacaciones. Su madre Susana, sirvió al Señor hasta su muerte (73 años). Su padre sirvió al Señor hasta su muerte (71 años). Y así hay muchos otros siervos que han servido al Señor en edad avanzada, sin descanso alguno.

De esta reflexión podemos obtener las siguientes enseñanzas:

  1. No subestimemos lo que Dios puede hacer con nosotros, sin importar nuestra edad.
  2. Aprovechemos cada etapa de nuestra vida para servir al Señor con lo que tenemos.
  3. Animemos a otros a confiar en que Dios tiene un plan para ellos en cualquier edad.

Hoy el Señor nos invita a decir: "Aquí estoy, Señor, úsame". ¿Estamos dispuestos a seguir sirviéndole con pasión hasta el final? ¡Que el Señor nos ayude a permanecer fieles y fructíferos en su servicio! Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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