El capítulo 3 de Josué nos
presenta un momento clave en la historia de
Israel: el cruce del río Jordán para entrar en
la Tierra Prometida. Este evento simboliza la
fe, la obediencia y el poder de Dios obrando a
favor de su pueblo. Hoy reflexionaremos sobre
cómo este pasaje nos enseña a confiar en Dios en
nuestros propios "cruces del Jordán", es decir,
los desafíos y transiciones de nuestra vida, que
cada día afrontamos. En esta oportunidad
analizaremos este capítulo de la siguiente
manera:I.
Preparación para el Milagro (Josué 3:1-5)
Josué y los israelitas se
levantan temprano y acampan junto al Jordán.
Dios les manda que sigan el arca del pacto y se
santifiquen antes de cruzar.
- Levantarse
temprano: Indica diligencia y
preparación para la obra de Dios. Esto
implica que debemos estar listos para
madrugar y emprender la tarea que se nos ha
asignado.
- Seguir el
arca: El arca representaba la
presencia de Dios. Hoy, debemos seguir la
dirección del Espíritu Santo en nuestra
vida. Debemos estar atentos y listos a
escuchar lo que el Espíritu Santo nos
indique. No debemos distraernos con otras
voces,
- Santificación:
Antes de recibir las promesas de Dios,
debemos limpiarnos espiritualmente y
consagrarnos a Él. Este acto es muy
importante para nuestras vidas, es vivir en
santidad para recibir las bendiciones del
Señor.
Para reflexionar:
¿Estamos buscando la presencia de Dios y
preparándonos espiritualmente para los cambios y
desafíos de nuestra vida?
II. La Fe
Requiere Acción (Josué 3:6-13)
Josué instruye a los
sacerdotes que lleven el arca y pongan sus pies
en el agua antes de que el río se detenga.
- Dios promete
abrir el camino, pero pide obediencia.
Dios nos ha prometido que siempre estará con
nosotros y que no nos abandonará. De ahí
que, es necesario confiar, tener fe que así
será. No vemos el milagro antes de dar el
primer paso de fe.
- El liderazgo
de Josué es confirmado por Dios.
Dios exalta a Josué como lo hizo con Moisés,
mostrando que Él es quien guía a su pueblo.
Dios siempre ha elegido a los líderes que
han de guiar a Su pueblo.
- El Jordán en
tiempo de crecida: Cruzar el río
Jordán era imposible humanamente, pero Dios
hace lo imposible posible. Ya en el tiempo
de Moisés, Dios abrió las aguas del Mar Rojo
para que pase Su pueblo.
Para reflexionar:
Muchas veces queremos ver el milagro antes de
actuar, pero Dios nos llama a dar pasos de fe
primero. ¿Estamos dispuestos a confiar en Él sin
ver el resultado inmediato?
III. El Poder de
Dios Abre el Camino (Josué 3:14-17)
Cuando los sacerdotes
obedecieron y pisaron el agua, el río se detuvo
y el pueblo pudo cruzar en seco. Es la
manifestación del poder de Dios sobre la
naturaleza.
- Dios es fiel
a sus promesas. Lo que Dios dijo,
se cumplió. Esta afirmación es muy
importante tenerla en cuenta en nuestro
diario vivir. Las promesas de Dios no solo
son meras palabras.
- El agua se
detiene desde lejos. A veces, Dios
obra en lugares que no vemos, en situaciones
que no podemos controlar, pero su milagro
llega en el momento perfecto. La presencia
de Dios es permanente y no importa el lugar.
- Todo el
pueblo cruza en seco. Dios no solo
bendice a unos pocos, sino a toda la
comunidad. Las bendiciones de Dios, Su
misericordia y Su gracia es para todos. Es
universal.
Para reflexionar:
¿Confiamos en que Dios tiene el control, aun
cuando no vemos su mano obrando de inmediato?
Finalmente, el cruce del
Jordán nos recuerda que:
- Debemos
prepararnos espiritualmente para
los desafíos y bendiciones de Dios.
- La fe
requiere acción; siempre debemos
dar el primer paso antes de ver el milagro.
- Dios es
poderoso y cumple sus promesas,
aunque no siempre entendamos su manera de
obrar. ¡Dios es Todopoderoso!
Hoy en día, Dios nos
invita a confiar en Él en medio de nuestras
transiciones y pruebas. ¿Qué "Jordán"
necesitamos cruzar en nuestra vida? Demos el
paso de fe y dejemos que Dios abra el camino.
Amén.