El presente relato, que es único en el Evangelio de Lucas, describe el anuncio del nacimiento de Jesús a los pastores y su respuesta a la noticia. En esta reflexión queremos destacar cómo Dios envió a sus ángeles para anunciar a unos pastores que velaban y guardaban las vigilias, para darles la gran noticia de que había nacido el Salvador, Cristo el Señor, en la ciudad de David. Así también, hoy en día, el Señor puede darnos grandes nuevas de gran gozo, es cuestión de estar atentos a escuchar a sus mensajeros en medio de tanto ruido y violencia.

Los pastores en tiempos de Jesús eran considerados una clase baja en la sociedad judía. Se dedicaban al pastoreo en áreas abiertas y alejadas de las ciudades, a menudo bajo condiciones difíciles. En este relato, el mensaje de la venida del Mesías se les comunica primero a ellos, lo que subraya la idea de que el evangelio es para todos, especialmente para los humildes. Son los predilectos del Señor.

De pronto, el ángel del Señor aparece ante ellos, trayendo un mensaje de gran alegría: el Salvador, Cristo el Señor, ha nacido en Belén, cumpliéndose lo que dicen las profecías del Antiguo Testamento sobre la llegada del Mesías, una de ellas, Isaías 9:6. Los pastores, aunque humildes y alejados de la vida religiosa formal, son los primeros en recibir esta noticia tan importante, lo que subraya que el mensaje de salvación es para todos, sin importar su posición social. Hoy en día el Señor nos puede dar grandes nuevas de gran gozo y alegría, no importando nuestra condición social.

La "gloria de Dios" que rodea a los pastores es una manifestación visible del poder y la presencia divina, algo que en el Antiguo Testamento era reservado para eventos de gran importancia. El ángel describe a Jesús como "Salvador, que es Cristo el Señor", reafirmando que Él es el Mesías prometido, el rey esperado por los judíos. La ciudad de David, Belén, es mencionada como el lugar de su nacimiento, en cumplimiento de la profecía de Miqueas 5:2. Que el Salvador haya nacido en circunstancias humildes y colocado en un pesebre refleja la naturaleza sencilla y accesible de Jesús. Esta imagen contrasta con las expectativas de un rey terrenal poderoso y glorioso, y en su lugar presenta un Salvador humilde.

La aparición de una multitud de ángeles alabando a Dios con el mensaje de "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres" resalta la magnitud del evento. Esta alabanza une los cielos y la tierra, proclamando la paz y la reconciliación entre Dios y los hombres a través de Jesús.

Después de escuchar el anuncio, los pastores no dudan en ir rápidamente a Belén para ver al niño. Al encontrar a Jesús tal como se les dijo, no solo lo adoran, sino que comparten con otros lo que han visto y oído. Su testimonio inspira asombro en quienes los escuchan. Finalmente, regresan alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían experimentado. Ellos se convierten en proclamadores del evangelio.

Este relato bíblico nos enseña varias lecciones: a) Dios elige a los humildes pastores para recibir el anuncio de su Hijo, recordándonos que Él se revela a los corazones sencillos y dispuestos; b) El nacimiento de Jesús trae gozo, paz y esperanza a toda la humanidad; c) Los pastores no se quedaron inmóviles ante el mensaje, sino que actuaron rápidamente para buscar a Jesús, mostrando la importancia de responder con fe ante las buenas nuevas; d) Después de encontrar a Jesús, los pastores no pueden quedarse callados. Comparten su experiencia, lo que nos anima a testificar y compartir las maravillas que Dios ha hecho en nuestras vidas.

Roguemos al Señor para tener la misma actitud de los pastores de estar prestos a recibir las buenas nuevas para nuestros tiempos y estar listos para compartir el evangelio con otras personas. Amén.