
CÓMO SUPERAR EL RENCOR
(Efesios 4:31-32)
En esta oportunidad quiero reflexionar sobre un tema que afecta a muchas personas y que, si no se maneja adecuadamente, puede envenenar nuestro espíritu y nuestra vida: el rencor. El rencor es un sentimiento negativo que surge cuando nos aferramos a ofensas o heridas pasadas. Nos consume y nos impide vivir plenamente. Superar el rencor es transitar por un camino hacia la paz interior. Veremos cómo podemos liberarnos de este peso y encontrar la paz interior.
El primer paso para superar el rencor es reconocer que lo estamos experimentando. A menudo, negamos o reprimimos estos sentimientos, pensando que, si los ignoramos, desaparecerán. Sin embargo, al reconocer el rencor, comenzamos a tomar control sobre él. La Biblia nos dice en Efesios 4:31-32: "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo."
El rencor no solo daña nuestras relaciones con los demás, sino que también afecta nuestra salud mental y física. Estudios han demostrado que el rencor puede conducir a problemas de salud como la hipertensión, el estrés y la depresión. Además, el rencor nos mantiene atrapados en el pasado, impidiéndonos avanzar y disfrutar del presente. Jesús nos enseña en Mateo 5:23-24: "Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda."
La práctica del perdón es el antídoto para el rencor. Perdonar no significa que aprobamos lo que nos hicieron, sino que decidimos no permitir que esa ofensa nos controle más. El perdón es un acto de liberación personal. Jesús nos enseñó a perdonar en la oración del Padre Nuestro: "Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores" (Mateo 6:12). Al practicar el perdón, abrimos nuestro corazón a la paz y la sanación de nuestro ser.
Superar el rencor no es fácil, y a menudo necesitamos la ayuda de Dios para hacerlo. A través de la oración y la meditación, podemos pedir a Dios que nos dé la fuerza y la sabiduría para perdonar. Filipenses 4:6-7 nos dice: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."
En estos casos es necesario practicar la empatía y la comprensión, para ver la situación desde la perspectiva de la otra persona y poder entender sus acciones y a sentir compasión en lugar de rencor. La empatía nos permite conectarnos con la humanidad de los demás y recordar que todos cometemos errores. Colosenses 3:12-13 nos exhorta: "Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."
Ahora bien, superar el rencor es un proceso que requiere tiempo, esfuerzo y, sobre todo, la gracia de Dios. Al reconocer el rencor, comprender su daño, practicar el perdón, buscar la ayuda divina y cultivar la empatía, podemos liberarnos de este peso y experimentar la verdadera paz interior. Recordemos siempre las palabras de Jesús en Juan 14:27: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo."
Que el Señor nos bendiga y nos guíe ayudar a las personas a caminar hacia la sanación y la paz. Amén.
Rev. Lic. Jorge Bravo C.
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