Este pasaje bíblico forma
parte de las tres parábolas acerca de la
misericordia de Dios en Lucas 15: a) la oveja
perdida, (b) la moneda perdida y (c) el hijo
pródigo. Todas enseñan una verdad central: Dios
busca con amor a los pecadores y se regocija
cuando ellos regresan a Él.
Es la alegría del cielo por un pecador
arrepentido.
Nos enfocaremos en la parábola
de la moneda perdida y veremos tres enseñanzas
claves.
1. La
moneda perdida: el valor del pecador para Dios
La mujer tenía diez dracmas,
pero perder una le causó gran preocupación. Esto
nos muestra que, aunque alguien pueda parecer
insignificante, cada alma tiene un valor
incalculable para Dios. Para Dios todos somos
importantes y valiosos. Aquí obtenemos tres
enseñanzas:
-
La moneda no tiene vida,
no puede buscar a su dueña, y de la misma
manera, el pecador no puede salvarse por sí
mismo.
-
Es Dios quien toma la
iniciativa de buscar y rescatar a los que
están perdidos.
-
Como la mujer no descansó
hasta encontrar su moneda, Dios no deja de
llamar al pecador hasta que se arrepienta.
2. La
diligencia de la mujer: la búsqueda de Dios por
los perdidos
La mujer hizo tres cosas para
poder encontrar la moneda perdida.
-
Encendió la lámpara – Esto
simboliza la luz del evangelio que ilumina
las tinieblas del pecado. De ahí que, Jesús
es la luz del mundo (Juan 8:12).
-
Barrió la casa – Representa el
esfuerzo y la persistencia de Dios al
remover los obstáculos para salvarnos. El
Señor borra todos nuestros pecados y ya no
se acuerda de ellos (Isaías
43:25, Hebreos 10:17-22, y Miqueas 7:19).
-
Buscó con diligencia – Muestra la
pasión y urgencia con la que Dios nos busca.
(Lamentaciones 3:22-24).
Dios no nos busca de manera
indiferente; Él pone todo su esfuerzo y amor en
traernos de vuelta.
3. La
alegría en el cielo: el gozo del arrepentimiento
Cuando la mujer encontró la
moneda, hizo una gran celebración con sus
amigas. Jesús compara esto con la alegría en el
cielo cuando un pecador se arrepiente.
-
Dios no solo perdona al
pecador, sino que se regocija en su regreso.
-
Los ángeles en el cielo
también celebran cada vez que alguien se
vuelve a Dios.
-
Esto nos enseña que el
arrepentimiento no es motivo de tristeza o
condena, sino de fiesta y restauración.
Este pasaje bíblico
nos debe llevar a la siguiente reflexión:
-
Si
nos sentimos perdidos, recordemos que Dios
nos busca con amor. No importa cuán
lejos creamos que estemos, Él quiere
restaurarnos.
-
Como cristianos, debemos reflejar el corazón
de Dios. Así como Él busca a los
perdidos, nosotros también debemos compartir
el evangelio con amor y paciencia con
aquellos que se sienten perdidos y sin
esperanza.
-
Aprendamos a alegrarnos por la salvación de
otros. No seamos indiferentes
cuando alguien se arrepiente; celebremos la
gracia de Dios.
Finalmente, la parábola de la moneda perdida nos
muestra el amor incansable de Dios por cada
persona. Él no deja de buscarnos, y cuando
regresamos a Él, hay una gran fiesta en el
cielo. Si hoy sentimos que nos hemos alejado,
Dios nos llama al arrepentimiento con amor.
¡Volvamos a Él y unámonos a la alegría del
cielo!
Amén.