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   HASTA AQUÍ NOS AYUDÓ EL SEÑOR

(1 Samuel 7:12; 1 Tesalonicenses 5:18)

Estos versículos tienen un significado profundo porque está centrado en la gratitud, la memoria de la fidelidad de Dios y la importancia de reconocer Su ayuda en nuestras vidas. Muchas veces pasamos por alto el dar gracias a Dios por sus infinitas bendiciones derramadas sobre nuestras vidas. Se ha hecho costumbre entre el pueblo de Dios, recibir su ayuda y no darle gracias. Se piensa que es una obligación de Dios ayudarnos, por ser sus hijos. El profeta Samuel y el apóstol Pablo nos dan un ejemplo de cómo debemos ser agradecidos por toda Su ayuda y bendiciones recibidas. Agradecer a Dios es un acto esencial en la vida cristiana, pues nos permite reconocer Su bondad, fidelidad, y las muchas bendiciones que nos concede. La gratitud no solo fortalece nuestra relación con Dios, sino que también nos llena de paz y alegría, recordándonos que no estamos solos y que nuestras vidas están en Sus manos.

Es bueno recordar que Israel estaba en crisis. El pueblo de Israel se encontraba en un momento de gran crisis. Los filisteos los habían derrotado y el arca de Dios había sido capturada (1 Samuel 4). De ahí que, Samuel llama al arrepentimiento al pueblo y a volver a Dios lo cual hicieron con ayuno y oración. Es así que Dios respondió a su arrepentimiento y les dio la victoria sobre los filisteos. Después de esta victoria, Samuel erigió una piedra como símbolo del socorro divino, llamándola Eben-ezer, que significa "piedra de ayuda" (1 Samuel 7:12).

La piedra de Eben-ezer es un testimonio tangible de que hasta ese momento Dios había sido su ayudador. Samuel no dejó que el pueblo olvidara que su victoria no fue por su propio poder, sino por la intervención divina. Esta piedra sirvió como un recordatorio constante para futuras generaciones de la fidelidad y la ayuda de Dios. Era un punto de referencia para que el pueblo nunca olvidara lo que Dios había hecho por ellos. Es un memorial de la fidelidad de Dios.

Hoy en día, todos tenemos momentos en nuestras vidas donde podemos decir "hasta aquí nos ayudó Jehová", es nuestra "Eben-ezer". Es importante hacer una pausa y reconocer las "piedras de ayuda" en nuestras vidas, momentos en los que Dios intervino y nos socorrió.

Es importante, reconocer que la ayuda pasada de Dios nos impulsa a la gratitud y nos da confianza para el futuro. Si Dios nos ayudó en el pasado, podemos confiar en que nos ayudará en el futuro. Así como Samuel levantó una piedra, nosotros también podemos crear "memoriales espirituales" en nuestras vidas, ya sea a través de testimonios, diarios espirituales, o simplemente recordando y compartiendo las obras de Dios con otros.

Quiera el Señor que este sermón nos recuerde que no estamos solos en nuestra jornada. Hasta aquí Dios nos ha ayudado, y su fidelidad es la garantía de que seguirá con nosotros.

Como creyentes en Dios, debemos invita a otros a reflexionar sobre sus propias "Eben-ezer", a dar gracias por las maneras en que Dios ha intervenido en sus vidas, y a renovar su confianza en Él para el futuro.

Finalmente, debemos reconocer la soberanía de Dios, agradecer por su provisión de cada día, ser agradecidos por sus misericordias nuevas cada mañana (Lamentaciones 3:22-23), y en tiempos buenos y difíciles dad gracias en todo (1 Tesalonicenses 5:18).

No olvidar que vivir una vida de agradecimiento es vivir con el corazón abierto a Dios, reconociendo Su mano en cada aspecto de nuestras vidas. Es una expresión continua de amor y confianza, y una forma poderosa de adorar a Dios en espíritu y en verdad.

Que el agradecer a Dios sea un hábito diario, una respuesta natural a Su constante bondad y amor. Al practicar la gratitud, nuestra fe se fortalece, nuestra perspectiva se alinea con la verdad, y nuestra relación con Dios se profundiza. Amén.

Rev. Lic. Jorge Bravo C.

 

                                 


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