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  LA ALEGRÍA DE HALLAR LO QUE SE HABÍA PERDIDO

(Lucas 15:8-10)

Este pasaje bíblico forma parte de las tres parábolas acerca de la misericordia de Dios en Lucas 15: a) la oveja perdida, (b) la moneda perdida y (c) el hijo pródigo. Todas enseñan una verdad central: Dios busca con amor a los pecadores y se regocija cuando ellos regresan a Él. Es la alegría del cielo por un pecador arrepentido. Nos enfocaremos en la parábola de la moneda perdida y veremos tres enseñanzas claves.

1. La moneda perdida: el valor del pecador para Dios

La mujer tenía diez dracmas, pero perder una le causó gran preocupación. Esto nos muestra que, aunque alguien pueda parecer insignificante, cada alma tiene un valor incalculable para Dios. Para Dios todos somos importantes y valiosos. Aquí obtenemos tres enseñanzas:

  • La moneda no tiene vida, no puede buscar a su dueña, y de la misma manera, el pecador no puede salvarse por sí mismo.
  • Es Dios quien toma la iniciativa de buscar y rescatar a los que están perdidos.
  • Como la mujer no descansó hasta encontrar su moneda, Dios no deja de llamar al pecador hasta que se arrepienta.

2. La diligencia de la mujer: la búsqueda de Dios por los perdidos

La mujer hizo tres cosas para poder encontrar la moneda perdida.

  1. Encendió la lámpara – Esto simboliza la luz del evangelio que ilumina las tinieblas del pecado. De ahí que, Jesús es la luz del mundo (Juan 8:12).
  2. Barrió la casa – Representa el esfuerzo y la persistencia de Dios al remover los obstáculos para salvarnos. El Señor borra todos nuestros pecados y ya no se acuerda de ellos (Isaías 43:25, Hebreos 10:17-22, y Miqueas 7:19).
  3. Buscó con diligencia – Muestra la pasión y urgencia con la que Dios nos busca. (Lamentaciones 3:22-24).

Dios no nos busca de manera indiferente; Él pone todo su esfuerzo y amor en traernos de vuelta.

3. La alegría en el cielo: el gozo del arrepentimiento

Cuando la mujer encontró la moneda, hizo una gran celebración con sus amigas. Jesús compara esto con la alegría en el cielo cuando un pecador se arrepiente.

  • Dios no solo perdona al pecador, sino que se regocija en su regreso.
  • Los ángeles en el cielo también celebran cada vez que alguien se vuelve a Dios.
  • Esto nos enseña que el arrepentimiento no es motivo de tristeza o condena, sino de fiesta y restauración.

Este pasaje bíblico nos debe llevar a la siguiente reflexión:

  1. Si nos sentimos perdidos, recordemos que Dios nos busca con amor. No importa cuán lejos creamos que estemos, Él quiere restaurarnos.
  2. Como cristianos, debemos reflejar el corazón de Dios. Así como Él busca a los perdidos, nosotros también debemos compartir el evangelio con amor y paciencia con aquellos que se sienten perdidos y sin esperanza.
  3. Aprendamos a alegrarnos por la salvación de otros. No seamos indiferentes cuando alguien se arrepiente; celebremos la gracia de Dios.

Finalmente, la parábola de la moneda perdida nos muestra el amor incansable de Dios por cada persona. Él no deja de buscarnos, y cuando regresamos a Él, hay una gran fiesta en el cielo. Si hoy sentimos que nos hemos alejado, Dios nos llama al arrepentimiento con amor. ¡Volvamos a Él y unámonos a la alegría del cielo! Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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