
LA ORACIÓN PERSISTENTE Y LA JUSTICIA DE DIOS
(Lucas 18:2-8)
Jesús nos enseña en esta parábola sobre la importancia de la oración persistente y la confianza en la justicia de Dios. La historia presenta a una viuda que busca justicia ante un juez injusto. A través de su insistencia, ella finalmente obtiene la respuesta que busca.
Jesús anima a sus discípulos a no desanimarse y les muestra la importancia de la persistencia y la resiliencia. Él sabe que la vida conlleva decepciones, pérdidas, injusticia y persecuciones -que son muy buenas razones para desanimarse y perder la esperanza-.
En esta oportunidad reflexionaremos tres enseñanzas claves de este pasaje:
Jesús introduce la parábola diciendo que debemos orar siempre y no desmayar (v.1). La viuda representa a quienes dependen completamente de Dios. En la cultura judía, una viuda era vulnerable, sin medios para defenderse. Sin embargo, ella no se rinde. Confía en su Señor.
Esta es una lección clave para nosotros: Dios quiere que perseveremos en la oración. No porque Él necesite que le insistamos, sino porque la oración nos transforma, fortalece nuestra fe y nos mantiene conectados con Él.
A veces oramos por algo y nos cansamos si no vemos respuestas inmediatas. Pero Dios obra en su tiempo perfecto. Pensemos en Abraham, que esperó años por el hijo de la promesa, o en Ana, la madre de Samuel, que lloró en el templo hasta que Dios respondió. Él siempre responde, no se olvida de nosotros.
El juez de la parábola es descrito como un hombre que no teme a Dios ni respeta a los hombres (v.2). Sin embargo, incluso este juez injusto cede ante la persistencia de la viuda.
Jesús nos muestra que. si un juez injusto puede hacer justicia por insistencia, cuánto más lo hará nuestro Padre celestial, que es justo y amoroso. Dios no es indiferente a nuestras necesidades ni a las injusticias del mundo.
Cuando enfrentamos injusticias, debemos recordar que Dios es el Juez Supremo. Puede que la justicia terrenal falle, pero la justicia divina nunca lo hará. No perdamos la esperanza, ni echemos por la borda nuestra fe en Dios.
El versículo 8 concluye con una pregunta desafiante: "Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?" Esta es una pregunta clave para nuestra vida cristiana.
Jesús nos invita a reflexionar sobre nuestra fe. No se trata solo de orar, sino de confiar realmente en Dios. ¿Seguiremos creyendo, esperando y orando, incluso cuando las respuestas parezcan tardar?
La oración perseverante es un reflejo de nuestra fe. No oramos porque dudamos, sino porque confiamos en que Dios escucha y actúa.
A manera de conclusión podemos decir que hoy Dios nos llama a:
✅ Persistir en la oración sin
desanimarnos. Dios puede tardar, pero nunca
olvida.
✅ Confiar en la justicia de Dios. Él es justo,
siempre hace lo que es correcto.
✅ Mantener la fe firme hasta el regreso de
Cristo. Pidamos al Señor que nos aumente la fe.
Sigamos el ejemplo de la viuda persistente. Dios no nos ignora ni nos olvida. ¡Él responderá en el tiempo perfecto! Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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